TUS ZONAS ERRÓNEAS
W. Dyer
CAPÍTULO VI. EXPLORANDO LO
CONOCIDO
Sólo los inseguros ansían
la seguridad
Puede que seas un experto de la seguridad, un individuo
que evita lo desconocido en aras de saber siempre dónde
va y qué puede esperar al llegar allí. La educación
en nuestra sociedad tiende a entrenarnos desde muy temprana
edad para que seamos cautelosos estimulando la prudencia y
la precaución a expensas de la curiosidad; la seguridad
a expensas de la aventura. Evita lo dudoso, permanece en las
áreas que conoces; no te aventures jamás en
lo desconocido. Estos mensajes tempranos pueden convertirse
en barreras psicológicas que entorpecen de mil maneras
diferentes tu realización personal y tu felicidad en
los momentos presentes.
Albert Einstein, un hombre que dedicó su vida a la
exploración de lo desconocido, dijo en un artículo
titulado "Lo que yo creo" en Forum (octubre 1930).
La experiencia más hermosa es la de lo misterioso.
Ésa es la verdadera fuente de todo arte y toda ciencia.
Podía también haber dicho que es la fuente
de todo crecimiento, animación y estímulo. Pero
demasiada gente identifica lo desconocido con el peligro.
Piensan que el propósito de la vida es ir siempre a
lo seguro y saber siempre dónde van. Sólo los
temerarios se arriesgan a explorar las áreas borrosas
de la vida, y cuando lo hacen, acaban muy sorprendidos, heridos
y lo que es peor, mal preparados. Cuando de pequeño
eras miembro de las Brigadas de Exploradores (Scouts) te decían
"tienes que estar preparado". Pero ¿cómo
puedes prepararte para lo desconocido? ¡Obviamente no
puedes hacerlo! o sea, que evítalo y así nunca
acabarás pegándote un chasco. Anda a lo seguro,
no corras riesgos, sigue los caminos trazados en el mapa,
aunque sea aburrido.
Puede que te estés empezando a aburrir de tanta seguridad,
de saber cómo será cada día aun antes
de que lo vivas. No puedes crecer y desarrollarte si sabes
las contestaciones antes de que siquiera te hayan hecho las
preguntas.
Probablemente los tiempos que más recuerdas son aquellos
en los que estabas espontáneamente vivo, haciendo lo
que querías, y esperando con una deliciosa anticipación
lo que pudiera haber de misterioso en el futuro.
Durante toda nuestra vida, escuchamos los mensajes culturales
de la seguridad. Empiezan en la familia y luego los educadores
los refuerzan. El niño aprende a evitar todo lo que
sea experimentación y la sociedad le apoya en todo
lo que pueda hacer para evitar lo desconocido. No te pierdas.
Conoce las respuestas apropiadas. Quédate con la gente
como tú. Si todavía sigues aferrado a estos
incentivos de seguridad, piensa que ha llegado el momento
de liberarte de ellos. Desecha la idea de que no puedes intentar
nuevas y dudosas maneras de comportarte. Puedes si eliges
hacerlo. Empieza con la comprensión de los reflejos
condicionados que te sirven para evitar nuevas experiencias.
APERTURA A LAS NUEVAS EXPERIENCIAS
Si crees totalmente en ti mismo, no habrá nada que
esté fuera de tus posibilidades. Toda la gama de la
experiencia humana es tuya y puedes disfrutarla si decides
aventurarte en territorios que no te ofrecen garantías.
Piensa en las personas que son consideradas como genios y
que fueron espectacularmente eficientes y positivas durante
su vida. No eran personas que sólo podían hacer
bien una cosa. No eran de los que evitan lo desconocido. Benjamín
Franklin, Ludwing van Beethoven, Leonardo da Vinci, Jesucristo,
Albert Einstein, Galileo, Bertrand Russell, George Bernard
Shaw, Winston Churchill, estos y muchos como ellos fueron
pioneros que se aventuraron en nuevos e inciertos territorios.
Eran personas como tú, apartadas de los demás
mortales sólo porque estaban dispuestos a atravesar
áreas donde los demás no se atrevían
a poner el pie. Albert Schweitzer, otro hombre del renacimiento,
dijo una vez: "Nada de lo humano me es extraño".
Puedes mirarte a ti mismo con ojos nuevos y abrirte a nuevas
experiencias que nunca llegaste a pensar que podrían
estar dentro de tus posibilidades como ser humano, o puedes
seguir haciendo las mismas cosas, de la misma manera, hasta
que te entierren. Es un hecho que los grandes hombres no recuerdan
a ningún otro, no hacen pensar en ningún otro,
y su grandeza generalmente es perceptible por la calidad de
sus exploraciones y por la temeridad con que exploraron lo
desconocido.
El abrirte a nuevas experiencias implica abandonar totalmente
la noción de que es mejor tolerar lo que nos es familiar
que trabajar para cambiarlo porque el cambio está cargado
de inseguridades. Quizás hayas adoptado la postura
de que el ser (tú mismo) es frágil, y que es
fácil que se rompa si penetra en áreas en las
que nunca ha estado antes. Éste es uno de tantos mitos.
Tienes la fuerza de un coloso. No te vas a desmoronar o deshacer
si te encuentras con algo nuevo. De hecho tienes mejores posibilidades
de evitar colapsos psicológicos si eliminas parte de
la rutina cotidiana de tu vida. El aburrimiento es debilitante
y malsano psicológicamente. Una vez que pierdes interés
en la vida no será difícil quebrantarte. No
sufrirás ese mitológico colapso nervioso si
le agregas a tu vida el condimento de la incertidumbre.
También puede que hayas adoptado la mentalidad de
"si es algo fuera de lo común tengo que evitarlo,",
que inhibe tu disponibilidad ante nuevas experiencias. De
ese modo, cuando ves a unos sordos usando su lenguaje de señas
para conversar, los mirarás con curiosidad pero no
tratarás de hablar con ellos. Igualmente, cuando te
encuentras con gente que habla un idioma extranjero, en vez
de hacer lo posible y tratar de comunicarte con ellos de alguna
manera, lo más probable es que te alejes de ellos y
evites la gran incógnita que significa la comunicación
en un idioma que no es el tuyo. Hay un sinfín de actividades
y de gente que son consideradas tabú simplemente porque
se desconoce lo que son. Así, los homosexuales, los
travestís, los minusválidos, los retardados,
los nudistas, están dentro de la categoría de
lo oscuro. Tú no estás muy seguro de cómo
hay que comportarse con ellos y por ello evitas su trato.
Quizá también pienses que siempre tienes que
tener una razón para hacer algo; si no, ¿qué
sentido tiene hacerlo? Puedes hacer cualquier cosa simplemente
porque quieres hacerla y por ningún otro motivo. No
necesitas tener un motivo o una razón para hacer lo
que quieras hacer. El buscar motivos para todo es el tipo
de pensamiento que te aleja de las experiencias nuevas y estimulantes.
Cuando eras niño, podías jugar con un saltamontes
una hora entera sin más motivo que tu placer. Podías
subir un cerro o hacer una excursión por el bosque.
¿Por qué? Porque querías hacerlo. Pero
como eres una persona adulta sientes que tienes que tener
una buena razón para hacer las cosas. Esta pasión
por las razones evita que te abras y que crezcas. Qué
libertad da el saber que no tienes que justificarte ante nadie,
ni ante ti mismo, nunca más.
Emerson, en su Diario el día 11 de abril de 1834,
escribió la siguiente observación:
Cuatro serpientes deslizándose de arriba abajo por
una cueva sin ningún motivo aparente. No para comer.
No para hacer el amor... Deslizándose, simplemente.
Puedes hacer cualquier cosa que quieras hacer porque lo
deseas y por ningún otro motivo. Esta manera de pensar
te abrirá nuevas perspectivas de experiencia y te ayudará
a eliminar el miedo a lo desconocido que puede ser la actitud
que hayas adoptado hasta ahora como estilo de vida.
RIGIDEZ CONTRA ESPONTANEIDAD
Observa atentamente tu espontaneidad. ¿Puedes abrirte
a algo nuevo o te aferras con rigidez a tu comportamiento
habitual? La espontaneidad quiere decir ser capaz de ensayar
cualquier cosa de repente, tomando la decisión de hacerlo
en un momento, simplemente porque es algo que te gusta y de
lo que puedes disfrutar. Puedes incluso descubrir que no disfrutaste
haciéndolo pero sí disfrutaste con el hecho
de probarlo. Es muy probable que te ataquen diciendo que eres
un irresponsable y un imprudente, pero, ¿ qué
importa la opinión de los demás si lo estás
pasando maravillosamente bien descubriendo lo desconocido?
Hay mucha gente que por ocupar puestos importantes encuentra
que es muy difícil ser espontáneo. Viven su
vida sometidos a cánones rígidos sin fijarse
en lo absurdas que son muchas de las normas que respetan ciegamente.
Los demócratas y los republicanos apoyan las declaraciones
de los líderes de sus partidos y votan por los postulados
del partido. Los miembros del gabinete que hablan honesta
y espontáneamente se convierten a menudo en ex miembros
del gabinete. Hay pautas oficiales para hablar y pensar y
cualquier pensamiento que se aleje de éstas no es bien
recibido. Los hombres que siempre dicen sí, no son
hombres espontáneos. Sienten un terrible miedo a lo
desconocido. Se adaptan. Ellos hacen lo que se les dice. Nunca
discuten lo que se les dice sino que más bien se aplican
con rigidez a hacer lo que se espera de ellos. ¿Dónde
estás tú en esta dimensión? ¿Puedes
ser tú mismo en esta área? ¿Puedes coger
con espontaneidad las avenidas que no siempre llevan a lo
seguro?
La gente rígida nunca crece. Tienen la tendencia
de volver a hacer las cosas de la misma manera que las han
hecho siempre. Un colega mío que da clases para
maestros graduados a menudo les pregunta a los mayores, los
que han pasado treinta o más años dando clases
en un aula: "¿Han estado ustedes realmente enseñando
durante treinta años o han estado enseñando
un año treinta veces?". ¿Y tú, querido
lector, has vivido realmente 10.000 o más días
o has vivido un día 10.000 o más veces? Ésta
es una buena pregunta que te puedes hacer mientras trabajas
para conseguir una mayor espontaneidad en tu vida.
LOS PREJUICIOS Y LA RIGIDEZ
La rigidez es la base del prejuicio, que quiere decir prejuzgar.
El prejuicio se basa no tanto en lo que uno odia o le desagrada,
ya sean ideas, actividades o gente, sino en el hecho de que
es más fácil y más seguro quedarse con
lo conocido. Esto es, con gente que es como tú. Pareciera
que tus prejuicios trabajaran a tu favor. Te mantienen alejado
de gente, cosas e ideas desconocidas, y además potencialmente
perturbadoras. En realidad trabajan en contra tuya al evitar
que explores lo desconocido. El ser espontáneo quiere
decir que eliminas tus prejuicios y que te permites a ti mismo
conocer y tratar con gente e ideas nuevas. Los prejuicios
son válvulas de seguridad que sirven para evitar las
regiones oscuras o dudosas y para anular el crecimiento. Si
no confías en nadie que no te sea completamente familiar
es porque no tienes confianza en ti mismo cuando andas en
terreno desconocido.
LA TRAMPA DE "SIEMPRE HAY QUE TENER
UN PLAN"
La espontaneidad planificada no existe. Son términos
que se contradicen entre sí. Todos conocemos a gente
que va por la vida con un mapa de carreteras y una lista,
incapaces de modificar su vida ni en una coma de su proyecto
original. Hacer un proyecto no es necesariamente una actitud
malsana, pero enamorarse del proyecto es lo realmente neurótico.
Puede que tengas planeado lo que harás a los 25, 30,
40, 50, 70 años y así sucesivamente, y entonces
simplemente consultas a tu agenda para ver dónde deberías
estar, en vez de tomar una decisión cada día
y creer lo suficiente en ti mismo como para poder cambiar
tus planes. No permitas que los planes o el proyecto sean
más importantes que tú mismo.
Yo tenía un paciente de veintitantos años
llamado Henry. Sufría terriblemente de la neurosis
de hay que tener un plan y, en consecuencia, perdía
muchísimas oportunidades estimulantes y divertidas.
A los veintidós años, le ofrecieron un trabajo
en otro estado. La idea del cambio le aterrorizó. ¿Podría
arreglárselas en Georgia? ¿ Dónde viviría?
Y ¿qué pasaría con sus padres y sus amigos?
El miedo a lo desconocido inmovilizó literalmente a
Henry, y rechazó lo que podía haber sido una
buena oportunidad de progresar haciendo un trabajo nuevo y
estimulante y de vivir en un sitio nuevo, para quedarse donde
estaba. Fue esta experiencia la que impulsó a Henry
a venir a mi consulta. Sintió que la rigidez con que
se sujetaba al plan de vida que se había hecho estaba
anulando su crecimiento; sin embargo tenía miedo de
romper con lo cotidiano y probar algo nuevo. Al cabo de una
sesión exploratoria, descubrimos que Henry era un verdadero
obseso de la planificación. Siempre tomaba el mismo
desayuno, planeaba lo que se iba a poner con días de
anticipación, tenía los cajones de su cómoda
ordenados perfectamente por tamaño y color. Y además
le imponía este plan a su familia. Pretendía
que sus hijos tuviesen las cosas en su lugar y que su mujer
se adaptara a una serie de normas rígidas que él
había elaborado.
Resumiendo, Henry era un ser muy infeliz aunque sumamente
organizado. Le faltaba creatividad, sentido de innovación
y calidez. En realidad, era un plan hecho persona y su meta
en la vida era lograr que cada cosa estuviese en su sitio.
A raíz de su tratamiento de psicoterapia, Henry empezó
a tratar de vivir con un poco de espontaneidad. Se dio cuenta
de que sus planes eran formas de manipular a los demás
y que le servían además para evitar la tentación
de correr riesgos con lo desconocido. Muy pronto fue más
dúctil con su familia dejando que fueran diferentes
de lo que él esperaba de ellos. Al cabo de varios meses,
Henry llegó a postularse para un cargo en una empresa
que requería que viajase con frecuencia. Lo que él
había temido se convirtió en algo apetecible.
Aunque Henry no es, ni mucho menos, una persona espontánea,
ha logrado hacerle frente positivamente a una parte al menos
de su pensamiento neurótico que fomentaba su antigua
forma de existencia completamente planificada. Sigue trabajando
en ese sentido, aprendiendo a gozar de la vida en vez de vivirla
en forma ritualizada.
LA SEGURIDAD: VARIACIONES INTERNAS Y EXTERNAS
En el colegio, hace mucho tiempo, aprendiste a escribir
una composición o un ensayo. Te enseñaron que
necesitabas una buena introducción, parte media de
desarrollo bien organizada, y una conclusión.
Desgraciadamente, puede que hayas aplicado el mismo tipo de
lógica a tu vida llegando a considerar todo el asunto
de vivir como una composición escolar. La introducción
fue tu niñez en la que te estabas preparando para ser
una persona. El cuerpo es tu vida adulta, que está
organizada y planificada como preparación para la conclusión
que sería la jubilación y un final feliz. El
vivir de acuerdo con este plan implica una garantía
de que todo estará bien para siempre. La seguridad,
el proyecto final es para los cadáveres. La seguridad
quiere decir saber lo que va a pasar. La seguridad quiere
decir nada de riesgos, nada de excitaciones, nada de desafíos.
La seguridad significa nada de crecimiento y nada de crecimiento
significa la muerte. Además, la seguridad es un mito.
Mientras seas una persona que vive en esta Tierra, y si
el sistema sigue siendo el mismo, nunca podrás tener
seguridad. Y aunque no fuera un mito sería una horrible
manera de vivir. La certeza elimina la excitación y
la emoción... y el crecimiento.
La palabra seguridad en el sentido que la hemos usado aquí
se refiere a las garantías externas, a las posesiones
como el dinero, una casa y un coche, a baluartes como un buen
empleo o una elevada posición en la sociedad. Pero
hay un tipo de seguridad diferente que sí vale la pena
buscar; y es la seguridad interior que te brinda el tener
confianza en ti mismo y en tu capacidad de solucionar cualquier
problema que se te presente. Ésta es la única
seguridad duradera, la única verdadera seguridad. Las
cosas se pueden deshacer; una depresión económica
dejarte sin dinero; quedarte sin casa, pero tú, puedes
ser una roca de autoestima. Puedes creer tanto en ti mismo
y en tu fuerza interior que las cosas y los demás te
parecerán simples accesorios de tu vida, agradables
pero superfluos.
Haz la prueba con este pequeño ejercicio. Imagínate
que ahora mismo, mientras estás leyendo este libro,
alguien desciende violentamente sobre ti, te desnuda y te
raptan en un helicóptero. Sin previo aviso, sin dinero,
nada más que tú mismo. Supongamos que te llevan
hasta un lugar de la China Roja y te dejan caer en un campo.
Te las tendrías que haber con un idioma nuevo, costumbres
nuevas, un clima nuevo y lo único que tendrías
sería a ti mismo. ¿Sobrevivirías o te
derrumbarías? ¿Podrías hacerte amigos,
conseguir alimentos, vivienda y otras cosas ? ¿ O te
quedarías simplemente echado en medio del campo lamentándote
sobre lo desgraciado que eres por lo que te sucedió?
Si necesitaras seguridad exterior, te morirías porque
te habrían quitado todas tus posesiones. Pero si tienes
seguridad interior y no le tienes miedo a lo desconocido,
entonces sobrevivirías. O sea, que podemos redefinir
el concepto de seguridad diciendo que es el saber que puedes
enfrentarte con cualquier cosa, incluso con el hecho de no
tener seguridad exterior. No caigas en la trampa de ese tipo
de seguridad exterior puesto que te despoja de tu capacidad
para vivir y crecer y realizarte. Echa una mirada a aqueIla
gente que no tiene seguridad externa, gente que no lo tiene
todo planificado. Puede que se pasen de listos. Pero por lo
menos pueden probar cosas nuevas y evitar la trampa de tener
que quedarse siempre con lo seguro.
Jame Kavanaugh, en ¿Quieres ser mi amigo? (Will you
be my friend?), escribe sobre la seguridad en su pequeño
poema titulado Algún día (Some Day).
Algún día yo me iré
Y seré libre
Y dejaré tras de mi a los estériles
A su segura esterilidad
Me iré sin decir dónde voy
Y caminaré a través de un campo baldio para
allí dejar el mundo
Y alejarme luego despreocupado
Como un Atlas sin empleo.
LOS LOGROS COMO SEGURIDAD
Pero "irse" para "ser libre", como dice
Kavanaugh puede ser difícil mientras estés convencido
de que tienes que lograr cosas en la vida. El miedo al fracaso
es poderoso en nuestra sociedad, un miedo que nos fue inculcado
en la niñez y que llevamos a menudo por la vida. Puede
que te sorprenda oír esto, pero el fracaso no existe.
El fracaso es simplemente la opinión que alguien tiene
sobre cómo se deberían hacer ciertas cosas.
Cuando te convenzas de que no hay ningún acto que deba
hacerse de una manera específica, según el criterio
de otras personas, entonces el fracaso será imposible.
Sin embargo, puede haber ocasiones en las que, según
tus propias reglas y medidas, fallarás en la ejecución
de una tarea dada. Lo importante aquí es no parangonar
el acto con el valor de tu persona. El no triunfar en algo
que trataste de hacer no implica tu fracaso como persona.
Se trata simplemente de no haber logrado el éxito en
esa tarea específica y en ese momento presente.
Trata de imaginarte que usamos el fracaso como descripción
de la conducta de algún animal. Supongamos que un perro
ha estado ladrando quince minutos, y que alguien dice: "Realmente
no ladra muy bien. No pasa el examen". ¡Qué
absurdo! Los animales no pueden fracasar porque no hay reglas
para valorar el comportamiento natural. Las arañas
tejen redes, no redes bien hechas o mal hechas. Los gatos
persiguen a los ratones: si les falla uno, simplemente se
van detrás de otro. No se quedan echados quejándose
porque uno se les escapó; ni tienen un colapso nervioso
porque fracasaron. ¡El comportamiento natural simplemente
es! ¿Por qué no aplicas la misma lógica
a tu propio comportamiento y te libras del miedo al fracaso?
El empuje para lograr cosas y triunfar proviene de las
palabras más autodestructivas de nuestra cultura. Tú
las has oído y las has usado mil veces: ¡hazlo
lo mejor que puedas! Esta es la piedra de toque de la neurosis
del éxito y el logro. Hazlo lo mejor posible en todo
lo que hagas. Qué hay de malo en darse un mediocre
paseo en bicicleta o en pasear simplemente por el parque?
¿Por qué no te buscas unas actividades que simplemente
haces en vez de hacerlas lo mejor que puedas? La neurosis
'haz lo mejor que puedas' puede impedirte el probar actividades
nuevas y disfrutar de las viejas.
En cierta oportunidad, traté a una estudiante de
dieciocho años llamada Louann, que estaba completamente
poseída por las normas del logro y el éxito.
Louann era una alumna excelente, que desde el primer día
que puso el pie en el colegio, siempre consiguió las
mejores notas. Dedicaba largas horas a sus deberes y entonces
no tenía tiempo para ser una persona. Era una verdadera
computadora de conocimientos académicos. Sin embargo,
era angustiosamente tímida cuando estaba con amigos,
nunca había flirteado con un chico ni tenido una cita
con nadie. Había desarrollado un tic nervioso que se
ponía en funcionamiento cada vez que hablábamos
de esta parte de su personalidad. Louann había puesto
todo su énfasis en ser una alumna exitosa en menoscabo
de su desarrollo total. Al trabajar con Louann, le pregunté:
"¿Qué es más importante para ti,
lo que sabes o lo que sientes?". Y aunque era la mejor
alumna del curso, sufría de falta de paz interior y
era en realidad muy infeliz. Empezó a concederle algo
de importancia a sus sentimientos, y como era una excelente
estudiante, aplicó a su aprendizaje del nuevo comportamiento
social las mismas normas rigurosas que había aplicado
a sus estudios académicos. La madre de Louann me llamó
un año más tarde y me dijo que estaba muy preocupada
porque por primera vez en su vida Louann había sacado
una nota mediocre, un cinco en su primer año de universidad.
Yo le recomendé que hiciera una gran alharaca al respecto
y que la Llevaran a cenar a un buen restaurante para celebrarlo.
EL PERFECCIONISMO
¿Por qué vas a tener que hacer todo bien?
¿Quién te está marcando los tantos?
Las famosas líneas de Winston Churchill con respecto
al perfeccionismo indican lo inmovilizante que puede llegar
a ser la búsqueda constante del éxito.
La máxima "nada vale aparte de la perfección"
podría deletrearse como PARÁLISIS.
Uno se puede paralizar con la tontería de "hacerlo
lo mejor posible". Quizá puedes asignarte unas
zonas significativas en tu vida en las que realmente quieres
hacerlo lo mejor posible. Pero en la gran mayoría de
las actividades, tener que hacerlo lo mejor posible, o incluso,
tener que hacerlo bien, significa poner un verdadero obstáculo
a la mera posibilidad de hacer. No dejes que el perfeccionismo
te deje a un lado evitando que tomes parte en actividades
que te pueden resultar placenteras. Trata de cambiar "haz
lo mejor que puedas", por simplemente "hazlo".
Perfección quiere decir inmovilidad. Si tienes cánones
de perfección para ti mismo, nunca tratarás
de hacer nada y no harás mucho porque la perfección
no es un concepto que se pueda aplicar a los seres humanos.
Dios puede ser perfecto, pero tú, como persona, no
tienes ninguna necesidad de aplicar esas normas y esos cánones
ridículos de perfección a ti mismo y a tu comportamiento.
Si tienes hijos, no cultives su parálisis y su resentimiento
insistiéndoles que hagan lo más que puedan.
Más bien habla con ellos sobre lo que parece que les
gusta más y trata de estimularlos para que se esfuercen
más en esos campos. Pero en otras actividades, el hacer
es más importante que el triunfar. Enséñales
a jugar al balonvolea en vez de quedarse a un lado mirando
y diciendo: "Yo no valgo para esto". Estimula los
para que practiquen el esquí, o que canten, o dibujen,
o bailen o lo que sea, porque quieren hacerlo, y que no eviten
algo porque quizá no lo hagan tan bien. A nadie se
le debería enseñar a ser competitivo, a tratar
siquiera de hacerlo bien. Más bien, trata de enseñarles
la lección de la autoestima y el orgullo y el placer
en las actividades consideradas importantes por el individuo.
Los niños aprenden fácilmente el mensaje de
confundir su propio valor con sus fracasos. Y por ello empiezan
a evitar las actividades en las que no logran sobresalir.
Y lo que es más peligroso aún, podría
ser que desarrollen poco aprecio de sí mismos, búsqueda
de aprobación, culpabilidad y todas las zonas erróneas
de comportamiento que acompañan al autorrechazo.
Si equiparas lo que tú vales a tus fracasos y tus
éxitos, estarás condenado a sentirte indigno
sin valores. Piensa en Thomas Edison. Si hubiera usado sus
fracasos en cualquiera de las tareas que emprendió
como indicativo de su autoestima después de su primer
intento fallido, se hubiera abandonado a sí mismo,
hubiera anunciado que era un fracasado y renunciado a sus
esfuerzos por iluminar el mundo. El fracaso puede ser productivo.
Puede servir de incentivo al trabajo y a la exploración.
Y puede incluso tildársele de éxito si muestra
el camino que lleva a nuevos descubrimientos. Como dijo Kenneth
Boulding:
Acabo de revisar algunos dichos de sabiduría
popular; uno de los proverbios que estudié es Nada
falla tanto como el éxito porque no aprendemos nada
de él. Lo único que nos sirve para aprender
algo es el fracaso. El éxito sólo confirma
nuestras supersticiones.
Piensa en ello. Sin fracasos no podemos aprender nada, y
sin embargo hemos aprendido a considerar el éxito como
un tesoro y como la única meta posible. Tenemos la
tendencia de esquivar todas las experiencias que pueden acabar
en fracasos. El miedo al fracaso es parte importante del miedo
a lo desconocido. Todo lo que no dé la impresión
de que será un éxito inmediato, debe ser evitado.
Y el tenerle miedo al fracaso significa temer tanto a lo desconocido
como a la desaprobación que te puede acarrear el no
hacerlo lo mejor posible.
ALGUNOS COMPORTAMIENTOS TÍPICOS
DEL "MIEDO A LO DESCONOCIDO" EN NUESTRA CULTURA.
Ya hemos hablado de algunos comportamientos producidos por
el miedo a lo desconocido. La resistencia a probar nuevas
experiencias, la rigidez, los prejuicios, el miedo al fracaso
y el perfeccionismo son subtítulos normales en esta
zona de autolimitación. A continuación, hay
ejemplos específicos más comunes en esta categoría.
Puedes usarla como una lista de control para valorar tu propio
comportamiento.
- Comer el mismo tipo de comida durante toda la vida. Evitar
probar platos nuevos de gustos exóticos limitándose
a los platos tradicionales y describiéndose a sí
mismo con frases como: "Yo soy de los que sólo
comen carne y patatas" o "Yo siempre pido pollo".
Si bien toda la gente tiene predilecciones y prefiere ciertas
cosas, la resistencia a probar comidas desconocidas es simplemente
una señal de rigidez. Muchas personas no han probado
jamás un taco mexicano, o comido en un restaurante
griego o hindú simplemente porque se quedan en el terreno
familiar de lo que están acostumbrados. Abandonar estos
terrenos familiares puede abrirnos un mundo gastronómico
nuevo y estimulante.
- Usar siempre el mismo estilo de ropa. No probar jamás
un estilo nuevo o usar algo diferente. Clasificarte a ti mismo
como un "conservador en el vestir" o un "amante
de la moda," sin cambiar jamás de estilo.
- Leer los mismos diarios y las mismas revistas que mantienen
la misma posición editorial día tras día
sin admitir jamás un punto de vista contrario. En un
estudio reciente, se le pidió a un lector, cuya postura
política era bien conocida, que leyera un editorial
que empezaba apoyando una postura idéntica a la suya.
En medio del editorial, el punto de vista cambió y
una cámara fotográfica escondida reveló
que los ojos del lector se trasladaron inmediatamente a otra
parte de la página. El lector rígido que se
usó en este experimento no podía ni siquiera
considerar la posibilidad de leer una opinión distinta
a la suya.
- Ver las mismas películas (con distintos títulos)
durante toda una vida. Rehusar ver cualquier cosa que pueda
apoyar una creencia filosófica o política distinta,
porque lo desconocido es desconcertante y debe ser excluido.
Vivir en el mismo barrio, o ciudad, o estado, simplemente
porque tus padres y sus padres escogieron esa localidad. Tenerle
miedo a los sitios nuevos porque la gente, el clima, la política,
el lenguaje, las costumbres, o lo que sea, son diferentes.
- Rehusar oír opiniones e ideas que no compartes.
En vez de considerar el punto de vista del otro interlocutor
-"Ejem, nunca pensé en eso"-, inmediatamente
decides que está loco o mal informado. Éste
es un método para evadirse de lo diferente o de lo
desconocido rehusando comunicarse.
- Tener miedo a probar una nueva actividad porque no la
puedes hacer bien. "No creo que lo haría bien;
me quedaré mirando."
- Logros compulsivos en el colegio o en el trabajo. Las
calificaciones son lo más importante. El informe elogioso
importa más que el trabajo bien hecho. Usar las retribuciones
del éxito y los logros en vez de probar algo nuevo
y desconocido sustituyendo lo uno por lo otro. Quedarse en
las zonas seguras porque "Sé que saco buenas notas,
un "notable" seguro", en vez de arriesgarme
a conseguir una nota mediocre embarcándose en una nueva
disciplina.
- Aceptar el empleo seguro donde sabes que vas a tener éxito
y te va a ir bien en vez de apuntarte a una nueva carrera
o empresa corriendo el posible riesgo de fracasar.
- Evitar cualquier persona que clasifiques como desviada,
incluyendo a "maricas", "rojos", "raros",
"negros", "extranjeros,", "hippies",
"judíos", etc., y usar cualquier etiqueta
peyorativa que te sirva como defensa y protección del
miedo a lo desconocido. En vez de tratar de aprender algo
sobre esta gente, les pones una etiqueta con un epíteto
difamatorio y hablas de ellos en vez de hablar con ellos.
- Quedarse en el mismo trabajo aunque no te guste, no porque
tengas que hacerlo sino por miedo a la gran incógnita
que significa un nuevo trabajo.
- Mantener un matrimonio que obviamente no funciona por
temor a lo desconocido, a la soledad. No puedes recordar cómo
es vivir solo y, en consecuencia, no sabes con qué
te encontrarás. Piensas que es mejor seguir con lo
habitual desagradable que adentrarse en un territorio que
potencialmente es solitario.
- Tomar tus vacaciones en el mismo lugar, en el mismo hotel,
en la misma época cada año. En este caso sabes
a qué atenerte y no tienes que arriesgarte a probar
nuevos lugares que tal vez pueden brindarte experiencias agradables.
- Hacer que el criterio para todo lo que haces sea el de
la eficiencia, y el resultado obtenido y no el placer que
te brinda el hacerlo. Sólo haces lo que sabes hacer
bien y evitas lo que no puedes hacer en absoluto o no hacer
muy bien.
- Medir las cosas en términos monetarios. Si cuesta
más, quiere decir que vale más; y en consecuencia,
es una indicación de tu éxito personal. Lo conocido
se puede medir en dólares, mientras que lo desconocido
no se puede calcular desde un punto de vista monetario.
- Tratar de lograr títulos y rangos importantes,
de tener coches caros y vistosos, ropa de lujo y otros símbolos
de "status", incluso si no te gustan estas cosas
y el tipo de vida que conllevan.
- Incapacidad de alterar un plan cuando se presenta una
alternativa interesante. Si te alejas del mapa que está
en tu cabeza pierdes el camino y también tu sitio en
la vida.
- Estar pendiente de la hora dejando que el reloj domine
tu vida. Vivir de acuerdo a un horario que te aleja de la
posibilidad de probar cosas nuevas y desconocidas en tu vida.
Llevar siempre reloj (incluso en la cama) y vivir controlado
por éste. Dormir, comer y hacer el amor según
la hora, sin tener en cuenta el cansancio, el hambre o el
deseo.
- Desechar ciertas clases de actividades sin haberlas probado
jamás.
Éstas pueden incluir cosas tan "raras" como
la meditación, el yoga, la astrología, el backgammon,
el Mah-jongg, la isometría o cualquier cosa que no
conozcas.
- Enfocar el sexo sin imaginación, haciendo siempre
lo mismo en la misma posición. No probar jamás
algo nuevo y exótico porque es diferente y, por tanto,
puede ser inaceptable.
- Esconderse detrás del mismo grupo de amigos sin
buscar o aceptar gente diferente que represente mundos nuevos
y desconocidos. Juntarse regularmente con el mismo grupo y
seguir con ese mismo grupo durante toda la vida.
- En una fiesta a la que asistes con tu esposa o una amiga,
quedarte a su lado, con ella toda la noche no porque así
lo desees sino porque de esa manera te sientes seguro.
- No atreverse a participar en una conversación con
gente extraña o sobre temas desconocidos por miedo
a lo que pasaría si lo hicieras. Pensar para tus adentros
que ellos deben ser más inteligentes, más capaces,
más hábiles o mejores conversadores, y usar
esto como razón para evitar una nueva experiencia.
- Culparte a ti mismo si no triunfas en todas tus empresas.
Éstos son sólo unos cuantos ejemplos de comportamiento
malsano engendrado por el miedo a lo desconocido. Tú
probablemente podrás componer tu propia lista. Pero
en vez de hacer listas, ¿por qué no empiezas
a hacerle frente a tu tendencia a vivir cada día de
la misma manera que viviste el día anterior, sin ninguna
posibilidad de crecimiento y desarrollo?
EL SISTEMA PSICOLÓGICO DE APOYO
PARA RETENER ESTOS COMPORTAMIENTOS
He aquí algunas de las retribuciones más usuales
que sirven para evitar el delicioso mundo de lo desconocido.
- Si eres siempre igual, no tienes que molestarte en usar
tu imaginación. Cuando tienes un buen proyecto, consultas
tu guión y no tu imaginación.
- El permanecer alejado de todo lo desconocido tiene su
propio sistema interior de retribuciones. El miedo a lo misterioso
es muy fuerte y mientras actúes en terreno familiar,
puedes mantener ese miedo a distancia, aunque esto signifique
una gran traba para tu crecimiento y tu realización
personal. Es más seguro no aventurarse por zonas que
no están bien marcadas en nuestros mapas personales.
Piensa en Colón. Todo el mundo le advirtió que
podía caerse por el camino. Es mucho más fácil
ser de los que van por caminos conocidos y no de los exploradores
que lo arriesgan todo. Lo desconocido es un desafío
y los desafíos pueden resultar peligrosos.
- Puedes decir que estás postergando tu gratificación,
actitud que has oído clasificar como "comportamiento
adulto", quedándote así con lo familiar
y justificándolo con esa actitud. De este modo, la
postergación de la acción es una actitud "adulta"
y "madura", aunque en realidad te quedas como eres
por miedo y desconfianza, y por ello evitas lo desconocido.
Puedes sentirte importante pensando que has hecho bien las
cosas. Que has sido un buen niño o una buena niña.
Siempre que consideres tu propio valor en términos
de éxito fracaso podrás equipararlo con el resultado
de tu actuación y sentirte satisfecho por ello. Pero
en estos casos, lo que está bien, lo que debe ser,
es sólo cuestión de opiniones, en realidad de
la opinión controladora de otra persona.
ALGUNAS ESTRATEGIAS PARA ENFRENTARSE CON
LO MISTERIOSO Y LO DESCONOCIDO Y PARA LOGRAR COMPRENDERLOS
Hacer esfuerzos selectivos por probar cosas nuevas aunque
sientas la tentación de quedarte en lo conocido. Por
ejemplo, en un restaurante pide un plato nuevo. ¿Por
qué? Porque puede ser diferente y podría gustarte.
- Invita a tu casa a un grupo de gente que represente puntos
de vista diversos y divergentes. Frecuenta lo desconocido
en vez de seguir con tu grupito típico de relaciones
con los que puedes predecir todo lo que te va a suceder.
- Deja de sentirte obligado a tener un motivo o razón
para todo lo que haces. Cuando alguien te pregunte el porqué
de algo, recuerda que no tienes por qué tener una respuesta
razonable que los satisfaga. Puedes hacer lo que has decidido
hacer simplemente porque así lo deseas.
- Empieza a arriesgarte a hacer ciertas cosas que te sacarán
de la rutina diaria. Podría ser unas vacaciones que
no hayas planeado con antelación, por ejemplo, y para
lo cual no lleves ningún mapa, y donde sólo
puedas confiar en ti mismo para solucionar cualquier problema
que se te presente. Solicita un nuevo empleo presentándote
a la entrevista que para ello se requiera o habla con alguna
persona que hayas estado esquivando por miedo a lo que podría
pasar en esa conversación. Toma un camino distinto
para ir a tu trabajo y cena a medianoche. ¿Por qué?
Simplemente porque es diferente y tienes ganas de hacerlo.
- Diviértete elucubrando una fantasía en la
que te permites tener todo lo que quieras. Todo está
permitido. Tienes todo el dinero que desees por un período
de dos semanas. Quizá te des cuenta de que todas tus
divagaciones mentales en realidad están a tu alcance,
que lo que anhelas no es como pretender la luna o lo imposible,
sino que son cosas que puedes lograr si eliminas el miedo
a lo desconocido y simplemente vas detrás de ellas.
- Corre algún riesgo que puede implicar una tormenta
emocional pero que también puede significar una experiencia
intensamente gratificante para ti. Uno de mis colegas pasó
largos años hablándoles tanto a sus alumnos
como a sus clientes de la necesidad de probar lo desconocido
en la vida. Pero en muchos sentidos sus consejos eran insinceros
puesto que seguía trabajando en la misma universidad,
en la misma consulta y llevando el mismo tipo cómodo
de vida. Él sostenía que cualquier persona podía
habérselas con situaciones nuevas y diferentes, pero
él seguía firmemente instalado en las situaciones
que le eran familiares. En 194 decidió vivir en Europa
seis meses porque era algo que siempre había querido
hacer. Allí dio dos cursos en un programa para graduados
y comprobó de primera mano (experimentalmente en vez
de verbalmente) que podía habérselas con lo
dudoso. Al cabo de tres semanas en Alemania, gracias a su
seguridad interior en sí mismo, contaba ya con la misma
cantidad de oportunidades de dirigir seminarios, trabajar
con clientes y dar conferencias que en Nueva York donde se
encontraba en su ambiente y en un entorno familiar. Incluso
en un pueblecito perdido de Turquía donde vivió
durante dos meses, estuvo más ocupado que en Nueva
York. Por lo menos, gracias a esta experiencia, se convenció
que podía enfrentarse con lo desconocido, exactamente
como antes lo había hecho con lo conocido, con su propia
fuerza interior y con su capacidad profesional.
- Cada vez que te des cuenta de que estás evitando
lo desconocido, dirígete a ti mismo la siguiente pregunta:
"¿Qué es lo peor que me puede pasar?".
Verás probablemente que el miedo a lo desconocido es
completamente desproporcionado con la realidad de las consecuencias.
- Haz la prueba de hacer algo tonto, como ir descalzo por
el parque o zambullirte desnudo en el mar. Haz la prueba de
hacer algunas de las cosas que siempre has evitado porque
"No debes hacer esas cosas". Abre tu propio horizonte
personal a nuevas experiencias. Haz cosas que antes evitabas
por encontrarlas tontas o vanas.
- Recuerda que el miedo al fracaso es a menudo el miedo
al ridículo, o a la desaprobación de los demás
o de alguien en particular. Si dejas que ellos tengan sus
propias opiniones, que nada tienen que ver contigo, podrás
empezar a valorar tu comportamiento en tus propios términos
en vez de apoyarte en los de los demás. Empezarás
a considerar que tus capacidades no son ni mejores ni peores,
sino simplemente diferentes a las de los demás.
- Haz la prueba de hacer algunas de las cosas que siempre
has rechazado con la frase "Simplemente yo no valgo para
esto". Por ejemplo, puedes pasarte la tarde pintando
un cuadro y pasándolo maravillosamente bien. Si el
resultado final no es una obra maestra, no has fracasado:
has tenido medio día de placer. En la pared de mi cuarto
de estar, hay un cuadro que es horrible desde el punto de
vista estético. Pero en un rincón del lado izquierdo
del cuadro hay una inscripción que reza: "A usted
doctor Dyer le doy lo que no es lo mejor que puedo hacer".
Es de una antigua estudiante que había evitado pintar
toda su vida porque había aprendido hacía mucho
tiempo que lo hacía mal. Se pasó todo un fin
de semana pintando y es uno de los regalos que yo aprecio
más.
- Recuerda que lo opuesto al crecimiento es la igualdad o
monotonía y la muerte. Así pues, si quieres,
puedes tomar la decisión de vivir cada día de
una manera diferente, siendo espontáneo y vital, o
puedes temer a lo desconocido y permanecer igual, siendo el
mismo de siempre, psicológicamente muerto.
- Mantén una conversación con la gente que
sientes es la responsable de tu miedo a lo desconocido: anúnciales
con tono decidido que piensas hacer cosas nuevas y anota sus
reacciones.
- Puede que te des cuenta de que su incredulidad era una
de las cosas que más te preocupaban en el pasado, y
como resultado de esto escogías la inmovilidad en vez
de enfrentarte con sus miradas reprobatorias. Ahora que puedes
enfrentarte con esas miradas, haz tu Declaración de
Independencia para acabar con ese control.
- En vez de que tu credo y el de tus hijos sea: "Haz
todo lo mejor posible", prueba este otro: "Selecciona
las cosas que más te importan en la vida y haz un esfuerzo
grande en ese sentido y el resto de las cosas, hazlas simplemente".
Está muy bien no hacer siempre las cosas lo mejor que
puedas. En realidad todo el síndrome de "Hacer
las cosas lo mejor posible" es un mito. Nadie hace las
cosas lo absolutamente mejor que se puede. Siempre hay posibilidades
de hacerlas mejor, ya que la perfección no es un atributo
de la naturaleza humana.
- No dejes que tus convicciones te paralicen. El i creer
algo a raíz de una experiencia pasada y aferrarse a
esa creencia es evadirse de la realidad. Sólo existe
el ahora, y la verdad del presente puede muy bien no ser la
verdad del pasado. Sopesa tu comportamiento no tomando en
cuenta lo que crees, sino lo que es y lo que experimentas
en el presente. Al abrirte a la experiencia en vez de colorear
tu realidad con tus convicciones, encontrarás que lo
desconocido es un lugar fantástico para estar.
- Recuerda que nada humano te es ajeno. Puedes ser lo
que escojas ser. Grábalo en tu cabeza y recuérdatelo
cuando caigas en tu comportamiento inseguro y típicamente
evasivo.
- Ten conciencia de que estás evitando lo desconocido
en el momento que lo estás haciendo. En ese mismo momento
inicia un diálogo contigo mismo. Dite a ti mismo que
no importa que no sepas adónde vas en cada momento
de tu vida. El tener conciencia de la rutina es dar el primer
paso para cambiarla.
- Haz algo mal deliberadamente. Eres menos persona porque
has perdido un partido de tenis o pintado un cuadro feo o
sigues siendo un individuo que vale la pena y que simplemente
ha pasado un rato agradable?
- Mantén una conversación con alguien que
hayas evitado en el pasado.
Muy pronto te darás cuenta de que tus prejuicios son
los que te mantienen en un estado estacionario y sin interés.
Si prejuzgas a la gente, no podrás tratar con ella
honradamente puesto que tu punto de vista ha sido establecido
de antemano. Mientras más grande sea el número
de gente distinta que conozcas, más probabilidades
tendrás de darte cuenta de lo mucho que has perdido
y de lo tontas e infundadas que eran tus aprensiones y temores.
Con estos conceptos, lo desconocido se convertirá en
un área cada vez más digna de explorar en vez
de algo que es mejor evitar.
ALGUNAS IDEAS FINALES SOBRE EL MIEDO A
LO DESCONOCIDO
Las sugerencias que anotamos anteriormente representan algunas
medidas constructivas para combatir el miedo a lo desconocido.
Todo el proceso empieza con estas nuevas percepciones de lo
que constituye el comportamiento evasivo, seguidas de un enfrentamiento
activo con el comportamiento pasado para empezar a moverse
en nuevas direcciones. Imagínate cómo hubieran
sido las cosas si los grandes exploradores y los grandes inventores
del pasado hubieran tenido miedo a lo desconocido. Toda la
población del mundo estaría aún concentrada
en el valle del Tigris y del Eúfrates. Lo desconocido
es el lugar donde se produce el crecimiento. Tanto para la
civilización como para el individuo.
Piensa en la encrucijada de un camino. En una dirección
está la seguridad, en la otra, el gran mundo desconocido
e inexplorado. ¿Qué camino tomarías tú?
Robert Frost contestó esta pregunta en The Road Not
Taken (El camino no tomado).
Dos caminos divergían en el bosque; y yo fui por
el menos transitado, Y eso hizo que todo fuese diferente.
Todo depende de ti. Tu zona errónea de miedo a
lo desconocido está esperando ser reemplazada por nuevas
actividades estimulantes y llenas de interés que aportarán
placer a tu vida. No tienes que saber hacia dónde vas;
lo importante es estar en camino.
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