TUS ZONAS ERRÓNEAS
W. Dyer
CAPÍTULO IX.
TERMINANDO CON LAS POSTERGACIONES. AHORA MISMO.
No es necesario derramar una sola gota
de sudor para postergar hacer cualquier cosa.
¿Te encuentras tú en la categoría de
los que postergan todo? Si eres como la mayoría de
la gente, la respuesta es sí. Pero es muy posible también
que preferirías no vivir con la ansiedad que produce
el postergamiento de las cosas. Puede que te des cuenta de
que estás postergando muchas cosas que quieres hacer,
y sin embargo por algún motivo, simplemente sigues
suspendiendo la acción. Este asunto de las dilaciones
es una de las facetas más preocupante de la vida. Si
te cuentas entre los casos graves de los que padecen este
mal, seguro que no pasa un día sin que te digas a ti
mismo:
"Yo sé que tendría que hacer eso o aquello
y no lo hago, pero ya me llegará el momento".
Tu zona errónea de "postergación"
es de las más difíciles de achacar a las fuerzas
externas. Es toda tuya, tanto la postergación en sí
como la incomodidad que ésta te produce.
La zona errónea de la postergación es lo más
cerca que se puede llegar a una zona errónea universal.
Hay muy poca gente que puede decir con honestidad que no realiza
postergaciones a pesar de que a la larga le resulten contraproducentes
y malsanas. Como en todas las zonas erróneas, el comportamiento
en sí no es malsano. El hecho de postergar, en realidad,
ni siquiera existe. Uno simplemente hace cosas, y las que
no hace, simplemente no están hechas en vez de postergadas.
El comportamiento neurótico es simplemente la reacción
emocional que lo acompaña y la inmovilización
que produce. Si sientes que postergas las cosas que tienes
que hacer, y te gusta postergarlas, y no sientes culpa por
ello, ni ansiedad ni molestias, pues entonces sigue postergando
lo que tienes que hacer y pasa por alto este capítulo.
Sin embargo para la mayor parte de la gente, las tácticas
dilatorias o el postergar lo que tienen que hacer son en realidad
una manera de evadirse, de vivir los momentos presentes lo
más intensamente posible.
ESPERANDO, DESEANDO Y QUIZÁ
Tres frases neuróticas típicas del hombre
que posterga y vacila componen el sistema de apoyo que sirve
para mantener el comportamiento dilatorio.
"Quizá las cosas se solucionarán solas."
"Espero que las cosas vayan mejor." "Deseo
que se arreglen las cosas."
He aquí los deleites de quien posterga. Cuando dices
"quizás", "espero", o "deseo",
puedes usar estas palabras como razonamientos para no hacer
nada en el presente. Pero los deseos y esperanzas no son más
que una pérdida de tiempo, ilusiones vanas de los que
viven en un mundo ficticio.
Nunca nadie logró nada, con ninguna de estas palabras
por más veces que las repitiera. En realidad éstas
sólo sirven para evitar tomar cartas en el asunto y
realizar las tareas que tú has decidido que tienen
la suficiente importancia para estar en la lista de las actividades
de tu vida.
Tú puedes hacer lo que te propongas. Eres fuerte
y capaz. No eres frágil ni quebradizo. Al postergar
para un momento futuro lo que quisieras hacer ahora, te entregas
al escapismo, a la autoduda, y lo que es peor aún al
autoengaño. Tu zona postergatoria es un movimiento
que te impide ser fuerte en el momento actual, en tu ahora,
y te impulsa en dirección de la esperanza de que las
cosas mejorarán en el futuro.
LA INERCIA COMO ESTRATEGIA PARA VIVIR
He aquí una frase que puede lograr mantenerte inerte
en tus momentos presentes: "Esperaré y mejorarán
las cosas". Para algunos esta actitud se convierte en
una forma de vida, siempre están postergando algo que
harán en un día que nunca ha de llegar.
Mark, un paciente que atendí hace poco, vino a mi
consulta quejándose de lo desgraciado que era en su
matrimonio. Mark era un cincuentón que llevaba casi
treinta años de casado. Cuando empezamos a hablar sobre
su vida conyugal me di cuenta de que los motivos de las quejas
eran muy antiguos. "Nunca anduvo bien, ni al principio",
me dijo en un momento dado. Le pregunté a Mark por
qué había seguido con su mujer durante tantos
años. "Tenía la esperanza de que las cosas
mejorarían", me confesó. Casi treinta años
de esperanzas y Mark y su mujer seguían siendo desgraciados.
Cuando hablamos más sobre la vida de Mark y sobre
su matrimonio, él me reconoció que hacía
como diez años que era impotente. Le pregunté
si alguna vez había buscado ayuda profesional para
su problema. No, él simplemente había evitado
tener relaciones sexuales por más y más tiempo
esperando que el problema se solucionaría solo. "Yo
estaba seguro de que las cosas mejorarían" ,me
dijo Mark como un eco de su primer comentario. Mark y su matrimonio
representan un caso clásico de inercia. Se evadía
de sus problemas y justificaba esta evasión diciendo:
"Si espero un tiempo sin hacer nada, quizá las
cosas se solucionarán solas". Pero Mark aprendió
que las cosas no se solucionan nunca solas. Se quedan exactamente
como están. Como mucho, las cosas cambian, pero no
mejoran.Las cosas en sí (circunstancias, situaciones,
sucesos, gente) no mejoran nunca solas. Si tu vida es mejor
de lo que era, es porque tú has hecho algo constructivo
para mejorarla. Miremos más de cerca este comportamiento
dilatorio y veamos cómo eliminarlo tomando algunas
resoluciones bastante simples. Ésta es una de las zonas
que puedes limpiar con mucho "trabajo mental", ya
que es una zona que tú mismo te has creado, sin ninguno
de los refuerzos culturales que son como el sello de tantas
otras zonas erróneas.
¿CÓMO FUNCIONA LA POSTERGACIÓN?
Donald Marquis dijo que la postergación era "el
arte de estar al día con el ayer". A esto yo le
agregaría, "y de evitar el hoy". Funciona
de la siguiente manera. Tú sabes que hay ciertas cosas
que quieres hacer, no porque otros te lo hayan ordenado, sino
porque las has elegido deliberadamente. Sin embargo muchas
de ellas se quedan sin hacer, a pesar de lo mucho que te digas
a ti mismo que las harás. Decidirte a hacer algo en
el futuro, algo que podrías hacer ahora, es un sustituto
muy aceptable del hecho de hacerlo realmente, y te permite
engañarte a ti mismo no enfrentándote con el
hecho de que en realidad ésta es una componenda y que
no estás haciendo lo que te propusiste hacer. Es un
sistema muy útil que funciona más o menos así:
"Yo sé que debo hacer aquello, pero en realidad
tengo miedo de hacerlo mal, o que no me gustará hacerlo.
Entonces me digo a mí mismo que lo haré en el
futuro, y así no tengo que admitirme a mí mismo
que no lo voy a hacer. Y me es más fácil aceptarme
a mí mismo de esta manera". Éste es el
tipo de razonamiento conveniente pero falaz y engañoso
que puedes poner en juego cuando te enfrentas con que tienes
que hacer algo que es desagradable o difícil.
Si eres el tipo de persona que vive de una manera y dice
que va a vivir de otra en el futuro, tus declaraciones no
tienen contenido. Quiere decir simplemente que eres de las
personas que siempre difieren la acción y que nunca
terminan de hacer las cosas.
Existen, por supuesto, grados de postergación. Es
posible demorar las cosas hasta un punto, y luego terminar
el trabajo justo antes de la última fecha posible.
Esta es también una forma muy común de autoengaño.
Si te permites a ti mismo un tiempo mínimo absoluto
para hacer un trabajo, podrás justificar los resultados
mediocres o inferiores, diciéndote: "Simplemente
no tuve tiempo suficiente". Pero sí tienes tiempo
suficiente. Sabes muy bien que la gente ocupada siempre logra
hacer las cosas. Pero si te pasas el tiempo quejándote
de lo mucho que tienes que hacer (postergando), no tendrás
momentos presentes para hacerlo.
Yo tenía un colega que era un especialista en el
arte de la postergación. Andaba atareado siempre con
montones de asuntos y negocios y hablando de lo mucho que
tenía que hacer. Cuando hablaba de sus cosas los demás
se cansaban sólo de oírlo. Pero al observarlo
de cerca era fácil darse cuenta de que en realidad
mi colega hacía muy poco. Tenía millones de
proyectos en su mente y nunca se ponía a trabajar en
ninguno de ellos. Me imagino que todas las noches antes de
dormirse se engañaba a sí mismo prometiéndose
hacer el trabajo al día siguiente y además terminarlo.
Si no ¿cómo hubiera podido quedarse dormido
con su sistema de autoengaño intacto? Tal vez supiera
que no haría lo que se decía que iba a hacer,
pero mientras jurase que sí lo haría, podía
salvar sus momentos presentes.
Tú no eres necesariamente lo que dices. Tu comportamiento
es un barómetro mucho más adecuado para medir
tu valor. Lo que haces en tus momentos presentes es el único
indicador de lo que eres como persona, Emerson escribió
una vez lo siguiente:
No digas cosas. Lo que eres, relumbra sobre ti mientras
lo haces, y atrona con tal fuerza que no puedo oír
lo que alegas en su contra.
La próxima vez que digas que harás algo, a
sabiendas de que no lo harás, recuerda esas palabras.
Son el antídoto de la postergación.
LOS CRÍTICOS Y LOS HACEDORES
La postergación como forma de vida es una de las
técnicas que puedes usar para evitar el hacer las cosas.
Un no hacedor es a menudo un crítico, esto es, alguien
que se echa para atrás y mira cómo los demás
hacen cosas, y luego elucubra conceptos filosóficos
sobre cómo están haciendo las cosas los hacedores.
Es muy fácil ser crítico, pero ser un hacedor
requiere esfuerzo, riesgos y cambios.
EL CRÍTICO
Nuestra cultura está llena de críticos. Hasta
pagamos para oírlos. Al observarte a ti mismo y a la
gente que está a tu alrededor, toma nota del tiempo
que se le dedica a la crítica en las relaciones sociales.
¿Por qué? Porque sencillamente es mucho más
fácil hablar de cómo actúa otra persona
que ser la que en realidad actúa. Toma nota de las
actitudes de los verdaderos campeones, los que han mantenido
un alto nivel de excelencia durante un largo período
de tiempo. Los Henry Aarons, los Johnny Carson, los Bobby
Fisher, las Katherine Hepburn, los Joe Louis y gente de ese
tipo. Hacedores en el nivel más alto. Campeones en
todo sentido. ¿Acaso se sientan tranquilamente a criticar
a los demás? Los verdaderos hacedores de este mundo
no tienen tiempo para criticar a los demás. Están
demasiado ocupados haciendo cosas. Trabajan. Ayudan a los
que no tienen tanto talento como ellos en vez de criticarlos.
La crítica constructiva puede ser útil. Pero
si has escogido el rol del observador en vez del hacedor,
no estás creciendo. Más aún, podría
ser que estés usando tus críticas para absolverte
a ti mismo de la responsabilidad por tu ineficiencia proyectándola
en los que realmente están haciendo un esfuerzo. Por
otro lado bien puedes aprender a ignorar a los criticones,
los que siempre encuentran faltas en los demás y a
los críticos autoproclamados. Tu primera estrategia
consistirá en reconocer estos comportamientos en ti
mismo y en hacer la firme resolución de eliminarlos
por completo para que puedas ser un hacedor en vez de un crítico
postergador y dilatorio.
EL ABURRIMIENTO: UNA RESULTANTE DE LA POSTERGACIÓN
La vida no es nunca aburrida pero alguna gente escoge aburrirse.
El concepto del aburrimiento implica la incapacidad para usar
el momento presente en actividades que te ayuden a realizarte.
El aburrimiento es una opción, una elección;
algo que tú mismo te impones y es uno de esos elementos
autodestructivos que puedes eliminar de tu vida. Cuando postergas
y vacilas malgastas tus momentos presentes en no hacer nada
como alternativa a la posibilidad de hacer cualquier cosa.
El no hacer nada conduce al aburrimiento.
La tendencia general es echarle la culpa al entorno por el
aburrimiento. "Este pueblo es realmente aburrido"
o "¡Qué orador tan aburrido!". El pueblo
en particular y el orador no son nunca aburridos, eres tú
el que experimenta el aburrimiento y puedes eliminarlo haciendo
alguna otra cosa con tu mente en ese momento.
Samuel Butler dijo: "El hombre que se deja aburrir
es aún más despreciable que el aburrido",.
Haciendo lo que quieres, ahora, o usando tu mente de forma
creativa y nueva, ahora, te aseguras un futuro en el que nunca
más escogerás para ti mismo el aburrimiento.
Como siempre, la decisión está en tus manos.
ALGUNOS TÍPICOS COMPORTAMIENTOS
POSTERGATORIOS
He aquí algunas áreas donde la postergación
como opción es mucho más fácil que la
acción.
- Seguir en un empleo en el que te sientes atrapado y sin
posibilidad de desarrollarte y crecer.
- Aferrarte a una relación que se ha echado a perder.
Seguir casado (o sin estar casado) esperando que las cosas
mejorarán.
- Negarte a hacer algo positivo para solucionar dificultades
de relación en lo sexual, la timidez o en fóbias.
Esperar a que mejoren por sí solas en vez de hacer
algo constructivo al respecto.
- No luchar contra adicciones como el alcohol, las drogas,
las píldoras o el cigarrillo. Decir "Lo dejaré
cuando esté listo para ello", a sabiendas de que
lo postergas porque dudas que lo puedas hacer.
- Postergar trabajos ya sean pesados o livianos como la
limpieza de la casa, o cualquier otra cosa: reparaciones,
coser, cortar el césped, pintar algo; siempre que te
importe que se hagan o no. Si esperas lo suficiente, quizá
se harán solos.
- Evitar un confrontamiento con alguna persona como puede
ser una figura autoritaria, un amigo, un amante, un vendedor
o un funcionario cualquiera. Si esperas, al final no tendrás
que hacerlo, aunque el confrontamiento podría haber
mejorado la relación o el servicio.
- Tener miedo de cambiar situaciones geográficas.
Te quedas en el mismo sitio toda la vida.
- Postergar pasar un día o una hora con tus hijos,
lo que te daría mucho gusto porque tienes mucho trabajo
o estás ocupado en asuntos muy serios. Igualmente no
salir una noche a cenar, o al teatro o algún evento
deportivo con tus seres queridos usando tu "Estoy muy
ocupado" para postergarlo eternamente.
- Decidirte a empezar tu dieta mañana o la semana
próxima. Es más fácil postergarlo que
trabajar para perder los kilos, así que dices: "Ya
lo haré mañana", y ese mañana, claro,
nunca llegará.
- Usar el cansancio o el sueño como excusa para postergar
algo. ¿Te has dado cuenta de cómo te cansas
cuando estás a punto de hacer algo incómodo
o difícil? La fatiga, incluso leve, es un estupendo
recurso postergador.
- Enfermarte cuando te enfrentas con un trabajo perturbador
o molesto. ¿Cómo podrías hacerlo ahora
cuando te sientes tan mal? Al igual que el cansancio del que
hablamos en el párrafo anterior, la enfermedad o el
malestar es una estupenda técnica postergatoria.
- La estratagema de "Ahora no tengo tiempo para hacerlo"
con la que te justificas para no hacer algo porque estás
muy ocupado, aunque seguro que encuentras tiempo para hacer
las cosas que realmente quieres hacer.
- Vivir ilusionado por las vacaciones que te vas a tomar,
un viaje soñado. El año próximo encontraremos
el Nirvana.
- Optar por la postura del crítico y usar tus críticas
para camuflar tu propia negación a hacer cosas.
- Negarte a acudir al médico cuando sospechas que
algo no va bien. Al postergarlo no tienes que enfrentarte
con la realidad de una posible enfermedad.
- No atreverte a acercarte a alguien que quieres. Es lo
que deseas pero prefieres postergarlo y esperar que las cosas
se resuelvan solas.
- Aburrirte en cualquier momento de tu vida. Es ésta
una manera de postergar algo y de usar el evento aburrido
como razón para no hacer algo más divertido
y estimulante.
- Tener el propósito y nunca llegar a ponerlo en
acción de hacer ejercicio en forma regular: "Empezaré
ahora mismo... la semana próxima".
- Vivir completamente dedicada a tus hijos postergando tu
propia felicidad. ¿Cómo nos vamos a dar el lujo
de tomarnos una vacación cuando tenemos que pensar
en la educación de los niños?
MOTIVOS PARA SEGUIR POSTERGANDO LAS COSAS
La racionalización que sirve para postergar lo que
tenemos o queremos hacer está compuesta de una parte
de autoengaño o decepción y de dos partes de
escapismo. Entre las retribuciones más importantes
que nos brinda la política de aferrarnos a esta costumbre
de postergar, se encuentran las siguientes:
- Es evidente que la postergación te permite evadirte
de las actividades desagradables. Puede haber cosas que te
atemorizan o cosas que por un lado te gustaría hacer
y por el otro no. Recuerda que nada es completamente blanco
o negro.
- Puedes sentirte cómodo con tu sistema de autoengaño.
El mentirte a ti mismo te permite no reconocer que en este
momento presente no eres un "hacedor".
- Si continúas postergando cualquier situación
puedes seguir exactamente como estás para siempre.
Así eliminarás la posibilidad de cambios y todos
los riesgos que los acompañan.
- Al sentirte aburrido tienes alguien o algo a quien culpar
por tu infelicidad; de ese modo, trasladas la responsabilidad
desde tu propia persona a la actividad aburrida.
- Al erigirte en crítico, puedes sentirte importante
a expensas de los demás. Es una de las maneras de usar
las actividades y actos de las demás personas como
escalones para elevarte a ti mismo mentalmente. Otra forma
de autoengaño.
- Mientras esperas que las cosas mejoren, puedes culpar
al mundo entero de tu infelicidad: las cosas no se te presentan
nunca bien para ti.
Una gran estrategia para no hacer nada. Puedes evitar totalmente
las posibilidades de fracaso evitando todas las actividades
que implican algún riesgo. De esta manera nunca tendrás
que enfrentarte con la desconfianza que tienes de ti mismo.
- El soñar ilusionado con cosas que pueden pasar
(fantasías de Santa Claus) te permiten retornar a una
infancia segura y protegida.
- Puedes atraerte la simpatía y compasión
de los demás y sentir compasión de ti mismo,
por el estado de ansiedad en que vives al no hacer lo que
te hubiera gustado hacer.
- Puedes justificar un rendimiento mediocre o inferior a
lo aceptable en cualquier actividad que postergues durante
un tiempo suficientemente largo, dejando luego un margen mínimo
de tiempo para hacerlo. "Pero es que simplemente no tuve
tiempo."
- Al postergar algo puedes lograr que otra persona lo haga
por ti. En consecuencia, la postergación se convierte
en una manera de manipular a los demás.
- La postergación de las cosas te permite engañarte
a ti mismo hasta convencerte de que eres distinto de lo que
eres en realidad.
- Al no hacer algún trabajo puedes evitar el éxito.
Si no triunfas, evitas tener que sentirte bien contigo mismo
y tener que aceptar la posterior responsabilidad que acompaña
al éxito.
Ahora que tienes una idea sobre los motivos que te pueden
haber llevado a postergar las cosas que no te conviene postergar,
podrás empezar a hacer algo para eliminar estas zonas
erróneas tan autodestructivas.
ALGUNAS TÉCNICAS PARA DESHACERSE
DE ESTE COMPORTAMIENTO POSTERGADOR
- Tomar la decisión de vivir de momento a momento,
cinco minutos a la vez. En vez de pensar en trabajos que se
harán "a la larga", piensa en el momento
actual y trata de pasar un período de cinco minutos
haciendo lo que quieres, rehusando postergar cualquier cosa
que pueda brindarte una satisfacción.
- Ponte a hacer algo que has estado postergando. Empieza
a escribir una carta o un libro. Te darás cuenta de
que muchas de tus postergaciones fueron innecesarias ya que
lo más probable es que encuentres que el trabajo que
estabas postergando en realidad es muy agradable de hacer
y lo estás disfrutando. El empezar simplemente a hacer
te ayudará a eliminar la ansiedad que te inspira el
proyecto.
- Pregúntate a ti mismo: "¿Qué
es lo peor que me podría pasar si hiciera lo que estoy
postergando ahora?". La contestación es por lo
general tan insignificante que muy posiblemente te dará
un espaldarazo que te incitará a la acción.
Piensa en los motivos que tienes para tener miedo de hacer
algo y con sólo eso dejarás de aferrarte a ellos.
Date a ti mismo un tiempo específico (digamos los miércoles
de 10 a 10.15 de la noche) que dedicarás exclusivamente
a la tarea que has estado postergando.
Verás que los quince minutos de esfuerzo dedicados
exclusivamente a algo a menudo son suficientes para hacerte
pasar el bache de la postergación.
- Piensa en ti mismo como en un ser demasiado importante
y significativo como para seguir viviendo lleno de ansiedad
por las cosas que tienes que hacer. De modo que la próxima
vez que estés perturbado por la ansiedad de la postergación,
recuerda que la gente que se ama a sí misma no se hiere
de esa manera. Observa cuidadosamente tu realidad actual.
Decide qué es lo que estás evitando en tus momentos
actuales y empieza a enfrentarte con tu miedo a vivir eficientemente.
El postergar la acción es sustituir el presente por
la ansiedad respecto a algún acontecimiento que pueda
suceder en el futuro. Si el acontecimiento se convierte en
presente, la ansiedad, por definición, tiene que desaparecer.
- Deja de fumar... ¡ahora! Empieza tu dieta... ¡en
este mismo momento! Deja la bebida... ¡en este instante!
Deja de leer este libro y haz inmediatamente uno de los ejercicios
de la serie que proyectas dentro de tu programa de ejercicio.
Así es como te tienes que enfrentar con tus problemas...
actuando, ¡ahora mismo! ¡Hazlo! El único
que te impide hacer cosas eres tú mismo y las opciones
neuróticas que has elegido porque no crees que eres
tan fuerte como lo eres en la realidad. Qué simple...
¡simplemente ponte a hacerlo!
- Empieza a usar tu mente de forma creativa en lo que antes
eran circunstancias aburridas. Si estás en una reunión
aburrida, cambia el ritmo de la misma haciendo una pregunta
pertinente, u ocupa tu mente en pensamientos estimulantes
como escribir un poema, o memorizar veinticinco números
de atrás para adelante, simplemente como entrenamiento
de la memoria. Decide que nunca más te aburrirás.
- Cuando alguien te empieza a criticar, haz esta pregunta:
"¿Tú crees que ahora me hace falta un crítico?,".
O cuando te descubres siendo tú mismo el crítico,
pregúntale a la persona que está contigo si
quiere oír tu crítica y si así es, por
qué. Esto te ayudará a pasar de la columna de
la crítica a la de la acción. Observa tu vida
cuidadosamente. ¿Estás haciendo ahora lo que
estarías haciendo si supieras que sólo tienes
seis meses de vida? Si no es así, lo mejor que puedes
hacer es empezar ahora mismo puesto que, relativamente, eso
es todo lo que tienes. Dada la eternidad del tiempo, treinta
años o seis meses dan lo mismo; no hay ninguna diferencia
entre los dos espacios de tiempo. El espacio total de tu vida
es sólo como un punto en el tiempo. No tiene sentido
postergar nada.
- Ten el valor de emprender una actividad que hayas estado
evitando hasta ahora. Un acto de valor puede eliminar todo
ese temor. Deja de decirte a ti mismo que tienes que funcionar
bien. Recuérdate que hacer es lo importante.
- Decide que no estarás cansado hasta el momento
antes de meterte en cama. No te permitas usar la fatiga o
la enfermedad como un escape o para postergar hacer algo.
Puede que descubras que cuando te saques de encima el motivo
de la enfermedad o del cansancio (es decir, el evitar una
tarea), los problemas físicos desaparecen como por
arte de magia.
- Elimina las palabras "esperanza", "deseo"
y "quizá" de tu vocabulario. Ésos
son los instrumentos que usas para postergar. Si descubres
que estas palabras se están deslizando en tu vocabulario,
cámbialas por nuevas frases. Por ejemplo, cambia:
"Espero que se arreglarán las cosas" por
"Haré que se arreglen".
"Me gustaría tanto que las cosas fueran mejores,
de otra manera" por "Voy a hacer lo siguiente para
sentirme mejor".
"Quizás eso resultará bien" por "Haré
que resulte bien."
- Escribe un diario de tu comportamiento crítico
y de tus quejas. Al anotar estas actitudes, conseguirás
dos cosas. Verás en qué forma el comportamiento
crítico aparece en tu vida (la frecuencia, los tipos
de cosas, los sucesos y la gente que tienen relación
contigo en ese sentido). También dejarás de
criticar porque te fastidiará mucho tener que anotarlo
en tu diario.
- Si estás postergando algo que también involucra
a gente (un traslado, un problema sexual, un trabajo nuevo)
reúnete con ellos y pídeles sus opiniones. Ten
el valor de hablar de tus propios temores y constata si las
postergaciones se deben a motivos que existen sólo
en tu cabeza. Si consigues un confidente para que te ayude
con tus postergaciones, realizarás un esfuerzo conjunto.
Muy pronto habrás disipado gran parte de la ansiedad
que acompaña a las postergaciones al compartirlas.
- Haz un contrato con tus seres queridos por el cual te
comprometes a entregarles las mercancías que tienes
para ellos pero que has estado postergando. Haz que cada parte
conserve una copia del contrato y decreta multas para las
infracciones. Ya se trate de asistir a un partido de fútbol,
de salir a cenar fuera, ir de vacaciones o al teatro, te darás
cuenta de que esta estratagema no es sólo útil
sino también muy gratificante para ti ya que te impulsará
a participar en actividades que te pueden resultar placenteras.
Si quieres que el mundo cambie, no te limites a lamentarte.
Haz algo. En vez de desperdiciar tus momentos presentes en
todo tipo de ansiedades inmovilizantes respecto a lo que estás
postergando, hazte cargo de esta odiosa zona errónea
y vive ahora. Sé un hacedor, no una persona que únicamente
desea, espera o critica.
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