Gracias a Dios, ¡nos fuimos!
Opus Dei: ¿un CAMINO a ninguna parte?

Contrapuntos al camino del Opus Dei
Índice del libro
Prólogo
Carácter
Dirección
Oración
Pureza
Corazón
Mortificación
Penitencia
Examen
Propósitos
Escrúpulos
Presencia de Dios
Vida sobrenatural
Más de vida interior
Tibieza
Estudio
Formación
El plano de tu santidad
Amor de Dios
Caridad
Los medios
La Virgen
La Iglesia
Santa Misa
Comunión de los Santos
Devociones
Fe
Humildad
Obediencia
Pobreza
Discreción
Alegría
Otras virtudes
Tribulaciones
Lucha interior
Postrimerías
La voluntad de Dios
La gloria de Dios
Proselitismo
Cosas pequeñas
Táctica
Infancia espiritual
Vida de infancia
Llamamiento
El apóstol
El apostolado
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CONTRAPUNTOS AL CAMINO DEL OPUS DEI
Autor: Mosén Josep Dalmau

CARIDAD

Punto 440. Cuando hayas terminado tu trabajo, haz el de tu hermano, ayudándole, por Cristo, con tal delicadeza y naturalidad que ni el favorecido se dé cuenta de que estás haciendo más de lo que en justicia debes. - Esto sí que es fina virtud de hijo de Dios!

Contrapunto. No pienses nunca que estás haciendo tu trabajo. Lo que haces es para todos. Aprovecha a todos. Así, la caridad deja de ser un "favor" para llegar a ser un deber ordinario.


Punto 441. Te duelen las faltas de caridad del prójimo para ti. ¿Cuánto dolerán a Dios tus faltas de caridad -de Amor- para El?

Contrapunto. No hagas mucho caso de las faltas de caridad contra tu persona y continúa tratando a todos con la misma amabilidad. También Dios hace salir el Sol para buenos y para malos indistintamente.


Punto 442. No admitas un mal pensamiento de nadie, aunque las palabras u obras del interesado den pie para juzgar así razonablemente.

Contrapunto. Puedes admitir un mal pensamiento de alguien si las palabras o las obras del interesado te dan pie para ello -sabes por experiencia propia que el pecado existe-; pero que esto no sea obstáculo para continuar queriéndolo.


Punto 443. No hagas crítica negativa: cuando no puedes alabar, cállate.

Contrapunto. ¿Por qué no criticar las cosas malas de los otros, a condición de exigir respeto, aun de las mismas debilidades que se critican? Callar es eludir el problema.


Punto 444. Nunca hables mal de tu hermano, aunque tengas sobrados motivos. -Ve primero al Sagrario, y luego ve al Sacerdote, tu padre, y desahoga también tu pena con él. -Y con nadie más.

Contrapunto. Llega un momento en que hay que llamar el pan, pan, y el vino, vino, aun ante el hermano y los amigos con los que nos relacionamos, sobre todo si su ignorancia de las cosas tal como son puede acarrearles algún perjuicio. Habla de ellas como todo aquel que creas que puede arregladas, sea hombre o mujer. No basta con rezar ni desahogar tus penas con un sacerdote.


Punto 445. La murmuración es roña que ensucia y entorpece el apostolado. -Va contra la caridad, resta fuerzas, quita la paz, y hace perder la unión con Dios.

Contrapunto. Procura estar al corriente de las murmuraciones y confidencias caseras para saber con quién te juegas los cuartos. No pases de largo por la vida de los otros. Esto aleja de Dios y a veces te obliga a hacer cosas que podrías haberte evitado.


Punto 446. Si eres tan miserable, ¿cómo te extraña que los demás tengan miserias?

Contrapunto. Del hecho que tú seas tan miserable no se deduce que el que está detrás de ti también lo sea.


Punto 447. Después de ver en qué se emplean, íntegras!, muchas vidas (lengua, lengua, lengua con todas sus consecuencias), me parece más necesario y más amable el silencio. -Y entiendo muy bien que pidas cuenta, Señor, de la palabra ociosa.

Contrapunto. Es importante que hables y te destapes. Con el silencio no se gana nada. Es importante que escuches todo lo que te digan, con intención de hacer una buena criba. Si es para hacer bien tu tarea, la palabra no es nunca ociosa.


Punto 448. Es más fácil decir que hacer. -Tú..., que tienes esa lengua tajante -de hacha-, ¿has probado alguna vez, por casualidad siquiera, a hacer "bien" lo que, según tu "autorizada" opinión, hacen los otros menos bien?

Contrapunto. El hecho de que otro te critique a ti aquello que él mismo hace mal, no te da derecho a taparle la boca. El derecho de crítica lo tiene todo el mundo, al margen de sus personales imperfecciones.


Punto 449. Eso se llama: susurración, murmuración, trapisonda, enredo, chisme, cuento, insidia..., ¿calumnia?, ¿vileza? -Es difícil que la "función de criterio", de quien no tiene por qué ejercitarla, no acabe en "faena de comadres".

Contrapunto. Todos los hombres deben ejercitar la función de criterio, Si quieren pertenecer a nuestro tiempo. No es indicio de buena salud pública el que alguien piense y decida por nosotros. Esto, ¿no sería caer al otro extremo del comadreo?


Punto 450. Cuánto duele a Dios y cuánto daña a muchas almas -y cuánto puede santificar a otras- la injusticia de los "justos"!

Contrapunto. No hace más daño la injusticia de los justos que bien la justicia de los injustos. No hay hombres buenos o malos. "En todo hombre hay más cosas dignas de admiración que de desprecio", lo dijo muy bien A. Camus.


Punto 451. No queramos juzgar. -Cada uno ve la cosas desde su punto de vista... y con su entendimiento, bien limitado casi siempre, y oscuros o nebulosos, con tinieblas de apasionamiento, sus ojos, muchas veces. Además, lo mismo que la de esos pintores modernistas, es la visión de ciertas personas tan subjetiva y tan enfermiza, que trazan unos rasgos arbitrarios asegurándonos que son nuestro retrato, nuestra conducta... Qué poco valen los juicios de los hombres! -No juzguéis sin tamizar vuestro juicio en la oración.

Contrapunto. No podemos hacer más de lo que hacemos. El entendimiento juzga de las cosas y de la conducta de los hombres. Ha sido creado para esto. Juzguemos, pues, sin hipocresía, pero siempre con cierta provisionalidad. Nuestros juicios son subjetivos. Pero como los hombres no tenemos otros, son los mejores. Vale más la pena de arriesgar nuestra opinión que no tenerla constantemente en suspenso. Equivocarse es hasta cierto punto normal. Es un palurdo el que no tiene juicio hecho de las cosas, aunque sea provisional.


Punto 452. Esfuérzate, si es preciso, en perdonar siempre a quienes te ofendan, desde el primer instante, ya que, por grande que sea el perjuicio o la ofensa que te hagan, más te ha perdonado Dios a ti.

Contrapunto. Los hombres, deberíamos ser capaces de no perdonar a nadie jamás, porque jamás tendríamos que sentirnos ofendidos por los ataques o insultos que nos puedan hacer los otros. Aquella frase del Gran Día debía habérsenos clavado para siempre: "No saben lo que hacen". Eso es todo.


Punto 453. ¿Murmuras? -Pierdes, entonces, el buen espíritu y, si no aprendes a callar, cada palabra es un paso que te acerca a la puerta de salida de esa empresa apostólica en la que trabajas.

Punto 453. Es bueno que sepas que hay un modo de murmurar que no ofende ni hace perder el buen espíritu: cuando se murmura desenfadadamente, sin recelos, abiertamente y sin acusar a nadie. Quien lo sabe hacer así, afloja tensiones, clarifica el ambiente y hasta lo purifica.


Punto 454. No juzguéis sin oír a las dos partes. -Muy fácilmente, aun las personas que se tienen por piadosas, se olvidan de esta norma de prudencia elemental.

Contrapunto. "No juzguéis". ¿Quieres una frase más corta? Es una sentencia inapelable, lanzada por quien tiene autoridad. Cuando te veas obligado a opinar sobre un problema cualquiera, deja siempre abierta una posibilidad de revisión. Las sentencias contundentes contra cualquiera de las partes trinchan, que no salvan.


Punto 455. ¿Sabes el daño que puedes ocasionar al tirar lejos una piedra si tienes los ojos vendados? -Tampoco sabes el perjuicio que puedes producir, a veces grave, al lanzar frases de murmuración, que te parecen levísimas, porque tienes los ojos vendados por la desaprensión o por el acaloramiento.

Contrapunto. No tires piedras al buen tuntún aunque tengas los ojos bien abiertos. Y no sólo por el mal que puedas hacer sino porque no puedes controlar ni siquiera el bien que pueda derivarse. Tenemos que ser dueños de nuestros propios actos.


Punto 456. Hacer crítica, destruir, no es difícil: el último peón de albañilería sabe hincar su herramienta en la piedra noble y bella de una catedral. -Construir: ésta es la labor que requiere maestros.

Contrapunto. Para todas las cosas hace falta maestría. No está bien que clasifiques alto a los que construyen y descalifiques a los que derriban. Todo es igualmente noble; todo es bastante difícil.


Punto 457. ¿Quién eres tú para juzgar el acierto del superior? -¿No ves que él tiene más elementos de juicio que tú; más experiencia; más rectos, sabios y desapasionados consejeros; y, sobre todo, más gracia, una gracia especial, gracia de estado, que es luz y ayuda poderosa de Dios?

Contrapunto. Todo el mundo es capaz de poner en duda el acierto del superior. Sobre todo cuando es evidente, de hecho, que se ha equivocado y si lo ha hecho una vez, ¿qué le impide el repetido? Y si no se ha equivocado jamás, ¿quién le guarda de hacerlo en la primera ocasión? Por esta realidad profunda los que encarnan la autoridad no son forzosamente ni mejores ni más sabios que nosotros, y conviene por eso que sus decisiones, sus aciertos o su equivocaciones sean también las de los súbditos. ¿Qué crees, si no, que quiere decir el sentido democrático?


Punto 458. Esos choques con el egoísmo del mundo te harán estimar en más la caridad fraternal de los tuyos.

Contrapunto. Estos choques con el egoísmo insospechado de los tuyos te hará estimar más la solidaridad y el buen trato de los hombres del mundo.


Punto 459. Tu caridad es... presuntuosa. -Desde lejos, atraes: tienes luz. -De cerca, repeles: te falta calor. - Qué lástima!

Contrapunto. Cuando la caridad es presuntuosa... no es caridad. Las cosas buenas o lo son plenamente o dejan de serlo. Ya lo decían los primeros teólogos escolásticos. Muchas veces, sin embargo, la caridad se encuentra entre aquellos de los que "nadie lo diría".


Punto 460. "Frater qui adjuvatur a fratre quasi civitas firma" -El hermano ayudado por su hermano es tan fuerte como una ciudad amurallada. -Piensa un rato y decídete a vivir la fraternidad que siempre te recomiendo.

Contrapunto. Buena es la comunidad fraterna, pero ten cuidado que tu incorporación no venga provocada por lo que puedes sacar de los otros. Si es así, ¡pobre fraternidad! Tiene dentro su caballo de Troya. Lo que cuenta, pues, no es decidirse a vivir en fraternidad, sino tener espíritu fraternal.


Punto 461. Si no te veo practicar la bendita fraternidad, que de continuo te predico, te recordaré aquellas palabras entrañables de San Juan: "Filioli mei, non diligamus verbo neque lingua, sed opere et veritate" -Hijitos míos, no amemos con la palabra o con la lengua, sino con obras y de verdad.

Contrapunto. Cuando se vive en una institución fraternal pero que no practica la fraternidad, el recuerdo de las palabras de san Juan: "Hijitos míos, no amemos de palabra o con la lengua, sino con obras y con verdad" no harán cambiar la situación mucho ni poco. El Evangelio no es una magia. El remedio se ha de buscar por otro lado. Me atrevo a sugerir la experiencia de Lemercier. Y te diría además que no es un problema de mala voluntad, sino de impotencia; de enfermedad de espíritu.


Punto 462. Poder de la caridad! -Vuestra mutua flaqueza es también apoyo que os sostiene derechos en el cumplimiento del deber si vivís vuestra fraternidad bendita: como mutuamente se sostienen, apoyándose, los naipes.

Contrapunto. Las debilidades no son nunca un apoyo. Y menos cuando son mutuas y coinciden. En esos momentos la caída es vertiginosa. El mal de muchos, puesto en común -como el bien-, aumenta en proporción geométrica. La fuerza de la caridad, en este caso, puede quedar muy malparada.


Punto 463. Más que en "dar", la caridad está en "comprender". -Por eso busca una excusa para tu prójimo -las hay siempre-, si tienes el deber de juzgar.

Contrapunto. Sería demasiado fácil amar si todo terminase en comprensión. Hasta ese punto llegaríamos todos. Hay que dar y darse. Comprendo que es terriblemente molesto para aquellos que tienen más de lo que necesitan, pero así es. No hay otra manera de tener caridad. Aquí está el fondo del problema.


Punto 464. ¿Sabes que aquella persona está en peligro para su alma? -Desde lejos, con tu vida de unión, puedes serle ayuda eficaz. - Hala, pues!, y no te intranquilices.

Contrapunto. Cuando alguien está en peligro y se encuentra lejos, no cabe refugiarse en la vida de unión para ahorrarse compromisos, menos sublimes pero más concretos. Hay que tomar el avión y llegar pronto. Como mínimo, hay que coger el teléfono y... ponerse a su disposición.


Punto 465. Esas desazones que sientes por tus hermanos me parecen bien: son prueba de vuestra mutua caridad. -Procura, sin embargo, que tus desazones no degeneren en inquietud.

Contrapunto. La vida de una comunidad fraterna no marcha bien si hay tensiones de cualquier clase entre sus miembros. Es claro que menos todavía si se vive con inquietud. O la fraternidad se vive fluidamente, con un sencillo y natural interés por los otros y por la comunidad, o no existe. No basta con estar en un lugar para pertenecer realmente a él. Las motivaciones más hondas se han de añadir a esta primera base.


Punto 466. De ordinario, la gente es muy poco generosa con su dinero -me escribes-. Conversación, entusiasmos bulliciosos, promesas, planes. -A la hora del sacrificio, son pocos los que "arriman el hombro". Y, si dan, ha de ser con una diversión interpuesta -baile, tómbola, cine, velada- o anuncio y lista de donativos en la prensa. -Triste es el cuadro, pero tiene excepciones: sé tú también de los que no dejan que su mano izquierda, cuando dan limosna, sepa lo que hace la derecha.

Contrapunto. La gente es muy poco generosa con su dinero, me dices. Necesitan un anzuelo trivial -tómbola, mesa petitoria en la calle, lista pública de donantes, etc.- para dejarse pescar. ¿Y tú piensas resolver el problema simplemente no dejando que tu mano izquierda se entere de lo que hace tu derecha? Para hacer una trampa más bastaría saber lo que ha quedado en tu cuenta corriente.


Punto 467. Libros. -Extendí la mano, como un pobrecito de Cristo, y pedí libros. Libros!, que son alimento, para la inteligencia católica, apostólica y romana de muchos jóvenes universitarios. -Extendí la mano, como un pobrecito de Cristo... y me llevé cada chasco! -¿Por qué no entienden, Jesús, la honda caridad cristiana de esa limosna, más eficaz que dar pan de buen trigo?

Contrapunto. ¿Libros? Después del pregón del día de Cáritas fui repartiendo los ejemplares sobrantes de "Apariciones de la Virgen" -fue un recuerdo a los ilustres señores que presidieron el acto- por algunas barriadas de la ciudad, ¡y me llevé cada chasco! Las pobres gentes no me quisieron aceptar uno solo de aquellos libros -¡regalados!- de unción espiritual tan fina. Alguien me dijo más tarde que aquella gente no necesita leer para saber bien lo que les falta. No entiendo nada de nada. ¿Y tú?


Punto 468. Eres excesivamente candoroso. - Que son pocos los que practican la caridad! -Que tener caridad no es dar ropa vieja o monedas de cobre... -Y me cuentas tu caso y tu desilusión. -Sólo se me ocurre esto: vamos tú y yo a dar y a darnos sin tacañería. Y evitaremos que quienes nos traten adquieran tu triste experiencia.

Contrapunto. Hay tan pocas personas que practican la caridad como lo hizo Jesucristo, a pesar de llamarse ostentosamente cristianos, que no debemos de serlo ni tú ni yo.


Punto 469. "Saludad a todos los santos. Todos los santos os saludan. A todos los santos que viven en Efeso. A todos los santos en Cristo Jesús, que están en Filipos." -¿Verdad que es conmovedor ese apelativo - santos!- que empleaban los primeros fieles cristianos para denominarse entre sí? -Aprende a tratar a tus hermanos.

Contrapunto. "A todos los santos que viven en Éfeso: todos los santos os saludan". ¿No se te pone la piel de gallina al descubrir que nos encontramos tan lejos de aquellos primeros cristianos, que casi ya no tenemos con ellos nada en común? Este título de "santo" es un signo claro de nuestra degeneración como cuerpo social de Iglesia.

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