OPUS DEI O CHAPUZA DEL DIABLO
Carlos Albás
CAPÍTULO VI. INFLUENCIA Y
PODER DEL OPUS DEI
1. LA UNIVERSIDAD
El Opus Dei y la Universidad llevarán desde un principio
caminos paralelos alimentados por un mismo fin. La captación
de miembros, los primeros, a cargo de mi tío José
María tendrá al universitario como objetivo
único, sintiendo una especial debilidad por los alumnos
de las escuelas especiales de arquitectos e ingenieros. Hasta
entonces, la estructura del Opus Dei poseerá una sola
figura, la del numerario. Sólo tras la incorporación
de la mujer a través de la Sección Femenina,
el titulo universitario capacitará a los jóvenes
su ingreso, obviando cualquier otra forma de clasificación.
Con la mujer nacerá la división entre numerarios
y sirvientas. Aunque las mujeres no precisarán de un
título de grado superior.
Esos primeros numerarios sentirán, por tanto, una
doble vocación, la espiritual y las cátedras;
una vocación que desempeñarán en los
primeros años para penetrar en esta institución
con la misión de ejercer un apostolado de éxito.
Aunque no sea preciso insistir sobre este punto ya que todos
sabemos la influencia que ha tenido y tendrá el catedrático
sobre el universitario, sí que resultaría conveniente
centrar con palabras de mi tío José María
ese sentido que confiere al estudio y la santificación
posterior de la labor profesional que requiere de un aprendizaje
superior. En su libro Camino escribe: "Una hora de estudio,
para un apóstol moderno, es una hora de oración."
Y más explícitamente en su encardenamiento con
el proselitismo: "Estudiante: fórmate en una piedad
sólida y activa, destaca en el estudio, siente anhelos
firmes de apostolado profesional. Y yo te prometo, con ese
vigor de tu formación religiosa y científica,
prontas y dilatadas expansiones."
Expansión que sin duda ejercerá. José
María Albareda será la primera pieza clave en
el juego. En 1940, gracias al nombramiento como ministro de
Educación y presidente del Consejo Superior de Investigaciones
Científicas de José Ibáñez, Albareda,
un profesor de enseñanza media, pasará a ocupar
el cargo de secretario general del organismo. Cabe recordar
que el Consejo Superior fue diseñado en aquellos tiempos
por el régimen franquista como un elemento de control
más que de desarrollo de la labor científica
en la Universidad española, convirtiéndose en
garante de su pureza ideológica y política.
A esta situación privilegiada viene a añadirse
el caldo de cultivo que fermentaba en las residencias fundadas
por mi tío exclusivamente para los estudiantes, primero
en Ferrer y Diego de León y después en el Colegio
Mayor Moncloa. José María Escrivá no
desaprovechará estas posibilidades y el reclutamiento
empezará a tener rápidamente unos resultados
francamente positivos. Lógicamente, los numerarios
acabarán de cursar unos estudios para encontrarse con
las puertas abiertas de acceso a las cátedras, y en
el peor de los casos para ocupar las plazas de profesores
adjuntos.
Los dos primeros miembros del Opus Dei que estrenan puestos
como catedráticos serán el propio José
María Albareda y Ángel Santos Ruiz en 1940.
A ellos se unirán en 1942 González Barredo,
Pedro Botella, José Orlandis, Rafael Calvo Serer, Rodríguez
Casado y Jiménez Vargas; en 1943, Amat Bergues, Balbín
Lucas, Amadeo de Fuenmayor y Álvaro Ors. En 1944 persistirá
el goteo a través de José Manuel Casas Torres,
Ignacio de la Concha Martínez, Víctor García
Hoz, Florentino Pérez-Embid y Lorenzo Vilas López.
El año 1945 será algo menos pródigo en
dádivas académicas e irrumpirán en las
cátedras Eduardo Alastrué Castillo, Laureano
López Rodó y Salvador Senet Pérez. En
1946 lo harán Jesús Arellano Catalán,
Ángel González Álvarez, Eduardo Ortiz
de Landázuri y Fernández de Heredia. Entre 1948
y 1949 se responsabilizarán como catedráticos
Federico Suárez Verdeguer, Alberto Ullastres Calvo,
Mariano Baquero Goyanes, Guillermo Céspedes del Castillo,
Antonio Fontán Pérez, Octavio Gil Munilla, Enrique
Moreno Báez y Florentino Pérez-Embid. Para hacerse
una idea de la proporción de catedráticos, el
Opus Dei contaba en el año 1950 con unos 3.000 miembros,
de los que 550 eran mujeres, que en buena lógica no
ocupaban cátedras.
En la década de los cincuenta continuará el
chorreo de la Obra entre las Universidades españolas,
y cada vez con una mayor influencia directa sobre su dinámica.
Félix Álvarez de la Vega, Rafael Giber Sánchez
de la Vega, Ismael Sánchez Bella, Rafael Benítez
Claros, Alfonso Pandau Parias, Manuel Ferrer Regalés,
Alfredo Floristán Samames, Luis María Garrido
Arilla, Aurelio Guaita Martorell, Jesús Larrodé
Barrio, Pedro Lombardía Díaz, Antonio Martín
Pérez, Antonio Millán Puelles, Patricio Peñalver
Simó, Francisco Pulido Puchi, Roberto Samuells Panadés
convergerán en la década de los cincuenta.
Metidos ya en los sesenta, Jesús Burrillo Loshuertos,
José Luis Comellas García-Ueva, Agustín
Cotorruelo Sendagorta, Francisco Xavier Hervada Xiverta, Juan
Jordano Barea, Federico Rodríguez Rodríguez,
Agustín de Asís Sancho Rebullida y Miguel Siguán
Soler perpetuarán la labor de penetración.
El cúmulo de vocaciones como catedráticos se
verá ampliamente recompensado, como reflexiona Jesús
Ynfante en su libro "La prodigiosa aventura del Opus
Dei" tras ofrecer ese listado de nombres, por la gran
cantidad de numerarios en los que se despertará la
vocación espiritual de la Obra. Pero no hay que olvidar
como punto de referencia obligado para el conocimiento exacto
de la evolución de la fundación de mi tío
José María que en 1951 se inicia la Universidad
de Navarra, pero sin dejar al margen el enorme esfuerzo por
crecer cualitativamente y cuantitativamente en la Universidad
pública.
Colateralrnente, en 1958 se inicia la labor dirigida al reciclaje
de profesionales en activo, especialmente hacia los empresarios.
Es el caso del Instituto de Estudios Superiores de la Empresa
(IESE), cuyo objetivo fue "por una parte, contribuir
a la creación de una ciencia de la empresa fundamentada
en la integración de sólidos principios cristianos
y científicos; por otra, proporcionar a los hombres
de empresa el conjunto de ideas y conocimientos que les permita
profundizar en la función profesional, social y humana
de su cometido" (Félix Huerta, "El IESE",
"Nuestro Tiempo", núm. 136, pág. 421).
En 1965, tras siete años de actividad continua, habían
pasado por el Instituto y los cursos de perfeccionamiento
796 hombres ligados al mundo de las finanzas. Mi tío
José María había dejado claro en Camino:
"Pon un motivo sobrenatural a tu ordinaria labor profesional,
y habrás santificado el trabajo." Los empresarios
obtenían la santificación.
La Universidad de Navarra vendrá a convertirse en
una nueva fuente, que no corrige al Consejo Superior de Investigaciones
Científicas, sino que lo complementa, con armas inteligentes
como el IESE. La captación de miembros titulados en
la Universidad empezaba a encajar como un puzzle perfecto.
Pero desde luego no será únicamente la Universidad
y, por tanto, esas instituciones el centro de la labor proselitista,
que desde un principio contó con la inestimable ayuda
de las residencias y colegios mayores, sino que de la fuente
vocacional manarán también los chorros de la
financiación que el Opus Dei utilizará en su
expansión.
El Consejo Superior de Investigaciones Científicas
puede servir de ejemplo meridiano. Las obras que realizará
este órgano serán encomendadas a los arquitectos
Ricardo Fernández Vallespín y Miguel Fisac,
pertenecientes al Opus Dei, que entregarán la totalidad
de sus ingresos a la fundación de mi tío. Pero
el montaje operativo no se queda sólo en las cabezas
pensantes de los proyectos. Inmediatamente empiezan a surgir
sociedades creadas para suministrar materiales o servicios
para las construcciones de los edificios del Consejo Superior.
Entre esas empresas y sociedades destacan EOLO, la primera
y especializada en transportes, y EOSA, encargada de la construcción.
Alberto Moncada, en "Historia
oral del Opus Dei", nos relata: "Lo que son
crecientemente importantes son los honorarios profesionales
de Miguel Fisac, como arquitecto y realizador de proyectos.
En principio, según una ley que se pone en vigor en
aquel tiempo, los arquitectos españoles tenían
que hacer unos grandes descuentos cuando sus trabajos iban
destinados al Ministerio de Educación. Y se aplicaban
unas tarifas muy inferiores a las habituales en el mercado
normal de la construcción.
"Pero como Fisac estaba completamente decidido a los
proyectos y procuraba hacerlos con gran economía para
que resultaran lo más baratos posible, y lo hacía
por administración directa, los superiores de la Obra
le instaron para que cobrara más que aquel mínimo,
aduciendo el argumento moral de la legítima compensación.
"A mí aquello me provocó escrúpulos
de conciencia -cuenta Fisac- y esto se unió a mis otros
problemas ya existentes en relación con mi pertenencia
a la Obra.""
En el mismo libro de Alberto Moncada, Antonio Pérez
relata: "El Fundador del Opus Dei tenía un esquema
de organización en el que todo lo que hacíamos
eran obras de apostolado. En el primer catecismo de la Obra
las dividía en obras corporativas y obras comunes.
Aquéllas debían tener un fin estrictamente apostólico
y eran dirigidas directamente por los superiores, y las comunes
podían ser primordialmente seculares, auxiliares de
las primeras, con fines de beneficio económico, pero
también debían ser controladas por la jerarquía
de la Obra. Aquello produjo desde un principio muchos conflictos
porque yo, como superior, me conformaba con que cada uno llevase
sus negocios como las reglas y las costumbres correspondientes
le aconsejasen y diera a la Obra sus beneficios, pero el Padre
insistía mucho en que tal o cual actividad económica
tenía que estar bajo el patrocinio de un santo y controlada
por el superior relacionado internamente con el asunto según
el esquema organizativo interno. Y así había
muchos conflictos." Estas tensiones, como relata Alberto
Moncada, venían motivadas por la necesidad de afrontar
inversiones astronómicas y se llevaban a cabo en el
menor tiempo posible, para lograr la expansión deseada.
Pero requería mucho dinero. Mi tío José
María siempre tenía prisa por alcanzar una mayor
cota de poder y sabía que sólo era posible mediante
importantes inversiones, y todas ellas con la misma pobreza
que había aprendido en la casa de la condesa de Humanes.
Estos esquemas organizativos trazados desde el principio
para la financiación de las obras apostólicas
acompañarán al Opus Dei a lo largo de su historia,
provocando situaciones conflictivas y de enfrentamiento entre
sus propios miembros. El caso de Rumasa y de José María
Ruiz-Mateos en la pugna del Banco Atlántico es el ejemplo
concreto que puede valer como referencia más resonada.
Como ya se señaló anteriormente, junto con
la labor de los catedráticos en la Universidad y de
los numerarios que cursaban sus estudios en ella, los colegios
mayores cumplían un papel similar. La residencia de
Diego de León en 1940 y luego en la Moncloa constituirán
los primeros pilares que forjarán la expansión
concatenada. A partir de este momento, la inauguración
de colegios mayores ligados al Opus Dei se sucederá
en las capitales de provincia con un mayor potencial universitario.
Las primeras aperturas lejos de Madrid serán La Estila
en Santiago de Compostela, Monterols en Barcelona, Miraflores
en Zaragoza, El Albaicín en Granada, Guadaira y La
Alcazaba en Sevilla. A éstos les seguirán muchos
otros, pero ya al calor de la Universidad de Navarra.
Los distintos colegios y residencias contarán con
una administración al servicio de los numerarios internos,
dirigida por Sección Femenina: numerarias y sirvientas,
estas últimas acomodadas más modernamente bajo
el apelativo de numerarias auxiliares.
La composición social de los internos en los colegios
mayores es clara y siempre apunta hacia las clases media-alta
y alta, a la vez que imparte una gran disciplina. En la actividad
diaria se compaginan las misas, las conferencias, el cine,
las consabidas tertulias de café y las meditaciones
todos los sábados. Lógicamente, las residencias
son un campo abonado para la captación de numerarios
o supernumerarios, aunque siempre queda la alternativa para
los más díscolos de quedar ligados a la institución
como cooperadores o simpatizantes, que se afianzarán
con el tiempo como otra de las fuentes lucrativas de la Obra.
El Padre tuvo la costumbre de llamar santo a todo lo que
le interesó para el bien de la Obra: "santa intransigencia"
para no dejar en paz al posible candidato y el "santo
sablazo" para lograr el dinero anhelado. Éste
es el papel fundamental que cumplen los simpatizantes de la
Obra. No están obligados a seguir ningún plan
ni están controlados por nadie desde la cúpula,
aunque por supuesto mantienen con las altas jerarquías
de la Obra una relación fluida, un aspecto a tener
siempre en cuenta.
Si echo una mirada al pasado y recuerdo mis experiencias
dormidas, saco con claridad ahora lo que sucedía y
el aliciente principal de los retiros en la residencia Miraflores
de Zaragoza. Mi padre solía pedirme que le acompañase.
Mi hermana siempre insistía en que participara, hasta
que un día me dijo de repente: "Ya no vuelvo más.
Aquí no vienes a rezar, sino a relacionarte."
Al preguntarle el porqué de aquel parecer me explicó:
"Date cuenta, todos están rodeando a José
Joaquín Sancho Dronda." Sancho Dronda era por
entonces director adjunto del Banco de Aragón, hasta
que posteriormente fue nombrado director de la Caja de Ahorros
de Zaragoza, Aragón y Rioja. A la mayoría de
los que trabaron amistad con él los benefició
y colaboraron, como era de esperar, con el "santo sablazo".
En 1951 comienza a funcionar el segundo motor de arranque
dentro del campo de la educación que servirá
igual que la Universidad como plataforma de nuevas vocaciones.
Me refiero a los colegios de enseñanzas medias. El
primero en abrir será el Gaztelueta, en Bilbao, una
obra corporativa, cuya responsabilidad recaía, en consecuencia,
totalmente sobre las espaldas de la Obra. Su carácter
corporativo es muy sutil si quiere trazarse un límite
respecto a los colegios que irán naciendo a continuación,
ya que seguirán las directrices marcadas por esta experiencia
inicial. Para comprenderlo de una forma global, es necesario
puntualizar que el Opus Dei plantea continuamente su no responsabilidad
vinculante con la institución. Son las personas a título
particular y nunca la Obra quienes aparecen, aunque por otra
parte sea ella misma la que controle cada movimiento y gestión
desde la jerarquía.
Aunque de primeras aparecía el Gaztelueta como el
único lanzamiento en la enseñanza media, el
éxito alcanzado entre la clase alta del barrio más
elegante de Bilbao, Neguri, no dejó de ser una tentación
irresistible. Reproducir el modelo en las capitales españolas
de provincias era dar a conocer la Obra a los estudiantes,
antes del salto a la Universidad. Una cantera de futuros miembros
que se traducirá en los estatutos del Opus Dei mediante
la figura del "aspirante" entre los menores de edad.
Enfocada hacia los adolescentes, la organización se
irá completando con la creación de clubs dependientes
de los colegios, pasando a engrosar ese manantial de vocaciones
que obsesionaba a mi tío y a la jerarquía de
la Obra.
En este contexto, el nacimiento del Fomento de Centros de
Enseñanza, que coordinará a cada uno de los
colegios del Opus Dei, fortalecerá su sistema educativo,
al que tendrán acceso los hijos e hijas de los supernumerarios
y esa amalgama de "simpatizantes", que ven con buenos
ojos la disciplina que caracteriza a estos centros pero también
la posibilidad de relacionarse con personas de las más
altas esferas en la sociedad de cada ciudad. Para dotar a
la sociedad del Fomento de la suficiente cohesión económica,
su primer presidente será el numerario Vicente Picó,
que provenía del Banco Popular, donde el Opus Dei estaba
instalado y campaba a sus anchas.
Las acciones para financiar a la sociedad se abren por suscripción
de los padres de familia y de los denominados simpatizantes.
Esta forma de proceder en España será la prueba
piloto que más tarde se aplicará en los países
donde el Opus Dei pondrá sus pies en el proceso de
expansión. En Iberoamérica se están logrando
unas cotas de penetración gracias a este modelo importantísimo,
especialmente en Perú, donde se encuentra ubicada la
Universidad de Piura, donde se nombró gran canciller
al Fundador.
2. LAS FINANZAS
Acabamos de ver someramente el modelo que el Opus Dei elige
para su financiación cuando la escala se puede considerar
media, antes del gran despegue. Los ingresos de los numerarios,
los pagos de los residentes por sus estancias y los beneficios
que otorgaban las primeras empresas auxiliares, creadas al
amparo de las obras de los nuevos edificios que el Consejo
Superior de Investigaciones Científicas necesitaba
para su desarrollo, constituían los focos principales.
Pero ese gran despegue al que aludíamos antes se produce
tras la instalación de mi tío en Roma, la adquisición
del edificio y los terrenos de la antigua legación
de Hungría ante la Santa Sede, junto con las obras
de acondicionamiento de la Sede Central y la construcción
del Colegio Romano. La obligación de afrontar ese paquete
de inversiones millonarias fuerza a los miembros de la Obra
a lanzarse a una aventura de control de entidades financieras,
como única salida posible. Millet Maristany y Fanjul
Sedeño, numerarios del Opus Dei, apoyados por la familia
Valls Taberner, inician en 1947 la penetración en el
Consejo de Administración del Banco Popular, que acabará
siendo dirigido por miembros del Opus Dei.
La primera sociedad financiera, antes de entrar a controlar
los bancos, será Esfina, que canalizará el dinero
que llega a manos de la Obra de Dios. Esfina, una sociedad
de inversiones y estudios financieros, fue creada por Alberto
Ullastres. Pero a partir de entonces se irán constituyendo
sucesivamente otras que seguirán más o menos
un modelo similar, contando siempre con la participación
de numerarios como Luis Valls Taberner, Jorge Brosa, Fernando
Valenciano, Rafael Termes, Gregorio Ortega, Antonio Pérez,
Mariano Navarro Rubio, Rafael Escolá, Manolo Baturén
y un largo etcétera. Manteniendo su vocación
espiritual, muchos de ellos trocarán la empresarial
por la política años después.
Para tomar conciencia realmente del alcance del Opus Dei
como una gran sombra, merece la pena recoger literalmente
el siguiente análisis de Jesús Ynfante, "Ramificaciones
financieras: Esfina, Crédit Andorrá, Banco Atlántico,
Bankunión" ("Ruedo Ibérico",
1970, pág. 246):
"En 1956 algunos socios militantes del Opus Dei crearon,
con el apoyo del Banco Popular Español, la Sociedad
Española Anónima de Estudios Financieros (ESFINA),
que cuenta hoy con un capital social de 35.000.000 de pesetas
y es un pilar financiero básico de la Obra de Dios.
El presidente es Pablo Bofill de Quadras, el vicepresidente
José Ferrer Bonsoms y entre los vocales está
Román Mal Calvet. En 1958 adquieren la Banca Pujol,
Subirach y Compañía, convirtiéndola en
el actual Banco Latino. Un año más tarde crean
la Universal de Inversiones, S. A., de la que fue presidente
del Consejo de Administración Francisco Planell Fontrodona,
ordenado sacerdote en 1964. Alfonso López Rodó,
hermano de Laureano, figuró también como vocal
del Consejo de Administración de ALAS de Publicidad.
Fernando Valenciano Polack, consultor del Consejo General
del Opus Dei, figura como consejero de Edificios y Obras y
vocal del Banco de Andalucía. Otra sociedad de cartera
y que posee un capital de 50.000.000 de pesetas es Fondo de
Inversiones Mobiliarias, S. A., cuyo presidente es José
Ferrer Bonsoms, y el consejero delegado, Pablo Bofill de Quadras.
"En 1962 se constituyó, con un capital de 3.500.000
de pesetas una sociedad filial de Esfina, que se denominó
Esfina-Barcelona, S. A., presidida por Bartolomé Roig,
profesor del IESE, dando una orientación internacionalista
al grupo. Más recientemente se ha creado Esfina-Navarra,
S. A., con sede en Pamplona.
"Entre las financiaciones conocidas del Banco Latino
se cuenta la constitución de la sociedad de Fomento
de Centros de Enseñanza Barcelona, S. A., con un capital
de 3.500.000 pesetas, y cuyo objeto social es "la creación
de colegios y organización pedagógica de los
mismos, la contratación y formación del profesorado,
etc.". En el Consejo de Administración figura
el equipo oficial de pedagogos de la Obra: Tomás Alvira
Alvira, Víctor García Hoz, etc. No conviene
olvidar que Ángel Santos Ruiz y Vicente Picó
Amador, junto con Alvira y García Hoz, forman el equipo
de estrategas del Opus Dei en el campo de la enseñanza
media y profesional, estando por ello directamente vinculados
con el Fundador.
"El holding ESFINA controla hoy, con su cartera de valores,
más de noventa empresas, preferentemente de servicios
(cinematografía, valores mobiliarios, prensa y ediciones,
etc.). Pueden mencionarse entre ellas las siguientes: Exhibidores
Unidos, S. A., Filmófono, S. A., Impak, S. A., Inmobiliaria
Grey, S. A., Pabellón, S. A., Publinter, S. A., Internacional
de Revistas y Libros, S. A., Prensa y Ediciones, S. A. (editora
del "Alcázar" y de "Nuevo Diario").
"En el negocio cinematográfico, las empresas
controladas por el capital financiero del Opus Dei, por medio
de socios de su entera confianza, son Exhibidores Unidos,
S. A., Filmófono, S. A., Filmayer, S. A., Estela Film,
S. A., As Film, S. A. y Midega Film, que son sociedades pertenecientes
al Opus Dei, pero sus capitales respectivos no tienen el carácter
corporativo que poseen las mencionadas anteriormente."
Estas empresas se denominan sociedades auxiliares y en el
articulo 9 de las Constituciones del Opus Dei se recoge explícitamente:
"Los socios del Opus Dei actúan ya individualmente
ya por medio de asociaciones que pueden ser o bien culturales
o bien artísticas, pecuniarias, etc., y que se llaman
sociedades auxiliares. Estas sociedades están igualmente
en su actividad sujetas en obediencia a la autoridad jerárquica
del Instituto. "Y en su artículo 388, apartado
7, se precisa aún más el control que ejerce
el Opus Dei: "(...) corresponde al Consiliario con voto
deliberativo del Consejo (...) designar a los directores de
las diversas sociedades auxiliares y de las obras comunes
de la Región (...)." Queda claro, por tanto, el
alcance que ejerce el Opus Dei sobre todos y cada uno de los
tentáculos, es decir, las sociedades auxiliares, que
componen su imperio económico y financiero.
En otro párrafo, Jesús Ynfante nos dice: "En
manos del grupo ya que actualmente lo posee, el Banco Popular
adquirió el control del Banco Atlántico. La
llamada Ley de Expansión Bancaria, promulgada por Navarro
Rubio, cuando era ministro de Hacienda, concedía a
los actuales bancos de depósito la posibilidad de abrir
nuevas sucursales y agencias, posibilidades condicionadas
a una serie de factores cuya apreciación se dejaba
al Ministerio de Hacienda. Una de las condiciones impuestas
a los bancos que deseaban abrir nuevas oficinas es que no
dependan de otro banco, es decir, que no estén bajo
control de otra entidad bancaria. Conocedor "como nadie"
de esta limitación impuesta a los bancos, el Banco
Popular Español, que tenía mucho interés
en que el Banco Atlántico abriera nuevas oficinas,
decidió las acciones que este último poseía,
para que al solicitar la apertura de aquella nuevas oficinas
no apareciese el Banco Atlántico bajo el control del
Banco Popular Español. ¿A quién cedió
el paquete de acciones? ¿A otro grupo financiero? No.
La cesión benefició a Casimiro Molins, joven
industrial barcelonés, cuñado de López
Rodó. Hecha la ley, hecha la trampa. El Banco Atlántico
ha podido abrir nuevas oficinas y seguir tan estrechamente
vinculado al Banco Popular Español, aunque sea por
persona interpuesta."
No merece la pena seguir relatando más ejemplos sobre
la'financiación del Opus Dei. Por mi parte, basta con
manifestar que después de cuarenta años relacionado
con el Opus Dei y sus miembros, incluso familiares algunos
de ellos, y a pesar de ser sobrino del Fundador, hasta que
no me enfrenté con la literatura de antiguos miembros
de la Institución, no me había enterado de su
magnitud económica. Ante todo este tinglado, sólo
se me ocurre transcribir las palabras de mi tío José
María Escrivá de Balaguer. El 24 de marzo de
1930 escribe en la carta "Singule Dies": "Nuestra
entrega al servicio de las almas es una manifestación
de esa misericordia del Señor, no sólo hacia
nosotros mismos sino hacia la humanidad toda. Porque nos ha
llamado a Santificarnos en la vida corriente, diaria y a que
enseñemos a los demás prudentemente, espontáneamente,
según la voluntad de Dios. Nos interesan todos, PORQUE
TODOS TIENEN UN ALMA QUE SALVAR, porque a todos podemos llevar,
en nombre de Dios, una invitación para que busquen
en el mundo la perfección cristiana. SED PERFECTOS
COMO VUESTRO PADRE CELESTIAL ES PERFECTO." Mi tío
José María se había adelantado más
de mil años en el mensaje de invitarnos a todos para
que seamos accionistas y consejeros de empresas financieras.
Entre el grupo de empresas relacionadas con el Opus Dei,
destaca por sí misma y a nivel mundial Rumasa, objeto
de una expropiación y que, como ya se comentó
anteriormente, desencadenó graves enfrentamientos en
su seno al tener como presidente y accionista mayoritario
a José María Ruiz-Mateos. Nuevamente vamos a
recurrir al libro de Jesús Ynfante, ahora para conocer
detalladamente los primeros pasos: "José María
Ruiz-Mateos, supernumerario del Opus Dei y principal animador
del grupo Rumasa, se entrevista y recibe instrucciones de
Pablo Bofia de Quadras, uno de los responsables financieros
en la Obra de Dios. También los hijos mayores de Navarro
Rubio, gobernador del Banco de España, trabajan en
empresas del grupo Rumasa y uno de los hermanos de Ruiz-Mateos
es cuñado del director del Instituto de Crédito
de las Cajas de Ahorro, Luis Coronel del Palma." No hay
más vuelta de hoja. Esta gran familia del Opus Dei
cumple estrictamente con el mandato del Padre y se ayudan
y ejercitan en la "corrección fraterna" no
sólo en su comportamiento espiritual, sino también
en la dirección de los negocios.
En Zaragoza he tenido la oportunidad de conocer una de esas
carreras meteóricas; un compañero abogado, que
ingresó sin oposición alguna en el Banco de
Aragón, que fue director general adjunto y jefe de
mi padre durante varios años. La biografía de
José Joaquín Sancho Dronda es verdaderamente
sorprendente si se analiza con detenimiento.
Dos hechos relacionados con la persona de Sancho Dronda,
uno que acabó en fracaso pero que bien pudo hacerlo
en éxito y otro que acabó encumbrándolo,
se suceden a fines del año 1969 y principios de 1970.
Cuando acaba sus días como director general del Banco
de Aragón, donde figuraba como consejero el todavía
numerario Antonio Rico Gambarte, se buscó un recambio.
Para hacerse cargo de la dirección general se nombró
a tres personas capitaneadas por Teixifonte López,
un andaluz que tiene como mejor expediente de su currículum
la pertenencia al Opus Dei. A los pocos meses, el Banco Central
absorbía al Banco de Aragón y la operación
resultaba un fiasco.
Idénticos méritos a Teixifonte López
encerraba Sancho Dronda cuando pasa a asumir la Caja de Ahorros
de Zaragoza con motivo del fallecimiento de José Sinués
y Urbiola. Éste había promovido a su sobrino
José María Royo Sinués, creando ex profeso
el cargo de director general adjunto para que ocupara inmediatamente
el puesto vacante. Pero el Opus Dei no podía dejar
escapar así como así tan suculenta oportunidad
de control de una entidad financiera. Entre la extrañeza
general, el sustituto de José Sinués y Urbiola
no. iba a ser su sobrino, sino el hasta entonces director
general adjunto del Banco de Aragón, Sancho Dronda.
El supernumerario y gobernador del Banco de España,
Mariano Navarro Rubio, había intervenido manejando
los hilos del poder que su situación permitía.
Una vez con el cargo en sus manos, Sancho Dronda tendió
la mano a los miembros del Opus Dei, rodeándose de
personas de la Obra o de simpatizantes. Las primeras oposiciones
de la nueva etapa a la Caja fueron conocidas popularmente
como opusiones. Fue el año del Opus en la Caja. Sobre
el resto de acontecimientos se siguieron año tras año
y las arbitrariedades de José Joaquín Sancho
Dronda y sus colaboradores como consejeros simultáneos
en las empresas filiales de la Caja en Aragón y en
muchas otras son de sobras conocidas, ya que de ello se ocuparon
en su momento muy diversos medios de comunicación,
incluidos los nacionales. Sus formas de proceder han dado
lugar a inspecciones que acabaron en sanciones. Y en algunos
casos obligando a intervenir a los tribunales de justicia.
3. LA POLÍTICA
El Opus Dei carece de una definición ideológica
concreta, al menos en el plano teórico. Mi tío
José María manifestó constantemente su
distanciamiento sobre cualquier posición concreta,
reiterando la completa libertad que amparaba a los miembros
del Opus Dei a la hora de escoger entre las diferentes concepciones.
Es más, los biógrafos oficiales de la Obra resaltan
ese grado de indiferencia hacia la temática política.
Sin embargo, para comprender con más exactitud la proyección
real del Siervo de Dios y sus pretensiones sería conveniente
introducir una serie de acotaciones, que en ocasiones responden
a las propias circunstancias que rodearon su vida y en otras
no pueden obviarse porque convergen en un punto más
o menos claro, siempre a gusto del lector.
Mi tío José María vio la Obra justo
cuando se descomponía la monarquía borbónica
en los años 20. A partir de esta circunstancia y los
trascendentales hechos históricos que vendrían
encima en los siguientes años, cuando menos resulta
chocante las manifestaciones de indefinición política.
El triunfo del Frente Popular en las elecciones de 1936 supuso
el recrudecimiento de la persecución religiosa, del
anticlericalismo, con quemas y saqueo de iglesias, incluyendo
los crímenes contra un significativo porcentaje de
sacerdotes y religiosos. Indudablemente, la violencia desatada
contra todo lo que olía a Iglesia tuvo que calar hondo
en las conciencias cristianas. El propio José María
Escrivá sufrió las consecuencias de esta situación,
en su persona y entre los más allegados.
Como primer dato general, Antonio Montero en su libro "Historia
de la persecución religiosa en España"
aporta las siguientes cifras: a lo largo de la guerra civil
murieron 4.184 sacerdotes seculares, 2.365 religiosos y 283
religiosas. Pues bien, en ese listado de muertos por la persecución
religiosa dos de ellos pertenecían a nuestra familia.
El mismo tío del Fundador, el canónigo de la
catedral de Barbastro, Mariano Albás Blanc, también
padrino de bautismo, cayó fusilado en la localidad
oscence donde se acabaría levantando Torreciudad, por
deseo de su ahijado. Un camino parecido terminó corriendo
el obispo de Cuenca, Cruz Laplana Laguna, pariente lejano
de su madre y que murió el 8 de agosto de 1936. Y,
finalmente, mi propio tío acabó siendo objeto
de persecución. En el Madrid del Frente Popular, se
vio obligado a disfrazarse con un mono de obrero y a ocultarse
durante varias semanas en la capital; hasta que tuvo oportunidad
de huir a Francia para regresar a la España nacional
con su sede de gobierno en la ciudad de Burgos, donde se quedaría
residiendo hasta el final de la contienda.
Sin duda, él, como la gran mayoría de los sacerdotes
y católicos, tenían clara al menos su adscripción
anticomunista. Sin embargo, como ya se indicó al comienzo
de este capítulo, insistirá una y otra vez en
su negativa a pronunciarse políticamente como sacerdote,
dejando a sus hijos que elijan en el amplio abanico ideológico.
En líneas generales puede decirse que, convencido de
la fidelidad de la Obra, la militancia pasa a un segundo plano,
otorgando al poder el único relieve. En definitiva,
un aprendiz de Maquiavelo en el seno de una institución
religiosa que opera desde el claroscuro de la hermandad de
sus miembros.
No obstante, durante el régimen franquista la implicación
y la colaboración serán una nota destacada de
sus miembros. Incluso de mi tío.
De todos es conocida la amistad que mantuvo con el almirante
Carrero Blanco y los ejercicios espirituales que dirigió
personalmente al Jefe del Estado, Francisco Franco. Antonio
Pérez Tenesa relata en la "Historia oral del Opus
Dei" de Alberto Moncada: "En el verano de 1947,
yo estaba en Molinoviejo, la casa de ejercicios de la Obra
cerca de Segovia. Una tarde apareció por allí
Carrero Blanco, que fue recibido por el Padre y un rato después
llegó Eugenio Vegas Latapié, acompañado
por Rafael Calvo Serer. Yo entonces no sabía nada de
lo que se tramaba aunque Eugenio Vegas, que había sido
letrado del Consejo de Estado, al enterarse que yo también
lo era, empezó a conversar conmigo. Luego supe que
aquélla fue la primera reunión entre representantes
de don Juan y de Franco acerca de la educación del
Príncipe.
"Escrivá era franquista convencido pero también
monárquico y estaba a favor de que después de
Franco reinara en España don Juan Carlos de Borbón,
al que tuvo ocasión de tratar más tarde en Roma.
En el equipo de educadores del Príncipe entran bastantes
numerarios y entre ellos destaca Angel López Amo, que
moriría en accidente en los Estados Unidos en 1957.
"Del grupo de opusdeístas que rodean al Príncipe
desde el primer momento se destaca también Federico
Suárez.
"Federico Suárez era un valenciano muy integrista,
que llegó a ser catedrático de Universidad y
que en 1947 fue ordenado sacerdote -comenta Antonio Pérez.
Él era bastante carlista y no demasiado intelectual,
por lo que mi recomendado para el cargo de capellán
del Príncipe fue Pepe Orlandis. Pero al final eligieron
a Federico."
Moncada continúa más adelante aclarando en
su libro: "En 1951 se produce el acceso del primer numerario
a la Administración franquista, con la entrada de Pérez-Embid,
como director general, en el Ministerio de Información
y Turismo que dirige Gabriel Arias Salgado."
Pero el acontecimiento que propiciaría el grupo Opus
en la política franquista fue la relación que
se establece entre Carrero Blanco, el buen amigo del Padre
Escrivá y hombre de confianza de Franco, y Laureano
López Rodó.
"A partir de entonces, empieza una espectacular carrera
de López Rodó, quien incorpora a distintos miembros
de la Obra a altos cargos de la Administración como
Andrés de Oliva, José María Sampelayo,
Vicente Mortes, Alvaro Lacalle..."
Los años 1953, 1954 y 1956 son años de consolidación
de la influencia política de López y coinciden
con la expansión de las sociedades auxiliares de la
Obra, en las que los socios numerarios y supernumerarios se
ejercitan en la gestión y en el conocimiento del mercado
internacional.
Es a partir de estos momentos cuando se inicia la penetración
de los miembros del Opus Dei en el gobierno franquista, entran
los llamados tecnócratas: Alberto Ullastres, Navarro
Rubio, García Moncó, Gregorio López Bravo,
José Vicente Izquierdo, Ramón Sanromán,
etcétera.
A su vez, todos ellos se rodean en los puestos clave y de
confianza de otros miembros o simpatizantes del Opus Dei,
ganando en peso específico en la mayor parte de los
sectores de la administración, y no exclusivamente
estatal, ya que los núcleos se irán extendiendo
a los gobiernos civiles, diputaciones y alcaldías.
Cualquier movimiento contará siempre con la mirada
atenta del Opus Dei. La puesta en marcha de los planes de
desarrollo conlleva la creación de nuevos cargos en
la administración. Los miembros de la Obra se valdrán
de las nuevas circunstancias y sus maniobras se enfocarán
ahora hacia la detentación de puestos por los hermanos
espirituales o simpatizantes, lo que arrastra consigo también
la arbitrariedad y la injusticia por muy diversos motivos.
Cuando un partido accede al poder sitúa a sus peones
en los cargos de mayor o menor responsabilidad, nutriéndose
de los militantes. Pero el Opus Dei no es un partido político.
Sin embargo, recurre a sus miembros para detentar parcelas
de poder al margen de las ideologías. Hoy vemos cómo
los "militantes" de la Obra se encuentran en diversas
fuerzas políticas, y ellos mismos lo exhiben como demostración
de la pluralidad existente dentro de la institución.
Ahora bien, hasta cierto punto. Ellos predican con el mismo
ejemplo que dio su Fundador la carencia de una ideología
concreta. Y como su Fundador, a la vez los componentes se
dejan notar bajo un tamiz claramente conservador. Sus miembros
tienen una relevancia nula fuera de partidos como el PP, casi
ninguno pertenece al CDS y sólo en las fuerzas regionalistas
del centro-derecha se hace notar el peso de su presencia.
El Opus Dei sólo tiene componentes ideológicos
que desprenden por sí solos de su manera de entender
la religión, que alcanza a todos los campos de la vida
y se alinea consecuentemente con quienes mantienen una semejanza
en sus estilos.
Con independencia de ese señuelo conservador, siempre
que un miembro copa alguna de las instancias del poder pasa
a rodearse de sus hermanos espirituales. Esto fue lo que en
su día sirvió para apellidarlos como tecnócratas,
inmediatamente asimilable a falta de una ideología
política. El Opus Dei milita en aquellos partidos que
tienen mayores posibilidades de gobernar y que, lógicamente,
sintonicen con la proyección social de su pensamiento
religioso.
En el marco de la política y de la economía
merecería dar un breve repaso a un área que
se encuentra a caballo entre las dos y que también
puede servir como instrumento de poder. Nos vamos a acercar
al mundo editorial y de los medios de comunicación.
Posiblemente la editora con mayor actividad dentro del Opus
Dei es Ediciones Rialp, que recoge su nombre de las montañas
francesas de Rialp, donde en la huida por los Pirineos de
la guerra civil tuvo uno de sus capítulos milagrosos
de visión de la Virgen María. Su sede social
está en Madrid, pero cuenta con importantes delegaciones
en Barcelona, Valencia, Sevilla y Bilbao; y en Latinoamérica,
en Bogotá, Caracas, Santiago de Chile, Buenos Aires
y Lima.
Otra editorial significativa en manos del Opus Dei es SARPE,
fundada en Madrid y que tiene por objeto la distribución,
edición y venta de toda clase de publicaciones, iniciada
con "Actualidad Española" y luego ampliada
progresivamente a "Actualidad Económica",
"Telva", "Tria" y "Mundo Cristiano".
En coordinación con estas y otras editoriales surge
LINESA, que agrupa distintas cadenas de librerías,
empezando por Madrid y expansionándose por el resto
de las capitales españolas.
Dada la importancia que cobra la Universidad en el Opus Dei,
no olvida tampoco acercarse a este segmento de la población
a través de revistas como "Gaceta Universitaria",
publicada en Navarra, o "Diagonal", con difusión
en Cataluña y realizada por el club de prensa de la
residencia Monterols, por citar algunos ejemplos.
La presencia en los medios de comunicación no se limita
a aquellos que controlan o editan sus propias empresas. Hoy,
como todo el mundo sabe, los medios de comunicación
se financian a través de la publicidad. Debe valorarse,
por tanto, también el potencial económico de
las empresas dependientes del Opus Dei, o lo que viene a ser
lo mismo en muchas ocasiones, unidad a los miembros inmersos
en el mundo de la publicidad. La influencia es enorme dado
el caudal potencial que encierra su estructura, a la que habría
que chequear minuciosamente para poner al descubierto todo
el entramado. Sin olvidar la cantidad de fieles a la Obra
que trabajan en medios de comunicación detentando puestos
de responsabilidad. Al alcance de la vista sólo está
la séptima parte del iceberg que flota sobre las aguas.
Como ejemplo, y por haber sido propietario y director de
una agencia de publicidad en Zaragoza durante más de
veinticinco años, habiendo desarrollado campañas
a nivel local, regional y nacional, algunas de ellas de gran
repersución, como Conguitos y Reinas Butano, me fue
imposible acceder a cualquiera de las promovidas por la Caja
de Ahorros de Zaragoza, Aragón y Rioja, hoy IberCaja.
A pesar de mis grandes esfuerzos mediante la presentación
de distintas campañas, de la amistad de mi padre con
el director general, José Joaquín Sancho Dronda,
nunca aceptó ninguna de mis propuestas aun cuando alguna
de ellas le parecieron adecuadas. Entonces comprendí
que la Caja de Ahorros insertaba directamente en los medios
de comunicación su publicidad para ejercer mayor presión
y encargando la creatividad a empresas pertenecientes o vinculadas
personalmente al Opus Dei, sabiendo que el costo era superior.
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