CONTRAPUNTOS AL CAMINO DEL
OPUS DEI
Autor: Mosén Josep Dalmau
PENITENCIA
Punto 208. Bendito sea el dolor. -Amado sea el
dolor. -Santificado sea el dolor... Glorificado sea el dolor!
Contrapunto. El dolor no es bueno ni bendito. No ames
el dolor. Las cosas malas no se deben amar. Acepta el dolor
solamente cuando evitado significaría ser infiel a
tu conciencia. Entonces, véncelo para que no te sirva
de obstáculo.
Punto 209. Todo un programa, para cursar con aprovechamiento
la asignatura del dolor, nos da el Apóstol: "spe
gaudentes" -por la esperanza, contentos, "in tribulatione
patientes" -sufridos, en la tribulación, "orationi
instantes" -en la oración, continuos.
Contrapunto. Una buena lección nos da el Maestro
sobre este no amar al dolor: "Padre, aleja de mí
este cáliz". Pero lo acepto -como Él- por
fidelidad a mi fe, si así me lo exige.
Punto 210. Expiación: ésta es la
senda que lleva a la Vida.
Contrapunto. ¿Por qué te crees que a
veces se ha perseguido a sacerdotes y católicos notorios
en nuestro país en tiempo de revolución social?
La historia hace expiar a veces los errores, y las culpas
se pagan históricamente.
Punto 211. Entierra con la penitencia, en el hoyo
profundo que abra tu humildad, tus negligencias, ofensas y
pecados. -Así entierra el labrador, al pie del árbol
que los produjo, frutos podridos, ramillas secas y hojas caducas.
-Y lo que era estéril, mejor, lo que era perjudicial,
contribuye eficazmente a una nueva fecundidad. Aprende a sacar,
de las caídas, impulso: de la muerte, vida.
Contrapunto. Nada de enterrar u ocultar negligencias
con actos de penitencia artificiales, como si fuesen parches
a los deberes que a cada momento nos pide la vida. Vale más
admitir sinceramente nuestros fallos y no disimulados. ¿De
dónde sacan su atractiva sencillez y su profundo humanismo
los grandes hombres, sino porque saben reconocer sus propios
defectos? ¿De dónde piensas que ha nacido esta
repugnancia del pueblo hacia la Iglesia y sus representantes,
sino de los actos de penitencia que oficialmente predica y
ostentosamente practica, sin tener nunca la valentía
y la sinceridad de reconocer sus fallos?
Punto 212. Ese Cristo, que tú ves, no es
Jesús. -Será, en todo caso, la triste imagen
que pueden formar tus ojos turbios... -Purifícate.
Clarifica tu mirada con la humildad y la penitencia. Luego...
no te faltarán las limpias luces del Amor. Y tendrás
una visión perfecta. Tu imagen será realmente
la suya: El!
Contrapunto. La figura de Cristo es mucho más
visible en el fondo de cada conciencia de lo que pensamos.
El Cristo que predicamos es el que quisiéramos que
fuera, el que nos interesa, el que nos hace quedar bien. Pero
tú ya sabes quién es y qué te pide el
Cristo de verdad. ¡Sé sincero, hombre!
Punto 213. Jesús sufre por cumplir la Voluntad
del Padre... Y tú, que quieres también cumplir
la Santísima Voluntad de Dios, siguiendo los pasos
del Maestro, ¿podrás quejarte si encuentras
por compañero de camino al sufrimiento?
Contrapunto. Jesús pide que le alejen el cáliz
amargo de la pasión que se avecina. ¿Y tú
serás tan infeliz de pedir que el Padre te envíe
el dolor para mortificarte y santificarte? ¿O eres
de aquellos que dicen, cuando ven un pobre o un enfermo: "Dios
le ha hecho el favor de hacerla sufrir"?
Punto 214. Di a tu cuerpo: prefiero tener un esclavo
a serlo tuyo.
Contrapunto. Di a tu cuerpo: no conviene que seas
mi esclavo ni que yo lo sea tuyo. La esclavitud es mala siempre,
como la mentira.
Punto 215. Qué miedo le tiene la gente a
la expiación! Si lo que hacen por bien parecer al mundo
lo hicieran rectificando la intención, por Dios...
qué santos serían algunos y algunas!
Contrapunto. Es cierto que todos justificamos con
facilidad nuestros actos delante de los demás. Lo que
no lo es tanto es que las cosas marchen mejor por rectificar
nuestra intención. Es menester cambiar los actos mismos.
No se puede pagar un jornal como quien hace un acto de caridad.
Ni se puede pagarla -rectificando la intención-, como
quien hace un acto de justicia. Porque lo que no es justo
es pagar jornales.
Punto 216. ¿Lloras? -No te dé vergüenza.
Llora: que sí, que los hombres también lloran,
como tú, en la soledad y ante Dios. -Por la noche,
dice el Rey David, regaré con mis lágrimas mi
lecho. Con esas lágrimas, ardientes y viriles, puedes
purificar tu pasado y sobrenaturalizar tu vida actual.
Contrapunto. Hay lágrimas de cocodrilo, que
hay que evitar. Pero hay llantos que son fruto de grandeza
de espíritu. Entonces no hay que llorar a escondidas.
Es una cobardía. Si David lloró de noche en
su soledad, Cristo lloró públicamente. Y si
lloras alguna vez por la noche -cosa que tampoco no está
prohibida- hazlo saber como David. No lo ocultes.
Punto 217. Te quiero feliz en la tierra. -No lo
serás si no pierdes ese miedo al dolor. Porque, mientras
"caminamos", en el dolor está precisamente
la felicidad.
Contrapunto. Tienes que ser feliz en este mundo. Pero
no lo serás si te empeñas en amar el sacrificio,
el dolor y la penitencia. Ama, mejor, la bondad, la verdad,
la paz, la libertad, y verás como desaparece el dolor
de tu vida, ahogado por estas dimensiones del espíritu.
Punto 218. Qué hermoso es perder
la vida por la Vida!
Contrapunto. Nunca es hermoso perder la vida por la
Vida. Esto sólo lo puede decir quien no ha pasado por
ese trance. No obstante, sábete que, con frecuencia,
no queda otro camino.
Punto 219. Si sabes que esos dolores -físicos
o morales- son purificación y merecimiento, bendícelos.
Contrapunto. ¿Por qué habrá de
purificamos sólo el dolor? Todo lo bueno que existe
en la vida vale para purificamos. Como también los
dolores físicos y morales pueden destrozarnos. No son
ellos sino nosotros los que tenemos la palabra.
Punto 220. ¿No te produce mal sabor de boca
el deseo de bienestar fisiológico -"Dios le dé
salud, hermano"- con que ciertos pobres agradecen o reclaman
una limosna?
Contrapunto. ¿No te parece hermoso saborear
el regalo de un pobre: "Dios le dé salud, hermano",
que nos desea salud y nos llama hermano, recordándonos
que nuestra situación confortable en frente de su pobreza
no tiene nada que ver con la hermandad humano-divina de los
hombres? ¿ Querrías quizá que te deseara
santidad? ¿Cómo quieres ser santo si barajas
millones y te produce mal sabor de boca el saludo de un pobre
hombre que te ha recordado que es tu hermano?
Punto 221. Si somos generosos en la expiación
voluntaria, Jesús nos llenará de gracia para
amar las expiaciones que El nos mande.
Contrapunto. Ya hemos visto que la vida no es un partido
de fútbol de entrenamiento. La vida entera es un partido
serio. Por eso, las expiaciones voluntarias suelen ser más
un parche y una evasión que un compromiso vital.
Punto 222. Que tu voluntad exija a los sentidos,
mediante la expiación, lo que las otras potencias le
niegan en la oración.
Contrapunto. Concéntrate para que todo tu ser
siga pendiente y en activo durante la oración. No vaya
a ser que después tu voluntad no sepa orientar la actividad
de los sentidos.
Punto 223. Qué poco vale la penitencia sin
la continua mortificación!
Contrapunto. Si nos dedicamos a la penitencia y a
la mortificación, ¿ qué oportunidad nos
va a quedar de hacer algo que valga la pena por los otros?
¿Por qué no vivificar nuestra vida, en vez de
mortificarla?
Punto 224. ¿Tienes miedo a la penitencia?...
A la penitencia, que te ayudará a obtener la Vida eterna.
-En cambio, por conservar esta pobre vida de ahora, ¿no
ves cómo los hombres se someten a las mil torturas
de una cruenta operación quirúrgica?
Contrapunto. Es posible que la penitencia pueda ayudarte
a obtener la Vida eterna; pero lo que lleva directamente a
ella es comprometerse en cuerpo y alma en la lucha por un
mundo fraterno, es decir, por un mundo sin clases dominantes.
Donde "servir" no sea lo mismo que dominar.
Punto 225. Tu mayor enemigo eres tú mismo.
Contrapunto. Nuestro peor enemigo no somos nosotros
-¿quién se desea mal a sí mismo?- sino
nuestra estructura social clasista.
Punto 226. Trata a tu cuerpo con caridad, pero
no con más caridad que la que se emplea con un enemigo
traidor.
Contrapunto. Así como los enemigos traidores
necesitan testimonios más altos de caridad que los
normales -como Gandhi, que perdonó en el mismo momento
de recibir el tiro mortal-, de la misma manera hemos de tratar
nuestras debilidades. Nunca con despotismo.
Punto 227. Si sabes que tu cuerpo es tu enemigo,
y enemigo de la gloria de Dios, al serlo de tu santificación,
¿por qué le tratas con tanta blandura?
Contrapunto. No hagas pagar a tu pobre cuerpo los
platos rotos de tu mala conciencia. Él obedece simplemente
a tu voluntad. Y si no obedece, no peca. Deja, pues, de hacer
blanco de tus iras a tu cuerpo, y quiérelo como una
de las maravillas de Dios.
Punto 228. "Que pasen buena tarde" -nos
dijeron, como es costumbre-, y comentó un alma muy
de Dios: qué deseos más cortos!
Contrapunto. "Que Dios le bendiga", le dijeron,
como es costumbre, a un mendigo; y comentó un alma
muy sensible: ¿en qué Dios fantoche creerá
esta buena gente, que se tienen por personas de miras elevadas
porque están bien situadas en la vida?
Punto 229. Contigo, Jesús, qué placentero
es el dolor y qué luminosa la oscuridad!
Contrapunto. Jesús, no permitas que los beatos
me convezcan de que lo negro es blanco, o que el dolor es
placentero y luminosa la oscuridad.
Punto 230. Sufres! -Pues, mira: "El"
no tiene el Corazón más pequeño que el
nuestro. -¿Sufres? Conviene.
Contrapunto. ¿Sufres? Pues mira, Cristo sufrió
menos de lo que parece. Y ¿sabes por qué? Porque
sabía lo que quería. Tú, en cambio, vas
por el mundo sin haberte propuesto saber lo que quieres; supones
cándidamente que con saber que venimos de Dios y que
a Dios vamos tenemos bastante para vivir.
Punto 231. El ayuno riguroso es penitencia gratísima
a Dios. -Pero, entre unos y otros, hemos abierto la mano.
No importa -al contrario- que tú, con la aprobación
de tu Director, lo practiques frecuentemente.
Contrapunto. El ayuno riguroso es poco grato a Dios
y prácticamente no resuelve nada. Lo importante es
vivir libre y austeramente, a veces comiendo mal (Cristo en
el desierto), a veces bien (Cristo en casa de los que le invitaban).
Punto 232. ¿Motivos para la penitencia?:
Desagravio, reparación, petición, hacimiento
de gracias: medio para ir adelante...: por ti, por mí,
por los demás, por tu familia, por tu país,
por la Iglesia... Y mil motivos más.
Contrapunto. ¿Motivos para la penitencia tradicional?
Cada vez menos. No sé por qué razón se
han de ofrecer precisamente los dolores y las mortificaciones;
toda nuestra vida ha de ser una ofrenda, con toda su complejidad.
Por esto, ya no quedan anacoretas, ni frailes mendicantes,
y las órdenes contemplativas se entrenan en el trabajo
manual, como los hermanitos de Foucauld. Demasiado frecuentemente
los que hacen "actos" de penitencia se niegan luego
a admitir estructuras socialmente más justas, precisamente
por miedo a las mortificaciones que les impondría la
nueva vida. ¿No es esto un contrasentido?
Punto 233. No hagas más penitencia que la
que te consienta tu Director.
Contrapunto. En nuestro mundo secularizado, será
cada vez más personal y menos "dirigido"
nuestro esfuerzo penitencial.
Punto 234. Cómo ennoblecemos el dolor, poniéndolo
en el lugar que le corresponde (expiación) en la economía
del espíritu!
Contrapunto. Una manera de desaprovechar o minimizar
el dolor es sublimarlo a regiones seudomísticas.
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