Gracias a Dios, ¡nos fuimos!
Opus Dei: ¿un CAMINO a ninguna parte?

Hijos
en el Opus Dei

Hijos en el Opus Dei
Autor:
Javier Ropero
ÍNDICE
Agradecimientos, prólogo y prefacio
1. El desafío de un documento
2. Faenas de pesca
3. El camino más directo
4. Ser un pequeño tornillo... en una gran maquinaria
5. Andanzas, desventuras y obligaciones de un pequeño tornillo
6. Ser o no ser
7. El dulcísimo precepto
8. Autoprogramación versus autodesarrollo
9. Tan antiguo como el Evangelio
10. La caridad bien entendida...
11. ¿Es un acto impuro meterse un dedo en la nariz?
12. Ni de broma...
13. "Tejas abajo, tejas arriba"
14. Brillos, luces e iluminados
15. El mágico poder del incienso
16. Jaculatorias y charla semanal
17. El dulce ingrediente de la mortificación
18. Sentí que pedía usted por mí
19. "No digas nunca que soy un santo"
20. Evolución hacia una madurez psicológica en los ex miembros
21. Correcciones y correctivos
Epílogo
Apéndice 1. Glosario de terminología emplea por el Opus Dei
Apéndice 2. Otros textos en relación con el proseltismo agresivo del Opus Dei
Apéndice 3. Organizaciones de asesoramiento e información en diferentes países
Apéndice 4. Documento vaticano: "El desafío de los nuevos movimientos religiosos (sectas o cultos)
Apéndice 5. Colegios controlados por el Opus Dei
Bibliografía
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HIJOS EN EL OPUS DEI
Javier Ropero

9. TAN ANTIGUO COMO EL EVANGELIO


Josemaría Escrivá comentaba muchas veces que las ideas sustanciales del Opus Dei se retrotraían a los orígenes del cristianismo; sin embargo, existen muchos datos que me inducen a pensar que la Obra se remonta a tiempos más antiguos, dado el extraordinario parecido de la institución con las comunidades esenias que se desarrollaron al oeste del mar Muerto a partir del siglo II antes de Cristo.

Veamos cómo describe el historiador romano Flavio Josefo a estos esenios:

Entre los judíos hay tres sectas filosóficas. Los seguidores de la primera son los fariseos, los de la segunda los saduceos y los de la tercera, que tienen reputación de mayor santidad, reciben el nombre de esenios. Estos son judíos de nacimiento, y los unen lazos de afecto más fuertes que los de las otras sectas. Rechazan los placeres, estiman la continencia y consideran como una virtud el dominio de las pasiones. Permanecen célibes y eligen a los hijos de los demás, mientras son maleables y están a punto para la enseñanza, los aprecian como si fuesen propios y los instruyen en sus costumbres. No niegan la conveniencia del matrimonio ni pretenden acabar la generación humana, pero se guardan de la lujuria femenina, convencidos de que ninguna mujer es fiel a un solo hombre.

Desprecian las riquezas y su forma de vida en comunidad es extraordinaria. Entre ellos ninguno es más rico que otro, puesto que, de acuerdo con su ley, los que ingresan en la secta deben entregar su propiedad a fin de que sea común a toda la orden, tanto que en ella no existe pobreza ni riqueza, sino todo está mezclado como patrimonio de hermanos. (Flavio Josefo: "La Guerra de los judíos", Libro II, 119-61.)

Tras esta breve reseña histórica el propio lector habrá podido apreciar las indiscutibles semejanzas entre las costumbres de los sectarios del mar Muerto y las de los socios de la Obra. Vamos a profundizar más en estas analogías indicando al lector las más sobresalientes:

1) PROSELITISMO:

Al igual que en el Opus Dei, la mayor cantera de vocaciones a la secta era la de los jóvenes y adolescentes:

Eligen a los hijos de los demás, mientras son maleables y están a punto para la enseñanza los aprecian como si fueren propios y los instruyen en sus costumbres. (Flavio Josefo: "La guerra de los judíos", Libro II, 119-61.)

2) INGRESO:

a) En la comunidad esenia el superior

examinará la conducta, inteligencia, vigor, habilidad y bienes de cualquiera que desee ingresar en la congregación. ("Documentos de Damasco", 114.)

b) En el Opus Dei

antes de admitir a uno, el consiliario no omitirá allegar, por medio del director local, noticias -incluso secretas, si así lo estima oportuno- acerca de la índole del aspirante, de su talento, de su cultura, de su piedad, de su aptitud para las obras del instituto, de su familia, de sus estudios y de todo lo que pueda suponer aportación al más íntimo conocimiento de su personalidad. (Constituciones de 1950, punto 39.)

3) PRIMER AÑO DE PRUEBA:

a) En el Qumran (ubicación geográfica de los esenios)

cuando se le admite en el cuerpo de la comunidad no participará en el rito purificador de los miembros hasta que se haya examinado su espíritu su conducta, al cabo de un año entero... Cuando haya estado un año entero en la comunidad, los miembros serán consultados sobre su caso, en cuanto a su inteligencia y observancia de la Ley. ("Manual de Disciplina. Las reglas de la comunidad y las penas.")

b) En el centro de la Obra:

El período de prueba, que todos deben cumplir bajo la guía del director local después de realizada la admisión, ha de prolongarse por lo menos hasta un año, antes de llegar a la incorporación.

Si en el período de prueba el candidato se comporta de tal modo que brilla la esperanza de que venga a convertirse en un miembro digno y útil en el instituto, se tratará de su incorporación. (Constituciones de 1950, puntos 46y 47.)

4) TIPOS DE SOCIOS:

Entre los sectarios del Qumran, al igual que en el Opus Dei, existían socios numerarios (célibes) y supernumerarios (pueden casarse):

Josefo, Filón y Plinio son unánimes en su testimonio de que los esenios rechazaban el matrimonio y preferían el celibato. Pero Josefo añade que había también un sector de los esenios que se casaban. ("Los Manuscritos del mar Muerto", Geza Vermes, Muchnik Editores, 1987.)

5) VOTOS:

Escrivá de Balaguer era contrario a los votos: "En el Opus Dei no hay ni votos, ni botas, ni botines, ni botones."

Sin embargo, la incorporación del neófito se realiza mediante un vínculo contractual que conlleva una ingente cantidad de obligaciones.

De la misma manera los esenios

eran también contrarios a los votos, excepción hecha, claro, del formidable juramento que hacían al ingresar en la secta, por el que se comprometían -entre otras cosas- a no divulgar sus peculiares doctrinas entre los no iniciados. ("Los manuscritos del mar Muerto.")

Este compromiso de discreción es también una característica del Opus Dei:

los socios numerarios y supernumerarios sepan bien que van a guardar siempre un prudente silencio respecto a los nombres de los otros miembros; y que "a nadie van a revelar nunca que ellos mismos pertenecen al Opus Dei", ni aun siquiera con el fin de la difusión de dicho instituto, sin licencia expresa del propio director local. (Constituciones de 1950, punto 191.)

Los compromisos que los qumranitas asumían al ingresar en la secta eran, entre otros, los de pobreza, castidad y obediencia al igual que ocurre en la Obra.

5.1) POBREZA:

En ambos casos los socios renuncian obligatoriamente a sus propiedades en favor de la institución, sin lo cual no serían admitidos. Obsérvese que en ambos casos la organización es la beneficiaria, mientras que Cristo recomendaba la pobreza en favor de los más necesitados: "Ve, vende cuanto posees y dalo a los pobres..., y vuelto aquí, sígueme." (Mt., 19,21.)

En ambos casos los socios han de nombrar una persona que se encargue de administrar sus bienes. De esta manera:

a) Los esenios
eligen hombres buenos como administradores de sus bienes y de los productos de la tierra. (Flavio Josefo: "Antigüedades judaicas", 13,5,9.)

b) A los numerarios

se les exige ceder la administración de sus bienes propios a quien quieran y disponer de su uso y usufructo. (Constituciones de 1950.)

5.2) CASTIDAD:

En oposición a la tradición rabínica, que llegó a comparar la abstención deliberada de la procreación con el asesinato (rabino Eliezer ben Hircano y Simeon ben Azzai, ambos del siglo 1 d.C.), los sectarios del Qumran practicaban el celibato profético con un cierto tinte misógino (véase "Jesús, el judío", Geza Vermes, Muchnik Editores, 1977):

No niegan la conveniencia del matrimonio ni pretenden acabar la generación humana, pero se guardan de la lujuria femenina, convencidos de que ninguna mujer es fiel a un solo hombre. ("La guerra de los judíos", Flavio J0sefo Libro II, 119-6 1.)

Estas mismas connotaciones son las que se vislumbran, como veremos, en el celibato promovido por el fundador de la Obra. Un pequeño detalle que no deja de tener cierta relevancia es que, en ambas instituciones, los socios pretenden preservar la castidad mediante periódicas lustraciones de agua fría:

a) Los esenios

se reúnen en un lugar y se bañan en agua fría cubiertos de velos blancos. ("La guerra de los judíos", Flavio Josefo, libro II, 119-61.)

b) Los numerarios se duchan cada mañana con agua fría secundando los deseos del fundador:

En Gord Ard se nos despertaba a las siete de la mañana y se nos animaba a practicar el minuto heroico, que consistía en levantarse de la cama inmediatamente y besar el suelo diciendo serviam, que traducido del latín es "e serviré". A esto le sucedía un segundo acto de heroísmo, una ducha de agua fría que al principio temía pero que pronto aprendí a tolerar. Era una mortificación por el Padre. (Testimonio de Mark Kelly en "The Work. An Investigation into the History of Opus Dei and how it operates in Ireland Today", Fergal Bowers, Poolberg Press Ltd., 1989, pág. 77.)

5.3) OBEDIENCIA:

En ambas instituciones la vida comunitaria se rige por el principio de rigurosa obediencia:

a) En el Qumran:

Se les inscribirá por orden uno delante de otro, según su sabiduría y sus obras, de manera que todos obedezcan unos a otros, el inferior al superior. ("Regla de la Comunidad", 5, 23-24)

b) En el Opus Dei:

Todos los alumnos del instituto están obligados a servir humildemente a los superiores en todas las cosas que atañan a la finalidad de dicho instituto. (Constituciones de 1950, punto 147.)

6) INTRANSIGENCIA DOCTRINAL:

En ambas instituciones la vida religiosa está regida por un férreo acatamiento de la "ley divina" y un número ingente de normas de piedad de obligatorio cumplimiento. Flavio Josefo decía que los esenios:

Son los más rigurosos entre todos los judíos en cuanto al descanso sabático: no sólo preparan la comida la víspera para no tener necesidad de encender el fuego el séptimo día, sino que ni siquiera se atreven a mover un objeto de su sitio. (Flavio Josefo: 2La guerra de los judíos", II)

Recordemos a este respecto que Jesucristo obvió estas prescripciones y muchas más en aras de la caridad fraterna:

Caminando Él a través de las mieses en día de sábado, sus discípulos mientras iban, comenzaron a arrancar espigas. Los fariseos le dijeron: Mira, ¿cómo hacen en sábado lo que no está permitido? Y les dijo: ¿Nunca habéis leído lo que hizo David cuando tuvo necesidad y sintió hambre él y los suyos? ¿Como entró en la casa de Dios, bajo el pontífice Abiatar, y comió los panes de la proposición, que no es lícito comer sino a los sacerdotes, y los dio asimismo a los suyos? Y añadió: El sábado fue hecho para el hombre y no el hombre para el sábado. (Mc., 2,23-28.)

De idéntica forma, tras constatar en el Opus Dei tanta cantidad de preceptos externos (las más de quince normas de piedad que cada numerario ha de cumplir diariamente, sus duchas de agua fría, sus innumerables charlas, círculos, meditaciones etc.), que representan una pesada carga para el sufrido numerario y limitan necesariamente el tiempo que podría dedicar en ayudar al necesitado, se podría decir: "No se hizo el hombre para el Opus Dei sino el Opus Dei para el hombre."

Muchas de las invectivas que Jesucristo dirigió contra los escribas y fariseos iban, sin duda alguna, dirigidas también contra la comunidad esenia que, como hemos visto, tiene tantas concomitancias con el actual Opus Dei. Recordemos a este respecto que escribas y fariseos eran, según testimonio de Flavio Josefo, una ramificación de los propios esenios. Así, tras detallar las costumbres de los esenios numerarios y supernumerarios, el escritor judeolatino dice que:

Los fariseos son de las dos órdenes arriba primeramente dichas, los cuales tienen más cierta vigilancia y conocimiento de la ley. (Flavio Josefo: "La guerra de los judíos". II, 8, 14.)

Teniendo esto en cuenta veamos si algunas de las diatribas de Jesús a los fariseos podrían tener vigencia hoy en día, aplicadas al Opus Dei, para ello transcribimos aquí el pasaje de Mateo (23, 1-16):

Entonces Jesús habló a las muchedumbres y a sus discípulos, diciendo: En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y fariseos. Haced, pues, y guardad lo que os digan, pero no los imitéis en las obras, porque ellos dicen y no hacen. Atan pesadas cargas y las ponen sobre los hombros de los otros, pero ellos ni con un dedo hacen por moverlas. Todas sus obras las hacen para ser vistos de los hombres. Ensanchan sus filacterias y alargan sus flecos; gustan de los primeros asientos en los banquetes y de las primeras sillas en las sinagogas, y de los saludos en las plazas, y de ser llamados por los hombres maestros. Pero vosotros no os hagáis llamar maestros, porque uno solo es vuestro Maestro, y todos vosotros sois hermanos. Ni llaméis padre a nadie sobre la tierra, porque uno sólo es vuestro Padre, el que está en los cielos. Ni os hagáis llamar doctores, porque uno sólo es vuestro doctor, Cristo. El más grande de vosotros sea vuestro servidor. El que se ensalzare será humillado, y el que se humillare será ensalzado. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas, que cerráis a los hombres el reino de los cielos! Ni entráis vosotros ni permitís entrar a los que querrían entrar. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas, que recorréis mar y tierra para hacer un solo prosélito, y luego, de hecho, le hacéis hijo de la gehena dos veces más que vosotros!

A este respecto comentemos algunas de las citas más relevantes:

"En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y fariseos."

Parafraseando esta cita podemos decir que en la cátedra de San Pedro se han sentado los discípulos de Escrivá, aunque con toda propiedad podíamos llamarlos escribas, con "b" y sin acento, puesto que el apellido original del fundador era Escriba, como consta en su partida de bautismo (la de nacimiento se perdió durante la Guerra Civil):

En Barbastro, a trece de enero de 1902, don Ángel Malo, regente de la Vicaría Catedral, bautizó solemnemente a un niño nacido a las veinte y dos del día nueve, hijo legítimo de don José Escriba, natural de Fonz, y de doña Dolores Albás, natural de Barbastro, cónyuges vecinos y del comercio de esta ciudad.

Podría ser que el fundador se percatase de que llamar-se Escriba y abanderar una institución anclada en el pasado y tan cercana a la ideología de los escribas de la época de Jesucristo podría ser motivo de sorna. Estas razones y sus aspiraciones aristocráticas fueron las que probablemente le llevaron a cambiar de apellido en varias ocasiones. En un anotación al margen en la partida de bautismo se puede leer:

Por orden del M. I. señor delegado episcopal de esta diócesis de Barbastro, dictada el 27 de mayo de 1943, se muda en esta partida el apellido Escriba en Escrivá de Balaguer, debiéndose escribir así en lo sucesivo: Josemaría Julián Mariano Escrivá de Balaguer y Albás, hijo legítimo de don José Escrivá de Balaguer y de doña Dolores Albás. Barbastro, 20 de Junio de 1943. José Palacio.

Hay que indicar aquí que los vecinos de Barbastro conocían a la familia del fundador como los Escriba y no como los Escrivá. (Cfr. "Vida y Milagros de Monseñor Escrivá de Balaguer, Fundador del Opus Dei", Luis Carandell, Editorial Laja, Barcelona, 1975.)

"Atan pesadas cargas y las ponen sobre los hombros de los otros, pero ellos ni con un dedo hacen por moverlas."

¿No representa para el numerario adolescente una pesada carga el someter su cuerpo a las continuas mortificaciones prescritas por la institución? ¿No es una carga para el joven el flagelar su mente con la repetición de inacabables jaculatorias y plegarias y con el acatamiento de la continua censura intelectual y moral de sus superiores? ¿No es suficiente carga el que estos inocentes jóvenes tengan que compaginar sus, por no mucho tiempo, inmaculados ideales con el forzado ocultamiento y engaño a que someten a sus padres? ¿No es suficiente carga la de la incertidumbre de estos muchachos al no saber cuáles serán las consecuencias en los aspectos personal y familiar cuando abandonen traumáticamente la casa de sus padres?

Esta generosidad en repartir gravosas cargas no queda circunscrita al ámbito de esta asociación. Resulta que el Opus Dei pretende no quedarse ideológicamente desmarcado frente a otras organizaciones religiosas más progresistas. Por eso, para no quedarse sólo en la trastienda de los cilicios, disciplinas y otros "cacharros" tridentinos prefiere, en vez de actualizar sus esquemas, esclerotizar los de otras órdenes religiosas. ¿Cómo? Pues, por ejemplo, contribuyendo al cisma de las carmelitas descalzas para que las más "ortodoxas", las de la "madre Maravillas", les hagan compañía. Tras la renovación de los estatutos de la orden carmelitana, donde se concedía a las monjas una mayor libertad sin impedir que las más "ortodoxas" siguiesen realizando sus prácticas legalistas, algunas de ellas manifestaron su disconformidad. Querían seguir teniendo archirreglamentada su vida con costumbres, como la de la lectura de la correspondencia, etc. Se les dijo que si querían podían vivir bajo los antiguos estatutos. Los nuevos no se oponían a ello, pretendían únicamente que tanto las "antiguas" como las "nuevas" se sintiesen a gusto en la orden. Cuando las aguas empezaban a aquietarse, una carta de Alvaro del Portillo, actual presidente general del Opus Dei, al papa Juan Pablo II llevó a la orden carmelitana a la escisión el 28 de noviembre de 1990.

El sábado 23 de enero de 1992 me entero, a través de un noticiario de Antena 3 Televisión, que varios padres han denunciado los métodos de proselitismo sectario de las monjas de la "rama ortodoxa" apadrinadas por el Opus Dei para con sus hijas. Y es que, como dice el refrán, "el que tiene padrino se bautiza".

"Gustan de los primeros asientos en los banquetes y de los primeros puestos en las sinagogas."

¿No se conoce actualmente al Opus Dei por ocupar sus miembros los primeros asientos en los banquetes ministeriales, económicos o políticos, y los puestos de relevancia en las propias arcas de la Iglesia, más que por su "ayuda" al indigente?

"Ni llaméis padre a nadie sobre la tierra, porque uno sólo es vuestro Padre, el que está en los cielos."

Lo que Jesucristo critica aquí es el "culto al héroe", a una persona que hemos situado por encima de nosotros porque creemos que tiene mayor dignidad humana que nosotros mismos, lo cual es en cierto modo una forma de autorrepudio. De la misma manera este pasaje critica a aquellas personas que se arrogan a sí mismas unas etiquetas y unos derechos divinos o humanos para provocar un estado de sumisión y dependencia en quienes los rodean. Refiriéndose a estos versículos, Pierre Bonard, comentarista del Evangelio de Mateo, dice:

Posiblemente tenemos aquí una puesta en guardia contra ciertas desviaciones de la jerarquía cristiana primitiva bajo influencia esenia. Es posible asimismo imaginar que estos versículos van dirigidos contra ciertos judíos convertidos a la nueva fe, pero no completamente libres de su autoritarismo legalista. ("El Evangelio según San Mateo", Pierre Bonard, Editorial Cristiandad.)

En el Opus Dei el "culto al héroe" se advierte de una forma genuina. Al idolatrado fundador de la Obra se le llama Nuestro Padre, con un sentido que incluso abarca el de la ascendencia física puesto que a los padres de éste se les denomina abuelos. Es significativo que:

Algunas sectas insisten en una transferencia muy literal de la lealtad familiar. Jim Jones no era ni por asomo el único líder de una secta que insistía en que sus seguidores le llamaran "papá". (Steven Hassan: "Las técnicas de control mental de las sectas y cómo combatirlas". Editorial Urano, 1990, pág. 118.)

Esta denominación de "Padre" se ha querido extrapolar en la institución a los sucesivos presidentes de la misma, como se refiere en las Constituciones de 1950:

El Presidente General de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz y Opus Dei recibe de los socios el nombre de Padre.

La actitud de Jesús es bastante diferente. Cuando las personas a quienes curaba o sus propios discípulos le manifestaban su condición de Mesías el mismo Jesús les prohibía proclamarlo públicamente:

Entonces dio órdenes estrictas de que no hablasen a nadie de él (Mc. 8,30). Dio entonces a sus discípulos órdenes estrictas de que no dijesen a nadie que era el Mesías (Mt. 16,20). Entonces les dio órdenes estrictas de no contar esto a nadie. (Le. 9,21)

No solamente esto es así, sino que, además, Jesucristo se llamaba a sí mismo "bar nasha", hijo de hombre, título en que, según el uso arameo, el que habla se alude a sí mismo con reserva o humildad. El profesor Geza Vermes, de la universidad de Oxford, comenta al respecto:

Como confirmación indirecta podría añadirse que cuando se tradujo la expresión evangélica, tan inequívoca y sorprendentemente peculiar, "el hijo del hombre", al arameo cristiano, los traductores optaron por composiciones insólitas y tautológicas, juzgando el vulgar hijo de hombre inadecuado para expresar idea tan significativa como la frase con que Jesús aludía habitualmente a sí mismo. (Geza Vermes: Jesús el judío, Muchnik Editores, 1977.)

Por último, este "culto al superior" se manifiesta en el pertinaz afán de los socios para encumbrar a Josemaría Escrivá a los propios altares intentando recolectar el mayor número de hechos milagrosos realizados, mediante su intercesión tras su muerte. La beatificación del fundador representa la condecoración más refulgente que el Opus Dei puede ostentar en su "solapa".

"No os hagáis llamar doctores, porque uno sólo es vuestro Doctor, el Mesías".

Con repecto a este versículo se podrían aducir las mismas consideraciones que en el anterior, si bien el Opus Dei reúne una serie de peculiaridades que hacen que el texto tenga mayor aplicabilidad al referirlo a esta institución. Y es que, para acrecentar el prestigio profesional de los socios, que es, en palabras del fundador, su auténtico "anzuelo de pescador de hombres", cada socio numerario se compromete a obtener un título universitario de doctor en una disciplina civil y otro en una disciplina eclesiástica. Este requerimiento está, en parte, recogido en el punto 35 de las Constituciones de 1950:

Para admitir numerarios se requiere además que haya alcanzado, mediante los exámenes oportunos, un título académico en una Universidad pública -civil o reconocida por el Estado- o Facultad de igual rango del Estado o de un Ente Público, o al menos que pueda obtenerlo estando en el Instituto.

Quizá sea una mera casualidad el que Jesús descalifique a los escribas y fariseos por querer arrogarse el título de doctores, pero no obstante es un dato significativo el que sea esta misma titularidad la que tanto se afanan por conseguir los numerarios del Opus Dei. (Todos los numerarios tienen la obligación de obtener dos doctorados: uno civil y otro eclesiástico y a ello dedican una parte importante de sus vidas.)

Un rasgo característico de la doctrina de Jesucristo fue el del rechazo de la religiosidad "externa" practicada por los fariseos que realizaban sus actos de piedad "para ser vistos de los hombres" (Mateo, VI, 5) y cuya religión se basaba en el cumplimiento legalista de la Ley de Moisés. Por eso lo verdaderamente innovador de la predicación de Jesús fue la idea de una religiosidad interna donde las acciones del individuo fuesen la prolongación de sus vivencias interiores:

Jesús dijo: ¿Por qué laváis el exterior de la copa? ¿No comprendéis que el que hizo lo interior es el mismo que el que hizo lo exterior? (Evangelio de Tomás punto 89. Documento que se remonta al siglo I de nuestra era, hallado en Nag-Ammadi, sur de Etiopía, en el año 1947, punto 89.)

Si plantáis un árbol bueno, su fruto será bueno; pero si plantáis un árbol malo su fruto será malo, porque el árbol por sus frutos se conoce... Porque de la abundancia del corazón habla la boca. (Mateo, XII, 33-35.)

Es por ello por lo que la imposición externa de unas normas de conducta y la rigurosa vigilancia de su cumplimiento, a través de las llamadas charlas semanales, cercenan el armónico desarrollo y la maduración de los jóvenes asociados del Opus Dei. Acostumbrados a andar con las "muletas" impuestas por su director espiritual, éstas les impedirán vivir y actuar con la libertad y transparencia que son características del cristianismo genuino.

 

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