HIJOS EN EL OPUS DEI
Javier Ropero
2. FAENAS DE PESCA
En el ya mencionado documento
vaticano se describen las características más
significativas del proselitismo sectario:
Algunas sectas y cultos deben en parte su éxito
a sus métodos de reclutamiento, técnicas de
formación y procedimientos de instrucción,
que generalmente son muy sofisticados. Quienes son generalmente
atraídos por tales métodos desconocen, en
primer lugar, que este acercamiento ha sido preparado generalmente
con antelación, y, en segundo lugar, ignoran la naturaleza
de esta conversión manipulada y de estos métodos
de formación (manipulación social y psicológica)
a los que ellos están sometidos. Las sectas imponen
con frecuencia sus propias normas de pensar, de sentir y
de creer. Esto está en neto contraste con el método
de la Iglesia, que requiere pleno conocimiento y capacidad.
Tanto jóvenes como adultos, que no tienen bases
sólidas, son víctimas fáciles de estas
técnicas y métodos, que frecuentemente son
una mezcla de afecto y culpabilización (por ejemplo,
el "estallido de afecto", el "test de la
personalidad" o el "ríndete"). Estas
técnicas comienzan con un diálogo positivo,
pero gradualmente van adquiriendo un determinado tipo de
control mental con el uso de técnicas de cambio abusivo
de conducta.
Se han enumerado las siguientes características:
- hábil proceso de iniciación del convertido
y gradual descubrimiento de lo que sus anfitriones son en
realidad;
- técnicas dominantes: "estallido de afecto",
ofreciendo "una comida gratuita en un centro internacional
para amigos", técnica de "pesca mediante
flirteo" (prostitución como método de
reclutamiento);
- a los alistados se les imponen decisiones y respuestas
preestablecidas;
-distribución de dinero o medicinas;
-exigencia de una abnegación incondicional al iniciador,
líder.
- aislamiento: control del proceso racional del pensamiento,
eliminación de la información e influencia
externas (familia, amigos, periódicos, revistas,
televisión, radio, tratamiento médico, etc.)
que podrían romper el hechizo de este compromiso
y el proceso de asimilación de sentimientos, actitudes
y patrones de conducta;
-se trabaja a los neófitos desde la perspectiva
de su vida pasada; centrándose en anteriores comportamientos
desviados como el haber consumido droga, desviaciones sexuales;
jugando con sus taras psicológicas, con sus pobres
relaciones sociales, etc;
-métodos que alteran las conciencias y producen
disturbios intelectuales (bombardeo intelectual); uso de
clichés para interrumpir el proceso natural del pensamiento,
sistemas de lógica cerrada; restricción del
pensamiento reflexivo.;
- mantener al neófito constantemente ocupado y nunca
solo; exhortación y entrenamiento constantes para
llegar a un estado espiritual exaltado, a una alteración
de la conciencia, a un acatamiento automático de
las órdenes: supresión de la resistencia y
negatividad; dar respuesta a los temores de manera que se
genere un mayor temor;
- dar una importancia exagerada al líder; algunos
grupos rebajan la de Cristo para aumentar la del líder
(es el caso de algunas sectas "cristianas"). (El
Desafío de los Nuevos Movimientos Religiosos. Informe
del Secretariado para la Unidad de los Cristianos. 7 de
mayo de 1986.)
Veamos si alguna de estas características mencionadas
en este documento oficial de la Iglesia es aplicable al Opus
Dei:
A modo de introducción se nos dice que "quienes
son atraídos por tales métodos desconocen, en
primer lugar, que este acercamiento ha sido preparado generalmente
con antelación".
Pero: ¿Quiénes son atraídos por el Opus
Dei?
En primer lugar y aunque el Opus Dei se jacte, de cara a
la galería, de haber sido el inspirador de la idea
de la llamada universal a la santidad que luego se explicitó
en el Concilio Vaticano II (que se lo digan a san Pablo, que
ya en el siglo I llamaba santos a todos los cristianos a quienes
dirigía sus epístolas), se expresa de una manera
marcadamente elitista al dar las directrices por las cuales
se ha de orientar su "proselitismo":
No queremos masa sino selección. (Escrivá
en Crónica, 1963.)
...Atraer a tu apostolado a aquel hombre sabio, a aquel
otro poderoso, a aquel lleno de prudencia y virtudes...
(Escrivá en Camino, punto 802.)
Trabajar con todas las fuerzas para que la clase que se
llama intelectual -que es guía de la sociedad civil
tanto por la instrucción en que no tiene rival, como
por los cargos que ejerce y el prestigio social por el que
se distingue- abrace los preceptos de Cristo Nuestro Señor
y los lleve a la práctica. (Constituciones de la
Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz y Opus Dei. Roma, 1950.)
Ricardo de la Cierva por su parte apunta, en este mismo sentido:
Monseñor Escrivá buscaba lo que él
llamaba el apostolado del mundo intelectual, una de las
razones fundacionales del grupo. (Tiempo, 20 de enero de
1992, pág. 11.)
Inicialmente, como argumenta Alberto Moncada este apostolado
(Cfr. ponencia presentada por Alberto Moncada para el 12º
Congreso Mundial de Sociología en la Universidad Complutense
de Madrid, julio de 1990, titulada: "Sectas Católicas,
el Opus Dei") se dirigía exclusivamente a profesionales
y universitarios pero posteriormente debió comprobarse
que el reclutamiento era más sencillo entre adolescentes,
que hoy en día constituyen el semillero de la Obra:
la denominada Labor de San Rafael.
Cuando era un joven numerario recuerdo cómo nuestros
directores nos hablaban de que debíamos hacer proselitismo
con aquellos muchachos a quienes considerásemos un
buen partido para nuestras propias hermanas. Y, para afianzar
más nuestras ideas al respecto, nos lo sintetizaban
con tres palabras: nuestros amigos tenían que tener
"cabeza, corazón y buena pinta", estribillo
que nos repetían con cierta periodicidad en las charlas,
retiros y meditaciones. Este proselitismo elitista es algo
que el Opus Dei comparte con la mayoría de las organizaciones
de corte sectario:
Una secta, por lo general, busca a las personas más
educadas, activas y capaces que puede encontrar. He escuchado
comentarios como éstos: "No sabía que
había tanta gente brillante en este tipo de grupos"
o "Aquel líder es de verdad una persona muy
agradable, bondadosa y muy inteligente. ¿Por qué
se habrá unido a un grupo como éste?"
(Steven Hassan. "Las técnicas de control mental
de las sectas y cómo combatirla"s. 1990, Ediciones
Urano, pág. 126.)
Continuemos glosando el documento vaticano. Continúa
así:
Desconocen que este acercamiento ha sido preparado generalmente
con antelación, y, en segundo lugar, ignoran la naturaleza
de esta conversión manipulada y de estos métodos
de formación (manipulación social y psicológica)
a los que están sometidos.
¿Cómo se aproxima el Opus Dei a los jóvenes?
¿Hay algo de oculto o esotérico en sus métodos
de apostolado?
En primer lugar el Opus Dei se acerca a los jóvenes
a través de los colegios. Algunos de ellos son "Obras
Corporativas", es decir el Opus Dei se responsabiliza
plenamente de los mismos, como el colegio Retamar en Madrid.
Otros colegios, cuya dirección espiritual está
encomendada al Opus Dei, pertenecen a cooperativas de padres,
muchos de la Obra, que suscriben una participación
del mismo al ingresar sus hijos en él. En ellos los
profesores no realizan directamente el proselitismo con sus
alumnos (aunque hay excepciones) sino que existe un cuerpo
de preceptores, de edad poco superior a la de los muchachos,
que periódicamente se entrevistan con ellos. Estos
preceptores orientan afablemente a los muchachos acerca de
sus asignaturas y de los problemas de su edad. Aunque hay
excepciones (más que con los profesores), los preceptores
tampoco invitan a los muchachos a hacerse del Opus Dei. Sin
embargo les animan a estudiar en las bien acondicionadas salas
de los clubes juveniles de la Obra, donde sí se realiza
una labor de proselitismo directo. También ponen en
contacto a alumnos del Opus con otros que no lo son para que
el apostolado se desarrolle entre los mismos jóvenes.
Sobre el contenido de las charlas que mantienen con los alumnos
he recogido el siguiente testimonio:
Desde que entras te integran en un grupo con una tutora
que te controla de cerca -explica la alumna de Montealto-.
Se interesan mucho en sacarte información sobre tu
familia. La tutora siempre te está cogiendo aparte
para preguntarte ¿cómo se llevan tus padres?,
¿van a misa? y cosas así. Cada dos semanas
el cura nos suelta un sermón, y la semana que no
toca cura lo hace la tutora. De lo que más nos hablan
es de la castidad, y a veces se ponen horribles, como un
día que nos dijeron que los que se divorcian van
seguro al infierno, y había una niña con los
padres divorciados que se tiró llorando todo el día
(Tiempo, 11-17 de abril, 1988, n. 309, pág. 15).
Este "apostolado" no se realiza exclusivamente
en los colegios y universidades del Opus Dei. En la propia
clínica de la universidad de Navarra se aprovecha la
gratitud de los pacientes que han sido atendidos y confortados
en sus sufrimientos para realizar posteriormente una labor
de proselitismo con ellos. También encontramos en las
universidades españolas un alto porcentaje de profesores
pertenecientes al Opus Dei, hábilmente promocionados
a estos puestos desde la época franquista. No obstante,
la captación de jóvenes se da en cualquier colegio,
sea o no del Opus, y termina en la red de innumerables clubes
juveniles que hay en cada ciudad donde el Opus Dei actúa.
En estos clubes se distinguen dos zonas a efectos de "proelitismo":
el club propiamente dicho y el centro. En el club se "entretiene"
a los más jóvenes con infinidad de actividades:
modelismo, cine, deportes, excursiones, música, fotografía,
vídeo, etc., de manera que poco a poco empiezan a ver
el club como su propia casa, según se apunta en las
"Crónicas" (la literatura interna del Opus
Dei):
...los muchachos se reparten naturalmente por toda la casa
-por su propia casa- y es magnífica ocasión
de estudiarlos, conocerlos mejor... ("Crónica",
febrero 1963.)
Cuando los jóvenes llegan a la adolescencia pasan
al "centro". En el centro se localizan el oratorio,
el cuarto del sacerdote, el del director, las pequeñas
salas donde se imparten los círculos y se oyen las
confidencias, etc.
En el centro las actividades tienen otro sesgo. Se compaginan
algunas de las anteriores distracciones con el estudio en
funcionales y cómodas salas. A través de aparentemente
inocuas "competiciones de estudio" en las cuales
se organizan equipos cuyos miembros han de demostrar haber
estudiado más que el resto, se establece la idoneidad
de los aspirantes. También se organizan diferentes
tipos de cursillos para atraer a los muchachos: inglés,
informática, técnicas de estudio, y repostería,
belleza, moda, para las chicas.
Estas ocupaciones se entretejen con los "medios de formación
espiritual" -charlas, círculos, meditaciones,
retiros espirituales, convivencias de "estudio"-
así como con viajes a Roma para visitar la tumba de
nuestro padre (Escrivá de Balaguer) y entrevistarse
con el Papa.
Continuemos glosando el documento del Secretariado para la
Unidad de los Cristianos. Entre las características
que se enumeraban la primera es:
Característica 1:
Hábil proceso de iniciación del convertido y
gradual descubrimiento de lo que sus anfitriones son en realidad
El Opus Dei realiza su labor con los jóvenes a través
de la llamada Obra de San Rafael. Cuando el muchacho empieza
a sentirse cómodo en el club se le invita a participar
en el llamado Círculo de San Rafael. En estas reuniones
de menos de una decena de personas el director del círculo
explica algunos puntos de la doctrina cristiana bajo el particular
prisma de la Obra. En ellas se imparte doctrina unilateralmente.
No se admite ninguna interrupción ni pregunta hasta
el final de la reunión, en que el director reconduce
el coloquio hacia temas banales que no tienen nada que ver
con lo anteriormente dicho:
A las reuniones de San Rafael vienen nuestros chicos, no
a perder el tiempo sino a aprovecharlo. Por eso, su papel
es de discípulos que van a escuchar a su maestro.
No se discute. ("Tiempo de Edificar". "Crónica",
febrero de 1963.)
Tras el círculo, el director habla individualmente
con algunos de los muchachos:
...para contar en confidencia de hermanos más pequeños
sus secretillos y preocupaciones de todo género.
Al principio les cuesta. Después la necesitan. ("Tiempo
de Edificar". "Crónica", enero de
1963.)
Es decir, se va creando y alentando una cierta dependencia
psicológica que la mayoría de los psicólogos
con un mínimo de deontología profesional tratarían
de evitar si se situasen en circunstancias similares.
Durante este período...
...el consiliario no omitirá allegar, por mediación
del director local, noticias -incluso secretas, si así
lo estima oportuno- acerca de la índole del aspirante,
de su talento, de su cultura, de su piedad, de su aptitud
para las obras del Instituto, de su familia, de sus estudios
y de todo lo que pueda suponer aportación al más
íntimo conocimiento de su personalidad. Y que de
esto guarde profundo silencio y secreto. (Constituciones
de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz y de la Obra
de Dios. Roma, 1950, punto 39.)
Poco a poco, "como por un plano inclinado", según
una gráfica expresión del fundador, se irá
conduciendo al joven hacia la crisis vocacional:
...facilitad el paso, sin brusquedades. En este periodo
de transición sed prudentes en imponer, aun en manifestar,
las obligaciones propias de los nuestros. ("Tiempo
de Edificar". "Crónica", febrero de
1963.)
Característica 2:
Técnicas dominantes: "estallido de afecto",
ofreciendo "una comida gratuita en un centro internacional
para amigos", técnica de "pesca mediante
flirteo"...
Si el lector ha sido invitado alguna vez a una casa del Opus
Dei, no habrá podido evitar la sensación de
ser el centro de todas las miradas. A las sonrisas de "oreja
a oreja" habrá observado que se unen otras cordiales
manifestaciones de afecto como el vivo interés por
su familia, sus aficiones, sus estudios, etc. Además,
muchos sacerdotes del Opus Dei no tienen ningún reparo
en abrazar estrechamente al joven visitante o neófito,
que, perdido en los ensotanados brazos, se debate en la cuestión
de si abrazar a su vez al sacerdote (lo cual para la mentalidad
opusdeísta sería una impertinencia) o escurrirse
poco a poco hasta desembarazarse de tan cálidas mordazas.
Además, si por cualquier motivo usted se ausentase
de su ciudad no tardaría en recibir la calurosa correspondencia
de los socios del Opus Dei o quizá la visita del un
amigo de un amigo que le conoció a usted en un centro
del Opus.
He oído a más de una persona criticar la exagerada
exteriorización de sentimientos en miembros del Opus
Dei cuando hay "visita". Si usted ha asistido a
una proyección de alguna película en que el
fundador habla en un auditorio repleto de sus seguidores,
no tardará en darse cuenta de que algún espectador
sentado cerca de usted tanto llora a moco tendido como se
desternilla con sonoras carcajadas. En el fondo se trata de
una claque no premeditada pero sí acorde con el contexto
de influir sobre el visitante.
Lo de ofrecer una comida gratuita la verdad es que no está
muy de acuerdo con el llamado por Escrivá de Balaguer
"apostolado de no dar" (Camino, punto 979); sin
embargo, lo de "un centro internacional para amigos"
es algo que me suena bastante. Hay muchos clubes o centros
del Opus Dei que añaden este calificativo, internacional,
a su nombre aunque de internacional tengan poco. Es de destacar
que no hay ningún centro ni colegio de la Obra que
tenga un nombre que aluda a su condición opusdeísta.
El Opus Dei tampoco desvela su identidad en la propaganda
de clubes o campamentos juveniles que reparte por los buzones
o pega en los muros de las calles.
La pesca mediante flirteo (flirty fishing) es una técnica
de captación que propiamente es utilizada por la secta
Niños de Dios. Sin embargo el Opus Dei utiliza una
técnica de proselitismo de demostrada eficacia que
yo llamaría "submarine fishing". Para que
entendamos cabalmente en qué consiste esta técnica
reproduzco a continuación una tonadilla que cantan
los socios de la Obra:
A mí me gusta la pesca;
pero pesca submarina,
que perseguir a los peces
es una cosa divina.
A mí me gusta la pesca
sin anzuelo y sin sedal;
que eso de esperar que piquen
no me va, que no me va.
Para ser un pescador de garantía,
valentía, valentía.
Es preciso hundirse pronto y suavemente;
y meterse por las cuevas sin temor.
Cuando ves un pez, te pones a su altura,
con soltura, con finura;
le disparas un arpón con puntería,
lo agarras luego y se acabó.
En "Datos y respuestas", Antonio Hernández
Deus, de la Oficina de Información de la Prelatura
del Opus Dei en España, habla de manipulación
linguística cuando en el libro "El mundo secreto
del Opus Dei" se utiliza la palabra "captación"
al aplicarla al "apostolado cristiano" que realizan
los socios de la Obra. Para no herir con este libro la sensibilidad
de ningún socio de la Obra utilizaré la expresión
que ellos mismos emplean para hacer referencia a su "apostolado
cristiano", la expresión "pesca" o "pesca
submarina".
Característica 3:
A los alistados se les imponen decisiones y respuestas preestablecidas
En el Opus Dei hay distintos tipos de socios. Sin embargo
el joven es encarrilado en una determinada categoría
sin haberle explicado, en la mayoría de los casos,
que existen las demás. Así, si un joven pertenece
a una familia con un buen nivel de ingresos y es brillante
en sus estudios, Dios lo llamará para ser numerario.
Si no, tendrá vocación de supernumerario, agregado,
cooperador o numeraria auxiliar, como es el caso del siguiente
testimonio:
Quise ser numeraria. Pero me dijeron que no podía
ser -por mis circunstancias personales-. Ahora sé
que se referían a mi origen social humilde: mi padre
es agricultor. Me dijeron que podría ser numeraria
auxiliar y que éstas son las que más quería
el fundador, monseñor Escrivá de Balaguer.
(Recogido por Jordi Corachán. Interviú. "Yo
también fui criada de los dirigentes del Opus.")
Pero ¿en qué consiste cada una de estas categorías?
Los numerarios:
Son "los miembros del Opus Dei en sentido estricto"
(Constituciones de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz
y Opus Dei, artículo 26). "Se llaman numerarios
aquellos clérigos y laicos que, observando el celibato
apostólico... por una especial moción y don
de Dios, se dedican con todas sus fuerzas y con su máxima
disponibilidad personal de trabajar, a las peculiares empresas
de apostolado de la Prelatura y habitan ordinariamente en
las sedes de los centros de Opus Dei para cuidar de aquellas
empresas de apostolado y dedicarse a la formación
de los demás fieles de la Prelatura." (Código
de Derecho Particular de la Obra de Dios, artículo
8.)
Aparte de comprometerse contractualmente a no contraer matrimonio,
también lo hacen a entregar su sueldo íntegro
a la Obra y a obedecer en todo a sus superiores, lo cual es
equivalente a realizar los votos de pobreza, castidad y obediencia
propios de los institutos religiosos.
Los supernumerarios:
Se llaman supernumerarios todos aquellos fieles laicos,
célibes o incluso casados, que, con la misma vocación
divina que los numerarios y agregados, participan plenamente
del peculiar apostolado del Opus Dei, con aquella disponibilidad
en tanto que la empresa apostólica sea compatible
con el cumplimiento de sus obligaciones familiares, profesionales
y sociales. (Código
de Derecho Particular de la Obra de Dios, artículo
11.)
En la práctica, al estar la mayoría casados,
constituyen la clase de "tropa" dentro de la institución:
El matrimonio es para la clase de tropa, no para el estado
mayor de Cristo. (Escrivá de Balaguer, Josemaría:
Camino, punto 28.)
Puesto que la mayoría de los numerarios son hijos
de supernumerarios, y estos últimos "han de tener
todos los hijos que Dios les dé" (conforme al
criterio de su director), no es de extrañar que la
Obra los mime tanto. Constituyen la mejor cantera de socios
del Opus Dei en sentido estricto: los numerarios.
Los agregados:
Se llaman agregados aquellos fieles laicos que, entregando
su vida plenamente al Señor en el celibato apostólico
y conforme al espíritu de la Obra de Dios, deben
sin embargo consagrar su cuidado a concretas y permanentes
necesidades personales, familiares o profesionales, que
les llevan, de ordinario, a habitar con su propia familia.
(Código de Derecho
Particular de la Obra de Dios.)
Los cooperadores:
Son aquellos que "con sus asiduas preces desbordadas
hacia Dios, sus limosnas y, en la medida de lo posible,
también con su trabajo, prestan su colaboración
a las obras apostólicas y participan de los bienes
espirituales del Opus Dei". (Código
de Derecho Particular de la Obra de Dios, artículo
16.)
Las numerarias auxiliares o sirvientes:
Puesto que las mujeres "no hace falta que sean sabias:
basta que sean discretas" (Camino, punto 946), el Código
de Derecho Particular del Opus Dei condena al anonimato
a esta categoría de asociadas al no definir en qué
consiste su labor, pretendiendo englobarlas en la definición
genérica de los numerarios, cuando sus funciones son
radicalmente distintas de las de los mismos. No obstante,
en el menos depurado texto de las Constituciones
de 1950 encontramos que:
Las numerarias sirvientes.., se dedican a los trabajos
manuales o al servicio doméstico en las casas de
la Institución. (Artículo 440.)
Observe el lector en las anteriores referencias que el cometido
específico de todas estas categorías de socios
es el del apostolado, atraer más socios que engrosen
sus filas. No se menciona el de la misericordia o la caridad
con el pobre o menesteroso, que sería lo propio en
una institución que se autodenomina cristiana.
Característica 4:
Distribución de dinero o medicinas
Acerca de la última idea expresada en el párrafo
anterior, algún lector me podrá argüir
que él mismo realizó junto con otro socio de
la Obra una visita caritativa a un pobre de su parroquia.
No seré quién para negar la veracidad de su
testimonio. Sin embargo invito al lector a sondear cuál
es la finalidad última de estas denominadas "visitas
de pobres" a través de las propias palabras de
Escrivá de Balaguer:
Comenzó esta delicadeza de caridad muy pronto, con
los primeros pasos de la Obra... Poníamos cariño
humano y sobrenatural cuando las hacíamos y empezamos
a llamar pobres de la Virgen a los que íbamos a visitar.
Al chico que no tenía ninguna preocupación
de apostolado, le reventaba ir y no iba. Y de este modo
se hacía ya una selección. Las señas
nos las proporcionaban los párrocos de los suburbios.
No íbamos más que una vez a cada casa, les
llevábamos un poco de dinero, algo divertido para
leer, unos dulces de los que no podían comer más
que los ricos. Siempre se les dejaba algún paquete
con algo que quizá no habían visto en la vida.
Pero no se trataba de hacer una labor continuada con ellos,
sino con los chicos que hacían las visitas... (Escrivá
de Balaguer: "Instrucciones", 9 de enero de 1935.)
No tratamos tampoco con estas visitas de despertar superficiales
inquietudes sociales... Este contacto con la miseria o con
la humana debilidad es una ocasión de la que suele
valerse el Señor para encender en un alma quién
sabe qué deseos de generosidad y divinas aventuras.
(Escrivá de Balaguer: Carta "Quem per Annos",
24 de octubre 1942, n.° 41.)
Estas ansias de entrega que, con motivo de las "visitas
de pobres", empiezan a florecer en el corazón
del joven serán convenientemente canalizadas por los
directores del Opus Dei hacia la "generosa aventura"
de comprometerse más decididamente con la institución,
bien sea a través del ingreso en la Labor de San Rafael,
la realización de un curso de retiro o la incorporación
a la Obra.
Y para que quede bien claro desde el principio quién
es el legítimo destinatario de las dádivas de
los muchachos, se les impide aplicar su generosidad directamente
al menesteroso, instándolos a hacerlo sólo a
través de la institución.
No se consienta que nuestros chicos den dinero de su bolsillo
directamente a los pobres de la Virgen. (Escrivá
de Balaguer: "Carta Quem per Annos", 24 de octubre
1942, n.0 203.)
Todos lo sábados y días diecinueve de cada
mes -en honor de san José- se hará una colecta
secreta, para los pobres de la Virgen. Pasa uno cualquiera
con una bolsa, y la limosna se entrega al tesorero de los
fondos de la caridad. (Escrivá de Balaguer: "Instrucción"
del 9 de enero de 1935, n.° 200.)
Con estos sencillos detalles se acostumbra al joven a hacer
entrega de su dinero al Opus Dei. Posteriormente, cuando se
haga numerario, entregará las pagas semanales que le
den sus padres o el poco dinero que lleve en los bolsillos.
Más tarde, cuando trabaje, entregará su sueldo
íntegro a la Obra. Sin embargo, los portavoces de la
institución afirman con rotundidad que ésta
no posee dinero propio porque el dinero, a efectos legales,
es de los socios aunque la Obra sea la que lo administre.
Esa administración consiste, en muchas ocasiones, en
negar el dinero cuando el socio lo pide.
Conozco un caso en que la Obra negó dinero a un destacado
numerario, que había estado cotizando a la misma durante
muchos años, para poder someterse a una urgentísima
y vital operación quirúrgica. Fueron finalmente
amigos ajenos al Opus Dei los que le costearon la operación.
Por eso pienso que si un muchacho finalmente, y a pesar de
sus padres, decide meterse en el Opus Dei, deberían
ser los propios padres los que estableciesen un fondo para
que el joven lo pueda utilizar sólo en caso de extrema
necesidad. Lo más conveniente es que realicen un documento
notarial en el que se establezca en qué circunstancias
puede ser utilizado ese dinero, evitando así el que
la Obra termine "administrándolo". En cuanto
al tema de las herencias, podría ser necesario que
los padres evitasen también este tipo de administración
interesada si concurren, en su caso, las circunstancias mencionadas
en el artículo 853 n.° 2 del Código Civil,
en el que se establece que una causa justa para desheredar
a hijos o descendientes es la de que éstos "les
hayan maltratado de obra o injuriado gravemente de palabra".
Característica 5:
Exigencia de una abnegación incondicional al iniciador,
líder
"Presidentes generales del Opus Dei tendréis
muchos, pero padre no hay más que uno", afirmaba
el fundador acerca de sí mismo. Escrivá de Balaguer
gustaba ser llamado con un familiar "Padre", lo
que podría entenderse como una mera alusión
a su condición sacerdotal si no fuese porque sus "hijos
en el Opus Dei" llaman a la madre del fundador "abuela"
y a su hermana "Tía Carmen", tergiversando
así la auténtica naturaleza de los vínculos
familiares. Le gustaba también que los numerarios adolescentes
denominasen a su familia "familia de sangre" porque
"familia en sentido estricto es el Opus Dei", amonestando
al joven que utilizaba la expresión "mi casa"
para designar la "casa de sus padres". Es indudable
que Escrivá de Balaguer poseía un especial carisma,
fruto de su propio carácter, para estimular a la acción
a los que le rodeaban. Para que sus decisiones no fuesen cuestionadas,
las exponía como consecuencia de una particular iluminación
o gracia divina, pretendiendo que con la misma "santa
intransigencia" y "santa coacción" (Camino,
puntos 387, 394, 398 y 399) con que animaba a sus inmediatos
colaboradores éstos estimulasen al resto.
Esta sensación de interlocutor autorizado por la divinidad
aseguraba a sus fervientes seguidores un terreno abonado para
la circulación, de boca en boca, de historias sobre
presuntas manifestaciones sobrenaturales al fundador. Y en
ocasiones estos "signos", que le legitimaban para
tener pleno poder en el gobierno de su institución,
desbancaban la capacidad mediadora del propio Cristo. A los
jóvenes numerarios se los anima en los retiros espirituales
a que, con "con santa desvergüenza" (Camino,
punto 387), imiten el ejemplo del numerario protagonista de
la siguiente anécdota:
"Un joven le dice al numerario: "Pero.. ¡si
parece que adoráis más al fundador que a Jesucristo!"
A lo que el joven numerario responde: "Como lo dices,
queremos más a Nuestro Padre que al mismo Dios".
La confianza en la absoluta fidelidad de sus acólitos
permitía que Escrivá pudiese criticar públicamente
al entonces papa del Concilio, Pablo VI, pidiendo a sus seguidores
que lo puenteasen en sus oraciones: "Rezad por el Papa
que ha de venir." También se permitía,
ya en privado, mofarse del papa Juan XXIII, imitando su gran
panza y cómo se sacudía cuando se reía
(testimonio del padre Vladimir Feltzman). Escrivá estaba
totalmente seguro de que sus seguidores cumplirían
sus divinamente inspiradas directrices antes que las del propio
Papa. Así, en varias películas de sus alocuciones
públicas puede vérsele diciendo con gracejo
y levantando el índice de su mano derecha: "Cuando
el Papa quitó el Indice de la Iglesia, yo puse el mío."
Sobre este tema, sobre la censura de libros, el Índice
en el Opus Dei, hablaremos enseguida.
Característica 6:
Aislamiento: control del proceso racional del pensamiento,
eliminación de la información e influencia externa
(familia, amigos, periódicos, revistas, televisión,
radio, tratamiento médico, etc.) que podrían
romper el hechizo de este compromiso y el proceso de asimilación
de sentimientos, actitudes y patrones de conducta
Por el conocimiento que tengo sobre el "modus operandi"
de las sectas, esta característica aparece en casi
todas. El aislamiento del aspirante, sobre todo antes de plantearle
la crisis vocacional y el bloqueo de toda información
que perturbe el proceso de integración de contenidos
mentales sectarios, es algo común a todas ellas.
El Opus Dei utiliza diversos medios de "formación"
para aislar al joven. Uno de estos medios son los retiros
espirituales, en que el aspirante o neófito permanece
varios días en obligado silencio y atento a las charlas
de los directores del Opus Dei en una residencia o chalet
perdido en el campo. Otro son las excursiones a Torreciudad
o Roma, en las que se aprovecha el prolongado itinerario en
autobús para "calentar" la cabeza al pobre
muchacho.
En cuanto a la limitación de información externa,
hay una férrea censura de los libros que el aspirante
o neófito puede leer. Dejaremos que sea un joven ex
numerario irlandés que todavía cree en la Obra
el que nos explique en qué consiste esta censura:
Todavía creo en los principales objetivos y principios
del movimiento, pero me apena el contemplar cómo
se llevan a la práctica a lo largo de los años.
Por ejemplo, mientras estudiaba en Nullamore se aplicaba
un riguroso código de censura. Todos los libros y
revistas que potencialmente pudiesen ser leídos por
los miembros del Opus Dei llevaban un coeficiente de censura
que iba de uno a seis. El libro lo podía leer cualquiera
si llevaba un coeficiente de uno. Un coeficiente de dos
indicaba que había que pedir permiso para leer ese
libro concreto. Los libros que llevaban un coeficiente de
tres a cinco lo podían leer los socios del Opus Dei
dependiendo de su veteranía. Si el libro tenía
un coeficiente de seis no lo podía leer nadie. De
hecho había que erradicarlo de las casas de la Obra.
Mientras estaba en Nullamore se aplicó un coeficiente
de seis a "Watership Down" porque se pensaba que
promovía el aborto. El "Manifiesto Comunista"
también llevaba un seis. Sin embargo se podía
utilizar una versión reescrita por el Opus Dei para
los que, por motivos de exámenes en sus colleges
o universidades, no tuvieran más remedio que leerlos.
Pienso que este tipo de actitudes infringen el derecho a
la libertad personal y rayan en el antiintelectualismo."
(Declaraciones de Colm Larkin a Fergal Bowers en su libro
"The Work. An Investigation into the History of Opus
Dei and how it operates in Ireland Today, Poolbeg Press
Ltd., 1989, Dublín, pág. 90.)
Personalmente también he sufrido la censura de la
institución. Durante mi adolescencia se me prohibió
asistir a las clases de religión de mi colegio y se
me amonestó por leer el libro "Juan Salvador Gaviota"
pues, según ellos, contenía ideas hinduístas.
Posteriormente, y con gran vergüenza por mi parte, tuve
que excusarme ante un profesor al no poder realizar un trabajo
sobre Freud por "razones morales". En otra ocasión
tuve que sustituir la lectura de "El Capital" de
Marx por la de una recensión, una versión "descafeinada"
del mismo. Durante mis estudios en la Universidad Pontificia
de Comillas, perteneciente a la Compañía de
Jesús, se me prohibió tajantemente asistir a
las clases de teología que, según mi criterio,
estaban dentro de la más estricta ortodoxia. Puesto
que en mi universidad la asistencia a clase era condición
"sine qua non" para aprobar y había que aprobar
todas las asignaturas para pasar al año siguiente,
me vi abocado a romper mi voto de obediencia para conseguir
pasar de curso. Por último, y para mi propio estupor,
se me prohibió la lectura de un libro del Nuevo Testamento,
la epístola de san Pablo a los Romanos, pues había
comentado a mi director espiritual cómo san Pablo critica
en ella el exagerado legalismo mosaico para hacer una apología
de la caridad cristiana.
Esta censura informativa podría hacerse extensiva
a la totalidad de las revistas, ya que la propia revista femenina
"Telva", dirigida por la numeraria Covadonga O'Shea,
es desaconsejada a los varones del Opus Dei.
Aparte de todo lo anterior, entre los compromisos de los
numerarios del Opus Dei está el de no asistir nunca
a ningún espectáculo público (cine, teatro,
deportes). Tampoco pueden ver la televisión sin haber
consultado antes a sus superiores. Esta idea pretenden inculcarla
en los colegios que regentan mediante el reparto de boletines
sobre madre con hijos en colegios de fomento.
Las dos características, aislamiento y control de
la influencia externa, se dan en la costumbre de abrir y leer
las cartas antes de entregárselas al numerario a quien
van dirigidas.
Característica 7:
Se trabaja a los neófitos desde la perspectiva de su
vida pasada; centrándose en anteriores comportamientos
desviados como el haber consumido droga, desviaciones sexuales;
jugando con sus taras psicológicas, con sus pobres
relaciones sociales, etc.
Para que el muchacho pueda convertirse en un eficiente engranaje
de la maquinaria Opus Dei, moverse a su ritmo y no tener algún
exabrupto que interfiera en su funcionamiento global, ha de
abdicar de su propia individualidad en aras del mejor desarrollo
colectivo. En otras palabras, se ha de destruir el ego del
adolescente para edificar una nueva personalidad. Pero ¿como
pueden los programadores de la Obra lograr este objetivo?
En primer lugar, y teniendo en cuenta que el individuo es
una unidad psicosomática, hay que sojuzgar el "soma",
es decir el cuerpo, para luego continuar con la "psique".
El desprecio de uno mismo comienza con el desprecio del propio
cuerpo. Como diría Escrivá de Balaguer en Camino:
Trata a tu cuerpo con caridad, pero no con más caridad
que la que se emplea con un enemigo traidor. (Escrivá
de Balaguer: Camino, punto 226.)
Así, al ver al propio cuerpo como un enemigo, uno
empieza a verse como enemigo. Medicina y psiquiatría
están unánimemente de acuerdo en que el ser
humano no consta de psique y cuerpo sino que constituye una
unidad. Por eso el joven que empieza despreciando su propio
cuerpo, sin solución de continuidad termina despreciándose
a sí mismo, de manera que para su propia evolución
y desarrollo ha de confiarse a su director-instructor de manera
total y absoluta.
Pero ¿cómo se opera este desprecio por el propio
cuerpo en los candidatos a numerarios del Opus Dei? La llama
que prende la mecha para esta mutación en el joven
es la de la sexualidad.
Como vimos, la edad más propicia para reclutar y moldear
al joven es la de la adolescencia, pues es la etapa del idealismo
y de los proyectos para el futuro.
Pero, además, en esta etapa es cuando se opera uno
de los cambios fisiológicos más importantes
y repentinos de la persona a lo largo de su vida. Durante
la pubertad el ser humano ve que su realidad física
se transforma, acogiendo, en ocasiones, el cambio con una
mezcla de confusión y asombro. Es fácil operar
con esta ocasional extrañeza para trocarla en desconfianza,
y, posteriormente, en aversión al propio cuerpo. En
palabras del fundador:
Por defender su pureza san Francisco de Asís se
revolcó en la nieve, san Benito se arrojó
a un zarzal, san Bernardo se zambulló en un estanque
helado... Tú, ¿qué has hecho? (Escrivá
de Balaguer: Camino, punto 143.)
Estas recomendaciones del fundador llevan a los ya socios
al extremo de flagelarse el trasero con disciplinas, llevar
anudado al muslo un cilicio, ducharse diariamente con agua
fría, dormir en el suelo, colocar piedrecitas en sus
zapatos, etc. En el punto 260 de las Constituciones del Opus
Dei se dice textualmente:
Conserven fielmente la piadosa costumbre, para castigar
el cuerpo y reducirlo a servidumbre, de llevar al menos
durante dos horas cada día un pequeño cilicio,
de recibir las disciplinas una vez por semana y dormir en
el suelo, con tal que tengan en cuenta la salud.
Los directores de los centros de la Obra en sus charlas a
jóvenes numerarios ponen como ejemplo a Escrivá
de Balaguer, que utilizaba en sus azotes una disciplina de
la que colgaban trozos de herradura, cuchillas de afeitar,
etc.
En su cuarto guardaba el Padre, en una caja, el cilicio
y las disciplinas. Impresionaba ese instrumento de flagelación,
de cuyos cabos pendían trozos de herradura y cuchillas
de afeitar y puntas remachadas. Lo utilizó a menudo,
y vigorosamente, hasta el punto de que las paredes del cuarto
de baño estaban salpicadas de sangre. A pesar de
limpiarlas, se notaría alguna mota. (Andrés
Vázquez de Prada: "El Fundador del Opus Dei",
Ediciones Rialp, S. A., Madrid, segunda edición,
pág. 161.)
Sin más disquisiciones trataré de resumir las
ideas fundamentales:
Al candidato a socio del Opus Dei se le hace creer que su
incipiente sexualidad es sucia y pecaminosa. Por extensión,
el cuerpo, vehículo de estas tendencias, es algo que
hay que mantener a raya, pues no se puede confiar en él.
Sin solución de continuidad ese sentimiento se transmite
del cuerpo al propio ego y el joven, al darse cuenta de que
no puede confiar en sí mismo, abdica en otro, en su
director espiritual.
Pero ¿cómo podemos operar con el cambio fisiológico
que se produce en la adolescencia para trocar los sentimientos
del individuo en aversión a su sexualidad, a su cuerpo
y a su ego? Principalmente, imponiendo a cualquier comportamiento
de índole sexual el calificativo de pecado mortal.
Los directores de los centros de la Obra suelen repetir, como
los moralistas Arregui y Zalba, que "en el terreno de
la sexualidad no hay parvedad de materia" es decir cualquier
mirada a un desnudo, cualquier fantasía de esta índole,
la masturbación, la realización del acto sexual
dentro del matrimonio sin la suficiente probabilidad de que
conduzca a la procreación, etc., constituyen pecado
mortal. Este pecado mortal representa la pérdida definitiva
del amor de Dios y la condenación eterna si el joven
no se arrepiente y se confiesa. Y esta confesión ha
de realizarse ante un sacerdote de la Obra (está "mal
visto" confesarse con uno que no pertenezca a la institución).
Así, a los pies del sacerdote del Opus, dispensador
de salvación o de condenación, concluye este
proceso de anulación de la personalidad del adolescente.
Tras renunciar a una serie de satisfacciones materiales en
aras de conseguir una salvación eterna, el muchacho
sólo podrá optar al bien supremo si doblega
su voluntad ante los rígidos criterios morales dictados
por sus directores.
Contrastando con las ideas anteriores, recojo las siguientes
palabras de Juan Pablo II, quien, aun teniendo ideas conservadoras
sobre estos temas, distan mucho de ser las preconizadas por
el Opus Dei:
La castidad verdadera no puede conducir al menosprecio
del cuerpo ni a la depreciación del matrimonio y
de la vida sexual. Es el resultado, semejante descrédito,
de una castidad falseada, y hasta cierto punto hipócrita,
y más aún de la impureza. Esto puede parecer
sorprendente y extraño, y con todo no puede ser otra
cosa. No se puede reconocer ni experimentar el pleno valor
del cuerpo y del sexo más que a condición
de haber realzado estos valores al nivel del valor de la
persona. (Wojtyla, Karol: "Amor y Responsabilidad",
1978. Editorial Razón y Fe, Madrid, pág. 190.)
Característica 8:
Métodos que alteran las conciencias y producen disturbios
intelectuales (bombardeo intelectual); uso de clichés
para interrumpir el proceso natural del pensamiento, sistemas
de lógica cerrada; restricción del pensamiento
reflexivo
Nos limitaremos a apuntar aquí algunos de estos métodos
utilizados por la institución. En sucesivos capítulos
los comentaremos con amplitud. En primer lugar hablaremos
del bombardeo intelectual que se produce cuando el joven es
sometido a un adoctrinamiento constante y repetitivo. Un mismo
mensaje se repite una y otra vez como sucedía con las
consignas que, en la novela "Un mundo feliz", escuchaban
los protagonistas a través de la omnipresente megafonía.
En nuestro caso los muchachos empiezan a entrar en esta dinámica
con su incorporación a la Labor de San Rafael: charlas,
círculos y meditaciones periódicas, libros de
"lectura espiritual" de la Obra, películas
del fundador, etc. En todas ellas los mismos temas: castidad,
sacrificio, apostolado. Cuando el joven se incorpore a la
institución, para lo cual ha de escribir una carta
solicitándolo al presidente general de la misma, recibirá
una tanda de charlas consecutivas para afianzar los contenidos
anteriores. Luego, como consumado numerario, continuará
afianzando más estos mismos contenidos mediante literatura
y medios de formación más elaborados (lectura
de las crónicas y cartas del padre, cursos anuales,
etc.).
Por otra parte es característico el uso de frases
hechas y de clichés en las charlas y meditaciones impartidas
por el Opus Dei. Estos estribillos llaman la atención
al principio, posteriormente manifiestan una inequívoca
falta de recursos racionales por parte de quienes dirigen
las charlas. Frases hechas que no sólo se repiten en
estas ocasiones sino que se oyen en las tertulias, los pasillos,
las habitaciones...
Por ejemplo, cuando un numerario pregunta por qué
se hace algo en el Opus Dei, escucha siempre las misma respuestas:
"Es de buen espíritu", "Es costumbre
en Casa", "La costumbre obliga más que la
norma", "Está previsto que se haga así"...
Cuando se les critica su actitud de proselitismo sectario
contestan: "El Opus Dei no es una secta porque está
dentro de la Iglesia", o la más habitual "El
papa nos aprueba".
¿A qué se refiere el documento vaticano cuando
habla de sistemas de lógica cerrada? Trataré
de explicarlo con un ejemplo. Cuando un joven ingresa en el
Opus Dei se le pide que no hable con nadie de su vocación
y menos aún con sus padres, argumentándole que
su vocación es como una llama vacilante que hay que
proteger de cualquier viento exterior:
Calla. No olvides que tu ideal es como una lucecica recién
encendida. Puede bastar un soplo para apagarla en tu corazón.
(Camino, máxima 644.)
Cuando el joven empiece a conducirse como un numerario del
Opus Dei, sus padres comenzarán a notar una marcada
alteración en las pautas de conducta del muchacho (llegar
tarde a casa, ducharse diariamente con agua fría y
salir, a continuación, apresurada y gélidamente
de casa para llegar a la oración de las ocho de la
mañana en el "centro", etc.) junto con un
fingimiento continuo para no revelar a sus padres la razón
de estos comportamientos. Lo normal es que, ante ese cambio
de conducta, los padres se extrañen y responsabilicen
de ello al Opus Dei. Pero... hasta para esto la Obra tiene
solución. Antes de todo esto se le habrá argumentado
al joven que el diablo se servirá de personas muy queridas
para hacer zozobrar la nave de su incipiente vocación
y se le dirá que este hecho, el hecho de "la contradicción
de los buenos" (según la jerga opusdeísta),
será precisamente el indicio más claro de que
su vocación es auténtica. En definitiva, un
sistema de lógica cerrada prevé las dificultades
que se interpondrán para un cambio de conducta y aprovecha
las mismas para un reforzamiento de dicho cambio conductual.
Esta realimentación conductual o sistema de lógica
cerrada es lo que sucede cuando un pez muerde un anzuelo...
(utilicemos el ejemplo de la pesca tan del gusto de la Obra).
Cualquier corriente o influencia externa hará que el
anzuelo se clave más profundamente en el pez.
En cuanto a la restricción del pensamiento reflexivo
aparte del abandono del joven en manos de su director espiritual,
existen otros mecanismos coadyuvantes. Por ejemplo, una manera
eficacísima de interrumpir el flujo normal del pensamiento
es la repetición constante de jaculatorias, oraciones
cortas que vacían literalmente la mente del neófito.
Otros métodos de alteración de la conciencia
para permitir una asimilación más eficaz de
nuevas ideas en los jóvenes son las meditaciones realizadas
en semipenumbra, con un flexo que ilumina únicamente
al oficiante, la frecuente utilización de incienso
en oratorios de reducidas dimensiones, la mortificación
continua, etc. Sobre estos métodos de restricción
del pensamiento reflexivo nos extenderemos ampliamente en
capítulos posteriores.
Característica 9:
Mantener al neófito constantemente ocupado y nunca
solo; exhortación y entrenamiento constantes para llegar
a un estado espiritual exaltado, a una alteración de
la conciencia, a un acatamiento automático de las órdenes:
supresión de la resistencia y negatividad; dar respuesta
a los temores de manera que se genere un mayor temor
"Al Opus Dei habéis venido para exprimiros
como un limón."
De esta manera tan gráfica invitaba el fundador a
los jóvenes a entregarse en cuerpo y alma a la Obra.
Ya vimos que la anulación y posterior dominio de la
voluntad del joven comenzaba a través del autorrepudio.
Una vez alcanzado este estatus de rendición absoluta,
hay que mantenerlo. ¿Cómo? Colocando al joven
en una situación en que sea absolutamente incapaz de
pensar, de evaluar su momento presente, de arriesgarse a un
cambio de rumbo. Y esta situación es la del trabajo
continuado, la de la falta de sueño, la del estrés
constante:
Emplea, para tu vida, esta receta: "No me acuerdo
de que existo. No pienso en mis cosas, pues no me queda
tiempo." ¡Trabajo y servicio! (Escrivá
de Balaguer: "Forja", punto 853. Ediciones Rialp,
1987.)
"Come, bebe y olvídate de que existes."
("Crónica", agosto 1966.)
Es fácil colocar al muchacho en esta situación.
Las dieciséis normas de piedad que vocacionalmente
está obligado a cumplir diariamente le robarán
al menos cuatro horas al día, sus estudios le quitarán
otras tantas, el procurarse un dinero para pagar su residencia
en el Opus, unas cuantas más, etc. Total, apenas tendrá
tiempo para descansar las horas necesarias. Personalmente,
creo que podría contar con los dedos de las manos las
noches que, durante mis seis años de joven numerario
en el Opus Dei, pude dormir más de seis horas y media.
A este desgaste físico y falta de descanso de los muchachos
y muchachas adolescentes en el Opus Dei habrá que añadir
las tres horas diarias de mortificación con el cilicio
y la periódica fustigación con las disciplinas.
Me viene a la memoria en este momento la "grotesca"
imagen de una cola de quinceañeros ante el cuarto de
baño del club para avituallarse de sus herramientas
de autoflagelación.
El cansancio físico y la falta de sueño conducen
a un debilitamiento de las facultades intelectuales y de la
voluntad del joven. Ésta es la situación más
propicia para hacer lo que se desee con él, para que
sea moldeable como arcilla en manos del alfarero, para exigirle
una obediencia ciega.
Sé como arcilla en manos del alfarero... es contrario
a nuestro espíritu el querer conducirse bajo el propio
criterio. ("Crónica", agosto de 1955.)
La obediencia ciega a vuestros superiores, el camino de
la santidad. ("Crónica", agosto de 1963.)
De esta manera el joven pasará a ser uno más,
una sumisa oveja del rebaño, un pequeño tornillo
de la maquinaria Opus Dei:
Nuestro esfuerzo será eficaz en la medida en que
sepamos cómo ser un pequeño tornillo en esta
empresa de Cristo... (Crónica, diciembre, 1950.)
El miembro anárquico que rompe la unidad del resto
del organismo muere. ("Crónica", noviembre
de 1960.)
Hasta aquí he intentado exponer las características
del proselitismo agresivo del Opus Dei a la luz de una breve
fracción del documento vaticano "El
desafío de los Nuevos Movimientos Religiosos".
El lector interesado podrá encontrar en este documento
más pautas para su reflexión personal.
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