Gracias a Dios, ¡nos fuimos!
Opus Dei: ¿un CAMINO a ninguna parte?

Contrapuntos al camino del Opus Dei
Índice del libro
Prólogo
Carácter
Dirección
Oración
Pureza
Corazón
Mortificación
Penitencia
Examen
Propósitos
Escrúpulos
Presencia de Dios
Vida sobrenatural
Más de vida interior
Tibieza
Estudio
Formación
El plano de tu santidad
Amor de Dios
Caridad
Los medios
La Virgen
La Iglesia
Santa Misa
Comunión de los Santos
Devociones
Fe
Humildad
Obediencia
Pobreza
Discreción
Alegría
Otras virtudes
Tribulaciones
Lucha interior
Postrimerías
La voluntad de Dios
La gloria de Dios
Proselitismo
Cosas pequeñas
Táctica
Infancia espiritual
Vida de infancia
Llamamiento
El apóstol
El apostolado
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CONTRAPUNTOS AL CAMINO DEL OPUS DEI
Autor: Mosén Josep Dalmau

ORACIÓN

Punto 81. La acción nada vale sin la oración: la oración se avalora con el sacrificio.

Contrapunto. La oración no vale nada sin la acción. La acción aumenta en eficacia por la fuerza de la plegaria.


Punto 82. Primero, oración; después, expiación; en tercer lugar, muy en "tercer lugar", acción.

Contrapunto. Primero, acción; después, revisión... y, en medio de todo esto, oración.


Punto 83. La oración es el cimiento del edificio espiritual. -La oración es omnipotente.

Contrapunto. La oración es el alma de las cosas, pero sola no es omnipotente.


Punto 84. "Domine, doce nos orare" - Señor, enséñanos a orar! -Y el Señor respondió: cuando os pongáis a orar, habéis de decir: "Pater noster, qui es in coelis..." -Padre nuestro, que estás en los cielos... ¡Cómo no hemos de tener en mucho la oración vocal!

Contrapunto. "Señor, enséñanos a orar", y el Señor respondió: "Cuando os pongáis a orar, habéis de decir: Padre nuestro que estás en los cielos..." (Todo esto podría habértelo puesto en latín, en griego o en arameo, tanto da. Ni tú ni yo los entenderíamos). Es importante que lo digas de verdad, con el corazón, con la voluntad, con la intención. Lo de menos es que lo digas con la boca.


Punto 85. Despacio. -Mira qué dices, quién lo dice y a quién. -Porque ese hablar de prisa, sin lugar para la consideración, es ruido, golpeteo de latas. Y te diré con Santa Teresa, que no lo llamo oración, aunque mucho menees los labios.

Contrapunto. Estoy por decirte que rezar solo -en voz baja o en alta- es tan extraño como hablar solo. La oración vocal guardémosla para el sacrificio de la misa y para otros momentos de oración comunitaria. Gocémonos de que sea todo el pueblo fiel, comunitaria y solidariamente, el que rece.


Punto 86. Tu oración debe ser litúrgica. -Ojalá te aficiones a recitar los salmos, y las oraciones del misal, en lugar de oraciones privadas o particulares.

Contrapunto. Tu oración debe ser litúrgica. Pero esto no quiere decir que te hundas por tu cuenta en tu misal. Quiere decir que tienes que preocuparte de rezar "con los otros" que están junto a ti. Que hagas su oración tuya. Que el sacerdote tome la vuestra y que todos juntos, como pueblo de Dios, os dirijáis con una sola cosa al Padre. La oración individual, aunque tomada del misal, no deja de ser una oración particular o privada, si se desconecta de los otros.


Punto 87. "No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que procede de la boca de Dios", dijo el Señor. - Pan y palabra!: Hostia y oración. Si no, no vivirás vida sobrenatural.

Contrapunto. "No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que procede de la boca de Dios", dijo el Señor. La palabra que brota de la boca de Dios no es tu oración. Son los libros santos, los Evangelios. Escucha, lee esta palabra. Sin ella la vida del cristiano no tiene contenido alguno ni es propiamente vida.


Punto 88. Buscas la compañía de amigos que con su conversación y su afecto, con su trato, te hacen más llevadero el destierro de este mundo..., aunque los amigos a veces traicionan. -No me parece mal. Pero... ¿cómo no frecuentas cada día con mayor intensidad la compañía, la conversación con el Gran Amigo, que nunca traiciona?

Contrapunto. Sábete que, a pesar de la solidaridad humana, a pesar del Cuerpo Místico -lo ha repetido infinitas veces Antonioni en sus películas y la experiencia te lo está diciendo-, el hombre es, en el fondo, un ser incomunicable. Vive solo. Hasta nos sentimos lejos de Dios, a pesar de que El lo llena todo. Solamente podemos vivir con plenitud la fe y la esperanza. Virtudes temporales, las llamaríamos, que comienzan y acaban en el tiempo. Ser fiel a este agridulce binomio de fe y esperanza es intensificar los rudimentos del amor, que un día -más allá del tiempo- serán perfeccionados.


Punto 89. "María escogió la mejor parte", se lee en el Santo Evangelio. -Allí está ella, bebiendo las palabras del Maestro. En aparente inactividad, ora y ama. -Después, acompaña a Jesús en sus predicaciones por ciudades y aldeas. Sin oración, qué difícil es acompañarle!

Contrapunto. No seas demasiado exigente con el servicio de la casa. Cristo lo censuró. "Pocas cosas son necesarias", dijo. No creo que se pueda citar el texto de Marta y María para justificar el trabajo de empleadas del hogar, chóferes, jardineros, cocineras, camareras, etc., para que alguien tenga tiempo de pensar o leer o ir a misa cada día. "María escogió la mejor parte". Es harto importante rezar: leer o escuchar y pensar la palabra de Dios. Por esto mismo a nadie se le puede privar de ello, obligándolo a hacer su tarea y la de otros. Cristo no dijo que no se hubiera de preparar nada, sino que todos juntos lo habrían preparado en un santiamén.


Punto 90. ¿Que no sabes orar? -Ponte en la presencia de Dios, y en cuanto comiences a decir: "Señor, que no sé hacer oración!...", está seguro de que has empezado a hacerla.

Contrapunto. ¿Que no sabes orar? Cállate. Coge el Evangelio y lee -escucha- lo que Dios te dice. Después, piensa y actúa. Harás una buena oración sin decir esta boca es mía.


Punto 91. Me has escrito: "orar es hablar con Dios. Pero, ¿de qué?" -¿De qué? De El, de ti: alegrías, tristezas, éxitos y fracasos, ambiciones nobles, preocupaciones diarias..., flaquezas!: y hacimientos de gracias y peticiones: y Amor y desagravio. En dos palabras: conocerle y conocerte: "¡tratarse!"

Contrapunto. Orar es hablar con Dios. Pero Dios ya habló por medio de su Hijo Jesucristo. Orar, para ti, es escuchar a Dios y responderle con hechos. Se trata de ir descubriendo su voluntad.


Punto 92. "Et in meditatione mea exardescit ignis" -Y, en mi meditación, se enciende el fuego. -A eso vas a la oración: a hacerte una hoguera, lumbre viva, que dé calor y luz. Por eso cuando no sepas ir adelante, cuando sientas que te apagas, si no puedes echar en el fuego troncos olorosos, echa las ramas y la hojarasca de pequeñas oraciones vocales, de jaculatorias, que sigan alimentando la hoguera. -Y habrás aprovechado el tiempo.

Contrapunto. Lo que hace saltar la chispa de la oración es aquel punto en el que la problemática concreta de la vida empuja al hombre hacia el balcón de la trascendencia. Las cosas resueltas ahogan el entusiasmo y la ilusión. Busca la aventura humana. Entra en los medios de ebullición social y de progreso. Acostúmbrate al gusto del riesgo. Se te abrirán de par en par nuevos y anchos horizontes para tu oración y para tu fe. Y alimentará y purificará también tu plegaria.


Punto 93. Te ves tan miserable que te reconoces indigno de que Dios te oiga... Pero, ¿y los méritos de María? ¿Y las llagas de tu Señor? Y... ¿acaso no eres hijo de Dios? Además, El te escucha "quoniam bonus..., quoniam in saeculum misericordia ejus": porque es bueno, porque su misericordia permanece siempre.

Contrapunto. "Señor, apártate de mí, que soy un hombre pecador", repítelo como Pedro. ¿Es que piensas que Pedro era peor que los demás? ¿ O te crees tú peor que los otros? Yo pienso que todos -cada uno- somos los peores al situarnos delante de Dios. ¿Para qué crees que ha intervenido el Hijo de Dios en la epopeya de la aventura humana, sino para salvar al peor, que es cada uno de los hombres, y tú entre ellos?


Punto 94. Se ha hecho tan pequeño -ya ves: un Niño!- para que te le acerques con confianza.

Contrapunto. El Dios de los cristianos es tan grande -llena todos los espacios y los tiempos-, que los últimos progresos de la ciencia no le llegan ni a la suela del zapato. Puedes entregarte a Él con confianza.


Punto 95. "In te, Domine, speravi": en ti, Señor, esperé. -Y puse, con los medios humanos, mi oración y mi cruz. -Y mi esperanza no fue vana, ni jamás lo será: "non confundar in aeternum"!

Contrapunto. Tú eres el Creador del mundo y de todas sus maravillas. Cuanta más fe tenga en la ciencia y el progreso, más me acercare a Ti. Los medios humanos no están al margen de la vida divina, sino que apuntan a ella igual que una saeta. "Así no seré confundido (non confundar in aeternum">, añaden los eruditos; pero no dicen nada nuevo.


Punto 96. Habla Jesús: "Así os digo yo: pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá". Haz oración. ¿En qué negocio humano te pueden dar más seguridades de éxito?

Contrapunto. No vayas a creer que las palabras de Cristo: "Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá", son jauja. No podemos pedir negocios fáciles y redondos, sino fidelidad al Evangelio. Ésta se nos dará. Pero, ¿sabes a dónde conduce esta fidelidad a la fe? Si eres fiel, en poco más de tres años -Cristo no duró más, ni quizá tanto- te meterán en la cárcel y vete a saber si no te pegarán un tiro. La mayoría de los ladrones y criminales se la juegan, pero de los justos no se escapa ni uno. Palabra.


Punto 97. No sabes qué decir al Señor en la oración. No te acuerdas de nada, y, sin embargo, querrías consultarle muchas cosas. -Mira: toma algunas notas durante el día de las cuestiones que desees considerar en la presencia de Dios. Y ve con esa nota luego a orar.

Contrapunto. Mal asunto si para poder orar tienes que tomar notas durante el día. Esto quiere decir que eres un tiquismiquis. Que no vives la vida apasionadamente. Ponte delante de Dios y echa en medio todos tus problemas. Los verás casi con mirada divina. En presencia de Dios no nos podemos enmascarar.


Punto 98. Después de la oración del Sacerdote y de las vírgenes consagradas, la oración más grata a Dios es la de los niños y la de los enfermos.

Contrapunto. Pienso muchas veces que la mejor oración es la que brota del obrero dentro de una mina o de una fábrica, lleno de sudor, sucio y con sensación de esclavo. Se necesita tener mucha fe y de la buena en estas condiciones. A un niño -por ingenuo- se le puede decir cualquier cosa. Los enfermos están demasiado en las últimas como para no rezar; los sacerdotes... ¡les es tan fácil, saben tanto! Importa mucho que la oración del mundo obrero aumente en dimensión y en intensidad, y disminuya, en cambio, la fofa oración que nos enerva.


Punto 99. Cuando vayas a orar, que sea éste un firme propósito: ni más tiempo por consolación, ni menos por aridez.

Contrapunto. En la oración no seas esclavo del tiempo. Acórtala o alárgala, como las visitas a los amigos: dependerá de tus compromisos, del tiempo de que dispongas o de las circunstancias interiores favorables en que te encuentres.


Punto 100. No digas a Jesús que quieres consuelo en la oración. -Si te lo da, agradéceselo. -Dile siempre que quieres perseverancia.

Contrapunto. Mala cosa si la oración no te sirve de sedante como el respirar a pleno pulmón. Me temo que no juegues limpio en tu vida. Si tu oración es una farsa, es evidente que no encontrarás en ella descanso.


Punto 101. Persevera en la oración. -Persevera, aunque tu labor parezca estéril. -La oración es siempre fecunda.

Contrapunto. ¡Deja la oración! ¡No hagas comedia! Arregla tu vida. ¡Está visto que la oración no marcha! Haz la paz con tus hermanos "...y después vuelve a ofrecer tu sacrificio".


Punto 102. Tu inteligencia está torpe, inactiva: haces esfuerzos inútiles para coordinar las ideas en la presencia del Señor: un verdadero atontamiento! No te esfuerces, ni te preocupes. -Oyeme bien: es la hora del corazón.

Contrapunto. Si no tienes nada que desmenuzar en tu vida, ni después de haber leído la palabra de Dios, no te dediques más a malabarismos místico-intelectualoides. Déjalo. Otro día será.


Punto 103. Esas palabras, que te han herido en la oración, grábalas en tu memoria y recítalas pausadamente muchas veces durante el día.

Contrapunto. Si algo te ha impresionado o has descubierto en la oración, verás cómo se va abriendo camino por sí solo. No hace falta que lo grabes en tu memoria o lo recites durante el día. Interrumpiría tus ocupaciones. Es Cristo quien consolida su obra y la tuya.


Punto 104. "Pernoctans in oratione Dei" -pasó la noche en oración. -Esto nos dice San Lucas, del Señor. Tú, ¿cuántas veces has perseverado así? -Entonces...

Contrapunto. En el Evangelio, cuando Cristo pasa la noche en oración anuncia y prepara un paso importante en su vida: elección de los apóstoles, promesa de la eucaristía, prendimiento de Getsemaní... ¿ Cómo te explicas que tus ratos de retiro no engendren compromiso alguno y que, en cambio, una huelga de hambre revuelva las aguas tranquilas de la sociedad? Entonces...


Punto 105. Si no tratas a Cristo en la oración y en el Pan, ¿cómo le vas a dar a conocer?

Contrapunto. Si no encuentras a Cristo a través de tus hermanos en los encuentros de fe, no lo podrás vivir en serio. Pero si me dices que estos encuentros de fe -misas- no son reunión de hermanos ni nada por el estilo, te diré que desgraciadamente muchas veces es cierto. Hay que acabar con esta anomalía pública.


Punto 106. Me has escrito, y te entiendo: "Hago todos los días mi de oración: si no fuera por eso!"

Contrapunto. Me has dicho: "¡Es que la misa no me dice nada! Tantas vestimentas raras, tantos gestos extraños, distancias infinitas del altar, etc.". Te entiendo. Pero grítalo a los cuatro vientos todo esto. Es un buen momento. Es la hora del seglar y la hora del Concilio. Ya empieza a haber opinión pública dentro de la Iglesia.


Punto 107. ¿Santo, sin oración?... -No creo en esa santidad.

Contrapunto. ¿Santos, sin oración? ¿Por qué no? La oración no consiste sólo en ir a la iglesia y practicar unas cuantas devociones. ¿No sabes que hemos entrado en un mundo secularizado?


Punto 108. Te diré, plagiando la frase de un autor extranjero, que tu vida de apóstol vale lo que vale tu oración.

Contrapunto. Una cosa: No creas en tu unión con Cristo, si tu vida no es un testimonio de fe y amor para todos los hombres, comenzando por los más desvalidos.


Punto 109. Si no eres hombre de oración, no creo en la rectitud de tus intenciones cuando dices que trabajas por Cristo.

Contrapunto. Escucha a tus hermanos. No creen en tu oración ni en tu religiosidad, porque los pisoteas, los desprecias y te desentiendes de ellos, mientras tú te lo pasas bomba. No basta tener rectitud de intenciones y entrar en las iglesias; tienes que dar en el blanco si quieres prestigiar tu fe.


Punto 110. Me has dicho alguna vez que pareces un reloj descompuesto, que suena a destiempo: estás frío, seco y árido a la hora de tu oración; y, en cambio, cuando menos era de esperar, en la calle, entre los afanes de cada día, en medio del barullo y alboroto de la ciudad, o en la quietud laboriosa de tu trabajo profesional, te sorprendes orando... ¿A destiempo? Bueno; pero no desaproveches esas campanadas de tu reloj. -El espíritu sopla donde quiere.

Contrapunto. Me dices que a veces las ocupaciones te envuelven de tal modo, que no te dejan ni una rendija de luz de oración. Te parece que vas paganizándote. No lo creas. Hay días en que yo no me acuerdo para nada de mis padres. Pero esto no quiere decir que no los quiera de verdad y no esté cerca de ellos. El trabajo es también oración.


Punto 111. Me has hecho reír con tu oración... impaciente. -Le decías: "no quiero hacerme viejo, Jesús... Es mucho esperar para verte! Entonces, quizá no tenga el corazón en carne viva, como lo tengo ahora. Viejo, me parece tarde. Ahora, mi unión sería más gallarda, porque te quiero con Amor de doncel".

Contrapunto. Me has dado pena, con tus ganas de morir porque crees que amas a Cristo con amor de doncel. ¿A dónde vas a parar con este amor? ¿No ves que es propio de un adolescente? ¿No sabes que las cosas todavía verdes o tiernas no valen gran cosa y son poco consistentes? Todo amor -hasta el dedicado a Dios- pasa por sus etapas de maduración. Acepta la voluntad de Dios. Pero, si tuvieses que escoger, escoge la vida y no la muerte.


Punto 112. Me gusta que vivas esa "reparación ambiciosa": ¡el mundo!, me has dicho. -Bien. Pero, en primer término, los de tu familia sobrenatural y de sangre, los del país que es nuestra Patria.

Contrapunto. Impresiona ver tus deseos religiosos universales. Créeme: No te quedes en casa. El tercer mundo está pidiendo a gritos cristianos seglares, técnicos y obreros especializados. Es una buena oportunidad. "Ningún profeta es bien recibido en su propio pueblo". Allí, en cambio, lo serás.


Punto 113. Le decías: "No te fíes de mí... Yo sí que me fío de ti, Jesús... Me abandono en tus brazos: allí dejo lo que tengo, mis miserias!" -Y me parece buena oración.

Contrapunto. "Quiero que te fíes de mí, Señor, a pesar de mis muchos fallos. Tú, que lo ves todo, sabes que yo, aun con mis negaciones esporádicas, como Pedro, te amo, Señor". ¿Por qué no decir esto? Me parece una estupenda oración.


Punto 114. La oración del cristiano nunca es monólogo.

Contrapunto. Puesto que Dios ya nos habló por medio del Cristo histórico, en el fondo podemos decir que la oración del cristiano es sólo una respuesta, una especie de monólogo.


Punto 115. "Minutos de silencio". -Dejadlos para los que tienen el corazón seco. Los católicos, hijos de Dios, hablamos con el Padre nuestro que está en los cielos.

Contrapunto. ¿Sabes que los masones y protestantes, con sus "minutos de silencio" y todo, tienen el corazón tan esponjoso como el nuestro? También ellos -hijos de Dios- hablan con el mismo Padre Nuestro que está en los cielos. Es un hermoso instrumento este "minuto de silencio" de nuestros hermanos.


Punto 116. No dejes tu lección espiritual. -La lectura ha hecho muchos santos.

Contrapunto. Vive profundamente los problemas de los hombres. No te pases todo el tiempo leyendo. Puedes quedarte en Babia, también espiritualmente.


Punto 117. En la lectura -me escribes- formo el depósito de combustible. -Parece un montón inerte, pero es de allí de donde muchas veces mi memoria saca espontáneamente material, que llena de vida mi oración y enciende mi hacimiento de gracias después de comulgar.

Contrapunto. Triste cosa si tu depósito de combustible lo formas exclusivamente en la lectura de libros piadosos. Lo has de formar fundamentalmente en la "revisión de vida" de cada día. Así tu oración y tu comunión no serán descarnadas.

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