CORRESPONDENCIA
9-2-2004
(de Satur)
El primer día que conocí a la Piedra, una maravillosa
tarde de un extraordinario mes de marzo, le pregunté
oyes, ¿tienes un Prontodejarásdeveme?.
¿Lo cualo?, contestó. Que
si tienes un Prontodejarásdeverme- insistí.
- ¿De qué vas, tronquito?, ¿qué
significa eso de si tengo un Prontodejarásdeverme?.
- Que si tienes novio...
- Pues no... ¿y tú?.
- Tampoco tengo novio.
- Muy gracioso... ¿y novia?.
- No afirmé muy serio. Soy numerario del Opus
de Dios, y lo que estoy haciendo ahora contigo me está
vedado, prohibido. No está bien.
- ¿Es contagioso lo tuyo?.
- No. Soy un hombre de Dios.
- Ya. ¿Y el crucifijo?, ¿y el alzacuellos?.
- No poseo. Soy un hombre de la calle. Lo mío es encomendar.
Por ejemplo, ahora mismo te estoy encomendando. Encomiendo
a saco...
(Nueva
entrega de Satur a su escrito "¡Quién
me ha visto y quién me ve!")
(de Francisco) Código Da Vinci
Que opinion merece por parte de uds. el libro de Dan Brawn
"El Código Da Vinci"
Francisco Montiel
México
(Amigo, aquí tenemos dos críticas o comentarios
al libro. Una es de Helena
y otra de Alberto
Moncada)
(de Cooper)
Hola José Carlos.
Mantienes un frente muy ancho y te pierdes los detalles.
Nunca me opondría a que alguien "opine"
sobre el sexo, como tu dices, sea varón, célibe
o como quieras. Lo que no me gusta es que las "instrucciones",
no las opiniones, nos vengan de personas, que no tienen experiencia,
que la que tienen viene contaminada por las secuelas de su
lucha personal por el celibato, que sean tan ciegas que no
sepan ver en el sexo humano nada mas que su nivel mas animal:
el apareamiento para la reproducción. Y que, a pesar
de todo, se sientan Maestros y dicten sobre otras conciencias.
Mucho me temo que poco han consultado o estudiado este tema.
¿O tienes experiencia en esto, además de la
que tienes en especialidades médicas? Mi experiencia
es que sobre estos temas no se profundiza mucho. Tambien me
temo que mantienen latente su conflicto personal y tienden
a ver el tema de la manera que menos problemas les cuesta
a ellos personalmente. Y finalmente mucho me temo que se han
olvidado de "El Hombre se unirá a la mujer y serán
los dos una misma carne". Y eso si que sería grave.
No te extrañe por lo tanto que muchas de las Enseñanzas
en materia sexual sean para muchos, como las de los que castigaron
a Galileo o aprobaron durante siglos la esclavitud: Un error
todavía sin descubrir.
Un saludo
Cooper
(de Boira)
La Opusdeilogía ¿terminó con San Josemaría
o... con Satur
(8-2-04)?
Con este término me refiero a lo que, en parte, se
hace en esta web y que no llega a hacerse dentro de la Obra
-o va allí tan lento que apenas se nota-. Es el estudio
y la reflexión sobre el Opus Dei, sobre lo que es y
sobre lo que debería ser. Es la contestación
a la pregunta de Satur ¿Alguien
sabe qué es el Opus Dei?. La inexistencia
práctica de la Opusdeilogía, rezada y razonada
como disciplina seria, es lo que hace que haya quien se cabree
y monte pollos porque "el opus dei no es así",
que te salten un día en la tertulia con que "el
opus dei no es asá"; y el que te píllen
en la habitación y te digan "que el opus dei es
lo que yo te diga" (casi literal de Satur
5-10-2003).
No tengo hecho el curso de estudios -o como se llame- y quizá
diga tonterías, corregidme los que sepáis más,
pero creo que se pretende que lo dicho por San Josemaría
en un momento y en una sociedad concretos se utilice como
el Evangelio, palabra de Dios, siempre. No digo que no haya
muchas cosas de él que pasarán a ser clásicos
de espiritualidad, pero lo que San Josemaría recibió
de Dios, vió y nos comunicó es el
Espíritu del Opus Dei (desde ahora EOD), y es ese EOD
el que debe informar el desarrollo posterior del Opus Dei.
¿Cuál es el EOD? ¿Lo que está
escrito en un libro llamado de Espíritu y que nadie
conoce?. No, el EOD no son las palabras de un libro misterioso
y celosamente guardado. El EOD es eso, puro espíritu,
lo que captamos cuando Dios nos llama al Opus Dei, cuando
leemos a San Josemaría... Es el deseo de ser santos
sin apartarnos del mundo, con el trabajo, con la familia,
con los amigos, el deseo de atraer a más personas a
ese mismo espíritu y de ser felices aquí en
la Tierra y en el Cielo. Es el deseo de hacer de la Tierra
un anticipo del Cielo... es lo que nos hace decir que "el
Opus Dei soy yo" sin haber visto ni en pintura el libro
de Espíritu. Es el espíritu lo que anima al
cuerpo, lo que se ha de prácticar en medio del mundo.
Jesús nos dijo que era necesario que Él se
fuera para que recibiéramos el Espíritu Santo
y la Iglesia con la Teología ha desarrollado lo revelado
por Dios con la ayuda de ese Espíritu. Pues bien, parece
que se quiere creer que nuestro Padre (yo aún le sigo
llamando así) nos lo quiso dar todo atado y bien
atado para toda la eternidad (debían ser cosas
de aquella generación y cada uno es hijo de su tiempo...
ya os digo). Eso que preguntaba a los primeros que si él
faltara si seguirían haciendo el Opus Dei, indica que,
al menos al principio, él también pensaba así:
que el Opus Dei lo haría Dios con cuatro chisgarabís
(él se incluía).
Si nuestro Padre hubiera muerto el 13 de Febrero de 1930
¿habría mujeres en el Opus Dei? ¿se habrían
atrevido los primeros a meternos? Con el actual espíritu
encorsetado, no: "Nunca habrá mujeres en el Opus
Dei", había dicho, y eso es de espíritu,
pensarían. El EOD a la fuerza ha de desarrollarse y
adaptarse al mundo en medio del cual quiere vivir... o morirá
en poco tiempo y pasará a ser como los Amish del catolicismo,
el espíritu de la santidad en medio del mundo pero
fuera del mundo, el Opus Dei suicidado.
¿Por qué la Obra se desarrolló tan rápidamente
al principio? Porque entonces, recién creada, estaba
efectivamente en medio del mundo -de entonces-, del mundo
del fundador, pero ahora cada vez está más lejos
del mundo. La Opusdeilogía no puede terminar con nuestro
Padre si se quiere que el Opus Dei siga vivo in eternum.
Creo que mi pretensión de cambiar la Obra como macroestructura
no es posible para un miembro de a pié; sólo
el Padre o alguien muy cercano a él podría hacerlo.
Tampoco podemos cambiar "el mundo" y sin embargo
en ello estoy también metida..., pero el mundo, como
la Obra, cambiará y será lo que debe ser cuando
cambiemos sus miembros, uno a uno, de ahí el apostolado
y, respectivamente, de ahí la corrección fraterna.
Por esto he pensado que he de hacer más correcciones
fraternas serias si queremos que en la Obra no se pierda el
rumbo.
Ha de ser como el apostolado dentro de casa. Yo nunca había
personalizado las correcciones de lo que veía mal en
nadie -aunque me he ido dando cuenta de muchas cosas que no
me parecían bien- porque, en realidad, siempre he pensado
que son gente estupenda, con buenísima intención,
y que lo que veía eran peculiaridades perdonables
de la familia y por eso les disculpaba... pero no, la familia
ha de ir comprendiendo, de uno en uno -puesto que cada uno
es el Opus Dei- que, a veces, las costumbres y modos del Opus
Dei avasallan a las personas o se alejan del Evangelio. Ese
es mi propósito desde ahora, advertir de uno en uno,
por los cauces estipulados lo que vea mal. Quizá Dios
me pare los pies desde dentro muchas veces -¡ojalá!
y espero no engañarme- o quizá me los paren
desde fuera en los siguientes pasos... Si esto sucede demasiado
para resistirlo, entonces ya estará claro lo que tengo
que hacer con gran dolor de corazón. Me podrá
la soberbia y... la conciencia. Y yo lo habré intentado.
Besos a todos, sobre todo a Carmen Charo, y sed tambien buenos
los demás.
Boira
(de Jose Antonio)
La Iglesia también se equivoca.
Queridos todos:
La Iglesia también se equivoca, y no pasa nada, porque
para algo tenemos la conciencia individual. La Iglesia se
ha equivocado muchas veces a lo largo de la historia, lo que
pasa es que, a diferencia del Opus, ha sabido reconocerlo,
ha sabido rectificar y, sobre todo, ha pedido perdón.
No obstante, si la conciencia individual le indica a uno
que la Iglesia se equivoca en algún aspecto que no
sea dogma de fe, ¿deberá seguir los dictados
de su conciencia o deberá esperar a que la Iglesia
rectifique? Yo me decanto hacia la conciencia individual,
principalmente porque, dada la lentitud de los cambios de
criterio, es relativamente fácil que uno fallezca antes
de que llegue la rectificación oficial.
Os voy a contar un ejemplo histórico muy ilustrativo,
con anecdotón incluido, de un error de la Iglesia y
de su correspondiente rectificación. El problema es
que la rectificación vino con 40 años de retraso.
Se lo oí a un prestigioso catedrático de Derecho
Canónico, mientras disertaba sobre la doctrina de la
Iglesia relativa al matrimonio plasmada en el "nuevo"
Código de Derecho Canónico del año 1983.
Decía el catedrático que la Iglesia, en los
trabajos preparatorios del que sería el "nuevo"
Código de Derecho Canónico de 1983, había
estudiado el asunto del matrimonio a fondo y finalmente había
decidido cambiar la vieja "teoría de los fines
de matrimonio" (fines que el viejo Código de Derecho
Canónico clasificaba en <primarios> -procreación
y educación de la prole- y <secundarios> -ayuda
mutua y remedio de la concupiscencia-) por la "teoría
personalista" o "teoría de la comunidad de
vida y amor entre los esposos".
En resumidas cuentas, el cambio de planteamiento supuso aceptar
oficialmente que la gente no se casa para tener hijos y educarlos,
ni para ayudarse mutuamente y remediar la concupiscencia,
sino que la gente se casa porque se quiere, por amor, y porque
quieren compartir sus vidas y realizarse plenamente, de lo
cual derivará, como consecuencia lógica la procreación
y educación de la prole (si es que viene), la ayuda
mutua, etc.
Según la nueva teoría, lo que antes se consideraba
esencial (los fines primarios y secundarios) quedaba ahora
relegado a un segundo plano, y no con el carácter de
"fin" sino con el carácter de "consecuencia".
Ahora lo esencial son las "personas" de los cónyuges,
su realización en plenitud, y en definitiva que las
personas de los cónyuges establezcan una <comunidad
de vida y amor> (éste es el fin verdadero, si es
que puede hablarse de algún fin).
El anecdotón era el siguiente: La nueva teoría
no era tan nueva. En el año 1945 aproximadamente hubo
un sacerdote librepensador que publicó un libro defendiendo
la mencionada "teoría personalista del matrimonio".
La Iglesia entonces se escandalizó, llamó a
capítulo al sacerdote, lo suspendió de sus funciones
sacerdotales, ordenó retirar de las librerías
el libro en cuestión, y no lo excomulgó de puro
milagro.
En 1983 la Iglesia rectificó su doctrina sobre
el matrimonio. Se dio cuenta que había estado en un
error y asumió como propia la teoría personalista
del matrimonio.
Desde luego merece respeto la rectificación eclesial,
aunque fuera tardía.
Lo que ocurre es que de poco le sirvió al sacerdote
mencionado (si es que todavía vivía), y de poco
les sirvió a quienes siguieron ese criterio de la Iglesia
entre los años 1945 y 1983.
José Antonio.
Hola,
sinceramente lo que me mueve a escribiros es la curiosidad,
ya que soy agnóstica, no estoy bautizada, en ciertos
momentos de mi vida he sentido interes por hacerlo, evidentemente
por una amiga del Opus, a la que considero una de mis mejores
amigas a pesar de lo que decís aqui, pero bueno en
cualquier caso, despues de leer todo, se me han quitado totalmente
las ganas de bautismo, religion y monsergas, que no llevan
a nada.
Mi conclusion, aunque a mi amiga le duela y lo siento, es
que el Opus es una secta que busca poder politico y economico
y que utiliza metodos de captacion archisofisticados porque
capta gente inteligente, en contra de lo que he visto en otras
sectas, y los directores me imagino que vivirán de
lujo a costa del resto, quiero saber si mi conclusion es la
acertada, y si deberia convencer a mi amiga para que se salga,
porque ella esta tan contenta, o disimula estarlo.
Una pregunta a fede si a él no le importa contestarme,
lei en uno de tus escritos que tu tenias una vocacion como
un piano, segun he entendido en la web, la vocacion al opus
no existe, es una comedura de coco porque el opus es una tonteria
segun Satur.
En fin, espero vuestra respuesta, muchas gracias.
Un poco de coña, mi amiga del Opus usa tampax, no
se si vivirá en pecado permanente y por eso está
contenta
Jenn
(de Antrax)
Como dise Aristóteles, cosa es verdadera,
el mundo por dos cosas trabaja: la primera,
por aver mantenençia; la otra era
por aver juntamiento con fembra plasentera.
(Juan Ruiz, Arcipreste de Hita)
Lo cierto es que ignoro dónde diría el Estagirita
una verdad tan palmaria; ni tan siquiera sé si la diría,
o si es que el Arcipreste se inventó la cita con su
reconocida frescura.
Con o sin argumentum auctoritatis, el caso es
que alimentación y sexo se erigen en llaves de la naturaleza
humana desde lo más oscuro de los tiempos. De aquí
que el control de la comida y (con perdón) de la jodienda
garantice el control de la humanidad, o de la parte de este
tumultuoso colectivo que alguien ambicione controlar.
Dos anécdotas recientes ilustran estas afirmaciones,
que considero muy poco arriesgadas: la famosa polémica
del condón con agujerito difundida en Opuslibros y
la teta de la señorita Jackson con sus hilarantes consecuencias.
Opino respecto a la primera que el denostado José
Carlos tiene toda la razón cuando asevera que lo del
agujerito no es cosa sólo del Opus, que eso también
lo opina la Iglesia Católica. Porque esta Iglesia,
como casi todas, siempre ha tenido perfectamente claro que
la imposición de una estricta moral sexual garantiza
mejor que ninguna otra cosa el control de sus fieles. La asociación
de sexo y pecado remata la faena y convierte al creyente en
un sujeto de culpabilidad perfectamente manipulable. Dice
Agustín de Hipona: "Nada rebaja tanto a la mente
varonil de su altura como acariciar mujeres y esos contactos
corporales que pertenecen al estado del matrimonio."
Y se queda tan fresco.
La anécdota de la teta (nada atractiva, por cierto)
de Janet Jackson ha dado un buen pretexto a la administración
Bush para censurar con bucle la emisión en directo
de la gala de los Oscar. Hasta se abrió una investigación
por parte de la Comisión Federal de Comunicaciones.
Y es que el puritanismo doctrinal vigente en Estados Unidos
y sus manifestaciones rituales (in God we trust, God bless
America
) constituye un sólido pilar para el ejercicio
de un poder omnímodo sobre millones de seres humanos.
En el extremo opuesto de la satanización religiosa
del sexo se halla la sacralización de que le han hecho
objeto otras religiones; no olvidemos que Kama-Sutra y Ananga-Ranga
son libros sagrados. Se trata de otra forma de control, pero
también es una forma de apropiación indebida
de un factor básico de la naturaleza humana por parte
de la religión.
Otras grandes religiones monoteistas, como el Islam y el
Judaismo se ocupan con la misma delicada atención a
regular los carnales ayuntamientos de sus fieles. A veces,
hasta límites de auténtica ferocidad, como sucede
en el caso de la ablación clitoridiana practicada aún
por ciertos fanáticos musulmanes. La doctrina judaica
contiene cientos de preceptos sobre días aptos para
el sexo en matrimonio, saludo entre personas de diferente
sexo, emisión seminal nocturna y no sé cuántos
detalles más verdaderamente obscenos.
En el caso del Opus Dei, el absoluto control de sus miembros
y allegados es una auténtica obsesión, motivo
por el cual nada tiene de extraño que se prescriban
normas tan pintorescas como la del agujerito, francamente
inofensiva si se compara, por ejemplo, con la obligación
impuesta a las mujeres de dormir sobre una tabla para frenar
sus inclinaciones sensuales.
Y Dios ahí en medio sin saber a qué carta quedarse.
Me lo imagino sumido en la más absoluta perplejidad:
¡Ah! ¿Qué yo he mandado que en las
bodas musulmanas se proceda a mostrar al público las
pruebas de la virginidad de la chica? ¡Vaya!
¿Qué voy a echar en una caldera de aceite
hirviendo a ese alumno de Tajamar que se la pela como un monito?
¡Pues no me suena!
No recuerdo cuándo
le diría a esa señora judía que si no
tiene una mikvé (pileta ritual) a mano se va a quedar
impura de por vida.
¡Hay que ver las
cosas que, por lo visto, se me ocurren!
Ya sé que esta no es una página contra la Iglesia
Católica, motivo por el cual he extendido la crítica,
exenta de cualquier odio o rencor, pero colmada de escepticismo,
a otras iglesias y credos. En realidad es que estoy bastante
aburrido de tanto secuestro de la naturaleza humana y, para
mayor inri, de la propia hipotética naturaleza divina.
Espero que no se enfaden mucho conmigo.
Antrax
(de Flavia) ortodoxias
Amigos:
Leo en la WEB, desde hace unos días sobre temas diversos
que me resultan de interés (desigual, por cierto) y
desearía comentar algo.
Empecemos por lo más anecdótico, y será
por José
Carlos (6/2), y sus inefables intervenciones:
¡Eureka!, José Carlos, encontraste un punto
en el cual el Opus Dei y la voz oficial actual de la Iglesia
acerca de temas sexuales se encuentran. Claro, que, como sabrás,
respecto de la Iglesia, hay una cosa que se llama "juicio
prudencial", y el cuerpo de las personas es templo de
Dios, no puede ser manipulado, ni violentado, pues esa sacralidad
es el fundamento de la antropología cristiana. Así
que las cosas suelen ser más complejas que lo que se
proclama, montado en el caballo "ganador" de la
"ortodoxia", sobre todo cuando lo que habría
que discutir no se discute, por ejemplo, qué hace el
Opus Dei con los diez mandamientos, con los preceptos del
Evangelio, para empezar. Eso sí, si para vos, lo que
ha de ponerse en cuestión a la hora de hablar de ortodoxias
y heterodoxias es el modo en que se consiguen muestras de
semen con fines médicos, qué se yo, avanti José
Carlos, que esa fineza de juicio muestra hasta dónde
van los que tienen los puños "llenos de verdades".
Carmen Tapia, ipsissima verba.
Luego, me ha llamado la atención el tema
de la carta que escribe Carmen Tapia, como prefacio
a la nueva edición de su libro. No he visto tal nueva
edición, por lo tanto, todas las referencias que tengo
de la carta, son las que se han dado en la WEB.
Sólo quería comentar lo que sigue: probablemente
Carmen Tapia sufra de un síndrome que no me resulta
desconocido, a saber: ¿cómo compaginar la condición
de católica, con la evaluación del Opus Dei
que uno tiene, por vía directa?. Tal vez esa situación
es más apremiante para Carmen Tapia por cuestiones
de índole personal... Ahora... ¿Carmen Tapia
ha dicho que lo escrito por ella en su libro no es verdad?...
¿o ha tratado de lavar la imagen del canonizado Escrivá,
post festum?.
Me temo que, con o sin el "nuevo prefacio" de "Tras
el Umbral", lo dicho, dicho está, y ya hay ríos
de tinta que dicen, que decimos, desdichadamente, que Mons.
Escrivá de Balaguer no parece ser el tipo de persona
que uno supone candidato a ser canonizado.... lo demás,
lo preguntará Dios, a la hora que a cada uno le toque,
y en un lugar en el que el dinero, el poder (del miedo, por
ejemplo), la intimidación, etc., no tienen ninguna
relevancia... esperar a la eternidad entonces, será
la cuestión para algunos. Así de fugaces son
ciertas convenientes "ortodoxias".
Respecto de la experiencia creyente, y aún el sentido
de pertenencia eclesial de los ex socios/as del Opus Dei.
Cuando salí de la Obra, sin tener casi contacto con
ex miembros, pude sin embargo constatar que para los pocos
de los que tenía noticias, su ruptura con la Obra,
significó en muchos casos la ruptura con la fe.
Claro, no es nada sencillo desmontar el dispositivo de identificación
entre Dios, la experiencia creyente católica, y la
versión opusdeiana del asunto. Tal vez, (y ya son tantos),
uno de los aspectos más nefastos de la Obra es el servirse
de cosas legítimas y buenas, para fines ilegítimos
y perjudiciales. Por ejemplo, la oración mental cotidiana,
la frecuencia de los sacramentos, la devoción a la
Virgen, son cosas, no sólo legítimas, también
buenas, muy buenas. Pero esas mismas cosas, incorporadas,
devoradas por la "religión" de Escrivá,
terminan alienadas en la institución, terminan hipotecas
a unos fines, como ya he dicho, "humanos, demasiado humanos".
Hablamos de los mismos fines y los mismos procedimientos
y nociones institucionales que uno ha sentido como transmisores
de muerte, no de vida, del Dios cuyo Rostro se ha desfigurado,
hasta ser parte de la pesadilla de la Obra, así como
las mismas prácticas de piedad que recuerdan persistentemente
el contexto en el que fueron vividas, y todo lo que resultó
cubierto, negado, justificado, en la vida de los seres humanos
de carne y hueso, con excusas "sobrenaturales".
El Dios de Jesús, el Dios Viviente, se nos hace extraño
y hasta hostil, pues es muy difícil sentir su misericordia,
descubrir su Rostro verdadero, cuando en esas cuatro letras,
"dios", se ha puesto, se ha reunido, tanto dolor,
mentira e injusticia.
Dice bien Agustina
(6/2), que en un tipo de experiencia como es la de haber pertenecido
al Opus Dei, (en el marco de la individualidad de cada quien),
los pasos y las etapas de "reconstrucción",
para usar la feliz expresión de Aquilina, no están
prefijados.
En mi caso, nunca se produjo un apartamiento de la fe, por
cuestiones inherentes a mi historia, pero muchísimas
veces he tenido que "volver a nacer", volver a descubrir
una imagen de Dios, que tuviera el Rostro de Jesús,
sus gestos, sus palabras, y no las tiranías y estrecheces
de los idolillos del fanatismo opusino.
Reitero, el modo en que el Opus Dei se ha metido en la vida
de los ex miembros, el poder de la institución sobre
los mismos, está ligado a una manera de funcionamiento,
y por ello, según las situaciones en las que cada uno
de nosotros se encuentra, tal poder se "actualiza".
Por eso es necesario comprender su "legalidad",
sus "mecanismos", y así liberarse de esas
ataduras.
Recuerdo que durante un año entero, después
de un tiempo de gran tensión interior, me propuse "tomarme
vacaciones de Dios"... ¿Qué significaba
eso?. No "pensar" sobre Dios, no "examinarme",
no hacer "propósitos", no tratar de "adquirir
tal o cual virtud", sino hacer silencio, escuchar, hacer
contacto con mis sentimientos, leyendo el Evangelio, figurándome
con la imaginación, como recomienda Santa Teresa, las
escenas de la vida de Jesús, de la Virgen. No discurrir,
no resolver nada, dejarme estar en esa experiencia de permanecer
con Él, sin imprimirle atributos, voluntades, deseos,
mandatos, sin establecer mediaciones.
Me detenía en esa época, muy en particular,
en aquellos pasajes bíblicos en los que el Señor
pasa, pero no está del todo... en el que Dios revela
su trascendencia, estando cerca, pero no dejándose
limitar por nada ni por nadie. La lucha de Jacob con el ángel,
Moisés en el Horeb, Elías en el Carmelo, en
el Antiguo Testamento, entre otros pasajes; y en el Evangelio,
esas escenas de espera, de reconocimiento, de peregrinación;
como la de las santas mujeres, que no pueden correr la piedra
del sepulcro, y están ahí sentadas, esperando
a Jesús, diligentes, expectantes contra toda esperanza;
o María Magdalena y Jesús en el Jardín
lindero al sepulcro: ella reconoce al Señor porque
Él pronuncia su nombre "María" (ese
pasaje es mi preferido), María recupera su verdadero
nombre porque es pronunciado con amor, con respeto,....o los
discípulos de Emaús, que reconocen a Jesús
al partir el Pan, pero deben primero abrirle su corazón
en el camino, como a un amigo desconocido, que les brinda
confianza, y al que después pueden llamar "El
Señor".
En fin, supongo que muchos de nosotros, hemos de "purificar"
nuestra imagen de Dios, nuestra "idea" de la experiencia
creyente, como otras tantas cosas que hemos de sanar. Hemos
de hacer lugar en nuestro interior para la libertad y la verdad,
contra las funcionales "ortodoxias" que han encerrado
al Señor en la prepotencia, en la egolatría,
que han reducido al Señor a un ídolo, que no
habla, ni ve, ni escucha, si no es por las vías que
establecen sus sostenedores. Nada nuevo bajo, el sol, eso
sí, formas nuevas, con todo, los ídolos siempre
tienen los pies de barros, no importa cuán elaborado
sea su diseño.
Dos vivencias personales quiero compartir, inmediatamente
posteriores a mi salida:
- en mi primera confesión con un sacerdote que no era
del Opus Dei, un sacerdote mayor, formador él, religioso
de los Cooperadores Parroquiales, luego de que yo me hube
acusado de mis pecados, me dijo: "¡Hija mía!.
Sos muy buena fiscal, pero estamos en una confesión,
no en un juicio". He de comentar que desde mi primera
confesión, a las 6 o 7 años, hasta mi salida
a los 20 años, sólo me había confesado
con sacerdotes de la Obra - sólo una vez, estando todavía
dentro y con mucha inquietud interior, me confesé con
un sacerdote de "fuera" (¿fuera de qué?),
y me ligué el reto del caso-. Aquel breve y espontáneo
comentario del experimentado sacerdote, me hizo ver cómo
en la Obra todo es "judicializado", también
la vida sacramental, también la confesión, y
de la "gracia de Dios", ni noticias.
- respecto de las Normas de piedad, cuando salí, no
las seguí haciendo tal cual, pero no dejé de
rezar, eso sí, fue impresionante, en el sentido cabal
del término, vivir la oración sin sentir la
"obligación". Enseguida aprendí a
rezar el Oficio Divino, la Liturgia de las Horas, que es hoy
mi modo cotidiano de orar, en unión con la Iglesia
Universal, santificando las horas del día. Luego, la
oración y las prácticas de piedad son para la
Obra instrumentos de disciplinamiento, por eso, poder vivirlas
en libertad, es una verdadera conquista, y no siempre es fácil
o simple.
Lo dicho no significa que la experiencia creyente de todos
los miembros de la Obra sea una falsedad, o cuestiones por
el estilo.
Lo que afirmo es que la vida espiritual, las prácticas
de piedad, la vida sacramental, son instrumentalizadas institucionalmente
en la Obra, para disciplinar, para cohesionar, para uniformar,
etc., y que este modus operandi es propio del Opus Dei, y
constituye una deformación de la vida creyente. Lo
que en cada individuo excede este diseño, ocurre por
la gracia de Dios y la calidad de las personas, pero no por
mor de las doctrinas y praxis de la Obra al respecto.
En fin, quería comentar estas cosas, pues cada día
constato que tantos temas que han sido y son claves para mí,
en mi tarea de reconstrucción de los efectos nocivos
de la experiencia del Opus Dei, van apareciendo, se van comunicando
y discutiendo en la WEB, se va aportando claridad sobre ellos,
y esta constatación me anima a seguir andando en la
vida, y me despierta una inmensa gratitud por todo lo que
cada uno de nosotros y nosotras ponemos, en los escritos,
en los correos, en los diversos modos de la participación,
y por supuesto, un gratitud muy señalada para la cotidiana
labor de los orejas.
Copio más abajo una bendición atribuida a esa
gran mujer celta, mujer de Dios, que fue Santa Brígida
de Kildare, para todos los que estamos en búsqueda,
para todos los que hemos de andar mucho, para encontrar, no
el camino, si no al caminante, en la conciencia de que la
"vía recta", la tan mentada "ortodoxia",
puede hallarse en un "corazón ancho", que
hace lugar para todos, que mira al mundo y cuanto hay en él,
con una mirada amorosa, como aquella que el Señor dirigió
a tantas y tantos en esta tierra: "Que los pobres bailen
con los ángeles".
Ex corde
Flavia
Bendición atribuida a Santa Brígida de
Kildare (A.D. 523).
"Quisiera un enorme lago de fina cerveza
digna de un rey de reyes.
Quisiera una mesa con las mejores viandas
digna de la familia celestial.
Que la cerveza se haga con los frutos de la fe
y que las viandas sean amor que perdona.
Invitaré a los pobres a mi festín
porque ellos son los hijos de Dios.
Invitaré a los enfermos a mi festín
porque ellos son la alegría de Dios.
Dejad que los pobres se sienten al lado de Jesús
y que los pobres bailen con los ángeles.
Dios bendiga a los pobres,
Dios bendiga a los enfermos,
y que Dios bendiga a los hombres todos.
Dios bendiga nuestro alimento,
Dios bendiga nuestra bebida,
Que Dios abrace los lugares todos."
Poco a poco me voy animando y voy escribiendo
recuerdos sobre mi fugaz paso por el opus dei. Cinco años
menos cuatro días no son nada comparados con toda una
vida. Fueron años de adolescencia y de primera juventud.
De ilusiones y de diversión. Pero yo no voy a contar
una historia concienzuda y argumentada sino que mi historia
es muy simple.
Antes de empezar debo decir que durante muchos años
he omitido hablar del Opus con otra gente. Ni bien ni mal.
Prefiero estarme calladito porque cuando me salí, siempre
que hacía una crítica a la obra, mi padre que
siempre estuvo frontalmente en contra de la sacrosanta institución-
me contraatacaba diciéndome que los peores críticos
eran los rebotaos. Así que, para que no se confundieran
mis razones con pretendidos resentimientos, opté por
guardar silencio sobre el tema y dejarlo correr. Al fin y
al cabo la cosa ya estaba superada. Pero ahora, con el tiempo,
voy recordando el pasado. Y me apetece escribir las cosas
tal y como yo las vi a pesar de que la memoria haya olvidado
numerosos detalles.
Ya en el mes de junio les escribí la primera carta
de las cuatro que, con esta, les he escrito. Allá contaba,
recién descubierta la página, que nací
en el seno de una familia acomodada de Valencia, que era el
cuarto hijo de cinco y que mi infancia transcurrió
con normalidad. Fui al colegio Maristas. Y de pequeño
fui a campamentos de la extinta O.J.E. y posteriormente entré
en contacto con el movimiento Junior. Con posterioridad, un
compañero del colegio que ahora es cura numerario empezó
a llevarnos a bastantes compañeros del colegio por
el club Collvert. Por lo menos íbamos 10 ó 12
de Maristas al club. Muchos pitamos. Pero de los que pitamos
en la actualidad únicamente queda el que nos llevó
porque es lo cierto que nos acabamos saliendo todos.
Así fue como comencé a ir por el club de bachilleres:
a pasar ratos agradables con los amigos del colegio y con
otros amigos que fui haciendo en el club. Poco a poco la cosa
fue a más: primero una meditación, luego te
invitan a la tertulia de los sábados (en aquella época
se veía heidi en el club), comienzas a hablar con el
cura que era un tipo majete y enrollao. Vas al cine los sábados,
a estudiar entre semana, a la meditación de los viernes,
al futbito otro día, a noséqué otro y
poco a poco te vas integrando en el ambiente. Una convivencia
en Rocafort, círculos, otra convivencia en La Lloma,
una excursión, la catequesis en una parroquia (Santa
Ana) de la calle Eduardo Boscá
hasta que, poco
antes de los catorce y medio, se me planteó lo de escribir
la carta. Pues venga, no sea dicho, que además no eres
el primero. Y ya eres de casa.
Yo pité según dije un día 13 de junio
de 1975, festividad de San Antonio de Padua, y por tanto me
dijeron que ostentaba el honor de ser cofundador. Por trece
días, pero cofundador. Al principio no tenía
más importancia porque todos éramos cofundadores,
pero con el tiempo era como un mérito añadido
de cara a las nuevas vocaciones.
La muerte de Monseñor Escrivá la viví
en el club con gran duelo, pero no acabé de entender
lo que había pasado porque era demasiado joven y llevaba
poco tiempo en el jaleo. Sí que recuerdo que al verano
siguiente nos fuimos a Madrid a una tertulia con D. Álvaro
en Tajamar. Y luego a otra en Roma con el UNIV. Pero no nos
desviemos.
Así pues tenía catorce y medio y acababa de
pitar. Más galones. Más integración.
Al fin y al cabo no era más que parte del juego, cada
vez más exigente, eso sí. Entiendo, en definitiva,
que no fueron sino fases que fui superando. Empiezas a poder
entrar a esa parte tan misteriosa como era la zona reservada
a los residentes. Puedes coger publicaciones internas, ¡puedes
merendar! de cuando en cuando, puedes acudir a según
qué ceremonias (preces) y a según qué
retiros mensuales. Empiezas a ser más valorado.
Es como lo de la admisión y la oblación. Yo
tardé once meses en hacer la admisión y creo
que dos años desde la admisión en hacer la oblación.
Más pasos, aunque yo no entendí nada más
que, a partir de la oblación, tenía votos renovables
anualmente y que cada vez que cometía un pecado contra
el sexto mandamiento cometía dos: uno contra el sexto
y otro contra el voto. Así que a partir de aquel momento
computé pecado doble para placer simple.
Y el juego continúa. El siguiente paso es ir a los
cursos anuales. Y luego al centro de estudios (en Albalat).
Y hacer el semestre (en Teruel), que no se me olvide. El primer
año de centro de estudios el juego siguió. Recuerdo
especialmente aquellas tertulias piratas en la primera planta
de Albalat hasta altas horas de la noche. Pero el segundo
año el juego ya no fue tan divertido. La cosa se fue
deteriorando, el marcaje se hizo más férreo,
los controles más continuos, la exigencia más
insoportable. Y yo fui madurando. Así que poco a poco
me fui distanciando. Vivía en el centro de estudios
pero no estaba allí más que lo estrictamente
indispensable. Pasaba los días en casa de mis padres
jugando al Risk (juego de estrategia) con hermanos, con primos
o con amigos o me iba con ellos a estudiar a sus segundas
residencias sin avisar a nadie hasta que un buen día
pasó lo que pasó y me fui. El juego se había
acabado.
Hubo muchas cosas que me llamaron la atención de aquella
manera de vivir. Recuerdo especialmente el tema de la sinceridad.
Sobre todo se insistía en los cursos de retiro: hay
que contarlo todo todito todo. Y yo, que ya de natural lo
cuento todo, todito, todo (me llaman el bocas), tenía
serios problemas para ser salvajemente sincero como se me
exigía en esas ocasiones. Todo era darle vueltas para
ver qué podía contar para cumplir anualmente
con el requisito de sinceridad salvaje. Y algo sacaba. Pero
auténticas chorradas. Ya ves, un chaval que se hizo
socio con 14 años y medio, sin doblez ni engaño,
qué podría no haber contado en todo ese tiempo
de numerario. Y aún así siempre salía
alguna cosilla. Y uno, que es como es, lo contaba y asunto
concluido.
Era como lo de la hoja de normas. Parecía una quiniela.
Y quizá en las épocas de mayor fervor llegué
a rellenarla y a cumplimentar muchas casillas con un 2 si
la cosa había ido rodada, con un 1 si no tan rodada
y con un cero patatero si me la había fumao. En épocas
ni siquiera rellenaba las casillas. En otras ni siquiera hacía
el examen y yastá.
También estaba lo del cilicio. Te lo ponías
y te ibas a la sala de estudio. Al principio no parecía
que se hincara mucho, pero poco a poco se iba aposentando
el cacharrillo en la cacha e iba poniéndose de lo más
incómodo. Estaba claro que no había que moverse
para coger otros libros o para atender una llamada o para
vete tú a saber. Mejor quietecito hasta que se cumpliesen
las dos horas y santas pascuas.
Era lo mismo que la ducha de agua fría. En Teruel
no había más narices. Pero en Albalat había
un buen suministro de agua caliente en los baños. El
primer año y la segunda mitad del segundo año
tuve una habitación triple y coincidí con todos
los agraciados con habitación triple en baños
comunes. A veces el que abría la puerta de la ducha
mientras tu esperabas salía envuelto de una nube de
vaho. Toses acusadoras de los que esperaban y el siguiente
pa dentro. El que salía, tratando de no saltarse el
silencio de la noche, medio argumentaba que se había
lavado la cabeza. Pero tate, ahí hay tomate.
Al comenzar el segundo año de centro de estudios me
dieron entre otros encargos el de despertar a los del primer
turno. Eso significaba despertarse poco antes de las seis
e ir habitación por habitación despertando a
los agraciados. No hubo problema los primeros días:
me puse el despertador, lo oí, ¡serviam!, albornoz
y paseo que te crío por las plantas. Hasta que un buen
día sonó el despertador, no lo oí, no
hubo albornoz ni paseo y nadie se despertó. Menos el
cura que, al vivir en otra ala del macroedificio, iba por
libre y tenía su propio despertador. Suerte que ese
mismo día cambiaron de encargado.
Claro que a las seis y media de la madrugada había
veces (las más) que la cosa iba de meditación.
Siempre te quedaba la posibilidad de salirte hasta el pasillo
y de seguirla de pie. O de arrodillarte. Pero había
veces que daba igual porque es lo cierto que he visto arrearse
coscorrones a esas horas a personas que estaban arrodilladas
o que incluso se habían puesto en pie.
Una curiosidad. En esos años yo no tenía pelos
en las rodillas. Siempre me extrañaba (no es que sea
especialmente peludo sino que más bien soy imberbe)
y siempre pensé que en esa zona no salían por
el roce de los pantalones y porque en definitva no era más
que una articulación. Pero hete aquí que, mucho
tiempo después de dejarlo, comprobé que sí
que tenía pelos en las rodillas, que no en los codos.
Y es que tanta genuflexión y tanto arrodillarse trae
eso. Pero para arrodillarse arrodillarse el vía crucis.
Dale que te pego: te adoramos cristo y te bendecimos, que
por tu santa cruz redimiste al mundo
y venga pabajo.
El tema de las correcciones fraternas también era
alucinante. Yo no hacía muchas porque la verdad es
que no veía nada raro incluso en las épocas
en que se hacía campaña de correcciones fraternas.
Pero amigo, yo era una víctima propiciatoria y había
ocasiones en que había una discreta cola para crujirme
a correcciones fraternas. Sobre todo en épocas de campañas.
La mayoría eran ciertas, no digo que no, pero algunas
no eran cómo me las decían, aunque nunca protesté
y siempre di las gracias.
Es como lo de cofundador. El segundo año de centro
de estudios yo era el más viejo de los residentes porque
había estado un año de adscrito. Así
que, cuando extraordinariamente se hacía alguna norma
en común y no estaba ningún director (visita,
preces, vaya usted a saber) yo era la persona que, por antigüedad,
debía decir aquello de Sancta Maria Spes nostra sedes
sapientiae. Pero nunca pude decirlo, siempre se adelantaba
algún listillo. Mejor para mí, pensaba, porque
la cosa no es que me hiciera excesiva gracia.
Qué tiempos. Y qué mayor que me he hecho. Personalmente
recuerdo todo aquello como una experiencia de adolescencia
y de primera juventud. Lo pasé muy bien los primeros
años, hasta que me fui a vivir a un centro de la obra
y la cosa se fue deteriorando. No dudo que hubiera cosas buenas
al principio. De lo que sí estoy seguro es que hubo
algunas cosas malas al final.
Tras salirme estuve un poco descolocado porque ni ellos hicieron
nada por verme ni yo por volverlos a ver. Anduve descolocado
unos meses hasta que me volví a reencontrar con mis
amigos de siempre con los que, a partir de entonces, mantengo
una relación normalizada.
Y eso es todo por el momento. De la obra únicamente
me ha quedado el hecho de que sé rezar en latín
y de que sé cantar la Salve de tres maneras distintas
(la solemne, la popular y la marinera, aunque ésta
la aprendí de mi hermano). Y que conozco las normas
de la Iglesia Católica bastante mejor que el resto
de fieles. Y poco más.
Supongo que se me irán viniendo a la cabeza otros
recuerdos. Tolorines,
por ejemplo, me ha hecho recordar Teruel con mucha más
precisión que mi memoria. Pero no les atormentaré
con nuevos escritos. Al menos por el momento.
Atentamente
ACD
PD.- José
Antonio, no sé si esos padres fueron los míos,
pero lo que sí sé es que mi padre habló
con D. Carlos Cr. Y mi padre le cantó la caña
y medio le avisó que era posible que estuviera cometiendo
un delito de inducción al abandono de familia (mi padre
era juez). Pero bueno, ahora ya es agua pasada y mi padre
ya descansa en paz. Un saludo.
Comentario al escrito de Jose
Carlos del 8-2
En primer lugar tres hurras a Brisa
y la oreja de guardia que contestaron a Jose Carlos, muy cumplidamente,
sobre su comentario del preservativo.
En su contestación nuestro persistente agent
provocateur sigue con su costumbre de refugiarse en
las faldas de la Iglesia (frase de xavier de Barcelona) y
ahora incluso en las del mismisimo Papa.
Para colmo trata de asustarnos con el alejamiento de la web
de las masas de catolicos que creen en todos los
preceptos del catecismo y respetan a la jerarquia.
Ese tipo de catolicos, siempre que no pertenezcan a alguna
secta al uso Opus, Legionarios, kikos etc. estan en grave
peligro de extinción. No se ha enterado. Quedan pocos
linces.
Un saludo especial a Brisa
Brian
No quisiera ya más polemizar sobre
un asunto que en mi opinión es tan mezquino sino decir
farisaico, cual es el de la moralidad de la extracción
de semen.
José
Carlos me acusa de haber sesgado la cita del catecismo,
y entiende que confundo la finalidad objetiva del acto con
los motivos (los cuales no modificarían la moralidad
del mismo, de forma sustancial. Sin embargo, no tiene en cuenta
que lo que transcribí era la propia "definición"
que da el catecismo de la conducta, y según la Real
Academia de la Lengua Española, por definición
la "proposición que expone con claridad y exactitud
los caraceres genéricos y diferenciales de una cosa
material e inmaterial". En este caso, según la
definición del catecismo, acto y motivos van unidos
para calificar esa acción de otras. No es un mero supuesto
de intención que no modifica la moralidad.
Cuando Jose Carlos entresaca la frase "uso deliberado
de la facultad sexual fuera de las relaciones conyugales normales"
hay que decir que el propio catecismo la toma prestada de
un documento anterior, para luego seguir hablando del "goce
sexual" como finalidad principal y no se compadece mal
con el criterio expuesto por mi y apoyado por Haring de que
no estamos en el
masaje para la obtención de semen ante el ejercicio
de una facultad sexual, que sólo se califica por su
finalidad. Es así que transcribo ahora todo el párrafo
del Catecismo:
"2352 Por masturbación se ha de entender la excitación
voluntaria de los órganos genitales a fin de obtener
un placer venéreo. Tanto el Magisterio de la
Iglesia, de acuerdo con una tradición constante, como
el sentido moral de los fieles, han afirmado sin ninguna duda
que la masturbación es un acto intrínseca y
gravemente desordenado. El uso deliberado de la
facultad sexual fuera de las relaciones conyugales normales
contradice a su finalidad, sea cual fuere el motivo que lo
determine. Así, el goce sexual es buscado aquí
al margen de la relación sexual requerida por
el orden moral; aquella relación que realiza el sentido
íntegro de la mutua entrega y de la procreación
humana en el contexto de un amor verdadero (CDF, decl.
"Persona humana" 9).
Para emitir un juicio justo acerca de la responsabilidad
moral de los sujetos y para orientar la acción pastoral,
ha de tenerse en cuenta la inmadurez afectiva, la fuerza de
los hábitos contraídos, el estado de angustia
u otros factores psíquicos o sociales que reducen,
e incluso anulan la culpabilidad moral."
No he subrayado nada. Que cada cual saque sus conclusiones.
Al menos existe el principio probabilista de "in dubio,
favor libertatis".
S.C.
¿Podemos cambiar de posición?
Leo con sorpresa en la web que la nueva edición del
libro de María del Carmen Tapia (Tras el umbral) incluye
una serie de rectificaciones y matizaciones sobre los contenidos
originales.
No he podido leer la última edición, pero con
los datos disponibles me permiten volver a reflexionar sobre
un tema que subyace en los debates de la web. En efecto, hace
algunos meses (27-XI-2003) envié un
correo sobre las bases del diálogo, en el que
esquematizaba las cuatro posiciones básicas de los
ex miembros de la Obra en las relaciones con Dios, la Iglesia
y la Obra. Pensaba en ese momento que distinguir entre esas
cuatro posiciones básicas que admiten variaciones
y matices- sería de gran ayuda para entablar un diálogo
respetuoso y evitar malos entendidos entre nosotros.
Aceptada la diversidad de posiciones que asumen los distintos
ex miembros, el caso de María del Carmen plantea una
nueva cuestión: ¿es posible y legítimo
que una misma persona cambie de posición a lo largo
de su vida? ¿Es reprochable, por ejemplo, que una persona
que tenía dudas sobre la santidad de Escrivá
se decante luego, con el paso de los años, por acatar
la decisión del Papa dentro de los alcances que la
propia Iglesia da a sus canonizaciones?
En mi opinión, es no sólo posible sino legítimo
y respetable el cambio. No creo que debamos caer en descalificaciones
hacia alguien por el mero hecho de mutar de posición.
En todo caso, me parece mejor analizar cuales son los argumentos
que justifican el cambio y un dialogar sobre ellos.
Crítico constructivo.
Discrepo con Evaristo
Querido Evaristo
(8-II):
No estoy de acuerdo contigo en tu acusación de censura
a la web. He de reconocer que, a pesar de que algunas voces
han pedido silenciar mis correos, los Orejas nunca han accedido
por un respeto a la libertad de expresión que es encomiable.
Se me ha publicado todo lo que he mandado, y te puedo asegurar
que no es porque no les moleste. Quizá sea verdad lo
que te dicen, que procuran no publicar insultos ni cosas de
mal gusto (aunque alguno que otro se les escapa, nadie es
perfecto). ¿Por qué no intentas escribir con
corrección, que seguro que tienes muchas cosas buenas
que decir?
José Carlos
NOTA: cuando el oreja que está de
guardia contesta a alguno de los correos, su comentario va
en cursiva y es la opinión personal del oreja
que contesta. Lo hace expresando su opinión como
uno más de los que escribís, no como línea
editorial de la web. Sus opiniones son igual de personales
-y criticables y respetables- como las opiniones que se vierten
en los correos que se reciben.
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