HIJOS EN EL OPUS DEI
Javier Ropero
9. TAN ANTIGUO COMO
EL EVANGELIO
Josemaría Escrivá comentaba muchas veces que
las ideas sustanciales del Opus Dei se retrotraían
a los orígenes del cristianismo; sin embargo, existen
muchos datos que me inducen a pensar que la Obra se remonta
a tiempos más antiguos, dado el extraordinario parecido
de la institución con las comunidades esenias que se
desarrollaron al oeste del mar Muerto a partir del siglo II
antes de Cristo.
Veamos cómo describe el historiador romano Flavio
Josefo a estos esenios:
Entre los judíos hay tres sectas filosóficas.
Los seguidores de la primera son los fariseos, los de la
segunda los saduceos y los de la tercera, que tienen reputación
de mayor santidad, reciben el nombre de esenios. Estos son
judíos de nacimiento, y los unen lazos de afecto
más fuertes que los de las otras sectas. Rechazan
los placeres, estiman la continencia y consideran como una
virtud el dominio de las pasiones. Permanecen célibes
y eligen a los hijos de los demás, mientras son maleables
y están a punto para la enseñanza, los aprecian
como si fuesen propios y los instruyen en sus costumbres.
No niegan la conveniencia del matrimonio ni pretenden acabar
la generación humana, pero se guardan de la lujuria
femenina, convencidos de que ninguna mujer es fiel a un
solo hombre.
Desprecian las riquezas y su forma de vida en comunidad
es extraordinaria. Entre ellos ninguno es más rico
que otro, puesto que, de acuerdo con su ley, los que ingresan
en la secta deben entregar su propiedad a fin de que sea
común a toda la orden, tanto que en ella no existe
pobreza ni riqueza, sino todo está mezclado como
patrimonio de hermanos. (Flavio Josefo: "La Guerra
de los judíos", Libro II, 119-61.)
Tras esta breve reseña histórica el propio
lector habrá podido apreciar las indiscutibles semejanzas
entre las costumbres de los sectarios del mar Muerto y las
de los socios de la Obra. Vamos a profundizar más en
estas analogías indicando al lector las más
sobresalientes:
1) PROSELITISMO:
Al igual que en el Opus Dei, la mayor cantera de vocaciones
a la secta era la de los jóvenes y adolescentes:
Eligen a los hijos de los demás, mientras son maleables
y están a punto para la enseñanza los aprecian
como si fueren propios y los instruyen en sus costumbres.
(Flavio Josefo: "La guerra de los judíos",
Libro II, 119-61.)
2) INGRESO:
a) En la comunidad esenia el superior
examinará la conducta, inteligencia, vigor, habilidad
y bienes de cualquiera que desee ingresar en la congregación.
("Documentos de Damasco", 114.)
b) En el Opus Dei
antes de admitir a uno, el consiliario no omitirá
allegar, por medio del director local, noticias -incluso secretas,
si así lo estima oportuno- acerca de la índole
del aspirante, de su talento, de su cultura, de su piedad,
de su aptitud para las obras del instituto, de su familia,
de sus estudios y de todo lo que pueda suponer aportación
al más íntimo conocimiento de su personalidad.
(Constituciones de 1950, punto 39.)
3) PRIMER AÑO DE PRUEBA:
a) En el Qumran (ubicación geográfica de los
esenios)
cuando se le admite en el cuerpo de la comunidad no participará
en el rito purificador de los miembros hasta que se haya examinado
su espíritu su conducta, al cabo de un año entero...
Cuando haya estado un año entero en la comunidad, los
miembros serán consultados sobre su caso, en cuanto
a su inteligencia y observancia de la Ley. ("Manual de
Disciplina. Las reglas de la comunidad y las penas.")
b) En el centro de la Obra:
El período de prueba, que todos deben cumplir bajo
la guía del director local después de realizada
la admisión, ha de prolongarse por lo menos hasta un
año, antes de llegar a la incorporación.
Si en el período de prueba el candidato se comporta
de tal modo que brilla la esperanza de que venga a convertirse
en un miembro digno y útil en el instituto, se tratará
de su incorporación. (Constituciones de 1950, puntos
46y 47.)
4) TIPOS DE SOCIOS:
Entre los sectarios del Qumran, al igual que en el Opus Dei,
existían socios numerarios (célibes) y supernumerarios
(pueden casarse):
Josefo, Filón y Plinio son unánimes en su testimonio
de que los esenios rechazaban el matrimonio y preferían
el celibato. Pero Josefo añade que había también
un sector de los esenios que se casaban. ("Los Manuscritos
del mar Muerto", Geza Vermes, Muchnik Editores, 1987.)
5) VOTOS:
Escrivá de Balaguer era contrario a los votos: "En
el Opus Dei no hay ni votos, ni botas, ni botines, ni botones."
Sin embargo, la incorporación del neófito se
realiza mediante un vínculo contractual que conlleva
una ingente cantidad de obligaciones.
De la misma manera los esenios
eran también contrarios a los votos, excepción
hecha, claro, del formidable juramento que hacían al
ingresar en la secta, por el que se comprometían -entre
otras cosas- a no divulgar sus peculiares doctrinas entre
los no iniciados. ("Los manuscritos del mar Muerto.")
Este compromiso de discreción es también una
característica del Opus Dei:
los socios numerarios y supernumerarios sepan bien que van
a guardar siempre un prudente silencio respecto a los nombres
de los otros miembros; y que "a nadie van a revelar nunca
que ellos mismos pertenecen al Opus Dei", ni aun siquiera
con el fin de la difusión de dicho instituto, sin licencia
expresa del propio director local. (Constituciones de 1950,
punto 191.)
Los compromisos que los qumranitas asumían al ingresar
en la secta eran, entre otros, los de pobreza, castidad y
obediencia al igual que ocurre en la Obra.
5.1) POBREZA:
En ambos casos los socios renuncian obligatoriamente a sus
propiedades en favor de la institución, sin lo cual
no serían admitidos. Obsérvese que en ambos
casos la organización es la beneficiaria, mientras
que Cristo recomendaba la pobreza en favor de los más
necesitados: "Ve, vende cuanto posees y dalo a los pobres...,
y vuelto aquí, sígueme." (Mt., 19,21.)
En ambos casos los socios han de nombrar una persona que
se encargue de administrar sus bienes. De esta manera:
a) Los esenios
eligen hombres buenos como administradores de sus bienes y
de los productos de la tierra. (Flavio Josefo: "Antigüedades
judaicas", 13,5,9.)
b) A los numerarios
se les exige ceder la administración de sus bienes
propios a quien quieran y disponer de su uso y usufructo.
(Constituciones de 1950.)
5.2) CASTIDAD:
En oposición a la tradición rabínica,
que llegó a comparar la abstención deliberada
de la procreación con el asesinato (rabino Eliezer
ben Hircano y Simeon ben Azzai, ambos del siglo 1 d.C.), los
sectarios del Qumran practicaban el celibato profético
con un cierto tinte misógino (véase "Jesús,
el judío", Geza Vermes, Muchnik Editores, 1977):
No niegan la conveniencia del matrimonio ni pretenden acabar
la generación humana, pero se guardan de la lujuria
femenina, convencidos de que ninguna mujer es fiel a un solo
hombre. ("La guerra de los judíos", Flavio
J0sefo Libro II, 119-6 1.)
Estas mismas connotaciones son las que se vislumbran, como
veremos, en el celibato promovido por el fundador de la Obra.
Un pequeño detalle que no deja de tener cierta relevancia
es que, en ambas instituciones, los socios pretenden preservar
la castidad mediante periódicas lustraciones de agua
fría:
a) Los esenios
se reúnen en un lugar y se bañan en agua fría
cubiertos de velos blancos. ("La guerra de los judíos",
Flavio Josefo, libro II, 119-61.)
b) Los numerarios se duchan cada mañana con agua fría
secundando los deseos del fundador:
En Gord Ard se nos despertaba a las siete de la mañana
y se nos animaba a practicar el minuto heroico, que consistía
en levantarse de la cama inmediatamente y besar el suelo diciendo
serviam, que traducido del latín es "e serviré".
A esto le sucedía un segundo acto de heroísmo,
una ducha de agua fría que al principio temía
pero que pronto aprendí a tolerar. Era una mortificación
por el Padre. (Testimonio de Mark Kelly en "The Work.
An Investigation into the History of Opus Dei and how it operates
in Ireland Today", Fergal Bowers, Poolberg Press Ltd.,
1989, pág. 77.)
5.3) OBEDIENCIA:
En ambas instituciones la vida comunitaria se rige por el
principio de rigurosa obediencia:
a) En el Qumran:
Se les inscribirá por orden uno delante de otro, según
su sabiduría y sus obras, de manera que todos obedezcan
unos a otros, el inferior al superior. ("Regla de la
Comunidad", 5, 23-24)
b) En el Opus Dei:
Todos los alumnos del instituto están obligados a
servir humildemente a los superiores en todas las cosas que
atañan a la finalidad de dicho instituto. (Constituciones
de 1950, punto 147.)
6) INTRANSIGENCIA DOCTRINAL:
En ambas instituciones la vida religiosa está regida
por un férreo acatamiento de la "ley divina"
y un número ingente de normas de piedad de obligatorio
cumplimiento. Flavio Josefo decía que los esenios:
Son los más rigurosos entre todos los judíos
en cuanto al descanso sabático: no sólo preparan
la comida la víspera para no tener necesidad de encender
el fuego el séptimo día, sino que ni siquiera
se atreven a mover un objeto de su sitio. (Flavio Josefo:
2La guerra de los judíos", II)
Recordemos a este respecto que Jesucristo obvió estas
prescripciones y muchas más en aras de la caridad fraterna:
Caminando Él a través de las mieses en día
de sábado, sus discípulos mientras iban, comenzaron
a arrancar espigas. Los fariseos le dijeron: Mira, ¿cómo
hacen en sábado lo que no está permitido?
Y les dijo: ¿Nunca habéis leído lo
que hizo David cuando tuvo necesidad y sintió hambre
él y los suyos? ¿Como entró en la casa
de Dios, bajo el pontífice Abiatar, y comió
los panes de la proposición, que no es lícito
comer sino a los sacerdotes, y los dio asimismo a los suyos?
Y añadió: El sábado fue hecho para
el hombre y no el hombre para el sábado. (Mc., 2,23-28.)
De idéntica forma, tras constatar en el Opus Dei tanta
cantidad de preceptos externos (las más de quince normas
de piedad que cada numerario ha de cumplir diariamente, sus
duchas de agua fría, sus innumerables charlas, círculos,
meditaciones etc.), que representan una pesada carga para
el sufrido numerario y limitan necesariamente el tiempo que
podría dedicar en ayudar al necesitado, se podría
decir: "No se hizo el hombre para el Opus Dei sino el
Opus Dei para el hombre."
Muchas de las invectivas que Jesucristo dirigió contra
los escribas y fariseos iban, sin duda alguna, dirigidas también
contra la comunidad esenia que, como hemos visto, tiene tantas
concomitancias con el actual Opus Dei. Recordemos a este respecto
que escribas y fariseos eran, según testimonio de Flavio
Josefo, una ramificación de los propios esenios. Así,
tras detallar las costumbres de los esenios numerarios y supernumerarios,
el escritor judeolatino dice que:
Los fariseos son de las dos órdenes arriba primeramente
dichas, los cuales tienen más cierta vigilancia y conocimiento
de la ley. (Flavio Josefo: "La guerra de los judíos".
II, 8, 14.)
Teniendo esto en cuenta veamos si algunas de las diatribas
de Jesús a los fariseos podrían tener vigencia
hoy en día, aplicadas al Opus Dei, para ello transcribimos
aquí el pasaje de Mateo (23, 1-16):
Entonces Jesús habló a las muchedumbres y
a sus discípulos, diciendo: En la cátedra
de Moisés se han sentado los escribas y fariseos.
Haced, pues, y guardad lo que os digan, pero no los imitéis
en las obras, porque ellos dicen y no hacen. Atan pesadas
cargas y las ponen sobre los hombros de los otros, pero
ellos ni con un dedo hacen por moverlas. Todas sus obras
las hacen para ser vistos de los hombres. Ensanchan sus
filacterias y alargan sus flecos; gustan de los primeros
asientos en los banquetes y de las primeras sillas en las
sinagogas, y de los saludos en las plazas, y de ser llamados
por los hombres maestros. Pero vosotros no os hagáis
llamar maestros, porque uno solo es vuestro Maestro, y todos
vosotros sois hermanos. Ni llaméis padre a nadie
sobre la tierra, porque uno sólo es vuestro Padre,
el que está en los cielos. Ni os hagáis llamar
doctores, porque uno sólo es vuestro doctor, Cristo.
El más grande de vosotros sea vuestro servidor. El
que se ensalzare será humillado, y el que se humillare
será ensalzado. ¡Ay de vosotros, escribas y
fariseos, hipócritas, que cerráis a los hombres
el reino de los cielos! Ni entráis vosotros ni permitís
entrar a los que querrían entrar. ¡Ay de vosotros,
escribas y fariseos, hipócritas, que recorréis
mar y tierra para hacer un solo prosélito, y luego,
de hecho, le hacéis hijo de la gehena dos veces más
que vosotros!
A este respecto comentemos algunas de las citas más
relevantes:
"En la cátedra de Moisés se han sentado
los escribas y fariseos."
Parafraseando esta cita podemos decir que en la cátedra
de San Pedro se han sentado los discípulos de Escrivá,
aunque con toda propiedad podíamos llamarlos escribas,
con "b" y sin acento, puesto que el apellido original
del fundador era Escriba, como consta en su partida de bautismo
(la de nacimiento se perdió durante la Guerra Civil):
En Barbastro, a trece de enero de 1902, don Ángel
Malo, regente de la Vicaría Catedral, bautizó
solemnemente a un niño nacido a las veinte y dos
del día nueve, hijo legítimo de don José
Escriba, natural de Fonz, y de doña Dolores Albás,
natural de Barbastro, cónyuges vecinos y del comercio
de esta ciudad.
Podría ser que el fundador se percatase de que llamar-se
Escriba y abanderar una institución anclada en el pasado
y tan cercana a la ideología de los escribas de la
época de Jesucristo podría ser motivo de sorna.
Estas razones y sus aspiraciones aristocráticas fueron
las que probablemente le llevaron a cambiar de apellido en
varias ocasiones. En un anotación al margen en la partida
de bautismo se puede leer:
Por orden del M. I. señor delegado episcopal de
esta diócesis de Barbastro, dictada el 27 de mayo
de 1943, se muda en esta partida el apellido Escriba en
Escrivá de Balaguer, debiéndose escribir así
en lo sucesivo: Josemaría Julián Mariano Escrivá
de Balaguer y Albás, hijo legítimo de don
José Escrivá de Balaguer y de doña
Dolores Albás. Barbastro, 20 de Junio de 1943. José
Palacio.
Hay que indicar aquí que los vecinos de Barbastro
conocían a la familia del fundador como los Escriba
y no como los Escrivá. (Cfr. "Vida
y Milagros de Monseñor Escrivá de Balaguer,
Fundador del Opus Dei", Luis Carandell, Editorial
Laja, Barcelona, 1975.)
"Atan pesadas cargas y las ponen sobre los hombros de
los otros, pero ellos ni con un dedo hacen por moverlas."
¿No representa para el numerario adolescente una pesada
carga el someter su cuerpo a las continuas mortificaciones
prescritas por la institución? ¿No es una carga
para el joven el flagelar su mente con la repetición
de inacabables jaculatorias y plegarias y con el acatamiento
de la continua censura intelectual y moral de sus superiores?
¿No es suficiente carga el que estos inocentes jóvenes
tengan que compaginar sus, por no mucho tiempo, inmaculados
ideales con el forzado ocultamiento y engaño a que
someten a sus padres? ¿No es suficiente carga la de
la incertidumbre de estos muchachos al no saber cuáles
serán las consecuencias en los aspectos personal y
familiar cuando abandonen traumáticamente la casa de
sus padres?
Esta generosidad en repartir gravosas cargas no queda circunscrita
al ámbito de esta asociación. Resulta que el
Opus Dei pretende no quedarse ideológicamente desmarcado
frente a otras organizaciones religiosas más progresistas.
Por eso, para no quedarse sólo en la trastienda de
los cilicios, disciplinas y otros "cacharros" tridentinos
prefiere, en vez de actualizar sus esquemas, esclerotizar
los de otras órdenes religiosas. ¿Cómo?
Pues, por ejemplo, contribuyendo al cisma de las carmelitas
descalzas para que las más "ortodoxas", las
de la "madre Maravillas", les hagan compañía.
Tras la renovación de los estatutos de la orden carmelitana,
donde se concedía a las monjas una mayor libertad sin
impedir que las más "ortodoxas" siguiesen
realizando sus prácticas legalistas, algunas de ellas
manifestaron su disconformidad. Querían seguir teniendo
archirreglamentada su vida con costumbres, como la de la lectura
de la correspondencia, etc. Se les dijo que si querían
podían vivir bajo los antiguos estatutos. Los nuevos
no se oponían a ello, pretendían únicamente
que tanto las "antiguas" como las "nuevas"
se sintiesen a gusto en la orden. Cuando las aguas empezaban
a aquietarse, una carta de Alvaro del Portillo, actual presidente
general del Opus Dei, al papa Juan Pablo II llevó a
la orden carmelitana a la escisión el 28 de noviembre
de 1990.
El sábado 23 de enero de 1992 me entero, a través
de un noticiario de Antena 3 Televisión, que varios
padres han denunciado los métodos de proselitismo sectario
de las monjas de la "rama ortodoxa" apadrinadas
por el Opus Dei para con sus hijas. Y es que, como dice el
refrán, "el que tiene padrino se bautiza".
"Gustan de los primeros asientos en los banquetes y
de los primeros puestos en las sinagogas."
¿No se conoce actualmente al Opus Dei por ocupar sus
miembros los primeros asientos en los banquetes ministeriales,
económicos o políticos, y los puestos de relevancia
en las propias arcas de la Iglesia, más que por su
"ayuda" al indigente?
"Ni llaméis padre a nadie sobre la tierra, porque
uno sólo es vuestro Padre, el que está en los
cielos."
Lo que Jesucristo critica aquí es el "culto al
héroe", a una persona que hemos situado por encima
de nosotros porque creemos que tiene mayor dignidad humana
que nosotros mismos, lo cual es en cierto modo una forma de
autorrepudio. De la misma manera este pasaje critica a aquellas
personas que se arrogan a sí mismas unas etiquetas
y unos derechos divinos o humanos para provocar un estado
de sumisión y dependencia en quienes los rodean. Refiriéndose
a estos versículos, Pierre Bonard, comentarista del
Evangelio de Mateo, dice:
Posiblemente tenemos aquí una puesta en guardia contra
ciertas desviaciones de la jerarquía cristiana primitiva
bajo influencia esenia. Es posible asimismo imaginar que estos
versículos van dirigidos contra ciertos judíos
convertidos a la nueva fe, pero no completamente libres de
su autoritarismo legalista. ("El Evangelio según
San Mateo", Pierre Bonard, Editorial Cristiandad.)
En el Opus Dei el "culto al héroe" se advierte
de una forma genuina. Al idolatrado fundador de la Obra se
le llama Nuestro Padre, con un sentido que incluso abarca
el de la ascendencia física puesto que a los padres
de éste se les denomina abuelos. Es significativo que:
Algunas sectas insisten en una transferencia muy literal
de la lealtad familiar. Jim Jones no era ni por asomo el único
líder de una secta que insistía en que sus seguidores
le llamaran "papá". (Steven Hassan: "Las
técnicas de control mental de las sectas y cómo
combatirlas". Editorial Urano, 1990, pág. 118.)
Esta denominación de "Padre" se ha querido
extrapolar en la institución a los sucesivos presidentes
de la misma, como se refiere en las Constituciones de 1950:
El Presidente General de la Sociedad Sacerdotal de la Santa
Cruz y Opus Dei recibe de los socios el nombre de Padre.
La actitud de Jesús es bastante diferente. Cuando
las personas a quienes curaba o sus propios discípulos
le manifestaban su condición de Mesías el mismo
Jesús les prohibía proclamarlo públicamente:
Entonces dio órdenes estrictas de que no hablasen
a nadie de él (Mc. 8,30). Dio entonces a sus discípulos
órdenes estrictas de que no dijesen a nadie que era
el Mesías (Mt. 16,20). Entonces les dio órdenes
estrictas de no contar esto a nadie. (Le. 9,21)
No solamente esto es así, sino que, además,
Jesucristo se llamaba a sí mismo "bar nasha",
hijo de hombre, título en que, según el uso
arameo, el que habla se alude a sí mismo con reserva
o humildad. El profesor Geza Vermes, de la universidad de
Oxford, comenta al respecto:
Como confirmación indirecta podría añadirse
que cuando se tradujo la expresión evangélica,
tan inequívoca y sorprendentemente peculiar, "el
hijo del hombre", al arameo cristiano, los traductores
optaron por composiciones insólitas y tautológicas,
juzgando el vulgar hijo de hombre inadecuado para expresar
idea tan significativa como la frase con que Jesús
aludía habitualmente a sí mismo. (Geza Vermes:
Jesús el judío, Muchnik Editores, 1977.)
Por último, este "culto al superior" se
manifiesta en el pertinaz afán de los socios para encumbrar
a Josemaría Escrivá a los propios altares intentando
recolectar el mayor número de hechos milagrosos realizados,
mediante su intercesión tras su muerte. La beatificación
del fundador representa la condecoración más
refulgente que el Opus Dei puede ostentar en su "solapa".
"No os hagáis llamar doctores, porque uno sólo
es vuestro Doctor, el Mesías".
Con repecto a este versículo se podrían aducir
las mismas consideraciones que en el anterior, si bien el
Opus Dei reúne una serie de peculiaridades que hacen
que el texto tenga mayor aplicabilidad al referirlo a esta
institución. Y es que, para acrecentar el prestigio
profesional de los socios, que es, en palabras del fundador,
su auténtico "anzuelo de pescador de hombres",
cada socio numerario se compromete a obtener un título
universitario de doctor en una disciplina civil y otro en
una disciplina eclesiástica. Este requerimiento está,
en parte, recogido en el punto 35 de las Constituciones de
1950:
Para admitir numerarios se requiere además que haya
alcanzado, mediante los exámenes oportunos, un título
académico en una Universidad pública -civil
o reconocida por el Estado- o Facultad de igual rango del
Estado o de un Ente Público, o al menos que pueda obtenerlo
estando en el Instituto.
Quizá sea una mera casualidad el que Jesús
descalifique a los escribas y fariseos por querer arrogarse
el título de doctores, pero no obstante es un dato
significativo el que sea esta misma titularidad la que tanto
se afanan por conseguir los numerarios del Opus Dei. (Todos
los numerarios tienen la obligación de obtener dos
doctorados: uno civil y otro eclesiástico y a ello
dedican una parte importante de sus vidas.)
Un rasgo característico de la doctrina de Jesucristo
fue el del rechazo de la religiosidad "externa"
practicada por los fariseos que realizaban sus actos de piedad
"para ser vistos de los hombres" (Mateo, VI, 5)
y cuya religión se basaba en el cumplimiento legalista
de la Ley de Moisés. Por eso lo verdaderamente innovador
de la predicación de Jesús fue la idea de una
religiosidad interna donde las acciones del individuo fuesen
la prolongación de sus vivencias interiores:
Jesús dijo: ¿Por qué laváis el
exterior de la copa? ¿No comprendéis que el
que hizo lo interior es el mismo que el que hizo lo exterior?
(Evangelio de Tomás punto 89. Documento que se remonta
al siglo I de nuestra era, hallado en Nag-Ammadi, sur de Etiopía,
en el año 1947, punto 89.)
Si plantáis un árbol bueno, su fruto será
bueno; pero si plantáis un árbol malo su fruto
será malo, porque el árbol por sus frutos se
conoce... Porque de la abundancia del corazón habla
la boca. (Mateo, XII, 33-35.)
Es por ello por lo que la imposición externa de unas
normas de conducta y la rigurosa vigilancia de su cumplimiento,
a través de las llamadas charlas semanales, cercenan
el armónico desarrollo y la maduración de los
jóvenes asociados del Opus Dei. Acostumbrados a andar
con las "muletas" impuestas por su director espiritual,
éstas les impedirán vivir y actuar con la libertad
y transparencia que son características del cristianismo
genuino.
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