CONTRAPUNTOS AL CAMINO DEL
OPUS DEI
Autor: Mosén Josep Dalmau
ORACIÓN
Punto 81. La acción nada vale sin la oración:
la oración se avalora con el sacrificio.
Contrapunto. La oración no vale nada sin la
acción. La acción aumenta en eficacia por la
fuerza de la plegaria.
Punto 82. Primero, oración; después,
expiación; en tercer lugar, muy en "tercer lugar",
acción.
Contrapunto. Primero, acción; después,
revisión... y, en medio de todo esto, oración.
Punto 83. La oración es el cimiento del
edificio espiritual. -La oración es omnipotente.
Contrapunto. La oración es el alma de las cosas,
pero sola no es omnipotente.
Punto 84. "Domine, doce nos orare" -
Señor, enséñanos a orar! -Y el Señor
respondió: cuando os pongáis a orar, habéis
de decir: "Pater noster, qui es in coelis..." -Padre
nuestro, que estás en los cielos... ¡Cómo
no hemos de tener en mucho la oración vocal!
Contrapunto. "Señor, enséñanos
a orar", y el Señor respondió: "Cuando
os pongáis a orar, habéis de decir: Padre nuestro
que estás en los cielos..." (Todo esto podría
habértelo puesto en latín, en griego o en arameo,
tanto da. Ni tú ni yo los entenderíamos). Es
importante que lo digas de verdad, con el corazón,
con la voluntad, con la intención. Lo de menos es que
lo digas con la boca.
Punto 85. Despacio. -Mira qué dices, quién
lo dice y a quién. -Porque ese hablar de prisa, sin
lugar para la consideración, es ruido, golpeteo de
latas. Y te diré con Santa Teresa, que no lo llamo
oración, aunque mucho menees los labios.
Contrapunto. Estoy por decirte que rezar solo -en
voz baja o en alta- es tan extraño como hablar solo.
La oración vocal guardémosla para el sacrificio
de la misa y para otros momentos de oración comunitaria.
Gocémonos de que sea todo el pueblo fiel, comunitaria
y solidariamente, el que rece.
Punto 86. Tu oración debe ser litúrgica.
-Ojalá te aficiones a recitar los salmos, y las oraciones
del misal, en lugar de oraciones privadas o particulares.
Contrapunto. Tu oración debe ser litúrgica.
Pero esto no quiere decir que te hundas por tu cuenta en tu
misal. Quiere decir que tienes que preocuparte de rezar "con
los otros" que están junto a ti. Que hagas su
oración tuya. Que el sacerdote tome la vuestra y que
todos juntos, como pueblo de Dios, os dirijáis con
una sola cosa al Padre. La oración individual, aunque
tomada del misal, no deja de ser una oración particular
o privada, si se desconecta de los otros.
Punto 87. "No sólo de pan vive el hombre,
sino de toda palabra que procede de la boca de Dios",
dijo el Señor. - Pan y palabra!: Hostia y oración.
Si no, no vivirás vida sobrenatural.
Contrapunto. "No sólo de pan vive el hombre,
sino de toda palabra que procede de la boca de Dios",
dijo el Señor. La palabra que brota de la boca de Dios
no es tu oración. Son los libros santos, los Evangelios.
Escucha, lee esta palabra. Sin ella la vida del cristiano
no tiene contenido alguno ni es propiamente vida.
Punto 88. Buscas la compañía de amigos
que con su conversación y su afecto, con su trato,
te hacen más llevadero el destierro de este mundo...,
aunque los amigos a veces traicionan. -No me parece mal. Pero...
¿cómo no frecuentas cada día con mayor
intensidad la compañía, la conversación
con el Gran Amigo, que nunca traiciona?
Contrapunto. Sábete que, a pesar de la solidaridad
humana, a pesar del Cuerpo Místico -lo ha repetido
infinitas veces Antonioni en sus películas y la experiencia
te lo está diciendo-, el hombre es, en el fondo, un
ser incomunicable. Vive solo. Hasta nos sentimos lejos de
Dios, a pesar de que El lo llena todo. Solamente podemos vivir
con plenitud la fe y la esperanza. Virtudes temporales, las
llamaríamos, que comienzan y acaban en el tiempo. Ser
fiel a este agridulce binomio de fe y esperanza es intensificar
los rudimentos del amor, que un día -más allá
del tiempo- serán perfeccionados.
Punto 89. "María escogió la
mejor parte", se lee en el Santo Evangelio. -Allí
está ella, bebiendo las palabras del Maestro. En aparente
inactividad, ora y ama. -Después, acompaña a
Jesús en sus predicaciones por ciudades y aldeas. Sin
oración, qué difícil es acompañarle!
Contrapunto. No seas demasiado exigente con el servicio
de la casa. Cristo lo censuró. "Pocas cosas son
necesarias", dijo. No creo que se pueda citar el texto
de Marta y María para justificar el trabajo de empleadas
del hogar, chóferes, jardineros, cocineras, camareras,
etc., para que alguien tenga tiempo de pensar o leer o ir
a misa cada día. "María escogió
la mejor parte". Es harto importante rezar: leer o escuchar
y pensar la palabra de Dios. Por esto mismo a nadie se le
puede privar de ello, obligándolo a hacer su tarea
y la de otros. Cristo no dijo que no se hubiera de preparar
nada, sino que todos juntos lo habrían preparado en
un santiamén.
Punto 90. ¿Que no sabes orar? -Ponte en
la presencia de Dios, y en cuanto comiences a decir: "Señor,
que no sé hacer oración!...", está
seguro de que has empezado a hacerla.
Contrapunto. ¿Que no sabes orar? Cállate.
Coge el Evangelio y lee -escucha- lo que Dios te dice. Después,
piensa y actúa. Harás una buena oración
sin decir esta boca es mía.
Punto 91. Me has escrito: "orar es hablar
con Dios. Pero, ¿de qué?" -¿De qué?
De El, de ti: alegrías, tristezas, éxitos y
fracasos, ambiciones nobles, preocupaciones diarias..., flaquezas!:
y hacimientos de gracias y peticiones: y Amor y desagravio.
En dos palabras: conocerle y conocerte: "¡tratarse!"
Contrapunto. Orar es hablar con Dios. Pero Dios ya
habló por medio de su Hijo Jesucristo. Orar, para ti,
es escuchar a Dios y responderle con hechos. Se trata de ir
descubriendo su voluntad.
Punto 92. "Et in meditatione mea exardescit
ignis" -Y, en mi meditación, se enciende el fuego.
-A eso vas a la oración: a hacerte una hoguera, lumbre
viva, que dé calor y luz. Por eso cuando no sepas ir
adelante, cuando sientas que te apagas, si no puedes echar
en el fuego troncos olorosos, echa las ramas y la hojarasca
de pequeñas oraciones vocales, de jaculatorias, que
sigan alimentando la hoguera. -Y habrás aprovechado
el tiempo.
Contrapunto. Lo que hace saltar la chispa de la oración
es aquel punto en el que la problemática concreta de
la vida empuja al hombre hacia el balcón de la trascendencia.
Las cosas resueltas ahogan el entusiasmo y la ilusión.
Busca la aventura humana. Entra en los medios de ebullición
social y de progreso. Acostúmbrate al gusto del riesgo.
Se te abrirán de par en par nuevos y anchos horizontes
para tu oración y para tu fe. Y alimentará y
purificará también tu plegaria.
Punto 93. Te ves tan miserable que te reconoces
indigno de que Dios te oiga... Pero, ¿y los méritos
de María? ¿Y las llagas de tu Señor?
Y... ¿acaso no eres hijo de Dios? Además, El
te escucha "quoniam bonus..., quoniam in saeculum misericordia
ejus": porque es bueno, porque su misericordia permanece
siempre.
Contrapunto. "Señor, apártate de
mí, que soy un hombre pecador", repítelo
como Pedro. ¿Es que piensas que Pedro era peor que
los demás? ¿ O te crees tú peor que los
otros? Yo pienso que todos -cada uno- somos los peores al
situarnos delante de Dios. ¿Para qué crees que
ha intervenido el Hijo de Dios en la epopeya de la aventura
humana, sino para salvar al peor, que es cada uno de los hombres,
y tú entre ellos?
Punto 94. Se ha hecho tan pequeño -ya ves:
un Niño!- para que te le acerques con confianza.
Contrapunto. El Dios de los cristianos es tan grande
-llena todos los espacios y los tiempos-, que los últimos
progresos de la ciencia no le llegan ni a la suela del zapato.
Puedes entregarte a Él con confianza.
Punto 95. "In te, Domine, speravi": en
ti, Señor, esperé. -Y puse, con los medios humanos,
mi oración y mi cruz. -Y mi esperanza no fue vana,
ni jamás lo será: "non confundar in aeternum"!
Contrapunto. Tú eres el Creador del mundo y
de todas sus maravillas. Cuanta más fe tenga en la
ciencia y el progreso, más me acercare a Ti. Los medios
humanos no están al margen de la vida divina, sino
que apuntan a ella igual que una saeta. "Así no
seré confundido (non confundar in aeternum">,
añaden los eruditos; pero no dicen nada nuevo.
Punto 96. Habla Jesús: "Así
os digo yo: pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis;
llamad, y se os abrirá". Haz oración. ¿En
qué negocio humano te pueden dar más seguridades
de éxito?
Contrapunto. No vayas a creer que las palabras de
Cristo: "Pedid y se os dará; buscad y hallaréis;
llamad y se os abrirá", son jauja. No podemos
pedir negocios fáciles y redondos, sino fidelidad al
Evangelio. Ésta se nos dará. Pero, ¿sabes
a dónde conduce esta fidelidad a la fe? Si eres fiel,
en poco más de tres años -Cristo no duró
más, ni quizá tanto- te meterán en la
cárcel y vete a saber si no te pegarán un tiro.
La mayoría de los ladrones y criminales se la juegan,
pero de los justos no se escapa ni uno. Palabra.
Punto 97. No sabes qué decir al Señor
en la oración. No te acuerdas de nada, y, sin embargo,
querrías consultarle muchas cosas. -Mira: toma algunas
notas durante el día de las cuestiones que desees considerar
en la presencia de Dios. Y ve con esa nota luego a orar.
Contrapunto. Mal asunto si para poder orar tienes
que tomar notas durante el día. Esto quiere decir que
eres un tiquismiquis. Que no vives la vida apasionadamente.
Ponte delante de Dios y echa en medio todos tus problemas.
Los verás casi con mirada divina. En presencia de Dios
no nos podemos enmascarar.
Punto 98. Después de la oración del
Sacerdote y de las vírgenes consagradas, la oración
más grata a Dios es la de los niños y la de
los enfermos.
Contrapunto. Pienso muchas veces que la mejor oración
es la que brota del obrero dentro de una mina o de una fábrica,
lleno de sudor, sucio y con sensación de esclavo. Se
necesita tener mucha fe y de la buena en estas condiciones.
A un niño -por ingenuo- se le puede decir cualquier
cosa. Los enfermos están demasiado en las últimas
como para no rezar; los sacerdotes... ¡les es tan fácil,
saben tanto! Importa mucho que la oración del mundo
obrero aumente en dimensión y en intensidad, y disminuya,
en cambio, la fofa oración que nos enerva.
Punto 99. Cuando vayas a orar, que sea éste
un firme propósito: ni más tiempo por consolación,
ni menos por aridez.
Contrapunto. En la oración no seas esclavo
del tiempo. Acórtala o alárgala, como las visitas
a los amigos: dependerá de tus compromisos, del tiempo
de que dispongas o de las circunstancias interiores favorables
en que te encuentres.
Punto 100. No digas a Jesús que quieres
consuelo en la oración. -Si te lo da, agradéceselo.
-Dile siempre que quieres perseverancia.
Contrapunto. Mala cosa si la oración no te
sirve de sedante como el respirar a pleno pulmón. Me
temo que no juegues limpio en tu vida. Si tu oración
es una farsa, es evidente que no encontrarás en ella
descanso.
Punto 101. Persevera en la oración. -Persevera,
aunque tu labor parezca estéril. -La oración
es siempre fecunda.
Contrapunto. ¡Deja la oración! ¡No
hagas comedia! Arregla tu vida. ¡Está visto que
la oración no marcha! Haz la paz con tus hermanos "...y
después vuelve a ofrecer tu sacrificio".
Punto 102. Tu inteligencia está torpe, inactiva:
haces esfuerzos inútiles para coordinar las ideas en
la presencia del Señor: un verdadero atontamiento!
No te esfuerces, ni te preocupes. -Oyeme bien: es la hora
del corazón.
Contrapunto. Si no tienes nada que desmenuzar en tu
vida, ni después de haber leído la palabra de
Dios, no te dediques más a malabarismos místico-intelectualoides.
Déjalo. Otro día será.
Punto 103. Esas palabras, que te han herido en
la oración, grábalas en tu memoria y recítalas
pausadamente muchas veces durante el día.
Contrapunto. Si algo te ha impresionado o has descubierto
en la oración, verás cómo se va abriendo
camino por sí solo. No hace falta que lo grabes en
tu memoria o lo recites durante el día. Interrumpiría
tus ocupaciones. Es Cristo quien consolida su obra y la tuya.
Punto 104. "Pernoctans in oratione Dei"
-pasó la noche en oración. -Esto nos dice San
Lucas, del Señor. Tú, ¿cuántas
veces has perseverado así? -Entonces...
Contrapunto. En el Evangelio, cuando Cristo pasa la
noche en oración anuncia y prepara un paso importante
en su vida: elección de los apóstoles, promesa
de la eucaristía, prendimiento de Getsemaní...
¿ Cómo te explicas que tus ratos de retiro no
engendren compromiso alguno y que, en cambio, una huelga de
hambre revuelva las aguas tranquilas de la sociedad? Entonces...
Punto 105. Si no tratas a Cristo en la oración
y en el Pan, ¿cómo le vas a dar a conocer?
Contrapunto. Si no encuentras a Cristo a través
de tus hermanos en los encuentros de fe, no lo podrás
vivir en serio. Pero si me dices que estos encuentros de fe
-misas- no son reunión de hermanos ni nada por el estilo,
te diré que desgraciadamente muchas veces es cierto.
Hay que acabar con esta anomalía pública.
Punto 106. Me has escrito, y te entiendo: "Hago
todos los días mi de oración: si no fuera por
eso!"
Contrapunto. Me has dicho: "¡Es que la
misa no me dice nada! Tantas vestimentas raras, tantos gestos
extraños, distancias infinitas del altar, etc.".
Te entiendo. Pero grítalo a los cuatro vientos todo
esto. Es un buen momento. Es la hora del seglar y la hora
del Concilio. Ya empieza a haber opinión pública
dentro de la Iglesia.
Punto 107. ¿Santo, sin oración?...
-No creo en esa santidad.
Contrapunto. ¿Santos, sin oración? ¿Por
qué no? La oración no consiste sólo en
ir a la iglesia y practicar unas cuantas devociones. ¿No
sabes que hemos entrado en un mundo secularizado?
Punto 108. Te diré, plagiando la frase de
un autor extranjero, que tu vida de apóstol vale lo
que vale tu oración.
Contrapunto. Una cosa: No creas en tu unión
con Cristo, si tu vida no es un testimonio de fe y amor para
todos los hombres, comenzando por los más desvalidos.
Punto 109. Si no eres hombre de oración,
no creo en la rectitud de tus intenciones cuando dices que
trabajas por Cristo.
Contrapunto. Escucha a tus hermanos. No creen en tu
oración ni en tu religiosidad, porque los pisoteas,
los desprecias y te desentiendes de ellos, mientras tú
te lo pasas bomba. No basta tener rectitud de intenciones
y entrar en las iglesias; tienes que dar en el blanco si quieres
prestigiar tu fe.
Punto 110. Me has dicho alguna vez que pareces
un reloj descompuesto, que suena a destiempo: estás
frío, seco y árido a la hora de tu oración;
y, en cambio, cuando menos era de esperar, en la calle, entre
los afanes de cada día, en medio del barullo y alboroto
de la ciudad, o en la quietud laboriosa de tu trabajo profesional,
te sorprendes orando... ¿A destiempo? Bueno; pero no
desaproveches esas campanadas de tu reloj. -El espíritu
sopla donde quiere.
Contrapunto. Me dices que a veces las ocupaciones
te envuelven de tal modo, que no te dejan ni una rendija de
luz de oración. Te parece que vas paganizándote.
No lo creas. Hay días en que yo no me acuerdo para
nada de mis padres. Pero esto no quiere decir que no los quiera
de verdad y no esté cerca de ellos. El trabajo es también
oración.
Punto 111. Me has hecho reír con tu oración...
impaciente. -Le decías: "no quiero hacerme viejo,
Jesús... Es mucho esperar para verte! Entonces, quizá
no tenga el corazón en carne viva, como lo tengo ahora.
Viejo, me parece tarde. Ahora, mi unión sería
más gallarda, porque te quiero con Amor de doncel".
Contrapunto. Me has dado pena, con tus ganas de morir
porque crees que amas a Cristo con amor de doncel. ¿A
dónde vas a parar con este amor? ¿No ves que
es propio de un adolescente? ¿No sabes que las cosas
todavía verdes o tiernas no valen gran cosa y son poco
consistentes? Todo amor -hasta el dedicado a Dios- pasa por
sus etapas de maduración. Acepta la voluntad de Dios.
Pero, si tuvieses que escoger, escoge la vida y no la muerte.
Punto 112. Me gusta que vivas esa "reparación
ambiciosa": ¡el mundo!, me has dicho. -Bien. Pero,
en primer término, los de tu familia sobrenatural y
de sangre, los del país que es nuestra Patria.
Contrapunto. Impresiona ver tus deseos religiosos
universales. Créeme: No te quedes en casa. El tercer
mundo está pidiendo a gritos cristianos seglares, técnicos
y obreros especializados. Es una buena oportunidad. "Ningún
profeta es bien recibido en su propio pueblo". Allí,
en cambio, lo serás.
Punto 113. Le decías: "No te fíes
de mí... Yo sí que me fío de ti, Jesús...
Me abandono en tus brazos: allí dejo lo que tengo,
mis miserias!" -Y me parece buena oración.
Contrapunto. "Quiero que te fíes de mí,
Señor, a pesar de mis muchos fallos. Tú, que
lo ves todo, sabes que yo, aun con mis negaciones esporádicas,
como Pedro, te amo, Señor". ¿Por qué
no decir esto? Me parece una estupenda oración.
Punto 114. La oración del cristiano nunca
es monólogo.
Contrapunto. Puesto que Dios ya nos habló por
medio del Cristo histórico, en el fondo podemos decir
que la oración del cristiano es sólo una respuesta,
una especie de monólogo.
Punto 115. "Minutos de silencio". -Dejadlos
para los que tienen el corazón seco. Los católicos,
hijos de Dios, hablamos con el Padre nuestro que está
en los cielos.
Contrapunto. ¿Sabes que los masones y protestantes,
con sus "minutos de silencio" y todo, tienen el
corazón tan esponjoso como el nuestro? También
ellos -hijos de Dios- hablan con el mismo Padre Nuestro que
está en los cielos. Es un hermoso instrumento este
"minuto de silencio" de nuestros hermanos.
Punto 116. No dejes tu lección espiritual.
-La lectura ha hecho muchos santos.
Contrapunto. Vive profundamente los problemas de los
hombres. No te pases todo el tiempo leyendo. Puedes quedarte
en Babia, también espiritualmente.
Punto 117. En la lectura -me escribes- formo el
depósito de combustible. -Parece un montón inerte,
pero es de allí de donde muchas veces mi memoria saca
espontáneamente material, que llena de vida mi oración
y enciende mi hacimiento de gracias después de comulgar.
Contrapunto. Triste cosa si tu depósito de
combustible lo formas exclusivamente en la lectura de libros
piadosos. Lo has de formar fundamentalmente en la "revisión
de vida" de cada día. Así tu oración
y tu comunión no serán descarnadas.
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