EL MUNDO SECRETO DEL OPUS DEI. Michael Walsh
VII. POLÍTICA Y NEGOCIOS
En diciembre de 1985 un tribunal de Munich concedió
al Opus Dei un interdicto para prevenir la publicación
de un libro en el que se afirmaba que algunos miembros del
mismo habían trabajado con los escuadrones de la muerte
en Chile. La acusación de que el Opus apoya a regímenes
militares en Latinoamérica se la hacen con frecuencia
los críticos de la organización, y ésta
lo niega acaloradamente.
La acusación no desaparece. De varias maneras les
acusan académicos, periodistas y clero católico.
El profesor Brian Smith, por ejemplo, que enseña política
en el Massachusetts lnstitute of Technology, en su libro "The
Church and Politics in Chile" (1982), considera que el
Opus es una de las fuerzas desilusionadas por el modesto liberalismo
del presidente Eduardo Frei entre 1964 y 1970, y afirma que
sus miembros estuvieron entre los primeros administradores
principales del brutal y opresivo régimen militar del
general Pinochet, que, en septiembre de 1973, derrocó
al Gobierno socialista del sucesor de Frei, Salvador Allende
(Brian Smith, "The Church and Politics in Chile".
Princeton, Nueva Jersey: Princeton University Press, 1982,
págs. 139 y 338).
El boletín informativo latinoamericano "Noticias
Aliadas" fue más explícito. En diciembre
de 1975, cuando lo dirigía un sacerdote católico,
publicó un reportaje en el que se afirmaba que el Opus
en Chile había recibido fondos de fundaciones conservadoras
estadounidenses ya en 1962; que organizaba a los terratenientes
en contra de las modestas reformas agrarias de Frei y que
ayudaba a crear, con dinero de la CIA, la Sociedad Nacional
de Agricultura, que se oponía a los sindicatos que
habían llevado a Allende al poder ("Noticias Aliadas"
se publica en Lima. El número del que se han tomado
los comentarios es de fecha de 4 de diciembre de 1975). Penny
Lernoux, un escritor afincado en Bogotá, afirma: "El
Opus Dei y 'Patria y Libertad' (un grupo terrorista de ultraderecha)
trabajaron juntos en Chile durante los años de Allende,
y el general Juan Carlos Onganía, dictador de Argentina
de 1966 a 1970, tomó el poder después de hacer
un retiro religioso auspiciado por el Opus Dei" (Penny
Lernoux, "Cry of the People". Nueva York, Doubleday,
1980, pág. 305).
Camilo Torres, un sacerdote colombiano convertido en revolucionario,
escogió la lucha armada contra el Gobierno de su país
después de su fracaso por alcanzar una mayor justicia
social por medios democráticos. Le dispararon en febrero
de 1966. El oficial encargado de la brigada que mató
a Torres, convirtiéndole así en una especie
de Che Guevara eclesiástico y un héroe para
los radicales católicos de Latinoamérica, es
ahora general. Dirige una revista del Opus en Bogotá.
Pero sigamos en Colombia. Durante la campaña para las
elecciones presidenciales en los primeros meses de 1986, "PROMEC",
la cadena de Televisión propiedad de miembros del Opus,
apoyó al más conservador de todos los candidatos
conservadores, excesivamente pro americano y totalmente opuesto
a hablar de paz con los movimientos guerrilleros del país.
No ganó.
A mayor escala, Penny Lernoux afirma también que la
agencia de ayuda germano-católica "Adveniat"
"remplazó gradualmente a la CIA en los años
setenta, como patrocinadora de los regímenes militares",
y que "Adveniat" estaba controlada por obispos simpatizantes
del Opus. (Uno de los miembrOS de la jerarquía alemana,
el cardenal Hoffner, arzobispo de Colonia, intentó
en agosto de 1984 entregar una parroquia de su diócesis
a dos sacerdotes del Opus. Fueron tan grandes las protestas
de los feligreses, que tuvo que abandonar el intento.) Más
afirmaciones de conexiones entre el Opus y la CIA hicieron
en el diario norteamericano "Mother Jones"de julio
de 1983. Después de repetir la acusación de
Lernoux de que el Opus y Patria y Libertad estaban relacionados
y de añadir que el último, unido finalmente
a la Policía Secreta de Pinochet, recibía fondos
de la CIA, el autor del artículo, Martin Lee, proseguía
que el dinero de la CIA mantenía un "depósito
de pensamiento" del Opus, el Instituto Chileno de Estudios
Generales.
En cuanto se hacen estas sugerencias, sin embargo, el portavoz
del Opus y sus apologistas niegan rotundamente que la organización
tenga, como tal, nada que ver con la política. Sin
duda, hay una contradicción entre su afirmación
y la percepción de otra gente. Los miembros del Opus
dicen que todo es una invención de los que desean perjudicarle
y al menos esto ciertamente se les ha de conceder: de los
entrevistados para este libro que hayan tenido conocimiento
del funcionamiento interno del Opus, todos han negado que
se les dijera en qué sentido tenían que votar,
o que fueran abiertamente sometidos a propaganda derechista.
Tampoco en América Latina hay evidencia indiscutible
de apoyo directo del Opus como organización a dictaduras
militares ni a cualquier otra forma de gobierno, de derechas
o no. Pero ésa no es toda la historia.
De los supuestos ejemplos del compromiso político
del Opus, el caso de España (donde se cree que son
unos 35.000 miembros, aproximadamente un cuarenta por ciento
de todos los miembros de la organización) es el más
evidente y, en consecuencia sin duda, el mejor documentado
y más ampliamente estudiado. Nadie discute que desde
mediados de los sesenta hasta comienzos de los setenta, el
general Franco escogió un número de ministros
de las filas de los miembros del Opus. La mayor parte de comentaristas
considerarían el número de ministros del Opus
a la vez como sorprendentemente grande. El Opus puede discutir
el significado de este hecho, pero es un hecho. Mucha más
controversia origina, sin embargo, dilucidar si el Opus pretendía
tomar el control del Estado en España, o si fue una
coincidencia el que tantos miembros fueran llamados a cargos
de gobierno. El Opus quisiera, por supuesto, que uno aceptase
la última interpretación, pero es difícil
creérsela. Además, ha sido expresamente negada
por Raimundo Pánniker, y él estaba en posición
de saberlo.
A finales de los cuarenta, Pánniker era el director
de "Arbor", revista insignia del Consejo Superior
de Investigaciones científicas. Fue el grupo de intelectuales
del Opus en torno a "Arbor", y del CSIC en general
y en particular de "Rialp", la editorial del Opus
fundada en 1947 por Calvo Serer, el que se convirtió
en notable de la política española. Una tesis
doctoral escrita para la "New School of Social Research"
de Nueva Yotk sostiene que el libro de Calvo Serer "La
dictadura de los franquistas", publicado en París
en 1973, proporciona amplia evidencia de que los miembros
del Opus actuaban unidos y conspiraban en el esfuerzo de acercarse
al poder en España, aun cuando él lo niegue
(José Vicente Casanova, The Opus Dei Ethic and the
Modernization of Spain". Tesis doctoral no publicada,
New York New School of Social Research, 1982). Pánniker
es muy contundente: según él, se proponían
ver si podían asumir el mando del Estado español...,
y casi lo consiguieron.
El desplazamiento hacia las posiciones del Gobierno comenzó
en 1951, en el momento justo en que la influencia del Opus
en España parecía estar a punto de declinar
debido al relevo de Ibáñez Martín como
ministro de Educación por Joaquín Ruiz Jiménez,
un católico leal, pero con opiniones liberales sobre
política y cuestiones sociales. Este inició
una breve liberalización del régimen de Franco,
que incluía el establecimiento de un Ministerio de
Información y Turismo. Un miembro del Opus se convirtió
en el primer director general. Villar Palasí, que tenía
estrechos vínculos con el Opus, se convirtió
en su secretario técnico. La información era
una inquietud obsesiva del Opus: sus elevadas posiciones en
el nuevo Ministerio dieron a estas dos personas un control
considerable sobre la censura, una cuestión candente
en España hasta el final de la era de Franco, y sobre
la propaganda del régimen en emisoras y en la Prensa.
La carrera de Villar Palasí fue típica de la
forma en que los miembros se ayudan los unos a los otros y
a sus amigos. En 1962 llegó a subsecretario de Comercio,
un puesto para el fue nombrado por Alberto Ullastres, anteriormente
catedrático de Economía de la Universidad de
Madrid, pero desde febrero de 1957 ministro de Comercio de
Franco. Después de tres años sirviendo en el
Ministerio de Comercio, Villar Palasí pasó a
dirigir el Instituto de Estudios Administrativos situado en
el Centro de Funcionarios Civiles, en Alcalá, no lejos
de Madrid. Este Instituto era idea de otro miembro del Opus,
Laureano López Rodó. López Rodó
era abogado, anteriormente catedrático de Derecho administrativo
de la Universidad de Santiago, y ejercía el Derecho
asociado con otro miembro del Opus en Santiago, quien, en
1956, se convirtió en secretario técnico general
de la Presidencia del Gobierno, una especie de secretario
del Gabinete. Éste fue un puesto de nueva creación
por el que él mismo había abogado en un artículo,
aunque Calvo Serer afirmaba que había sido su influencia
lo que ayudó a López Rodó a conseguir
el cargo. Desde su puesto pudo dinamizar, o modernizar, la
burocracia del Gobierno español sin cambiar su postura
política, absolutamente conservadora. Realmente, López
Rodó creía que las economías modernas,
y especialmente aquellas con un rápido desarrollo,
eran demasiado complejas para otra clase de gobierno que no
fuera uno fuertemente autoritario.
Gregorio López Bravo estaba asimismo muy comprometido
en el proyecto demodernización. Había entrado
en el Gobierno en 1959, cuando Ullastres le nombró
director general de Comercio Exterior. Se convirtió
en una figura clave en el control del comercio exterior en
un momento en que todavía Ullastres era ministro de
Comercio y otro miembro del Opus, Navarro Rubio, ministro
de Hacienda. En 1962 el mismo López Bravo se convirtió
en ministro de Industria, un puesto que mantuvo hasta 1969,
cuando llegó a ministro de Asuntos Exteriores. Duró
más tiempo que Ullastres, su antiguo jefe y que Navarro
Rubio, quienes dejaron el Gobierno en 1965, aunque en aquel
momento López Rodó fue nombrado ministro.
El Opus estaba comprometido con la modernización de
la economía española a través de otros
medios, y quizá muy particularmente a través
de su altamente competente Escuela de Empresariales de Barcelona,
fundada por dos miembros en 1958 con el respaldo del "Banco
Popular" con su presidente del Opus Dei. Según
un miembro desilusionado, Alberto Moncada, el "Banco
Popular" también respaldó a ESFINA, una
compañía financiera establecida en 1956 con
Ullastres como su primer presidente, para cuidar de los asuntos
de negocios y de inversión del Opus. Curiosamente,
la mayor parte de sus propias actividades económicas
no estaban en el sector industrial, que los ministros del
Opus estaban promoviendo activamente, sino en el sector de
servicios, en la Banca, por ejemplo, y particularmente en
información, con diarios y una agencia de noticias.
Pueden haber considerado el sector de servicios como el de
más probabilidades de ofrecer un crecimiento real,
o se sintieron atraídos por las oportunidades que ofrecía
para propaganda y control.
Se tiene que comprender bien esto. Los portavoces del Opus
insisten en que la organización es puramente espiritual.
Como tal, ni tiene ni puede tener Bancos bajo su control,
publicar ningún periódico, ni actuar en política.
Para evitar confusiones, pues, debe entenderse que el término
" Opus Dei", al hablar del control de negocios o
publicaciones, es simplemente una referencia para indicar
individuos que casualmente son también miembros del
Opus Dei. Así, por ejemplo, no sería exacto
decir que eran miembros del Opus Dei "Europa Press",
una agencia de noticias; Nuevo Diario, un periódico
de Madrid; Mundo Cristiano, una revista religiosa, o Telva,
una revista femenina (que antes de los acontecimientos de
septiembre de 1971, referidos en las páginas siguientes,
había publicado un artículo sobre la traducción
de Camino al chino).
Lo que es más significativo de todo esto es la forma
en que miembros del Opus se ayudaban unos a otros a pesar
de antipatías personales circunstanciales (por ejemplo,
Navarro Rubio criticaba a López Rodó) y discrepancias
políticas (Calvo Serer apoyaba a don Juan como sucesor
de Franco; López Rodó y Valls Taberner -aunque
ambos, afirma Calvo Serer, apoyaban al principio a don Juan-
finalmente se pasaron al lado del Príncipe, ahora Rey,
Juan Carlos, hijo de don Juan). El grado de influencia y el
factor "conspiración" no pueden dejar de
haber sido fomentados por la proximidad en que vivían
algunos de los más poderosos funcionarios del Estado
español. Laureano López Rodó, cuya larga
carrera en el Gobierno ha sido esbozada más arriba;
Jorge Brosa, director del Banco Español de Crédito",
el mayor Banco del país, y Luis Valls Taberner, presidente
del "Banco Popular", residían en la misma
casa del Opus. ¿De qué hablaban después
de sus oraciones nocturnas?, se ha preguntado un crítico
(Artigues). (La respuesta, desde luego, debería ser:
de nada. Si eran buenos miembros del Opus y observaban las
reglas, deberían observar el gran silencio desde las
oraciones de la noche hasta el desayuno del día siguiente.)
Desde sus varios puestos de influencia, los miembros del
Opus se dedicaron a una más que considerable modernización
del Gobierno español, de instituciones financieras
e industriales, que fue muy beneficiosa y que debió
haberse hecho mucho antes. Sin embargo, no intentaron cambiar
las estructuras poíticas. Según la regla número
7 de la Constitución del Opusde 1950, "observan
con el mayor respeto las leyes 1egítimas de la sociedad
civil" en la que se encuentran. Por sus esfuerzos por
mejorar la situación económica de España,
se podría argumentar que ayudaron de forma significativa
a preservar el statu quo político, proporcionando un
nivel de vida bastante mejor, en particular a la clase media.
Aunque Calvo Serer más tarde se proclamó socialista
(y su ejemplo es citado por los miembros del Opus para demostrar
su pluralismo político), lo que escribió en
el diario madrileño ABC, no habría de dejado
de gustar a Franco: "La libertad de conciencia lleva
a la pérdida de fe. La libertad de expresión
a la demagogia, a la confusión mental y a la pornografía.
La libertad de asociación a la anarquía y al
rechazo del totalitarismo" (Citado en Hermet op. Cit.,
vol. 1, pág 113. El libro de Hermet apareció
originariamente en francés pero di con la versión
española). El valor principal del Opus para Franco
estribaba en que era un movimiento innegablemente católico
que le daba el apoyo que la Iglesia española había
dado tradicionalmente a los gobernantes conservadores del
país y que los obispos estaban a punto de retirarle
al régimen. Lo hicieron de forma muy dramática
en la Asamblea Conjunta.
La Asamblea era una reunión de obispos y de representantes
del clero de cada diócesis de España, que se
reunió en la semana que comenzó el 13 de septiembre
de 1971. Casi un tercio de todos los obispos de España
había sido nombrado entre 1969 y 1971. En su elección
habían influido el nuncio, monseñor Luigi Dadaglio,
y su predecesor, Antonio Riberi, enviado a Madrid en 1962.
Riberi, por su parte, había sucedido al arzobispo,
y más tarde cardenal. Ildebrando Antoniutti, admirador
del Opus que, al parecer, llenó la Nunciatura de Madrid
de miembros de la Obra. Riberi indicó a Paul Hofmann,
cuando era corresponsal del "New York Times" en
la capital española, que era imposible hablar abiertamente
en presencia del personal doméstico, y que ya había
remplazado a "monjas" del Opus, en frase de Hofmann,
que trabajaban en la centralita y de quienes sospechaba que
escuchaban las conversaciones telefónicas. (Paul Hofmann,
"Anatomy of the Vatican", Londres, Hale, 1985, págs.
229-230. Las páginas 229-235, tituladas "El pulpo
de Dios", y el siguiente apartado hasta la página
242, "Apostolado de la penetración", ambos
tratan del Opus).
El Concordato, o tratado entre el Vaticano y España,
daba al Gobierno español derecho al veto en la designación
de obispos para la diócesis. A pesar de este control
teórico sobre el nombramiento de obispos, los dos nuncios,
Riberi y Dadaglio, consiguieron transformar la naturaleza
delepiscopado en un grupo de hombres mucho más críticos
hacia el régimen de Franco de lo que lo habían
sido sus predecesores, que habían sufrido los terrores
de la Guerra Civil. El resultado de la Asamblea fue distanciar
a la Iglesia del Estado. Entre otras cosas pretendía
una revisión del Concordato para liberar a la Iglesia
del control estatal, y pidió a los obispos que tenían
puestos en el parlamento español que dimitieran. El
régimen se alarmó tanto, que una revista que
publicaba una carta citando grandes pasajes de las conclusiones
de la Asamblea fue incautada por la policía.
Los eclesiásticos conservadores, hombres y mujeres,
habían boicoteado la Asamblea, lo que quizá
sea el motivo por el cual el resultado fue tan radical. No
obstante, el Opus decidió jugar un papel en sus resultados.
(La historia que sigue está adaptada, con el permiso
del editor, de mi artículo "Spain on the Move".
"The Month, junio de 1972). Naturalmente, la Asamblea
fue atacada por la prensa del Opus Dei.
La historia comienza con una declaración hecha el
21 de febrero de 1972 por monseñor Guerra Campos, secretario
de la Conferencia Episcopal española y uno de los miembros
más reaccionarios de la misma. Más tarde, después
de haber sido apartado de todo cargo eclesiástico debido
a su oposición a la política de la Conferencia,
era el único clérigo español en quien
el régimen de Franco podía confiar para sus
apariciones en televisión. En el curso de una emisión
extraordinaria, recordó a su audiencia que en el siglo
IV todo el mundo parecía volverse arriano (convertirse
en hereje) y que sólo un obispo, Atanasio de Alejandría,
defendió la ortodoxia. Sin duda, Guerra Campos se veía
a sí mismo como un Atanasio moderno.
Algunos de los obispos habían preguntado, afirmó,
sobre un documento llegado de Roma. En aquel momento él
no tenía dicho documento, pero intentaría obtenerlo
y enviárselo a los miembros de la Conferencia lo antes
posible. Ésa, parece ser, fue la primera noticia que
tuvieron de la existencia del documento.
Aquella misma tarde "Europa Press", una organización
del Opus Dei en el
sentido arriba indicado) difundió una noticia diciendo
que parecía que existía un documento romano
que contenía importantes observaciones sobre la Asamblea.
A la mañana siguiente sólo "Nuevo Diario"
(también de una organización del Opus Dei) la
llevaba. Otros diarios negaban la existencia de tal documento.
Esta negativa provocó que "Europa Press"
se defendiera. Describió la
apariencia del documento. "Nuevo Diario" hizo lo
mismo y el 26 de febrero
siguió afirmando no sólo que el documento existía
-para entonces ya no cabía duda de ello-, sino también
que era oficial y que había sido enviado a los arzobispos
de Toledo (primado español) y de Madrid. Proseguía
citando a Frederico Alessandrini, portavoz del Vaticano, diciendo
que la Congregación para el Clero había redactado
un documento que no se había creído necesario
mostrar a ningún otro departamento de la curia romana,
ni al Papa Pablo VI. Esto debió haber alertado lo bastante
a los periódicos como para que vieran que el documento
no era, después de todo, oficial, pero la afirmación
de Alessandrini resultó demasiado sutil para la comprensión
de la Prensa contraria a la Asamblea. "Iglesia-Mundo"
publicó una fotografía de John Wright, cardenal
prefecto de la Sagrada Congregación para el Clero,
con una nota diciendo que el documento había sido enviado
con el consentimiento del Papa. Más tarde trascendió
que no había sido enviado con la aprobación
del Papa, y que la fotografía no era del cardenal Wright,
sino del compañero norteamericano cardenal Dearden,
arzobispo de Detroit.
El 1 de marzo la agencia "Cifra", casi filial de
"Efe", la agencia de noticias oficial española,
difundió el resumen de un estudio preparado por "Iglesia-Mundo"
contrario a las conclusiones de la Asamblea. Pero hasta el
4 de marzo ni "Cifra" ni "Europa Press"
ofrecieron el texto completo del documento. Por dos veces
el Ministerio de Información había intervenido
para evitar su publicación prematura.
El tan anunciado documento resultó ser un "estudio"
de las conclusiones de la Asamblea Conjunta preparado por
una grupo de la Sagrada Congregación para el Clero.
A juzgar por la carta que lo acompañaba, firmada por
el cardenal Wright y por el arzobispo Palazzini, secretario
de la Congregación, parece que iba destinado al cardenal
Enrique y Tarancón, el liberal arzobispo de Madrid
y el arquitecto de la postura antifranquista de la Iglesia.
Pero aunque él era el destinatario, Tarancón
no fue el primero en recibirlo. En efecto, el 21 de febrero
negó que el documento existiese siquiera. En su discurso
de apertura de la Conferencia Episcopal en marzo, el arzobispo
de Madrid explicó el orden de los acontecimientos.
Fue como sigue: el 21 de febrero a las nueve y media de la
noche se recibió una llamada de un periodista que preguntaba
a Tarancón sobre el documento; él negó
que tal cosa existiese. El día 26 a la una y media
de la tarde vio por primera vez una copia de dicho documento
que le mostró otro obispo; el 27 a las diez y media
de la mañana, monseñor Guerra Campos le envió
fotocopia del documento, junto con la carta del cardenal Wright,
fechada el 9 del mismo mes de febrero.
El domingo 27 de febrero fue un momento crítico para
Tarancón. Pensó en dimitir de su cargo. Por
suerte ya había hecho una reserva para ir a Roma al
día siguiente para una reunión el 29 de febrero.
En Roma vio al cardenal Villot, secretario de Estado. Villot
le entregó una carta. Decía:
"La Sagrada Congregación para el Clero hizo que
se llevara a cabo un estudio de los documentos (de la Asamblea
Conjunta). Las consideraciones y conclusiones de este estudio,
de su verdadera naturaleza, no poseen un carácter normativo,
ni han recibido aprobación superior, es decir, del
Santo Padre, a quien, de hecho, no fueron sometidas".
También el Papa vio a Tarancón para asegurarle
su apoyo. En la siguiente reunión de los obispos españoles
se leyó la carta de Villot, acusó respetuosamente
recibo de este "estudio", pero lamentó seriamente
"las faltas de procedimiento con respecto (al mismo)
y a la particularmente culpable filtración a la Prensa,
su tendenciosa presentación y los penosos errores que
han inquietado a la opinión".
La reunión ignoró el consejo del estudio de
dejar de lado las conclusiones del primer apartado de la Asamblea
Conjunta y las ratificó todas. Monseñor Guerra
Campos fue sustituido como secretario de la Conferencia Episcopal.
El asunto del "estudio" de la Congregación
para el Clero fue un desastre absoluto tanto para quienes
lo encargaron como para quienes intentaron utilizarlo para
anular el cambio de política de los obispos españoles
sobre las relaciones Iglesia-Estado.
Naturalmente, se especuló mucho sobre la identidad
de quiénes habían
preparado la carta. Un portavoz del Opus en Madrid aseguró
haber oído cinco versiones totalmente distintas. Al
cardenal de Madrid, no obstante, se le dieron la identidad
de las personas. Tenía copias de cartas de monseñor
Benelli de la Secretaría de Estado al cardenal Wright,
del cardenal Wright al propio Tarancón y al cardenal
Villot. Mientras Tarancón siguió siendo arzobispo
de Madrid, la publicación de las cartas constituyó
una amenaza para los responsables. No era difícil,
no obstante, hacer conjeturas informadas sobre la autoría.
El "estudio" fue originalmente recopilado en castellano
y luego traducido al italiano en un intento de disfrazar sus
orígenes. Dos autores eran miembros españoles
del Opus: Alvaro del Portillo, entonces secretario general,
pero ahora naturalmente sucesor de Escrivá de Balaguer
como cabeza de la organización, y Salvador Canals.
Un anciano jesuita, Raimundo Bigador, y un sacerdote claretiano,
Anastasio Gutérrez, también eran mencionados.
Los cuatro españoles estaban en el mismo departamento
dentro de la Congregación para el Clero, cuyo secretario,
el arzobispo simpatizante del Opus y después cardenal
Palazzini, también se creyó que había
tenido mano en la realización del "estudio".
El texto del mismo se lo pasó a "Europa Press"
otro miembro del Opus Dei asociado, no con la Congregación
para el Clero, sino con la Comisión para la Revisión
del Código de Derecho Canónico. Alvaro del Portillo
era también, en aquel tiempo, miembro de esta comisión.
Estos hechos revelan el grado hasta el que el Opus está
dispuesto a manipular a los medios de comunicación
en la búsqueda de lo que considera es su propio bien,
o bien de la Iglesia, aunque para los miembros del Opus la
distinción es irreal: el bien del Opus y el de la Iglesia
son idénticos. En tal contexto es fácil entender
por qué el Opus Parece dar tanta importancia al control
de los medios de comunicación, poseyendo sus propias
revistas, cadenas de televisión, escuelas de periodismo.
En muchas capitales de países católicos, en
Bogotá, por ejemplo, o en Santiago de Chile, donde
no necesariamente poseen un diario importante, se encuentra
frecuentemente a miembros del Opus escribiendo secciones fijas.
El arzobispo John Foley, director de la Comisión Vaticana
sobre Comunicación Social (portavoz del Vaticano para
los medios de comunicación), aunque sin ser miembro,
se le considera muy próximo y afín al Opus.
Rusell Shaw, portavoz de la Conferencia Nacional de Obispos
Católicos de los Estados Unidos (hasta que dimitió
repentinamente en 1987) y Joaquín Navarro-Valls, portavoz
del mismo Vaticano, son ambos miembros del Opus: Shaw, supernumerario,
y Navarro-Valls, numerario.
Si son discípulos leales de Escrivá, estos
hombres están probablemente
motivados por la máxima 836 de "Camino":
"Servir de altavoz al enemigo es una idiotez soberana;
y , si el enemigo es enemigo de Dios, es un gran pecador.
Por eso, en el terreno profesional, nunca alabaré la
ciencia de quien se sirve de ella como cátedra para
atacar a la Iglesia". Hay un contraste extraordinario
entre estas palabras de Escrivá y las palabras de un
santo reconocido, Agustín de Hipona, no menos contrario
en su época a los enemigos de Dios que lo fuera el
fundador del Opus Dei en este siglo: "¿Quién
se bastará a ponderar la grandeza de ingenio que han
demostrado filósofos y herejes al defender sus errores
y falsedades?" ("La ciudad de Dios, 22.24).
El asunto de la Asamblea Conjunta y el interés mostrado
por el Opus para que la Iglesia siguiera apoyando al régimen
de Franco, encuentran su razón de ser en los escritos
de Escrivá de Balaguer. Éstos revelan escaso
interés por las sutilezas de la democracia y son el
resultado de una actitud mental que, políticamente,
respalda a la clase gobernante, siempre que ésta permita
que el catolicismo florezca. Otras consideraciones no tienen
tanta importancia: "¿No crees que la igualdad,
tal como la entiende, es sinónimo de injusticia?"
(máxima 46), "¡Cuántos crímenes
-exclamaba Escrivá de Balaguer al final de una serie
de máximas recomendando "santa intransigencia"
y el rechazo de componendas-, se cometen en nombre de la justicia!"
(máxima 400). Si cualquier miembro del Opus estuviese
preocupado por la opresión y la injusticia que ven
a su alrededor, la máxima 702 les consolaría:
"Estás intranquilo. Mira: pase lo que pase en
tu vida interior o en el mundo que te rodea, nunca olvides
que la importancia de los sucesos o de las personas es muy
relativa". Y si algún miembro fuese tentado por
los valores liberales, podría buscar consuelo en la
máxima 849: "¡Hombre! Ponle en ridículo.
Dile que está pasado de moda: parece mentira que aún
haya gente empeñada en creer que es buen medio de locomoción
la diligencia... Esto, para los que renuevan volterianismos
de peluca empolvada, o liberalismos desacreditados del siglo
XIX." El ideal del Opus evita los heroísmos: "Me
hablas de morir "heroicamente". ¿No crees
que es más heroico" morir inadvertido en una buena
cama, como un burgués. pero de mal de Amor?" (máxima
743). No es probable que haya ningún Camilo Torres
en las filas del Opus Dei.
Toda esta formación espiritual junto con las sólidas
virtudes burguesas (y el lecho de muerte) que Escrivá
recomendaba y las Constituciones guardaban, es probable que
encomiende a los miembros de la organización a regímenes
militares o represores de derechas, particularmente a los
que han perdido el apoyo de la Iglesia oficial, como en Chile,
del mismo modo que apoyaba a Franco.
Existe en Bogotá un colegio jesuita, al otro lado
de una calle estrecha frente al palacio presidencial. En una
de tantas ocasiones como los jesuitas han tenido problemas
con los regímenes colombianos fue confiscado por el
Estado, y durante un tiempo no les fue devuelto, ni cuando
la Compañía fue autorizada una vez más
a vivir en el país. De modo que se fundó otro
colegio en la ciudad con el mismo nombre exactamente, dejando
ahora a la Compañía con dos colegios, ambos
llamados "San Bartolomé de la Merced". Pero
el antiguo colegio, el cercano a palacio, se remonta a los
comienzos del país. Éste o su equivalente en
Medellín, la segunda ciudad de Colombia, han educado
durante generaciones a las familias de élite, que han
dado presidente tras presidente a la nación. Pero ya
no. Los jesuitas colombianos no están entre los más
radicales de entre sus hermanos de América Latina,
pero ahora se les mira con recelo. Las familias de elite envían
a sus hijos a las escuelas del Opus Dei, donde no estarán
expuestos a la nueva "teología de la liberación",
con su preocupación por la reestructuración
de la sociedad en interés de una mayor justicia para
los pobres.
Exactamente lo mismo se puede decir del colegio jesuita de
Santiago de Chile. Aquí, como en otros países
de América Latina, los nombres de los gobernantes que
son miembros del Opus o simpatizantes de la Obra son bien
conocidos dentro de los círculos de la Iglesia.
Aparte del caso de España, la extendida influencia
del Opus por todas partes en los países de habla castellana,
no constituye una conspiración para tomar posesión
del Estado en interés de la Iglesia como lo entienden
los miembros del Opus. Aunque el Opus estuviera interesado
en conseguir poder político como tal, la experiencia
del fracaso español -el asesinato del protector del
Opus, almirante Carrero Blanco en diciembre de 1973, llevó
a Franco a cambiar completamente la tendencia de su Gobierno-
le desanimaría a intentarlo de nuevo, al menos durante
mucho tiempo.
Mucho más significativo es la mentalidad de un miembro
del Opus, aleccionado de la forma arriba indicada. "Ignacio
Valente" es el pseudónimo de José Miguel
Ibáñez Langlois, un sacerdote del Opus, colaborador
asiduo sobre temas literarios del diario de Santiago "El
Mercurio", un periódico simpatizante con el gobierno
de Pinochet. el 5 de octubre de 1986 escribió una apología,
"Veinte años como crítico".
"Nunca he escrito un prólogo, nunca he presentado
un libro, no voy a reuniones literarias ni a "cenáculos"
ni veo a otros escritores. Debido al tiempo: el ministerio
sacerdotal ocupa mis días y mis años, quiero
escribir mis propios libros de poesía y ensayos.
Pero, además de esta razón, hay otra, más
profunda: creo que un crítico debería guardar
una cierta distancia del mundo literario, y una ausencia
total de compromisos personales. Aún hay otro motivo;
la convicción de que, en general, la obra es superior
a quienquiera que la haya escrito. Con bastante regularidad
prefiero los libros a sus autores. Tengo amigos entre ellos,
como es lógico pero les trato -en cuanto a la crítica-
como si no lo fueran. También tengo enemigos, evidentemente,
pero intento tratarlos del mismo modo que si no lo fueran."
Sin duda, este artículo fue escrito para causar efecto,
pero lo que es tan estremecedor en esta apología es
que Ibáñez Langlois se jacte de carecer de compromiso
personal hacia nada que no sea su tarea de escribir y su ministerio
sacerdotal como miembro del Opus. Mientras, otros clérigos
de la misma ciudad se manifestaban en la calle, siendo apaleados
por la Policía, arrestados y hostigados por su oposición
al brutal régimen del general Pinochet. Éstos
no son temas que se encuentren en la poesía de Ibáñez.
"No. El Opus Dei no tienen en absoluto nada que
ver con la política. Es absolutamente ajeno a cualquier
tendencia o grupo político, ideológico y cultural"
(Escrivá de Balaguer, "Conversaciones").
Éste es Escrivá de Balaguer, en su conversación
con Peter Forbarth, de "Time". El apologista del
Opus Dei Julián Herranz, en un artículo titulado
"Opus Dei and the Activity of its Members", publicado
primero en "Studi Cattolici" nº 31, julio/agosto
de 1962, escribe específicamente sobre el papel político,
o la falta del mismo, según él considera, del
Opus Dei en España:
"El Opus Dei no está a la derecha ni a la
izquierda, ni en el centro, porque los objetivos de la Asociación
no son políticos, sino espirituales. Sin duda hay
gente que lo toma por un partido político y se esfuerza
penosamente en ponerlo en uno u otro campo. El Opus Dei,
sin embargo, ni desea bajar al reino del César, ni
puedo hacerlo. Pero sus miembros pueden, sin duda, y son
enteramente libres de hacerlo según su propio criterio
y opinión. Para aclarar y afirmar estos puntos, el
Secretario del Opus Dei en España envió una
nota a la Prensa en 1957, afirmando que "el Opus Dei
es un Instituto Secular de la Iglesia Católica, cuyas
actividades son exacta y exclusivamente apostólicas;
en virtud de su mismo espíritu, queda fuera de la
esfera de la política en cualquier país. El
Opus Dei desautoriza explícitamente a cualquier grupo
o individuo que utilice el nombre del Instituto para sus
actividades políticas. En este campo, como en sus
actividades profesionales, financieras o sociales, los miembros
del Opus Dei, al igual que otros católicos, gozan
de una total libertad, dentro de los límites de la
enseñanza cristiana" (Madrid, 12 de julio
de 1957).
Este artículo de Julián Herranz se ha convertido
en una especie de "locus
classicus", al que se alude siempre que una discusión
sobre el Opus llega, como tan a menudo sucede, al compromiso
de la organización en política.
El argumento entonces es que, como buenos ciudadanos, los
miembros del Opus pueden muy bien encontrarse jugando un papel
en el Gobierno de su país. Pero ese papel es suyo por
elección personal; no les es impuesto, como tampoco
les es impuesta ninguna orientación política
por el mismo Opus. Ésa es la afirmación. Casa
de modo extraño con el párrafo 202 de la Constitución
de 1950, que insiste en que: "Los cargos públicos,
y especialmente aquellos que implican dirección, son
los medios particulares del Instituto para su apostolado".
El Opus Dei como institución no se mete en política.
"Si eso es cierto, entonces el Opus debiera jugar un
papel positivo en la política", dijo un distinguido
teólogo español cuando la Iglesia en España
se separó enérgicamente en 1971 de una régimen
mantenido por un número de ministros del Opus.
Pero la verdad es más compleja. La espiritualidad
del Opus y sus estructuras inculcan una visión de la
vida que es socialmente estratificada y entregada, según
propia confesión, al ideal burgués, altamente
disciplinado y más que respetuoso con la autoridad.
Con esta visión del mundo, el valor supremo en el trabajo
humano, más concretamente, el trabajo humano profesional.
En el artículo trascrito, Herranz cita a un miembro
inglés de la "Asociación", que escribió
en el "Observer" del 26 de agosto de 1962. Este
individuo atrajo la atención de los miembros del Opus
entre los mineros del Norte de España, que estaban
entonces en huelga contra el Gobierno con miembros del Opus
en su Gabinete de ministros. Y, sin duda, hay miembros del
Opus en la clase trabajadora incluso fuera de las categorías
de las mujeres auxiliares reclutadas para limpiar las residencias
de los hombres. Una película de televisión italiana,
hecha para conmemorar el decimoquinto aniversario del Opus
Dei y con el que el Opus Dei hizo, por consiguiente, mucha
propaganda, mostraba a un conductor de autobús de Manchester.
Era irlandés.
Sin embargo, no habría muchos conductores de autobús,
ingleses o irlandeses, con la calificación académica
de un doctorado, necesaria para la categoría de miembro
numerario. Y, como está muy claro, tanto por la Constitución
de 1950 como por la de 1982, el Opus apunta en primer lugar
a los hombres y mujeres profesionales, aunque es cierto que
la Constitución más reciente no menciona en
particular, a diferencia de la anterior, a la gente al servicio
del Gobierno (ver la Constitución de 1950, párrafo
4.2).
El Opus Dei, sin duda, atrae a los hombres de negocios a
sus filas con su
mensaje de santificación por el trabajo y su opinión
favorable al apostolado del almuerzo, al apostolado de no
dar (ver pág. 117), y a la bendición a los valores
de la clase media (ver págs. 118 y siguientes y párrafos
más arriba). Sin duda, dichos hombres de negocios podrían,
en teoría, abarcar y operar dentro de una amplia escala
de ambientes políticos y sociales. Pero eso es no ser
realista. Cuando los miembros del Opus controlaban la economía
española desarrollaron la industria privada a expensas
de la pública. Se ha aducido que existían dos
razones principales para ello. Primero, el principal enemigo
político del Opus en España era la Falange,
a la que, debido a su apoyo a Franco durante la Guerra Civil,
se le había permitido sobrevivir. Aunque fascista,
era técnicamente un partido socialista y apoyaba la
industria nacional. Segundo, era una buena enseñanza
católica que el Estado no debía hacer por los
individuos lo que los individuos podían hacer por sí
mismos. El Estado proporcionaría las condiciones óptimas
para que la empresa privada floreciera, e intervendría
únicamente a aquel nivel en el que los empresarios
individuales no pudieran hacer por sí solos.
De modo que a la empresa privada se le permitió florecer.
Pero en este clima de perspicacia del Opus para los negocios
recibió algunos golpes bajos. España sufrió
dos escándalos importantes, en los que se vieron implicados
miembros del Opus y sus negocios, el primero el de "Matesa"
en 1969, el segundo el de "Rumasa", en 1983.
"MATESA" ("Maquinaria Textil del Norte de
España, Sociedad Anónima), fue fundada en 1956.
Tenía su sede en Pamplona y empleaba a unas dos mil
personas en la confección de maquinaria textil. Se
la tenía por uno de los negocios más dinámicos
del país: en el momento de su hundimiento, agosto de
1969, controlaba setenta y cinco empresas más, tanto
en España como en el extranjero. Su crecimiento fue
en gran parte el resultado de haber adquirido, por medios
algo dudosos, una patente para una clase especial de telar;
el pago por la patente se hizo en francos franceses, sacados
de contrabando de España y que aparecían en
la hoja de balance como derechos de patente. "MATESA"
mejoró el telar, pero no tenía el suficiente
dinero como para lanzarlo al mercado mundial. El director
de la compañía, Juan Vila Reyes, obtuvo del
"Banco de Crédito Industrial" el dinero que
necesitaba, aduciendo que lo necesitaba para financiar ventas
de sus máquinas, que resultaron ser totalmente ficticias.
Este dinero, que se estima fue del orden de cinco mil millones
de pesetas, fue sacado de nuevo de contrabando y vuelto a
ingresar como pago de mercancías. cuando la empresa
quebró, tenía deudas por unos diez mil millones
de pesetas. Por estos delitos Vila Reyes fue juzgado dos veces:
la primera fue condenado a tres años de cárcel
y una multa cuantiosa; la segunda, procesado por 424 acusaciones
distintas, a 224 años de prisión (el fiscal
había solicitado casi 1.290 años) y se le ordenó
devolver al Gobierno unos setenta millones de libras esterlinas.
Vila Reyes aprendió su habilidad para los negocios
en la Escuela de Empresariales del Opus, en Barcelona. Su
consejero legal, Villar Palasí, ministro de Educación
en la época en que estalló el escándalo,
se movía en círculos del Opus Dei; López
Bravo era el ministro de Industria que aprobó los créditos.
Otro miembro del Opus, Mariano Navarro Rubio, era Gobernador
del "Banco de España" en el momento del fraude
y tuvo que dimitir. Vila Reyes admitió haber dado la
modesta suma de doce mil libras esterlinas a su antigua escuela
de Opus. Los rumores de la época daban una cifra mucho
más alta. Una comisión nombrada por el Parlamento
español no logró determinar con cuánto
había contribuido Vila Reyes a la Universidad de Navarra
en Pamplona, pero se alegó que la suma era de ciento
veinte millones de pesetas y que, en total, los donativos
al Opus estaban alrededor de los dos mil cuatrocientos millones
de pesetas, incluyendo importantes regalos a la sede central
del Opus en Roma, a una Universidad de Perú y a residencias
de estudiantes en los Estados Unidos ("Le Monde"
-edición inglesa-, 29 de julio de 1970). Todos estos
rumores fueron negados, por supuesto, por el portavoz del
Opus en Madrid. No podía negarse, sin embargo, el hecho
de que un hombre de negocios formado por el Opus Dei fuese
a la cárcel por un fraude importante, implicando a
otros miembros de la Obra en sus acciones ilegales, aunque
se escaparan del procesamiento.
Si bien el asunto "MATESA" arrojó alguna
luz sobre los modos de hacer negocios aprobados por el Opus,
la expropiación de "Rumasa" resultó
ser todavía más reveladora. "Rumasa era
una de las mayores empresas de España en manos privadas.
Poseía dieciocho Bancos y grandes almacenes bien conocidos,
como "Galerías Preciados" y "Sears Roebuck".
En el Reino Unido era más conocida por sus compañías
de vinos (su director procedía de Jerez), con marcas
como el jerez "Dry Sack". También era propietaria
de la cadena de a1macenes de licores "Augustus Barnett".
En total, había 245 empresa bajo el paraguas de "Rumasa".
Fue intervenida en febrero de 1983, para evitar la quiebra,
según argumentó en su día el Gobierno,
con un pasivo que excedía su activo en unos mil millones
de libras esterlinas.
El fundador de "Rumasa", y su director hasta que
tomó posesión de ella el Gobierno español,
era José María Ruiz-Mateos ("Rumasa"
significa Ruiz-Mateos, Sociedad Anónima). Después
de la expropiación de su imperio, huyó a Londres
(como también lo hizo el director del "Banco Ambrosiano",
Roberto Calvi, cuyo cuerpo se encontró colgado bajo
el puente de Blackfriars) y fue finalmente detenido en Alemania.
Ahora está en España, a la espera de juicio.
En Londres, Ruiz-Mateos dijo a los periodistas que había
dado grandes sumas de dinero a partidos políticos,
a líderes políticos y a sindicatos. Aunque dijo
que simpatizaba con sus objetivos, negó ser miembro
del Opus Dei (Ver Stephen Arias, "How Mateos Rose and
Fell: the End of a Reign in Spain>, Sunday Times, 24 de
abril dc 1983.), lo que hace difícil entender por qué
en el Diario de su encarcelamiento apunta que, junto con una
sagrada imagen de la Virgen María abrazando a su Hijo,
puso una fotografía de Escrivá de Balaguer sobre
la mesa de su celda (Ver Santiago Aroca en "Tiempo",
Madrid, 11 de agosto de 1986), o cómo, mientras estaba
en la cárcel en Madrid, podía ser visitado por
miembros del Opus y amenazado con la expulsión. No
negó, sin embargo, que había donado considerables
sumas de dinero -se mencionaron unos siete millones de libras
esterlinas- vía Islas Normandas, a un instituto educativo
asociado con el Opus en el Reino Unido. A principios de 1983,
cuando la "BBC" preparaba un programa de televisión
sobre el Opus, los investigadores quedaron perplejos por la
forma en que la "Netherhall Educational Association"
(NEA), de Hampsted, controlada por el Opus, había conseguido
reunir el dinero, hasta cierto punto por préstamos
baratos en moneda extranjera, para financiar sus muy considerables
compras de propiedades.
La "Netherhall Educational Association" comenzó
a existir en 1964, pero no era exactamente la primera organización
del Opus registrada en el Reino Unido. En 1954 Michael Richards
y un sacerdote español, Juan Antonio Galarraga, dando
ambos su dirección del 18 de Netherhall Gardens, fundaron
un "charitable trust" para "la sociedad católica
constituida según el Derecho Canónico de la
Iglesia católica como Instituto Secular conocido como
"La Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz y Opus Dei"".
Después de más de un cuarto de siglo de existencia,
nunca presentó cuentas a los encargados de la institución
de caridad, algo que no es de extrañar que éstos
encontraran preocupante.
La escrituras de 1954 del "trust" indicaba que
el propósito del mismo era "la promoción
de la religión católica". Daba a los "trusts"
"discreción absoluta" sobre la compra y venta
de propiedades, valores y acciones, obligaciones, etc. Tenían
que ser nombrados -y cesados- por el "Presidente Nacional";
en otras palabras, el consejero regional del Opus, con completo
control sobre el nombramiento de trusts de la Sociedad dotal,
como en efecto lo tiene sobre el nombramiento y ~ de los directores
de cada empresa asociada con el Opus. Cuando la Sociedad Sacerdotal
se convirtió en una institución de beneficencia
inscrita en 1965, reconocía la posesión de tres
propiedades: la "Grandport House" de Oxford (ver
pág. 76), una casa en Manchester, y la sede del Opus
en el Reino Unido en el número 6 de Orme Court, en
Bayswater Road, Londres. Sin embargo, por aquel entonces,
el trust ya había vendido una serie de propiedades,
incluyendo el 16 y el 18 de Netherhall Gardens, entregadas
a la "Netherhall Educational Association", formada
en 1964, con siete directores, seis de los cuales vivían
en conocidos inmuebles del Opus Dei. Técnicamente,
la "NEA" había comprado las casas por sesenta
mil libras esterlinas, pero éstas habían sido
donadas a este propósito por la Sociedad Sacerdotal.
Aunque existían lagunas, la "NEA" es algo
más meticulosa que la Sociedad Sacerdotal en presentar
cuentas. (Sin embargo, fue emplazada por el Tribunal Supremo,
división de Justicia, en febrero de 1979, para que
explicara por qué no había registrado tres hipotecas,
contraviniendo así la Ley de Sociedades.) Estas cuentas
revelan un número muy considerable de compras de propiedades
caras en pos del fin declarado de la "educación
dentro del ideal cristiano". La institución de
beneficencia extendió su propiedad en Netherhall con
una hipoteca de más de 250.000 libras esterlinas del
(ya inexistente) "Greater London Council" y una
subvención de 75.000 libras esterlinas del "British
Council", a condición de que el ochenta por ciento
de su alojamiento estuviera disponible para estudiantes extranjeros
(Escrivá de Balaguer se refería a "Netherhall
House" como un hotel para estudiantes de Africa y Asia.
"Escrivá de Balaguer, Conversation"). Entre
sus muchas compras estaban "Dawliffe Hall", en Chelsea
Embankment, que en 1980 pasó a ser propiedad de la
"Dawliffe Educational Foundation", junto con la
cercana "Shelley House", comprada. en 1976 por casi
500.000 libras esterlinas, y otras varias propiedades tanto
en Londres como esparcidas por todo el país. La "Dawliffe
Educational Foundation" parece ser el "charitable
trust" que opera en la sección de mujeres del
Opus.
Muchas de las propiedades que poseen la "NEA" o
la "Dawliffe Educational Foundation" están
en los mejores emplazamientos de Londres. Aparece en primer
lugar Orme Court. donde, además del número 6,
su primera adquisición y todavía la sede británica
del Opus Dei, ha comprado ahora los números 1, 4, 5,
7 y 10, por una cifra superior al millón de libras
esterlinas. Parece haber algo menos de interés en el
Norte de Inglaterra, aunque la "Greygarth Association
Ltd.", fundada por la "NEA" en 1974 con una
especial responsabilidad hacia el apostolado del Opus en el
Norte.
Ruiz-Mateos admitió haber dado dinero a las instituciones
benéficas del Opus en el Reino Unido, y está
claro por las cuentas de la "NEA" que préstamos
bastante cuantiosos procedían del extranjero en dólares,
francos suizos o marcos, a unos tipos de interés extraordinariamente
favorables. Hacia septiembre de 1983 los préstamos
no garantizados en moneda extranjera a tipos de interés
entre el cero y el tres por ciento ascendían a millón
y medio de libras esterlinas. "Dawliffe" y "Greygarth"
disfrutaban de préstamos similares, si bien de menor
cuantía. Las "instituciones de beneficencia asociadas"
de la "NEA" también proporcionaban dinero,
como en 1980 lo hicieron el gran hotel y el grupo de catering
"Trust House Forte". En este último caso
la suma no era especialmente elevada, comparada con el presupuesto
del Opus para la compra de casas, sólo 50.000 libras
esterlinas como préstamo sin interés. Cuatro
años más tarde, en agosto de 1984, Lord Forte
traspasó 50.000 libras esterlinas a "Netherhall
House" (Nicholas Perry, "Unliberation Theology",
"New Statesman", 1 de marzo de 1985. pág.
21). Como instituciones benéficas, la Sociedad Sacerdotal
y sus filiales pueden solicitar convenios y donativos sobre
los que una institución benéfica puede rembolsar
de Hacienda cualquier impuesto sobre la renta que se haya
pagado. Es una práctica normal para los miembros de
órdenes religiosas pactar cualquier impuesto que puedan
ahorrar para su orden. Probablemente lo mismo pueda decirse
del Opus, y la renta convenida figura en el balance de la
"NEA", aunque quizá no hasta el punto que
podría esperarse. Sin embargo, podría darse
el caso de que algunas de las sumas a disposición de
las "Instituciones de beneficencia asociada", como
la "Dawliffe Educational Foundation", sean reunidas
por medio de convenios obtenidos por miembros numerarios.
Ha habido también un intento coordinado de obtener
dinero de otras fuentes. En 1970 el "Netherhall House
Trust" fue constituido precisamente para promover la
obra de "Netherhall House". Entre sus primeros ocho
"trustees" estaban sir George Bolton, que acababa
entonces una labor de trece años como presidente del
"Bank of London and South America" ("Banco
de Londres y América del Sur"), y Sir Philip de
Zulueta, también un distinguido banquero, aunque muchos
años antes había dimitido de la Administración
públa como secretario privado de sucesivos primeros
ministros. Cada año, los directores de la "NEA"
se han esmerado en agradecer a los miembros del trust el trabajo
realizado para conseguir dinero para amortizar la hipoteca
sobre "Netherhall" . Las sumas aportadas por el
trust han sido variables, no han sido en modo alguno comparables
con los préstamos disponibles del extranjero a tipos
de interés bastante por debalo de los que se cargan
comercialmente. No obstante, las fuentes de esta generosidad
no han sido reveladas todavía.
Según un artículo de la revista mensual irlandesa
"Magui" (Maurice Roche, The Secrets of Opus Dei
de 1983), al "Netherhall Educational Trust" se le
ha pedido que colabore con un grupo de empresas privadas de
ingeniería establecido por Seamus Timoney, profesor
de Ingeniería Mecánica en el "University
College" de Dublín, y miembro del Opus desde los
años cincuenta. También, según "Magill",
Timoney pudo utilizar no sólo los fondos del Opus para
sus distintas empresas, sino también la experiencia
del Opus. Una de sus empresas de más éxito ha
sido el diseño del "Timoney Armoured Personel
Carrier" (Transportador de personal blindado Timoney),
que se comenzó a producir en 1978 y que fue vendido
al Gobierno militar del general Jorge Videla en Argentina.
Timoney ha actuado como consejero tanto para el Ministerio
de Defensa en Londres, como para el Pentágono en Washington.
Los vínculos entre el Opus en Irlanda y en Gran Bretaña
han sido estrechos. Incluso antes de que la Sociedad Sacerdotal
fuese constituida como trust en Londres, Michael Richards
fue a Dublín para ayudar a crear "University Hostels
Limited". Los directores fundadores de esta compañía,
además de Richards, eran Cormac Burke y Richard Mulcahy.
Los tres se convirtieron posteriormente en sacerdotes del
Opus. Tanto en Dublín como en Londres las reglas eran
las mismas: la dirección de las empresas asociadas
con el Opus era controlada por el principal representante
del Opus del país. Los "University Hostels"
atrajeron a una amplia escala de inversores distinguidos -incluyendo
a dos obispos conservadores y a John Costello, un antiguo
Primer Ministro irlandés-, pero únicamente pueden
haber dado dinero como un acto de generosidad hacia el Opus,
puesto que los prospectos dejaban claro que poca o ninguna
ganancia debía esperarse de las acciones, y las acciones
en oferta no conllevaban derechos de voto. "Magill"
informaba de que las acciones en 1983 las tenían en
su mayor parte el "Limusllin Scientific Trust" y
el "Tara Trust", operando los dos desde una misma
dirección, una residencia del Opus Dei.
Hasta cierto punto, el modelo de Irlanda refleja el de Inglaterra:
el Opus posee propiedades considerables en situaciones privilegiadas,
pero quizá debido a la naturaleza de la sociedad irlandesa,
la Obra ha sido capaz, en apariencia, de diversificar sus
intereses bastante más que en el Reino Unido. Por ejemplo,
a través de un "trust" para el desarrollo
de la educación, se ha introducido en la educación
secundaria en Irlanda como en España y en algunos países
de América Latina. Las escuelas que ha establecido
en Dublín están dirigidas, afirma Roche, "a
la elite de la sociedad dublinesa". Tienen mucho éxito:
los alumnos viajan quince o treinta kilómetros para
asistir a ellas. Por supuesto, están separadas por
sexos.
Roche consideraba altas estas cuotas de 460 libras esterlinas
en 1983; los padres ingleses que envían a sus hijos
a escuelas independientes las hubieran considerado muy razonables.
Lo que podrían encontrar extraño, sin embargo,
es el modo en que el trust de desarrollo educacional tiene
de proveer lo que seguramente debe ser un déficit considerable
en los costes de las escuelas. En 1975 estableció una
empresa llamada "Parl Industrial and Provident Society".
Por cada hijo que envían a las escuelas dirigidas por
el Opus, los padres deber anticipar un préstamo sin
interés (1.200 libras esterlinas en 1983) para la "Park
Industrial and Provident Society".
El Opus también tiene considerables intereses editoriales
en Irlanda. "Scepter Publishers Limited" comenzó
en 1959 en Dublín, una más dentro de una cadena
de empresas parecidas en todo el mundo, como vehículo
para poner a la venta títulos del Opus Dei, incluido
Camino. También, según Roche, dejó de
comerciar en 1978. Dichos títulos fueron traspasados:
varios de los libros utilizados al escribir este estudio,
por ejemplo, fueron publicados por la "Four Courts Press",
fundada en 1969 por Michael Adams, un miembro numerario del
Opus. También publica libros y panfletos escritos por
el doctor Jeremiah Newman, quizás el más conservador
de todos los obispos irlandeses. El señor Adams también
controla la "Irish Academic Press", que compró
los fondos de la "Irish University Press", que quebró
en 1974 con deudas de un millón cuatrocientas mil libras
esterlinas. El señor Adams había sido director
de la " Irish University Press ".
"Scepter", aparentemente, sigue subsistiendo todavía
en el Reino Unido. Opera desde el 1 y el 2 de Leopold Road,
un inmueble cerca de la estación de Metro de Ealing
Common, comprado por cerca de cien mil libras esterlinas en
1974, y aloja también a "Westpark", un centro
de estudios para chicos. Fue el "Scepter" inglés
quien en 1977 publicó el libro de Bernal Monseñor
Eserivá de Balaguer, muy citado en este libro. Aparte
de la última colección de máximas o aforismos
de Escrivá, "Forja", publicada en enero de
1988, "Scepter" del Reino Unido no parece haber
estado especialmente activo últimamente, aunque sigue
apareciendo diez veces al año el "Scepter Bulletin",
una minúscula publicación a un precio de 70
peniques, con mezcla de artículos piadosos de tono
conservador y largas secciones de declaraciones papales tomadas
del semanario en lengua inglesa L'Osservatore Romano (la versión
italiana del periódico del Vaticano es diaria). Por
supuesto, no es inusual que los grupos religiosos publiquen
periódicos mensual o trimestralmente. En el Reino Unido,
por tomar sólo dos ejemplos, los dominicos dirigen
"New Blackfriars", y los jesuitas "The Month".
Pero en estos dos casos la afiliación de la revista
es clara y conocida. A menos que uno esté enterado
de que su director, John Horrigan, es el portavoz del Opus
en Londres, sería imposible colegir por el "Scepter
Bulletin" a qué grupo pertenece.
El Opus dirá, desde luego, que esta empresa, como
la mayoría de las demás, no es en absoluto una
empresa del Opus Dei, sino que pertenece a miembros del Opus.
Hablando con rigor, eso puede ser cierto. Aparte del trust
constituido en 1954 como la Sociedad Sacerdotal de la Santa
Cruz y Opus Dei, las demás entidades legales a través
de las que sus miembros operan, con frecuencia incluyen a
personas que no son miembros. Son conocidas como "obras
comunes". También hay "obras cooperativas"
en las que los numerarios y los supernumerarios colaboran
y poseen enteramente, aunque puede haber personas empleadas
que no sean miembros. Las editoriales son ejemplos típicos
de la primera clase; las escuelas, de la segunda. Pero es
un sofisma tratar de distinguir cualquiera de estas dos clases
de empresas de las que son puramente Opus Dei. Primero, todos
los beneficios obtenidos por los miembros numerarios corresponden
al mismo Opus. Esa es la consecuencia de la obligación
de pobreza que han tomado sobre sí. Incluso los miembros
supernumerarios (o casados) están presionados a dar
a la Obra tanto como sea posible. Segundo, ningún miembro
numerario, ciertamente, y probablemente ningún supernumerario
tampoco, emprende un negocio sin haberlo discutido detenidamente
con su director; la obligación de ser enteramente franco
con el director es aplicable en esta esfera como en cualquier
otra. Y hay un tercer punto:
"Los miembros del Opus Dei, tanto si actúan
individualmente como si lo hacen a través de asociaciones
que pueden ser culturales, artísticas, financieras,
etc., lo hacen a través de lo que se conoce como
"sociedades auxiliares. En sus transacciones estas
sociedades están igual-mente sujetas a obediencia
a la autoridad jerárquica del Instituto"
(Constitución de 1950, párrafo 9).
Cada cinco años, según el párrafo 375
del mismo documento, el administrador general debe encargarse
de hacer una inspección de la administración
en cada una de las regiones del Opus. "Aprovechará
la oportunidad de su inspección para examinar también
a las sociedades auxiliares."
Hay algunos ex miembros del Opus, el padre Vladimir Felzmann
es uno de ellos, que están dispuestos a acepter la
línea oficial del Opus Dei de que los intereses de
negocios de los miembros son asunto suyo y que si hay algún
procedimiento ilegal, como en los casos de "Matesa"
o de "Rumasa", esto es responsabilidad de los ejecutivos
principales de estas compañías, y que no implican
en absoluto al propio Opus. A la luz de la forma en que las
compañías relacionadas con el Opus parecen estar
tan fuertemente encajadas, y más especialmente a la
luz de los tres puntos recién subrayados, parece difícil,
si no imposible, defender tal opinión.
Lo que lo hace todavía más extraño es
que el Opus no tiene realmente ninguna necesidad de ser tan
absolutamente reservado. Es perfectamente razonable que, como
corporación, esté comprometido hasta cierto
punto en el asunto de ganar dinero. Todas, o casi todas, las
organizaciones religiosas de la Iglesia católica tienen
que hacer lo mismo y tienen su persona legal para operar.
Los jesuitas británicos, por ejemplo, son legalmente
conocidos como "Trustees for RC Purposes Rgd", un
pomposo título que lo expresa todo. Sin embargo, pocas
organizaciones, si las hay, pueden disponer de la clase de
sumas de dinero que se necesitan para hacer las compras que
el Opus hizo en Gran Bretaña desde que por primera
vez se convirtió en una entidad identificable en 1954.
Que el Opus es rico, difícilmente puede negarse. El
mismo Ruiz-Mateos admitió haber dado alrededor de cuatro
mil millones de pesetas a la Obra en los veintitrés
años de vida de "Rumasa". De "Larrain
Crusat", una compañía chilena, reflejo
de la de "Rumasa", nacida a finales de los setenta
bajo el régimen de libre empresa de los economistas
formados en Estados Unidos, conocidos como los "Chicago
Boys", se dice que había estado dando al Opus
diez millones de pesos al mes en una época en que la
moneda chilena estaba esta estabilizada en alrededor de cuarenta
pesos el dólar (Esta cifra fue citada por un periodista
en "Hoy", una revista chilena iniciada por un grupo
de escritores que abandonaron "Ercilla" cuando Crusat
asumió la dirección y se convirtió en
un vehículo para los intereses cercanos al Opus Dei).
Aparte de estos regalos, las administraciones regionales envían
el diez por ciento de su renta a Roma, mientras que las residencias
locales remiten el diez por ciento de su renta a la administración
regional. Cualquier donativo extra o dinero sobrante va también
a Roma. María del Carmen Tapia calcula que cuando ella
era directora de la sección de mujeres en Venezuela
a mediados de los años sesenta, enviaba entre diez
mil y doce mil dólares al año al Instituto para
las Obras de Religión (Istituto per le Opere di Religione,
o "IOR", en su abreviatura italiana). Ella creía
que iba a parar a la formación de sacerdotes y al mantenimiento
de un colegio de mujeres. No se dio cuenta entonces de que
el "IOR" era el nombre oficial del "Banco Vaticano".
Este Banco comenzó en 1887 como vehículo para
conseguir fondos para las obras de la Iglesia en todo el mundo;
se le llamó entonces Administración de las Obras
de Religión. El Papa Pío XII le dio su nuevo
nombre en 1942 y amplió su papel de modo que pudiera
tener e invertir dinero en pro de órdenes religiosas
y otros proyectos relacionados con la Iglesia que necesitasen
mover dinero alrededor del mundo. Está situado dentro
del Estado de la Ciudad del Vaticano, y por tanto no está
en territorio italiano. Es un Banco mercantil más que
un Banco de compensación, aunque para la gente asociada
con el Vaticano puede actuar del segundo modo. Entre el Estado
de la Ciudad del Vaticano y la República de Italia
no hay, desde luego, barreras de Aduanas ni otros puntos de
control. El "IOR", por tanto, ha sido una fuente
de tentación para cualquier italiano que intentase
encontrar un camino para esquivar los controles de cambio
de su país. Desde 1971 su director ha sido el arzobispo
Paul Marcinkus, un prelado de ascendencia lituana nacido en
Chicago, quien parece haber actuado para el Papa como guardaespaldas
y director de viajes. El considerable volumen de Marcinkus
era bien visible en los viajes papales alrededor del mundo
hasta que órdenes de detención limitaron sus
movimientos a los confines del Estado de la Ciudad del Vaticano,
con mucho, el país más pequeño del mundo,
al ser solamente un tercio del tamaño del más
pequeño que le sigue, el Principado de Mónaco.
Marcinkus llegó al "IOR" en 1968, en un
momento en que el Vaticano intentaba diversificar sus inversiones.
Uno de los consultados con vistas a este fin fue Michele Sindona,
un banquero siciliano con fuertes vínculos con la Mafia
y durante un tiempo socio de David Kennedy, del "Continental
Illinois". En marzo de 1980 fue condenado a veinticinco
años de cárcel en Estados Unidos por sesenta
y ocho fraudes y otros cargos similares resultantes de la
quiebra de su " Franklyn National Bank" en 1974,
pero más tarde fue devuelto a una prisión italiana
para responder de cargos sobre la quiebra de su "Banca
Privata Financiaría", también en 1974.
Murió el 22 de marzo de 1986 en una prisión
italiana, después de haber bebido café envenenado.
En el mismo año en que quebraron los Bancos de Sindona,
el "IOR" presentó un informe con fuertes
pérdidas -sus pérdidas totales se estima que
han alcanzado alrededor de doscientos millones de dólares-,
sostenidas a través del "Banco di Roma per la
Svizzera", una sucursal a medias entre el "IOR"
y el "Banco di Roma". El ejecutivo de quien se dijo
era el responsable de estas pérdidas fue posteriormente
encontrado muerto en una vía de tren.
Por aquel tiempo, el arzobispo Marcinkus estaba fomentando
vínculos con el "Banco Ambrosiano", con sede
en Milán, y en particular con el, en cierta época,
colega de Sindona, Roberto Calvi, que estaba muy ocupado expandiendo
el "Ambrosiano". El 18 de junio de 1982 Calvi fue
encontrado ahorcado bajo el Blackfriars Bridge de Londres.
Una de las razones para que estos contactos se desarrollasen
y para que el "Ambrosiano" estableciera Bancos en
el extranjero, labor en la que Marcinkus llegó a jugar
un papel considerable, era la urgente necesidad del Vaticano
de dinero contante y sonante. Durante los años setenta
su situación financiera era cada vez más frágil,
una situación generalmente encubierta bajo el Papa
Pablo VI, pero reconocida públicamente por el Papa
Juan Pablo II. Éste era el momento en que Pablo VI
negó al Opus Dei el estatuto de prelatura personal
que Escrivá de Balaguer trataba de obtener; podría
persuadirse al Papa a que reabriera la cuestión, razonó
Escrivá, si el Opus desviaba algo de sus considerables
fondos en la dirección del "IOR". La suma
acordada fue que el Opus proporcionaría el treinta
por ciento de los costes anuales del Vaticano (Así
lo afirma José María Bernáldez, Tiempo,
1 de agosto dc 1983). El Vaticano quería que el dinero
del Opus llegase al "IOR" de forma indirecta, a
través del "Banco Ambrosiano". El Opus, por
otra parte, quería que los pagos se hicieran a través
de los Bancos controlados por "Rumasa" en Alemania,
Suiza, Inglaterra, América Latina y otras partes. El
Banco suizo de "Rumasa" era el "Nordfinanzbank",
en Zürich, cuyo director de administración, junto
con cuatro miembros del Opus, constituían la junta
del "Limmat-Stiftung", una fundación del
Opus Dei, también en Zürich, y que tiene lazos
con Bancos del Opus Dei en todo el mundo. El "Nordfinazbank"
y su director de administración, Arthur Wiederkehr,
tenían acciones en las empresas de Calvi.
Aunque Ruiz-Mateos presentó pruebas de donativos en
gran escala a los fondos del Opus, está lejos de quedar
claro que se llevara a cabo el acuerdo de sostener las finanzas
del Vaticano, que se desmoronaban. Por dos cosas: porque el
Papa Juan Pablo II resultó más afín a
los objetivos del Opus de lo que lo había sido Pablo
VI, y porque el "Banco Ambrosiano" tenía
problemas. El "Banco de Italia" hacía tiempo,
desde 1978, que investigaba en sus operaciones y en sus conexiones
con el "IOR". Ciertamente, la misteriosa muerte
de Calvi puso fin a cualquier complicación del Opus
que pudiera haber habido en un intento de solucionar las preocupaciones
monetarias del Papa. Pero ahora ya no había necesidad
alguna de proteger a la demasiado extendida "Rumasa".
Menos de un año después de la muerte de Calvi,
que también había quebrado, y, como Calvi antes
que él, Ruiz-Mateos había huido a Londres.
A diferencia de tantos de aquellos que han sido actores principales
en estos dramas financieros, Ruiz-Mateos vive todavía.
Ha acusado a varios miembros del Opus de haber colaborado
en la expropiación de "Rumasa", entre ellos
a Luis Valls Taberner, del "Banco Popular". Por
sus declaraciones públicas ha sido amenazado con la
expulsión del Opus, del que al principio negaba ser
miembro. La Oficina de Prensa del Opus en Madrid se vio obligada
a hacer una manifestación. Confirmaba que:
"El 24 de mayo (Opus 1986] dio a José María
Ruiz-Mateos que su forma de actuar y sus frecuentes declaraciones
a lo largo de mucho tiempo no están de acuerdo con
las obligaciones espirituales y formativas que él
libremente contrajo con el Opus Dei, y que debía
corregirlas. La prelatura nunca ha dejado de ofrecerle dicha
ayuda, única y exclusivamente espiritual, a la que
tiene derecho y que en realidad ha rechazado...
"Por otra parte, deploramos de nuevo que siga repitiendo
afirmaciones y razonamientos que han sido negados en muchas
ocasiones desde el 10 de enero de 1986 porque carecen de
cualquier fundamento. En esa fecha esta oficina dijo que
ningún director del Opus Dei estaba implicado en
acuerdo alguno en relación con "Rumasa".
Ni tampoco se le han dado a José María Ruiz-Mateos
sugerencias, consejos o promesas de ninguna clase en lo
referente a seguir en España o a salir del país
ni en cuanto a la defensa técnica de su persona ni
de sus legítimos intereses. No tiene ningún
sentido atribuir al Opus Dei las consecuencias de los actos
personales y libres, ni esperar de la prelatura ninguna
clase de protección o de apoyo en asuntos profesionales,
sociales, económicos ni políticos."
Todo lo cual no parece muy generoso por parte de una organización
a la que, no sólo Ruiz-Mateos, sino también
muchos miembros de su familia más cercana, habían
dedicado gran parte de sus vidas y una gran cantidad de su
dinero.
El Vaticano, mientras tanto, aunque se ha negado a aceptar
responsabilidades por lo que los italianos denominan gráficamente
el crack "Ambrosiano", ha dado algunas compensaciones:
doscientos cincuenta millones de dólares, menos el
descuento por haber hecho el pago de una vez, fueron entregados
a los acreedores del "Ambrosiano" en mayo de 1985.
Como el Vaticano, acuciado por la pobreza como dice estar,
puedo encontrar tal suma, no ha sido explicado. Algunos comentaristas
sospechan que de nuevo el Opus ha servido de ayuda. El Vaticano
está ahora interesado en que al Opus se le permita
la misma exención de impuestos en España de
que gozan otras organizaciones eclesiásticas, como
las órdenes religiosas, las diócesis, las parroquias,
etc., bajo los acuerdos Iglesia española-Estado. Si
tiene que estar bajo los acuerdos, entonces tiene que revelar
mucho de sí misma, de sus propósitos, de su
estructura, etc. No quiere hacerlo. Si el asunto llega al
Parlamento español, es muy probable que toda la relación
Iglesia-Estado sobre materia de tributación sea aireada
y el resultado puede muy bien no ser beneficioso para la Iglesia.
Por otro lado, si al Opus Dei no se le aprueba el estatuto
de exención de impuestos, entonces se pondría
en peligro una importante fuente de ingresos para la Iglesia.
Es natural que el Vaticano haya suscitado la cuestión
con el Gobierno de Madrid.
Si realmente el Opus puede repartir grandes sumas, entonces
la fatal visita de Calvi a Londres puede reflejar la creencia
del banquero de que el Opus podía sacarle de apuros.
Tanto la señora Calvi como su hijo han afirmado que
estaba esperando que el Opus preparase una operación
de rescate. Han dicho que pensaba ir a España; en lugar
de eso fue a Inglaterra. ¿Fue porque creía que
el centro de las operaciones financieras del Opus estaba en
la City de Londres? Giancanlo Zizola, el observador más
avezado de la escena vaticana, señala que en Austin
Friars, a no mucha distancia del Blackfniars Bridge, está
el "Banco Urquijo Hispano-Americano", un Banco del
Opus Dei, y es sabido que Ruiz-Mateos envió grandes
sumas al Opus en Inglaterra. Quizás él, como
Calvi, esperaba encontrar un apoyo en sus viejos amigos. Ambos
fueron gravemente decepcionados, aunque Ruiz-Mateos vive para
explicarlo.
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