HIJOS EN EL OPUS DEI
Javier Ropero
EPÍLOGO
EPÍLOGO
Es muy difícil que el Opus Dei cambie. Aún
más lo será cuando el fundador suba a los altares.
Cuando esto suceda, la Iglesia se verá incapaz de poner
veto al proselitismo agresivo del Opus Dei porque ratificará,
de manera implícita, la doctrina inmovilista de esta
institución:
Nosotros no hacemos una obra humana por ser nuestra empresa
divina y, como consecuencia, no está en nuestras
manos ceder, cortar o variar nada de lo que al espíritu
y a la organización de la Obra de Dios se refiera.
(Instrucciones, 3/19/1934, n.0 92.)
Nunca, para la Obra, habrá problemas de adaptación
al mundo; nunca se encontrará el Opus Dei en la necesidad
de plantearse el problema de ponerse al día. Dios
ha puesto al día a su Obra de una vez para siempre,
dándole esas características seculares, laicales,
que os he comentado en esta carta. (Carta "Res Omnes",
1/9/1932, n.0 92.)
Dios escribe recto con renglones torcidos. Por eso no tengo
derecho a dudar de que el Opus Dei no esté llamado
a ser una verdadera Obra de Dios. Es responsabilidad nuestra,
de la Iglesia entera, el que esto llegue a ser así
algún día. Es una lástima que el enorme
potencial humano del Opus Dei no se emplee en remediar los
graves problemas que azotan a la humanidad sufriente y en
lugar de eso se dedique a un proselitismo de corte sectario
que a la larga será nefasto para la supervivencia de
la propia institución. Por eso me identifico plenamente
con las recomendaciones del doctor John Roche en "The
Clergy Review":
Los métodos de captación del Opus Dei están
causando una considerable zozobra y consternación
tanto entre los católicos como entre los no católicos.
Estos métodos difieren totalmente de los ideales
preconizados por el Concilio Vaticano II. Por lo tanto,
por el amor hacia la Iglesia, la mejor línea de acción
podría ser, para el Opus Dei, el suspender el reclutamiento
activo por el momento hasta que encuentren otra manera más
aceptable de conseguir vocaciones. (Roche, John: "Winning
Recruits in Opus Dei: a personal experience", "The
Clergy Review", diciembre, 1985, pág. 356.)
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