HIJOS EN EL OPUS DEI
Javier Ropero
18. SENTÍ QUE
PEDÍA USTED POR MÍ
Hemos comprobado en anteriores secciones cómo los directores
del Opus Dei no escatiman ningún recurso para conseguir
más vocaciones para el instituto. Por otra parte, la
continua presión que ejercen sobre los jóvenes
numerarios subordinados a ellos para que traigan a sus amigos
al centro es tan grande que hace que éstos recurran,
en ocasiones, a poco ortodoxos métodos de persuasión
con sus amigos. Un ejemplo de esto lo constituye la queja
levantada en la capellanía de la universidad de Oxford
por un grupo de estudiantes que se sentían acosados
por otros jóvenes que eran socios del Opus Dei:
En una reunión, en noviembre de 1981, de universitarios
católicos en Oxford se levantaron quejas acerca de
la persistencia con la cual los miembros del Opus Dei perseguían
a aquellos a quienes deseaban reclutar. Dos universitarios
me vinieron a ver en mayo de 1981 preguntándome cómo
podrían desviar la atención de un miembro
del Opus Dei resuelto a reclutarlos. Ni siquiera los insultos
resultaron fructíferos. Una estudiante, que resultó
que estaba despierta en su dormitorio en un colegio mayor
regentado por el Opus Dei, describía cómo
dos asociadas se aproximaron a una chica joven situada en
una cama adyacente y, en un tono de voz sosegado, le hablaron
durante un tiempo considerable acerca de las maravillas
del Opus Dei. Un sacerdote del Opus Dei interrogado acerca
de todo esto lo describió como un saludable afán
por atraer vocaciones. (Comunicación personal del
capellán de la universidad de Oxford, John Roche.
Artículo publicado en diciembre de 1985 en "The
Clergy Review", titulado: "El reclutamiento de
adeptos en el Opus Dei: una experiencia personal",
pág.353.)
Este método de sugestión es la base del llamado
apredizaje durante el sueño, en que el contenido de
una determinada lección grabado en una cinta magnetofónica
se repite una y otra vez mientras el estudiante duerme. (Cfr.
Curtis, David: "Sleep & Learn", Lancet Books,
Nueva York, 1972.) Sin embargo, no va a ser este tipo de sugestión
el tema que aquí nos ocupe. Trataremos de otro tipo
de sugestión demostrada de manera científica
pero que linda casi en los umbrales de la ciencia ficción.
Es la sugestión telepática, que podemos definir
como el fenómeno mediante el cual una o varias personas
pueden influir sobre las actitudes, creencias o comportamiento
de otro sujeto a través de una vía mental-telepática.
Este fenómeno, lejos de ser una mera posibilidad o
una gratuita especulación del autor, es una realidad
demostrada por afamadas instituciones científicas de
diversos países. La sugestión telepática
ha sido especialmente analizada de manera rigurosa en las
universidades soviéticas de San Petesburgo (llamada
de Leningrado tras la Revolución) y de Kharkov, donde
estos estudios han gozado de una cuantiosa subvención
estatal (véase Schroeder, L. y Ostrander, 5.: Prentice
Hall, "Psychic discoveries behind the iron curtain",
Nueva York, 1970).
Permítame el lector un inciso para acreditar a la
parapsicología científica, que será el
instrumento mediante el cual analizaremos la sugestión
telepática.
En este sentido digamos que muchas y prestigiosas instituciones
han profundizado, ya desde mediados del pasado siglo, en los
fenómenos denominados parapsicológicos mediante
el trabajo de investigadores de reconocido prestigio. Por
ejemplo, la londinense Society for Psychical Research, fundada
en 1828 para estudiar los fenómenos paranormales, ha
contado entre sus miembros a once premios Nobel, cuatro presidentes
de la Royal Society y ocho presidentes de la British Association
for the Advancement of Science. Prácticamente todas
las ramas del saber humano han tenido y tienen representación
en la citada institución. La astronomía está
representada por Camille Flammarion y John Couch Adams, descubridor
de Neptuno. Entre los psicólogos destacan William James,
Gardner Murphy, C. G. Jung y Sigmund Freud. También
pertenecieron a la Society for Psychical Research sir Arthur
Conan Doyle, Mark Twain, Lewis Carroll, Aldous Huxley, lord
Tennyson, los primeros ministros W. E. Gladstone, A. J. Balfour,
etc.
Además de la anterior asociación existen actualmente
otras instituciones de gran prestigio dedicadas al estudio
de este tipo de fenómenos, entre las cuales podríamos
mencionar la American Society for Psychical Research, el Institut
Métapsychique Internationale en París y el Lehrstühl
für Psichologie und Grendzgebiete der Psichologie en
la universidad de Freiburg (Alemania).
Antes de abordar el estudio del controvertido fenómeno
de la sugestión telepática, terminemos esta
breve reseña acreditativa de la parapsicología
científica mediante algunas citas de ilustres hombres
de ciencia acerca del fenómeno de la transmisión
del pensamiento:
Albert Einstein, en su prólogo a la obra de Sinclair,
"Radar de la psiquis", dice:
Los resultados de los experimentos telepáticos descritos
en este libro de modo cuidadoso y claro están muy
lejos de lo que un investigador de la naturaleza puede considerar
como imaginable. Por otro lado, es imposible que un observador
y autor tan escrupuloso como Upton Sinclair aspire a un
consciente engaño de sus lectores.
Por su parte, el padre del psicoanálisis Sigmund Freud,
en sendas cartas a Carrington y a Jones, escribe:
No me identifico con aquellos que rechazan antes de conocer
los llamados fenómenos ocultos como si se tratase
de algo anticientífico, indigno o nocivo. Si me encontrase
al comienzo de mi carrera científica en lugar de
estar al final, como estoy ahora, ciertamente no elegiría
otro campo de estudio a pesar de todas las dificultades.
...estoy dispuesto a abandonar mi oposición a la
transferencia del pensamiento. Estaría dispuesto
a brindar el apoyo del psicoanálisis al problema
de la telepatía. (Jones, Ernest: The life and the
work of Sigmund Freud, Basic Books, Nueva York, 1957.)
Finalmente el premio Nobel de medicina Alexis Carrel argumenta:
Es seguro que el pensamiento puede ser transmitido de un
individuo a otro aunque los separen grandes distancias.
Estos hechos, que pertenecen a la nueva ciencia de la parapsicología,
deben ser aceptados tal como son. Expresan un aspecto extraño
y desconocido de nosotros mismos.
Antes de estudiar la posibilidad de que el fenómeno
de la sugestión telepática se pueda reproducir
con una finalidad proselitista en los centros del Opus Dei,
ofrezco al lector una breve reseña acerca de las investigaciones
que se han realizado sobre el mismo en las universidades de
Leningrado y de Kharkov; en este sentido, diremos que ya en
1920 el neurólogo y psiquiatra ruso Vladimir Bekhterew
(cofundador de la reflexología junto con Pavlov) estudió
experimentalmente la sugestión mental entre hombre
y animal con un perro al que se le encomendaban tareas:
La tarea, que sólo yo conocía, consistía
en que el perro debía sacar un pañuelo de
la mano derecha del doctor S., quien quedaba un poco atrás.
Como siempre, la sugestión no duró más
de medio minuto. Seguidamente se precipitó el perro
instantáneamente sobre la mano derecha del doctor
S. y le arrebató el pañuelo. (Bekhterew, V.
M.: "Experimentos sobre las consecuencias de la sugestión
mental en el comportamiento de los perros y Problemas acerca
del estudio y condicionamiento de la personalidad".
Ediciones Bekhterew, Petrogrado, 1920, ambas en ruso.)
En 1922 Bekhterew fundó una comisión para el
estudio de la sugestión mental formada por psicólogos,
médicos hipnotistas, fisiólogos, físicos
y un filósofo que dependía del Instituto de
Investigación del Cerebro de la universidad de Leningrado,
comisión que recopilé un sustancial número
de experiencias de este tipo. En 1924 K. I. Platonov, de la
universidad de Kharkov, demostró su habilidad para
ejercer influencia a distancia sobre un paciente hipnotizado
por él en el Segundo Congreso de Neurofisiología
y Psicología de la Unión Soviética en
Leningrado. Esta demostración impresionó tanto
al comisario de Educación A. V. Lunakharsky, que éste
tomó la iniciativa de formar un Comité Soviético
para la Investigación Paranormal.
Al estudio de la sugestión telepática dedicó
su vida el doctor Vasiliev (profesor de fisiología
de la universidad de Leningrado, poseedor de la Orden de Lenin
y miembro de la Academia Soviética de Ciencias Médicas).
Los resultados conseguidos por la investigación soviética
en este campo son impresionantes: el adormecimiento de sujetos
de manera mental-sugestiva se consiguió a través
de la distancia Leningrado-Sebastopol (unos mil setecientos
kilómetros). Vasiliev informó que de doscientos
sesenta experimentos sólo fracasaron seis intentos
de adormecimiento y veintiuno de despertar de modo mental-sugestivo.
También se lograron buenos resultados en experimentos
encaminados a conseguir la realización de acciones,
y en la transmisión de pensamientos, imaginaciones
y emociones, sugeridos mentalmente. (Cfr. Vasiliev, L. L.:
"Experiments in distant influence", Wilwood House,
segunda edición, Londres, 1976. Esta edición
contiene una completa introducción histórica
por A. Gregory.)
Teniendo en cuenta los anteriores precedentes históricos,
que confirman la posibilidad de que un individuo pueda influir
en la conducta de otro a través de una vía telepática,
expondremos los factores que, concurriendo en las actividades
de proselitismo del Opus Dei, podrían dar lugar a que
la telebulia o sugestión telepática sea un hecho
cotidiano en la institución.
En este sentido hemos de reseñar que, semanalmente,
y durante las charlas de formación de los ya socios
numerarios, también llamadas círculos breves,
se dicta una lista de una media docena de muchachos por cuya
vocación al Opus Dei hay que rezar y mortificarse con
intensidad durante esa semana. Cada numerario toma cuidadosa
nota de esta lista de "pitables" en su agenda (pitar,
en la jerga opusdeísta, es hacerse de la Obra. Para
más información sobre este tipo de vocablos
particulares de la institución el lector puede consultar
el apéndice titulado "Glosario de terminología
utilizada en el Opus Dei"). El primer joven que figura
en la lista es el candidato más próximo a pitar
y será el objetivo principal de cada una de las oraciones
y las mortificaciones que ofrezcan todos y cada uno de los
socios del centro. Es llamativa la absoluta convicción
de los numerarios de que si el primero en la lista no pita
en un plazo breve es porque en el club no ha habido la suficiente
oración y mortificación ofrecidas para que el
joven accediese a la crisis vocacional. Cuando esto sucede
el director regional de la Obra de San Rafael (la sección
del Opus Dei dedicada por antonomasia al reclutamiento de
adolescentes) visita al director del centro responsabilizándole
de la falta de "vibración apostólica"
del club, y éste a su vez arenga a los directores de
los círculos para que conminen a todos los numerarios
de ellos dependientes a que esa semana se note en el centro
un auténtico estallido de oración y mortificación
por los pitables. ¿Y qué es lo que sucede? Pues
que entonces, de forma inexorable y como si hubiese una auténtica
relación de causa a efecto, atribuida por los socios
al propio Espíritu Santo, alguno de los muchachos de
la lista pasa a ser el "farolillo rojo", la última
y flamante adquisición del Opus Dei. Personalmente
he sido testigo durante más de seis años de
cómo esta situación se repetía una y
otra vez, no hallando durante mucho tiempo una explicación
natural plausible que excluyese la de la intervención
sobrenatural. Estos hechos, aparentemente milagrosos, confirmaban
la enseñanza de los directores y del propio fundador
de la Obra acerca de que la oración y la mortificación
eran, sin lugar a dudas, la forma más eficaz de apostolado.
Escrivá de Balaguer decía que si, tras sazonar
una posible vocación con los indispensables condimentos
de la oración y la mortificación, la persona
no accedía a la crisis vocacional, eso significaba
que en realidad esa persona no hacía falta en la institución
y que sería preferible dirigir los esfuerzos hacia
los siguientes individuos de la lista:
Querrías atraer a tu apostolado a aquel hombre sabio,
a aquel otro poderoso, a aquel lleno de prudencia y virtudes.
Ora, ofrece sacrificios y trabájalos con tu ejemplo
y con tu palabra. ¡No vienen! No pierdas la paz: es
que no hacen falta. (Camino, punto 801.)
Acerca de la oración dice también:
Me escribes: el deseo tan grande que todos tenemos de que
esto marche y se dilate parece que se va a convertir en
impaciencia. ¿Cuándo salta, cuándo
rompe..., cuándo veremos nuestro al mundo?
Y añades: el deseo no será inútil silo
desfogamos en coaccionar, en importunar al Señor:
entonces tendremos un tiempo formidablemente ganado. (Punto
911.)
La oración es el medio más eficaz de proselitismo.
(Punto 800.)
En el punto 546 de Camino podemos encontrar un primer indicio
de la posibilidad de la telebulia o sugestión telepática
en la actividad apostólica de los socios del Opus Dei:
Hijo: ¡qué bien viviste la Comunión
de los Santos, cuado me escribías: ayer "sentí"
que pedía usted por mí!
Esta "comunión de los santos", que en la
Obra representa una común unión de muchas mentes
enfocadas hacia el mismo sujeto, es un claro ejemplo de lo
que el parapsicólogo jesuita Oscar González
Quevedo denomina "efecto de refuerzo de la sugestión
telepática":
Multiplicándose los agentes, parece que el fenómeno
puede surgir con más facilidad, aunque las demás
condiciones sean pésimas.
Una experiencia muy interesante me fue contada por el mismo
experimentador-jefe. Por razones evidentes, no me juzgo autorizado
a dar nombres. El experimentador fue un jesuita argentino,
un padre destacado en aquel país, especialmente en
la enseñanza universitaria.
Cierto profesor protestante llevaba a cabo una campaña
"dudosa" entre los universitarios. El profesor actuaba
con absoluta buena fe, pero era igualmente innegable su aversión
por la Iglesia católica. Entonces el padre, con un
grupo de universitarios y a título de experiencia,
comenzó la maniobra siguiente: todos los días
y a la hora en que sabía que el profesor se recogía
a descansar, un grupo de veinte congregantes marianos, cada
uno en su casa, pensaba con "intención telepatizante"
en el profesor en cuestión, tratando de sugerirle que
reconsiderase su posición frente al catolicismo.
Pues bien, pocos días después, el profesor
entraba en tal crisis religiosa que el padre tuvo que mandar
suspender inmediatamente la experiencia, pues había
peligro de que el profesor quedase afectado de los nervios.
Suspendida la experiencia, el profesor consiguió equilibrar
su sistema nervioso. (González Quevedo, Oscar: "El
rostro oculto de la mente", Santander, Editorial Sal
Terrae.)
Personalmente he sido testigo de cómo un amigo fue
sometido a tanta presión psicológica, y quizá
parapsicológica, durante un viaje organizado a Roma
que desembocó, tras el mismo, en un estado febril y
de excitación que le obligó a permanecer en
cama varios días. Otro amigo mío me relataba
que, mientras dormía recostado en el asiento del autobús
de regreso de una de estas excursiones organizadas por el
Opus Dei, apareció en su mente, durante el sueño,
un martilleante estribillo en que se repetía de manera
sofocante, una y otra vez: "Reza, confiésate,
hazte de la Obra. Reza, confiésate, hazte de la Obra.
Reza, confiésate..." Cuando despertó, sobresaltado,
dicho estribillo se tomó en el cadencioso ruido que
hacía el autobús al rodar sobre el asfalto.
Tras esta disquisición volvamos al tema que nos ocupa
y que era el del efecto de refuerzo de la sugestión
telepática (ST) al multiplicarse el número de
agentes. En este sentido apuntemos finalmente que este efecto
ha sido plenamente confirmado por el doctor Gilbert Murray,
distinguido humanista de la universidad de Oxford y presidente
de la ya mencionada Society for Psychical Research, S. P.
R., desde 1915 a 1917.
Otro factor que facilita el que se produzca la ST es el que
el receptor o percipiente se encuentre en un estado de sueño,
relajación o semivigilia en los cuales el cerebro ofrece
una característica electroencefalográfica llamada
de frecuencia alfa, como han demostrado las investigaciones
de Stanford, Lovin, Honorton, Davidson, Bindler, Ventunno,
etc. Este estado de duermevela, recordemos, era aquel en el
que se encontraban tanto el profesor protestante como mi amigo
del autobús. Pues bien, este estado de semivigilia
se reproduce en los muchachos que confiadamente asisten a
las meditaciones del Opus Dei. En ellas, el sacerdote dirige
su plática sentado detrás de una mesa situada
en un rincón del oratorio con un pequeño flexo
encima de ella. Normalmente se cierran las ventanas para que
el resto de la habitación quede en semipenumbra. Solamente
se aprecian con claridad los brillos intermitentes de las
velas sobre el sagrario plateado. Es en este ambiente tan
a propósito donde con insinuantes palabras el sacerdote
va introduciendo el nuevo ideario en la mente de los jóvenes
asistentes. Mientras tanto, los numerarios que los han invitado
a la meditación estarán continuamente "encomendando"
a sus amigos para que se aproximen cada vez más a la
institución. El propio Doctor Angélico, santo
Tomás de Aquino, en su tratado "De Veritate"
hace alusión a cómo en esta situación
de somnolencia el alma está más abierta a influencias
exteriores:
En el sueño, impedidos los sentidos exteriores,
tranquilizadas del tumulto de éstos las potencias
interiores, éstas pueden percibir mejor las impresiones
hechas en el entendimiento o en la imaginación por
la ilustración divina o la angélica, o por
la virtud de los cuerpos celestes o cualesquiera otros.
Pues bien, el dominico P. Zacchi, profesor del Pontificio
Ateneo Angélico de Roma, aprovecha el "cualesquiera
otros" para ajustar al texto de santo Tomás causas
como el hipnotizador, los asistentes a las sesiones con médiums,
etc. (Cfr. P. Zacchi. Artículo 1927 en la revista"Angelicum"
titulado "La moderna metapsichica alla luce dei pnincipii
de S. Tomasso".)
Como vemos, santo Tomás habla del estado de privación
sensorial ("ganzfeld" en terminología anglosajona),
que es precisamente el estado al que actualmente se somete
a los sujetos bajo experimentación en el Maimonides
Medical Center de Nueva York para facilitar en ellos la percepción
extrasensonial. Este aislamiento de todo estímulo externo,
o "ganzfeld", se reproduce en el Opus Dei en los
retiros espirituales, en los que durante varios días
los muchachos han de estar en absoluto silencio y sin comunicar-se
para nada entre ellos. Mientras esto sucede se irá
introduciendo gradualmente en sus cerebros una nueva programación
procedente tanto de las meditaciones a las que asisten como
de las otras mentes enfocadas hacia ellos, cuyo único
pensamiento es que el muchacho se incorpore a la institución.
Como contraposición al estado de tranquilidad en que
ha de estar el sujeto receptor para poder percibir sin "ruidos"
los mensajes transmitidos mediante la ST, el emisor actúa
mejor como tal cuando el mensaje que quiere transmitir es
el producto de una situación estresante, pasional o
angustiosa y es emitido de una forma nítida. El propio
Sigmund Freud, en su trabajo titulado "La interpretación
de los sueños", comenta:
Había tenido la impresión, en el desarrollo
de los experimentos en mi círculo privado, de que
algunos pensamientos con fuerte carga emocional pueden ser
transmitidos exitosamente y sin dificultad.
Ilustremos las anteriores afirmaciones con el siguiente ejemplo:
Un pastor protestante, ausente de su ciudad, sueña
que ve un incendio y a uno de sus hijos en medio de las llamas.
Despertando, no puede evitar el impulso vehemente de volver.
Todavía durante el viaje del pastor se declara un incendio
en su casa. El pastor llega justamente a tiempo de socorrer
al hijo que, en medio de la confusión, había
sido olvidado por los criados en una situación bien
peligrosa. (Dale Owen, Robert: Footfalls on the Boundary of
another World, Londres, 1861, págs. 99-109.)
Estos casos de telebulia en que existe una situación
límite que obliga al sujeto a emitir un desesperado
mensaje de socorro son los más frecuentes y existen
miles de ellos archivados en los ficheros de la S.P.R. Durante
el desarrollo de estas situaciones se produce en el sujeto
la denominada por Cannon "reacción de alarma",
liberando las ya citadas hormonas del estrés como catecolaminas,
adrenalina y noradrenalina. Según Puharich, durante
un experimento de telepatía el emisor es más
eficaz cuando se encuentra en un estado adrenérgico,
en el que, estimulado por la adrenalina, predomina el sistema
simpático, lo cual se produce ante las situaciones
de urgencia y de miedo. (Cfr. Andrija Puharich: "Beyond
Telepaty". Double Day & Company, Garden City, Nueva
York, 1964.)
Este estado adrenérgico favorecedor de la emisión
telepática es reproducido por los numerarios del Opus
Dei cuando se autoflagelan con disciplinas, ofreciendo cada
uno de los golpes por la vocación al Opus Dei de los
muchachos que figuran en la lista de pitables o cuando, sentados
en la sala de estudio con todo el peso del cuerpo gravitando
sobre el cilicio que llevan anudado en el muslo, ofrecen cada
cuarto de hora de su labor intelectual por la susodicha relación
de jóvenes. Estas mortificaciones son aún más
intensas cuando algún muchacho tiene algún problema
de vocación. Según el testimonio de un ex numerario,
actualmente profesor de la universidad de Oxford:
Descubrí posteriormente que se suponía que
un director ha de utilizar las disciplinas aún con
más frecuencia, y con mucha más violencia,
cuando alguien bajo su cuidado tenía problemas de
vocación. (Testimonio de John Roche en el libro de
Fergal Bowers, "The Work. An Investigation into the
History of Opus Dei and how it operates in Ireland Today".
Poolberg Press Ltd., Ireland. 1989, pág. 58.)
No en vano Josemaría Escrivá afirmaba con vehemencia
que las vocaciones al Opus Dei se consiguen a golpe de disciplina,
siendo el dolor un ingrediente indispensable para que la labor
de apostolado culmine exitosamente:
¡Bendito sea el apostolado del sufrimiento! (Camino,
punto 969.)
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