VIDA Y MILAGROS DE MONSEÑOR ESCRIVÁ,
FUNDADOR DEL OPUS DEI
EL "APOSTOLADO DE LA INTELIGENCIA"
"A los hombres, como a los peces, hay que cogerlos por
la cabeza", dice una máxima de Camino. Con este
lenguaje expresa Escrivá la idea de lo que él
mismo llama "el apostolado de la inteligencia" que
había sido formulada ya con mayor precisión
por otros líderes católicos de su época.
El padre Ayala, mediante la "formación de selectos"
había pensado en asegurar la influencia de los católicos
en la vida pública española. Pero Ayala era
un hombre de acción y su objetivo estaba puesto más
en la política que en la acción intelectual.
El primero que expresó la idea de la necesidad de recristianizar
la universidad fue el primer presidente de la ACNP, Angel
Herrera, cuyas ideas debieron tener una indudable influencia
en el padre Escrivá durante los años de su estancia
en Madrid a partir de 1926.
Es conveniente hacer aquí un inciso para decir que
la actuación del Opus Dei en los años de la
posguerra ha tenido la virtud de cohonestar, o hacer olvidar
al menos, los procedimientos empleados por otras organizaciones
católicas, como la ACNP, que habrían sido puestas
en la picota de no haber existido el Opus. Es muy interesante,
en este sentido, la lectura del libro de A. Sáez Alba,
La ACNP. La otra "cosa nostra", publicado por Editorial
Ruedo Ibérico. Con todo, el mismo Sáez Alba,
en su muy crítico estudio, reconoce el carácter
mucho más rígido, autoritario y monolítico
del Opus Dei en comparación con la ACNP, la cual ha
demostrado además una capacidad de evolución
que la Obra no tiene precisamente debido al hecho de que mientras
la Asociación Católica Nacional de Propagandistas
(que ha modificado su nombre con la supresión del adjetivo
"nacional", pasando a ser la ACP) sigue siempre
las directrices de la jerarquía católica, el
Opus Dei ha pretendido y pretende mantener una autonomía
respecto de esa jerarquía.
Pero, para volver al tema que nos ocupa, el padre Escrivá
parece haber tomado de Angel Herrera muchas de las ideas que
luego hemos visto poner en práctica al Opus Dei en
lo que se refiere a la acción universitaria. La comparación
entre "Consideraciones espirituales" y "Camino"
es ilustrativa en este aspecto. En la redacción definitiva
del libro, hecha en Burgos durante la guerra como ya hemos
dicho, se amplía considerablemente respecto del libro
de 1934 todo lo referente a la "Formación y estudio".
Se hacen referencias a la universidad y a los estudios universitarios
que no aparecen para nada en las máximas de "Consideraciones
espirituales". Cabe pensar que en esos cinco años
el padre Escrivá va precisando sus ideas en este sentido
y lo hace gracias sobre todo a la influencia de la ACNP. En
1934-35, en efecto, entra en contacto con un acenepista, José
María Albareda, que posteriormente pasaría a
formar parte del Opus Dei y organizaría, después
de la guerra con la ayuda de otro acenepista, el ministro
de Educación, Ibáñez Martín, toda
la acción universitaria del Opus Dei a través
del Consejo Superior de Investigaciones Científicas,
que cristalizaría después en el "asalto
a las cátedras" por medio de las famosas "opusiciones"
y en la fundación de la universidad del Opus en Pamplona.
Las ideas de Escrivá y de los demás líderes
católicos eran naturalmente resultado de la situación
de "descristianización" en que se encontraba
la universidad española. Francisco Giner dc los Ríos
había fundado en 1876 la Institución Libre de
Enseñanza, que tan importante papel había de
jugar en la renovación del pensamiento español.
En 1907 fue fundada la Junta de Ampliacion de Estudios, cuyo
primer presidente fue don Santiago Ramón y Cajal, con
el objetivo de remediar el retraso científico que España
padecía. Giner de los Ríos había mantenido
siempre el principio de independencia de la Institución
Libre de Enseñanza, a la que se deben creaciones tan
importantes como la Residencia de Estudiantes y el Instituto
Escuela. La Junta de Ampliación de Estudios era un
organismo dependiente del Ministerio de Instrucción
Pública. Sin embargo, muchos de sus miembros y entre
ellos el secretario permanente, profesor José Castillejo,
eran institucionistas y a los católicos no les fue
difícil identificar a la Junta con la Institución,
y atribuir a ésta una influencia dominante sobre la
política educativa española. El padre Escrivá
fue uno de los muchos católicos que veían con
recelo el dominio de la Institución Libre, a la que
consideraban de tendencia anticristiana. Se refiere sin duda
a ella cuando habla de "las malditas sociedades secretas"
y a los institucionistas cuando dice que "los enemigos
de Dios, vacío de ideas el cerebro, se dan tono de
sabios y escalan puestos que nunca debieran escalar".
Las críticas a la Institución adquirían
entre los católicos tonos de violencia, como puede
verse en esta frase del jesuita padre Ruiz Amado que cita
Artigues: "Ese enemigo mortal de la enseñanza
católica que, año tras año, se ha introducido
poco a poco como un quiste en el Ministerio de Instrucción
Publica hasta apoderarse de él." Pío Zabala,
por su parte, a quien cita Enrique Suñer en "Los
intelectuales y la tragedia española", decía
de los discípulos de Giner que "tienen estos señores
la vista puesta en el ideal y las manos metidas en el cajón
del pan", y otro profesor también mencionado por
Suñer afirmaba: "A la Institución le pasa
como a Dios, que está en todas partes y no se la ve."
El padre Escrivá, mientras participa en esta generalizada
crítica de los católicos hacia la Institución,
trata de aprovecharse al mismo tiempo de su ejemplo en la
tarea que él mismo proyecta emprender con respecto
a la universidad y a la enseñanza y adopta algunos
de los procedimientos atribuidos a la Institución.
Es curioso comprobar que, andando el tiempo, el Opus Dei hará
en su acción universitaria muchas de la cosas que los
católicos de los años treinta, incluyendo al
padre Escrivá, culpaban a la Institución Libre
de Enseñanza de estar haciendo. Así, la Institución
tiene una enorme importancia en la gestación del Opus
Dei, en primer lugar porque la acción universitaria
que la Obra se propone emprender originalmente se concibe
como una forma de contrarrestar la influencia supuestamente
anticristiana de la Institución. Y, en segundo lugar,
porque la Obra tiene muy en cuenta las ideas de Giner de los
Ríos y de los institucionistas para su "apostolado
de la inteligencia". No es en vano que un historiador
miembro del Opus, Vicente Cacho Viu, haya dedicado una obra
al estudio de la Institución Libre de Enseñanza.
La residencia de Ferraz y luego los colegios mayores del
Opus Dei creados después de la guerra, al igual que
las residencias y colegios mayores de la ACNP y de otras instituciones,
están inspirados en la Residencia de Estudiantes institucionista
de la que salieron algunos de los más ilustres intelectuales
españoles, si bien, como apunta Artigues, los precedentes
de estos colegios mayores pueden buscarse en la Salamanca
del Siglo de Oro. En estos colegios se forman la élites
del Opus Dei que, según la ferroviaria imagen escrivaniana
que he citado, estaban llamadas a ser las locomotoras que
tirasen de los vagones. En un principio, y durante muchos
años, la acción apostólica del Opus Dei
se ejerció principalmente entre los universitarios
hijos de familias burguesas todos ellos, que podían
aportar a la Obra no sólo su talento de líderes
sino también su dinero, sus negocios o sus ganancias
profesionales de que hacían renuncia en favor del Instituto.
Hubo una época, allá por los años cuarenta
y cincuenta, en que el proselitismo opusdeísta llegó
a adquirir caracteres agobiantes en los medios universitarios.
Sólo dejaban en paz a los menos dotados o a los pobres
y casi no había ningún estudiante que se viese
libre del asalto espiritual convenientemente preparado por
medio de las virtudes de la "santa coacción"
y la "santa desvergüenza", por parte de los
miembros de la Obra. Un poeta catalán, conocido por
sus epigramas, Carles Fages de Climent, escribió a
este proposito esta cuarteta:
Si els fills són tontos i dropos
se'ls emportarà la meuca.
Però si són llestos, es veu que
hi ha por que te'ls prengui l'Opus.
[Si los hijos son tontos y vagos, se los llevarán
las malas mujeres. Pero si son listos, se conoce que corres
el peligro de que te los quite el Opus.]
El estudio cobró en el Opus Dei un contenido elitista
que sirvió para distinguir entre categorías
o clases en el interior del Instituto. Para ser numerario,
que es la máxima categoría dentro de la Obra,
es preciso estar en posesión de un título universitario.
La "titulomanía" es consustancial al padre
Escrivá y a la Obra, la cual no pierde ocasión
de mencionar los galardones académicos, doctorados
honoris causa y títulos de todo tipo que el fundador
ha acumulado durante su vida. El que no tiene título
universitario se queda en el Opus en oblato, o, como se dice
más modernamente, agregado. Entre las asociadas, las
mujeres que se dedican a la limpieza de las casas del Opus
se denominan "numerarias inservientes" [Actualmente,
como ya he dicho, reciben el nombre de numerarias auxiliares].
Las rígidas distinciones de clase pueden haberse suavizado
algo en los últimos años, pero es un hecho que,
en los primeros tiempos de la posguerra española, los
oblatos viajaban en clase inferior a los numerarios. Entre
los sacerdotes del Opus Dei, que forman la llamada Sociedad
Sacerdotal de la Santa Cruz, se distingue también entre
aquellos que proceden de la clase de los numerarios y los
que eran oblatos antes de hacerse sacerdotes, correspondiendo
a los primeros la superioridad jerárquica. Como se
sabe, los numerarios y oblatos se distinguen de los supernumerarios
en que los dos primeros grupos formulan los votos privados
de pobreza, castidad y obediencia, mientras los supernumerarios
son gente en general casada que, a cambio de una aportación
económica, utilizan los servicios religiosos (y a menudo
también las influencias políticas o económicas)
de la Obra.
El apostolado del Opus Dei, durante mucho tiempo ejercido
exclusivamente entre la clase burguesa o entre las personas
destinadas al servicio doméstico, sólo se desplazó
a otras clases sociales cuando el padre Escrivá se
dio cuenta de las nuevas orientaciones del pensamiento de
la Iglesia, sobre todo para ofrecer un escaparate que mostrara
la "acción social" del Instituto. Su contenido
continúa siendo eminentemente burgués y esto
se percibe no sólo en la ideología, sino también
en la manifestaciones externas de la Obra. El gusto con que
están decoradas la residencias, las casas, la oficina
y los salones de recepción de una institución
como la universidad de la Obra en Pamplona muestran inconfundiblemente
este carácter del opusdeísrno. Al lector de
Camino le sorprenderá encontrar en la nota justificativa
de las ediciones que se han hecho del famoso libro la mención
de que "mientras tanto, acaba de ponerse a la venta la
cuarta edición de lujo". Alguien me contó
que, en una ocasión, fue a cenar a casa de un conocido
financiero simpatizante de la Obra y se encontró con
la sorpresa de ver, junto a la mesa adornada con candelabros
y flores, un facistol iluminado sobre el que se había
puesto un ejemplar primorosamente encuadernado de Camino.
Los títulos universitarios, el dinero, los cargos
políticos, el lujo en la decoración y el atildamiento
en el vestir son cosas que constituyen una preocupación
primordial para el padre Escrivá y para la Obra. "Ricos,
inteligentes, bien parecidos y de buena familia", dicen
que quería el fundador a sus hijos. Uno de los patronos
del Opus Dei, situado en devoción sólo detrás
de san José, es san Nicolás de Bari, un obispo
de Mira, en la Licia, en Asia Menor, cuyo buen corazón
le llevó a socorrer a un caballero pobre que había
tomado la penosa decisión de prostituir a sus hijas
por no poder dotarlas para el matrimonio. El santo arrojó
sin ser visto por tres días consecutivos una bolsa
de oro por la ventana de la casa del atribulado caballero,
con lo que la tres doncellas pudieron casarse. El último
día, el caballero le sorprendió mientras arrojaba
la bolsa y, agradecido, pregonó su generosidad en la
villa. Según una historia que circula en voz baja en
el interior de la Obra, al padre Escrivá se le apareció
san Nicolás un día en que se encontraba pasando
graves apuros económicos y le dio dinero con que remediara
su necesidad. San Nicolás de Bari, que se llama así
porque su cuerpo está enterrado en esta ciudad de Italia,
es objeto de un culto especial en la Obra. En todas las casas
del Opus debe haber una imagen suya según una de las
normas de las Constituciones. Bajo la imagen del santo -que
como se sabe es patrono de los banqueros- debe figurar una
inscripción en latín diciendo: "San Nicolás,
ten cuidado de la casa."
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