Gracias a Dios, ¡nos fuimos!
Opus Dei: ¿un CAMINO a ninguna parte?

Ligero de equipaje
Ligero de equipaje
Autor: Carlos G. Vallés
Índice
Lonaula
Bombas
Cambiar o no cambiar
Amar o no amar
La flor de loto y el lago
El cerebro programado
Sufrir para acabar de sufrir
Inocente e intachable
¿Buena suerte? ¿Mala suerte?
El Dios de la negación
El yo y el no-yo
Garabatos
El espíritu de "Sádhana"
El terapeuta
El director espiritual
El escritor
El lector
La puesta en escena
Ligeros de equipaje...
 
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LIGERO DE EQUIPAJE
Tony de Mello, un profeta para nuestro tiempo

Carlos G. Vallés S.J.

EL ESPÍRITU DE "SADHANA"

Hacia el final de los nueve meses de Sádhana en Poona, yo hice una sugerencia al grupo que no le gustó a nadie. Dije: "Hemos estado aquí casi un año viviendo juntos una intensa e íntima experiencia espiritual que ha cambiado nuestras vidas, y a lo largo de esa experiencia hemos ido expresando nuevos principios, ideas, enfoques, y hemos ido usando palabras y frases que encierran ahora un gran sentido para nosotros y que, en conjunto, resumen el espíritu de lo que hemos aprendido y queremos ahora llevar a la práctica en nuestra vida diaria. Podría ser una buena idea el recopilar todas esas frases clave, haciendo cada uno su lista, comparándolas y elaborando así un pequeño muestrario de ideas que refleje nuestro modo de pensar, nos recuerde nuestro compromiso y nos ayude a comportarnos de acuerdo con él. ¿Qué os parece la idea?"

Les pareció mal, y no se quedaron cortos en decirlo. Dijeron que una vivencia no puede reducirse a unas páginas impresas, que la letra mata y el espíritu vivifica, que una serie de frases parecería un formulario esotérico que podía caer en manos de cualquiera y ser mal entendido y peor citado. Incluso a Tony no le gustó la idea, pero, deseoso siempre de dar curso a cualquier iniciativa, dijo al fin: "Nada se pierde por probar. Vamos a intentarlo." Así lo hicimos. Cada uno escribió allí mismo una lista de las frases que más le decían a él, y luego las fuimos leyendo en voz alta. Aquello sonaba bien. Las listas convergían en ciertas expresiones vitales, y cada uno completó su lista a su manera. Hubo satisfacción general, y Tony dijo: "Después de todo, era una buena idea. Vamos a llamarlo 'El espíritu de Sádhana." No hubo ningún comunicado oficial y no se imprimió ninguna lista, pero yo he conservado aquella página, y quiero citar aquí sus dichos principales con breves comentarios, ya que es telón de fondo para todo lo que Tony pensó y dijo después, y ayudará conocerlo, en vez de darlo por sabido. Todos estos aforismos fueron, en mayor o menor grado, en un tiempo o en otro, centro de la atención y la experiencia de Tony, y marcan la dirección de su desarrollo espiritual.

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"Deja en paz a la mente y recobra los sentidos." Por ahí empezaba Tony. Hemos dado demasiada importancia al intelecto en nuestra vida, y demasiado poca a nuestros sentidos. El pensamiento se nos muestra como la suprema actividad del ser humano, exclusiva y específicamente suya, mientras que los sentidos los comparte con el resto de los animales, y así son objeto de menosprecio, abandono y falta de confianza. Los "placeres de los sentidos" se oponen a "la dignidad del pensamiento", y con eso llegamos a ser en la práctica espíritus sin cuerpo o, peor, espíritus que se consideran oprimidos por el cuerpo. Hemos dividido en dos a nuestro ser, y hemos perdido la mitad. Hemos perdido la "sabiduría animal", el instinto de los sentidos, el equilibrio del cuerpo; hemos perdido el contacto con la naturaleza, que es base y guía de todo desarrollo humano. Al quedamos sin sentidos, nos encontramos "sin sentido" en medio de la vida, somos ciegos y sordos habiendo perdido la capacidad de ver y oír y oler y sentir, la capacidad de admirar y gozar que debería caracterizar a los hijos de la naturaleza, y que hemos trocado por una vil rutina a la que llamamos "existencia", y luego nos quejamos de que la vida no merece la pena vivirse. Es hora de volver a descubrir las riquezas de nuestros sentidos, y a través de ellos la belleza caleidoscópica de la vida.

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"La gloria de Dios es el hombre en plena vida." Esa es una cita de san Ireneo en traducción libre, muy de moda en movimientos modernos de renovación espiritual y expresión bella y profunda de una verdad muy consoladora de nuestra fe. Dios me ha creado para su gloria y, por consiguiente, la única manera que tengo de darle gloria es conseguir que esta creación suya que soy yo sea, dentro de los inevitables límites, lo mejor posible, es decir, que yo viva una vida llena, que yo sea plena y generosamente yo. Los psicólogos nos dicen que todos vivimos muy por debajo de nuestras posibilidades, y que usamos sólo un porcentaje mínimo de nuestras energías. Es decir que nuestra "vida" no es, ni mucho menos, "plena". Por consiguiente, nuestra meta ha de ser levantar el nivel de nuestra existencia a perspectivas más altas de naturaleza y de gracia; vivir una vida llena para darle así a Dios una gloria llena. Aquí quiero añadir una anécdota personal mía. Con este mismo espíritu escribí en uno de mis libros la frase: "Dios me ha creado para que le ame, le sirva, le alabe... y así yo sea plenamente yo." Esa frase despertó sospechas. Me llegaron cartas de protesta de lectores serios que me acusaban de defender con esa frase el egoísmo, el "psicologismo" y el materialismo, traicionando los valores espirituales tradicionales. Esa experiencia me hizo sentir en mi propia carne lo que Tony había sentido mucho más en la suya: que Sádhana también tenía enemigos.

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"Sabed bien lo que queréis, decidlo, y dejad a la persona a quien se lo pedís en plena libertad para decir, sí o no." Frase breve que es todo un tratado. Tony afirmó que así era como él mismo había avanzado en psicología y espíritu a lo largo de muchos años. Primero tengo que saber lo que quiero, es decir, permitirme a mí mismo ver qué es lo que yo en el fondo quiero de veras; sentirlo claramente, admitírmelo a mí mismo y aceptarlo plenamente, sin reservas. Después manifestarle ingenuamente mi deseo a la persona de quien depende su cumplimiento, sin rodeos, sin rebajarme a suplicar y sin retraerme por timidez. Y al hacerlo así, dejar enteramente libre a esa persona para que haga lo que yo le pido o no; es decir, le hago saber claramente, y yo de veras así lo siento, que me agradará mucho que haga lo que le pido, pero que no habrá resentimiento alguno por mi parte ni represalia de ningún género si se niega a darme gusto. Ejercicio complejo y sano de conocimiento propio, libertad, humildad, sinceridad y valor. Todo eso se practica al emplearse una y otra vez en este delicado análisis. Y lo curioso es, insistía Tony, que la mayor parte de las veces que le pedimos algo concreto a una persona concreta, lo conseguimos. Y si no lo conseguimos, no hemos perdido nada. Mientras que sí que ganamos en todo caso en claridad de visión y firmeza de expresión. Tony adaptaba este principio al mismo discernimiento espiritual, diciendo en paralelo: "Si de veras quieres saber lo que Dios quiere de ti, antes entérate de qué es lo que tú quieres de él."

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"Sé consciente de tus sentimientos." Ese era el primer mandamiento de Sádhana. Descubre tus propios sentimientos, conócelos, acéptalos, acláralos, tenlos siempre presentes, no pierdas el contacto con ellos, permanece a su lado, vive con ellos. Decirle a alguienen el grupo: "No sabes lo que sientes" era un agravio intolerable. Perder el contacto con los propios sentimientos era andar a la deriva. Por muchas razones y argumentos que uno pudiera dar, si no se apoyaba en sus sentimientos, sus razonamientos no valían para nada. Tony iba aún más lejos. En este contexto de hacer revivir a los sentimientos no había que hacer distinción ninguna entre "buenos" y "malos" sentimientos, con la intención de fomentar unos y rechazar otros. Nada de eso. Los sentimientos, en sí mismos, no son ni buenos ni malos. En el "sentir" no hay ni virtud ni pecado; otra cosa es el obrar o no según esos sentimientos: eso habrá que verlo en cada caso. Pero los sentimientos como tales son sencillamente sentimientos, y la mejor manera de domarlos para que no hagan daño, o de aprovecharlos para que nos sean útiles, es comenzar por permitirles que se asomen a la conciencia cuando y como gusten, sin censura o represión de ninguna clase. Estoy enfadado, estoy nervioso, siento rabia, tengo miedo. Muy bien. Observo tranquilamente mi enfado, mi rabia, mi nerviosismo o mi entusiasmo, mi compasión o mi afecto o mi dolor... y luego decido libremente qué medidas quiero tomar en la práctica. Ahora se comprende cómo para hacer eso es esencial estar en contacto permanente con los propios sentimientos, y este contacto permanente es lo que realza mi vitalidad, lo que me hace vibrar, lo que me hace ser un ser humano en toda su plenitud. La razón, por sí sola, es tirana altanera que subyuga y ordena mi conducta, haciéndola rígida, monótona, aburrida. Los sentimientos son los que dan variedad a la vida, los que traen consigo el color y la armonía, la profundidad, el calor y la alegría. En Sádhana se valoraba más el "hígado" que el ' "cerebro".

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"Acepta -entiende por dentro- sé transparete." La expresión viene de Carl Rogers, quien definía con ella la actitud práctica y positiva para fomentar relaciones personales de todo tipo. "Aceptar" es adoptar la "mirada incondicionalmente amiga" que nunca juzga, nunca domina, nunca tiende a poseer o manipular a la otra persona en manera alguna. "Entender por dentro" es la capacidad de ver las cosas "desde dentro" de la otra persona, tal como ella las ve y las siente, y de hacerle saber a ella que así lo hacemos. Y "transparencia" es aquí la conciencia permanente de los propios sentimientos hacia la otra persona y la valentía de manifestárselos si fuera conveniente. Tres palabras que encarnan todo un programa de formación personal y de responsabilidad social. (Rogers sostenía que este método daría resultados infalibles no sólo entre persona y persona, sino entre grupo y grupo y aun entre nación y nación.)

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"Contacto - espontaneidad - intimidad." Otras tres palabras, esta vez de Eric Berne, que resume en ellas su programa de vida plena. El difícil arte de "estar en contacto", que todo mi ser esté siempre presente y disponible ante mí, junto con todo el mundo de circunstancias que me rodean minuto a minuto de cerca y de lejos... para que así pueda yo reaccionar con auténtica "espontaneidad" que llena el alma de fragancia y color... en busca de la aventura de la "intimidad" en que florece la vida con todo su esplendor. Todas estas palabras adquieren un gran sentido y un halo afectivo cuando las usan día a día un grupo de hombres y mujeres empeñados en la misma empresa con el mismo entusiasmo. Para nosotros eran casi palabras sagradas.

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"Rompe tu propia imagen." Todos somos esclavos de la imagen que nos hemos creado de nosotros mismos y que hemos proyectado fuera para que todos nos vean así. Si es una imagen "mala", como la de una persona perezosa, irresponsable, inútil, la gente nos considerará y seguirá considerándonos, hagamos lo que hagamos, perezosos, irresponsables e inútiles, y nosotros mismos seremos siempre, a la larga, lo que la gente espera que seamos, y nos portaremos como esperan que nos portemos. Y si es una imagen "buena", como la de una persona seria, puntual y trabajadora, seguiremos siendo serios, puntuales y trabajadores, si no por virtud, sí por la necesidad de responder a la expectaci6n que hemos creado. En cualquier caso, la imagen cohibe la espontaneidad, apaga la fantasía y ahoga la vida. Viene bien, aunque sólo sea por cambiar, romper el molde.

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"Ese es tu problema." Esta frase, de moderna popularidad, se interpreta mal con frecuencia, como si fuera un despreocuparse de los demás con una indiferencia, despego y egoísmo que son lo opuesto al espíritu cristiano. Lejos de nosotros esa interpretaci6n. Lo que para nosotros quería y quiere decir esa frase es que, hagamos lo que hagamos por los demás -que siempre lo seguiremos haciendo-, ellos son en último término los responsables de sus acciones, y no he yo de amargarme la vida porque alguien a quien quiero decida amargarse la suya. Esto trae paz y humildad al alma. Tony solía decir: "Hace tiempo que presenté la dimisión del cargo de director general del universo."

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"Los árboles vuelven a ser árboles." Este es el final de un famoso dicho de Ch'ing Yuan que le oí repetir a Tony infinidad de veces a lo largo de todas las etapas de su ministerio espiritual. Dice así: "Antes de la conversión, las montañas son montañas para el hombre, y los árboles son árboles. Durante el período de conversión, las montañas ya no son montañas y los árboles no son árboles. Después de la conversión, las montañas vuelven a ser montañas y los árboles vuelven a ser árboles." Una vez purificada el alma y los sentidos, se nos devuelve la creación entera para que disfrutemos de ella en paz y alegría como heredad de los hijos de Dios.

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"El Sábado se hizo para el hombre, y no el hombre para el Sábado." Respetad todas las leyes, pero recordad que, según la moral católica, el juez definitivo de la acción concreta es la conciencia personal en el momento de obrar. Hay que formar la conciencia, y. obedecerla siempre.

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"Intentar es mentir." La frase es de Fritz Perls. Si dices: "Lo intentaré", quieres decir que no tienes intención seria de hacerla. Si de veras piensas hacerla, di: "Lo haré"; y si no, di: "No lo haré"; Hay que hablar claro para pensar claro y obrar claro.

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"Deja salir al 'niño juguetón' que llevas dentro." Todos llevamos dentro a ese niño pequeño encantador, cariñoso, simpático, alegre y travieso que nos hizo felices en los años inocentes de nuestra vida y al que la disciplina, la formación y la sociedad han reducido después al silencio y al olvido. Volver a descubrir a ese pequeño pícaro y dejarle asomarse a nuestro escenario es manera segura de traer la alegría a nuestra vida... y a la de los que nos rodean.

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"Debo hacer", "debería hacer", "tengo que hacer" son frases que hay que desterrar de nuestro lenguaje y de nuestra mentalidad. Nada de "tengo que hacer", sino "quiero hacer", "decido hacer", "elijo hacer"... si es que realmente quiero, decido y elijo. La fuerza motriz de nuestra conducta ha de salir de dentro, no de fuera.

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"Tu 'sí' no tiene ningún valor si no eres libre para decir 'no'." Esto tiene serias consecuencias.

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"Uno de los derechos fundamentales del hombre es el derecho a equivocarse."

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"No empujes el río." Otra frase de Fritz Perls, que Barry Stevens tomó prestada para título de su autobiografía. No empujes el río..., ya fluye por sí mismo. y también lo hace la vida. No empujes. Y un dicho original de Barry Stevens: "El secreto de pasarlo bien es dejar que lo que pasa, pase."

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"Motivar es manipular." Una bella palabra puede esconder un proceso destructivo. Imponer nuestros valores y principios a los demás (por importantes que esos valores sean para nosotros) es opresión mental.

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"La regla del contacto." Estar siempre en contacto directo y completo consigo mismo, con la gente, con el mundo, con Dios.

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"No abrigues esperanzas ilusorias; y si alguna vez esperas algo de alguien, ¡díselo!"

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"Sensibilidad en el trato es caridad en la práctica."

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"Aceptemos el caos en vez del orden, la inseguridad en vez de la seguridad, la ignorancia en vez de la certeza." La era de las certezas ha pasado. Aprendamos a vivir en medio del riesgo... tanto físico como psicológico y mental. Sin arriesgarse no se avanza en la vida.

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"Salud es plenitud." Vuelve a descubrir y a recobrar todos los trozos de tu personalidad que te has dejado a lo largo de los años en el camino de la vida.

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"Yo doy mi viña a quien quiero." (Cantar de los cantares).

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"Creed la Buena Nueva." Y la Buena Nueva es: "He venido para que tengan vida... ¡y la tengan en abundancia!"

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"y Dios dijo: Todo está bien hecho... muy bien hecho."

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