CORRESPONDENCIA
16-1-2004
Los números en la Obra
Tres de los frentes de discusión que se han abierto
estos últimos días en la sección Correspondencia
por varios participantes me parecen muy clarificadores. Se
trata de los asuntos de si se nos fijaba un número
de amigos a tratar, de las metas apostólicas
con X personas por zona y, por último, los enrevesados
cálculos que algunos han tenido a bien efectuar para
fijar exactamente qué número de personas permanecen
en la Prelatura muriendo en ella o se las piran antes de salir
con los pies por delante.
El mero hecho de que nos embarquemos en estos asuntos constituye
para mi la confirmación de una sospecha de la que me
atreví a formular una pequeña teoría
(privada): la Obra es algo así como la matematización
de la fe. Que las listas de amigos sean más o menos
extensas según qué centro puede ser discutible;
que existen, no cabe la menor duda (valga sólo como
referente la Lista de San José). Que las autoridades
estipulan un número de vocaciones por Región,
puede ser, en versión seráfica de José
Carlos, un estímulo, pero ahí está.
(Por cierto, camarada José
Carlos: si acepto tu tesis de la vocación que
sólo da Dios y que la misión de los humanos
es predicar y tal y tal... ¿cómo explicas que
a personas que llevan varios años se les invite a dejar
la Obra porque no tienen vocación? ¿Se
fue Dios de copas y al volver dijo: a éste le
quito la vocación?)
Bueno, al grano. Todos estos correos me asientan en mi tesis.
La Obra es, sobre todo, números, resultados, listas.
Todo está contabilizado: las jaculatorias, que deben
decirse por miles, las tres partes del Rosario, diez minutos
de lectura, tantas veces a la semana tal cosa, una vez al
mes tal otra, tantos amigos,... Eso puede contribuir a que
la Institución crezca en cantidad pero, ¿ayuda
realmente a crecer en profundidad espiritual? A mi personalmente
me sumió en una vida de cuadrícula, donde todo
se cuenta y los éxitos venían de
la mano de los cumplimientos, pero mi interior estaba seco.
Definitivamente, a la Obra le falta más poesía.
Jose
Cor unum et anima una...
Orejas!
Me dado una gran alegría los emails de Javier
Canals y de Alfredo,
ya que me parece estimulante el saber que numerarios visitan
esta web.
Pero lo que sí no me gusta en que pongan en duda los
testimonios y escritos de cientos de personas que han decidido
participar de esta web.
Yo soy el primero en admitir que leí mil artículos,
y he leído libros (entre ellos del Código Da
Vinci) en el que coincido que las cosas que se dicen no tienen
nada que ver con lo que se vive en el Opus Dei. Pero todos
los que fuimos miembros de la Obra sabemos que lo que se dice
acá no es mentira. Podremos tener matices personales,
localismos, pero todo lo que se dice es verídico, y
eso es lo que mantiene a esta página viva.
Y lo que tampoco comparto con José
Carlos es que las cosas que acá se cuentan
sólo pasan en algunos pocos centros o en países
olvidados.
Lo que demuestra esta web es que el Opus Dei está
tan aferrado a su espíritu que no importa en dónde
uno viva, de que sección sea, o en que año uno
pidió la admisión, todos vivimos lo mismo en
mayor o menor medida.
Mariano
Estimado Javier
Canals.
Te hablaré en presencia de Dios y desde el corazón.
De las respuestas que recibiste ayer habrás confirmado
que ni "mamporros", ni "palos"
sino
apertura dialógica y respeto por tu punto de vista
(aunque no se comparta del todo).
Gracias por expresar tu opinión, por participar. Sobre
todo porque eres de la Obra (y sigo queriendo a mucha gente
ahí). Yo era todavía de la Obra hace menos de
un año. Y era tan numeraria como tú eres numerario.
Como bien dices, conozco bien, muy bien, ¡más
que bien! la VIDA en el Opus Dei: la llevo grabada en mi espíritu,
en mi inteligencia, en mis afectos, podría decir que
sigue marcando en algunas cosas de las que pienso y hago.
Llevo a la Obra ¡hasta en mi cuerpo! ( y no lo digo
sólo por la templanza adquirida. Incluso en ese terreno
sé un poco más que tú, porque yo dormí
en tabla 10 años, y en el suelo diariamente, por más
de un año, porque no había lugar en las habitaciones
de uno de mis centros).
Como tú, sé de ideales de entrega; de negación
de uno mismo; de trabajo constante; de vencer el egoísmo
intentando la alegría de los otros; de práctica
de virtudes; de vida interior (las maravillas de una oración
confiada en Dios; el gozo inefable de la presencia Eucarística;
la sensación de alivio e ilusión tras una confesión;
la lucha esforzada por motivos de amor para identificarse
con Jesús; el arrebato gozoso de un canto gregoriano
bien entonado en que el alma se escapa en notas de alabanza
al Creador; de la alegría que provoca ver almas que
rebozan de paz tras reencontrarse con Cristo; ...). Todo ello
fruto de la maravilla del Cristianismo más puro. Parte
de eso se puede encontrar en la Obra; yo lo encontré
allí y por ello le estaré eternamente agradecida.
Eso, tan positivo, cuya raíz es universal, católica
-e incluso simplemente "humana" en ciertas cosas-,
es "patrimonio de la humanidad" (aunque dudo que
la UNESCO lo tenga considerado así, je). Lo que de
ello haya retomado el Fundador del Opus Dei a la hora de plantear
la estructura de su institución, seguirá siendo
atractivo y bueno de suyo (independientemente de que se integre
como "parte del mensaje" que predica la institución),
y dudo que alguien -al menos creyente católico- se
atreva a negarlo. Ante eso creo que nada tenemos que decir
(más bien vivirlo y comunicarlo con la vida, pero eso
es cuestión personal, de conciencia).
Como numerario te cuestionas cómo es posible encontrar
en la misma web un núcleo extenso de exmiembros en
cuyo testimonio se refleja dolor y desilusión -en un
caso hasta "amargura entre líneas"-. Y que
entre sus escritos con dificultad encuentras se diga "algo
positivo" sobre la Obra, además de que consideras
injustas muchas "acusaciones globales". Y de paso
sintetizas y expones las "culpabilidades" que supuestamente
se imputan a la Obra conforme la "opinión de algunos
testimonios de la web". Concluyes con que "no te
parece que la realidad sea tan sencilla".
Pues coincidimos Javier, coincidimos: la realidad no es tan
sencilla
y no se trata de "culpar" sino de
esclarecer la verdad.
De ahí que tantos estemos tan preocupados por clarificarla.
Porque de ello, amigo, depende que muchas personas, que como
tú o yo, son o fueron numerarios, tengan más
elementos para encontrar la verdad y para orientar sus vidas.
Me gustaría decirte al respecto sólo 2 cosas.
La primera es que hay algo muy sabio entre las cosas que
te dijo Aquilina
ayer
te lo digo con todo respeto (ya se lo he dicho
a otra amiga numeraria que quiero mucho).
Javier, desafortunadamente no nos vas a entender del todo,
aunque estés en la disposición de comprendernos.
Y no nos vas a entender porque sencillamente careces de perspectiva
(de alejamiento; de distancia; de ponderación sobre
el binomio dentro-fuera del Opus Dei; del sufrimiento existencial
que conlleva la salida; de experimentar la auténtica
libertad y los riesgos de ser nuevamente "uno más").
Mientras tanto, nosotros ya vivimos lo tuyo
Así como yo podría entender que me hables de
"la alfombra para que los demás pisen blando",
del "minuto heroico", de "la intención
mensual general", de ser "aristócrata del
Amor", de "entregarse como borrico de noria",
de
(por mencionar ejemplos que cualquier lector ajeno
a la Obra no entenderá en absoluto en su sentido pleno,
en tanto tales términos carecerán del contenido
y significado precisos que se les dan como "modo de vida
al interior del Opus Dei"); así como podemos hablar
sobre aquello que de que "las personas de la Obra miran
al mundo "en tres dimensiones" o "son un farol
encendido"" -a diferencia del resto de los mortales-;
pues así te puedo decir que te haría falta salir
de ahí para quitarte los "anteojos" (me imagino
esos con micas rojas y verdes), para que puedas volver a ver
el mundo tal cual es, y para que puedas ponerte nuestros zapatos.
Quitarse los anteojos no implica ver 4 dimensiones (ni 5,
ni 6, ni 7, ni nada que huela a convertirse en juez o intérprete
absoluto del mundo)
quitarse los anteojos implica sencillamente
aprender de la experiencia, aprender de la reinserción
a una vida ordinaria, aprender a ver por uno mismo.
Como numerario seguirás viendo las cosas "desde
dentro", realizando juicios conforme las pautas que te
enseñaron (tus "tres dimensiones" como miembro
de la Obra). No olvides que por Amor de Dios, conforme tu
vocación divina en el camino del Opus Dei, aceptaste
vivir así, pensar así, querer así
(aceptaste hacerte, SER OPUS DEI. Aplicaste en tu vida lo
que dice la canción de Casa: "el derecho de no
tener ya nunca ningún derecho"; Decidiste configurar
tu voluntad a la "praxis" de la Obra, que en miles
de aspectos de tu vida cotidiana contiene indicaciones concretas,
predeterminadas, sobre cómo debes actuar, y te comprometiste
a obedecerlas).
Dichas indicaciones, por principio, te impedirán acceder
a la realidad tal y como podemos hacerlo quienes ya nos hemos
ido.
Disculpa que sea tan concreta, pero la "visión
tridimensional" que debes vivir (a menos que estés
rompiendo las reglas), contiene indicaciones por las que no
puedes leer "el mundo" en muchos temas clasificados
en 5ª o 6ª (llámense libros, vida cultural,
vida social
). Nosotros hemos tenido que aprender a leer
de nuevo
y dicha lectura nos ha abierto muchos panoramas
que tu jamás tendrás la oportunidad de conocer.
Dime, sinceramente ¿tienes permiso para leer opuslibros
con todos sus contenidos? Porque para estarlo haciendo ahora
(y por el tiempo que ya has de haber invertido en leer "con
interés" la web), ya debiste comentarlo en tu
charla fraterna semanal.
Y, nuevamente, conforme las instrucciones propias de la Obra
para la dirección espiritual, estás obligado
a compartir tus pensamientos, dudas, cuestionamientos, ilusiones,
acciones (que surgirán en tu contacto con la web y
con tantos exmiembros que deseas ayudar a "cambiar")
y sobre lo que te digan en torno a la web, tendrás
que "aceptar rendidamente las indicaciones" que
tus directores te den.
Javier, gracias por tus buenas intenciones, pero antes de
intentar "cambiarnos" piensa:
¿Tienes permiso de la Obra y estás dispuesto
a "aprender de la experiencia de otros" para cuando
menos partir de un terreno sólido en tu intento? (por
cierto que me gustaría nos explicaras ¿por qué
y en qué nos quieres cambiar?).
¡Aprender de otros!, que tema más bonito
me recordó el "Sedes Sapientiae", la "humildad
colectiva", los "faroles encendidos", el "apostolado
de la inteligencia", el "lucero en la frente"
Javier, comprende que nosotros sabemos cómo se ve
sin-con-sin anteojos, o sea antes de la Obra, bajo la visión
de la Obra, Y DESPUÉS de la Obra
Quizá por eso sólo exmiembros puedan profundizar
en la respuestas a Gustavo
sobre el tema de "las dos verdades". O aclararle
a Alfredo lo que
pasa y se sufre en el proceso de salida (que nosotros ya vivimos),
o contestar a Juan por
qué ha tenido que surgir esta web, o reirse (sanamente,
sin ánimo de ofender) con el "apostolado"
que defiende Mariano,
o responder a Cabernet
por qué en la página oficial del Opus Dei no
se habla de los diversos problemas que padecen los exmiembros
(y mira que es un tema importantísimo conforme el gran
número que existe -y que por lo visto continuará
ampliándose-).
La segunda y última cosa: Te agradezco tus oraciones
y ¡acepto tu ofrecimiento de ayuda! (y lo siguiente
lo digo sin la más mínima ironía).
Javier, necesito volver a creer en varias cosas
Me ayudarás mucho si con el permiso de tus directores
continúas estudiando los testimonios de la web, analizando
las causas del "dolor y desilusión" -que
tú mismo reconociste y dices comprender- en tantos
exmiembros, y elaboras un documento en que se sintetice la
problemática que encontraste. Que la comentemos en
público para que podamos ayudarte a matizar cómo
vemos las cosas, y para sugerirte posibles cauces para mejorar
la situación. Que le escribas al Padre contándole
todo esto y envíes una copia a la Santa Sede y otra
de nuevo a la web. Ambos rezaremos desde hoy por el asunto
¿qué tal?
Me despido y te incluyo "explícitamente"
en mis oraciones por la Obra.
Saludos a todos.
Claudia
Hola Orejas
Por desgracia, no tengo tiempo por leer y comprender todo
el volumen de correo, que en esta página se publica.
Admiro a los Orejas de turno, por su constancia y tenacidad,
aunque los comentarios personales y correcciones, han menguado,
supongo por el volumen incrementado. Voy leyendo, textos aleatorios,
y me hago la idea por donde van los tiros.
He leido a Alfredo,
el comentario del 15 de enero, muy interesante y con la cabeza
muy bien amueblada, a mi entender. Cuidado Alfredo,
los libres pensadores, por mucha razón que tengan,
acaban saltando en la Obra, si no lo tienen la habilidad de
saberlo hacer. Y a veces, si lo sabes hacer, acabas con el
riesgo de una doble vida. A mí esto me pasa. Pero soy
claro con los directores, y a medida de lo posible, elijo
directores con mentalidad "abierta", que los hay,
son las que rebuscan vocaciones tipo diamante en bruto, por
fuera estas vocaciones tienen apariencia de sucias y dentro
hay una piedra preciosa. Son los que yo admiro.
Nuestro libre pensamiento no puede ir de "rodríguez"
por la vida, o si no dejaremos nuestra vocación en
la playa y nos iremos de "picos pardos" por Madrid.
Como pasaba en la España de los 60, véanse películas
de la época.
Más allá de la casuística, de los escritos,
de esta página web... está el terrible problema.
De bien poco sirve, apuntar un testimonio más, cuando
hay miles. ¿No sería posible un diálogo
con la Obra?, ¿o mejor dicho, con una persona que representara
la Obra de verdad?, Incluso que fuera el "Padre".
¡¡¡Hablar con la Obra!!!, no echar palabras
al viento, y ver, si la Obra las oye. Sintetizar los problemas
y presentarlos ordenadamente, más allá de la
casuística. Sin miedos. Sin rencores. Como personas
que sois, son y somos.
Es un problema que hay que solucionar con encuentro y diálogo,
pero con encuentro a ser posible físico y hablar, con
las cabezas bien amuebladas. Más allá de orejas
requemadas y directores integristas.
Jaime
(Amigo, los orejas de este lado del
ordenador últimamente callan porque se están
produciendo acontecimientos "históricos"
en esta web. Por primera vez en la historia no ya de la web
sino del mismo Opus Dei, dos numerarios escriben, se contestan
y opinan públicamente -Alfredo
y Javier Canals-
también un cooperador -José
Carlos-, y ahora tú, supernumerario, intervienes
en la conversación. ¡Mon Dieu! Y no es una conversación
para dilucidar dónde se pone la imagen de Escrivá
más grande y más cara... ¡¡¡es
para hablar de temas de fondo, para opinar sobre el mismo
Opus Dei, para pensar, para ser cada uno como es, para contradecirse,
para intercambiar opiniones!!! Amigo, bienvenido al milagro)
Queridos amigos:
Thomas
Cook (12/1) nos ha introducido en el capítulo
de la política y el opus Dei. En mi opinión
es falso que en el opus Dei exista verdadera libertad política
y que en si mismo no tenga una ideología en este sentido.
Vaya por delante que respeto todas las ideologías y
partidos que a su vez respetan a los demás, y que no
pertenezco ni me identifico con ninguno en concreto.
Me explico: En realidad sólo se puede pertenecer a
partidos políticos de derechas/conservadores. Quizás
la libertad está en implicarse o no implicarse en política.
Puede haber alguna excepción que se utiliza de cara
a la galería: lo suele hacer el opus Dei. La razón
que se da de la adecuación a la doctrina cristiana
o de la Iglesia no es válida en este sentido. Los partidos
de derechas han caído en muchos casos en el neoliberalismo
y el materialismo y el Papa los ha criticado duramente, tanto
o más que a los de izquierdas no marxistas. Los partidos
de derechas toleran o incluso promueven temas tabú
como el aborto y el divorcio. En los medios de comunicación
que "dependen" de ellos no se fomenta la moral cristiana.
Se muestran muchas veces intolerantes con la inmigración
y los más desfavorecidos. Ahora en España el
candidato del PP (derechas) ya habla de reglamentar las uniones
homosexuales. Si hilamos fino es posible que se aproximen
más al ideal cristiano los partidos de centro-izquierda.
Presencié en un curso anual la "persecución"
dialéctica de un numerario que afirmó haber
votado un candidato socialista en las municipales de una pequeña
ciudad, porqué el contrincante de derechas le constaba
que era un indeseable. Durante el fallido golpe de estado
del 23-F en el centro de estudios se vivieron momentos de
"exaltación golpista", de alegría
indisimulada ante la expectativa ingenua por parte de muchos
de que las cosas volverían a ser "como antes"
e incluso de "ajustar cuentas". De hecho, durante
la transición, la agresividad verbal contra la apertura
de la sociedad -con sus aciertos y sus fallos- era muy frecuente.
La excusa era casi siempre la misma: el destape. Se oía
aquello de: "Vamos a quemar tal quiosco o tal cine"
y creo que se llegó a cometer algún acto vandálico.
El fundador y posteriormente D. Alvaro no disimularon jamás
sus simpatías por la causa de Franco y por su régimen
(hay abundante documentación al respeto-ver carta de
monseñor Escrivá a Franco). Se daba por supuesto
que el alzamiento de Franco y la guerra civil habían
sido una cruzada. Jamás oí un comentario negativo
a las atrocidades criminales que "también"
se cometieron por parte del bando nacional. Posteriormente
el opus Dei tampoco ha ocultado sus simpatías por los
regímenes dictatoriales de derechas de latinoamérica.
Coincidí con algunos numerarios del colegio romano
de Chile y Argentina y no paraban de cantar las alabanzas
de regímenes que fueron criminales. Ya se sabía
pero importaba más mantener ciertos privilegios, puesto
que el opus Dei estaba unido a las clases dominantes y burguesas.
Tuve que aguantar tertulias en el centro de estudios con invitados
de ideología fascista indisimulada y nadie decía
nada. Discrepar de esa ideología dominante podía
señalarte como alguien sospechoso, al menos en aquellos
momentos.
En muchos sitios de España el único partido
que puede votar (y decirlo!!!) un miembro del opus Dei es
el PP. Si esto es libertad política!!!.
Cambiando de tema: Podríamos empezar en la línea
de la falsedad institucional una recopilación de sentencias,
frases y consignas que se repetían en los medios de
formación y en la vida diaria y que son no sólo
falsas, sinó muchas veces opuestas a la realidad. Muchas
ya han salido en los correos.
Por ejemplo, se me ocurren para empezar:
Sóis libérrimos
Los curas no mandan
De cien almas nos interesan las cien
La corrección fraterna nunca es delación
Los directores nunca se equivocan
Los enfermos son el tesoro de la obra
A nadie se le saca de su sitio
Los directores nunca se inmiscuyen en los temas profesionales
En la obra no hay secretos
Sois cristianos corrientes en medio del mundo
Las puertas están cerradas para entrar y abiertas de
par en par para salir
Quien deja la obra va a ser un desgraciado toda la vida
Si los orejas se animan se podría empezar una sección
con este tipo de frases que se podría titular: El falso
camino, el camino del engaño o algo parecido. Quien
quisiera podría añadir frases o comentarios
o una anécdota a una de ellas para demostrar su "perversión".
Un abrazo a todos,
Galileo
PD: Gracias Satur:
pensaba que lo tenía muy crudo para "salvarme".
(Amigo, nosotros nos animamos a todo. En la nueva web
-a la que le falta poco para que la veáis- tendremos
muchas posibilidades para ampliar el menú, añadir
nuevas secciones, etc., etc., etc.)
Respuesta a las preguntas que me plantean
Queridos amigos (me permito utilizar este término,
ya que lo utilizan los que me responden, y supongo que lo
hacen con sinceridad, como yo)
Gracias por publicar mi e-mail. No esperaba tantas y tan
profusas respuestas a mi mensaje.
Antes que nada, pues por lo visto no me expresé bien
en mi primera carta: no pretendía decir que todas las
críticas al Opus Dei en vuestra Web sean globales,
o injustas. Ni tampoco enjuiciar (Crítico
Constructivo: gracias por hacerme revisar mi carta,
que efectivamente podía interpretarse así, y
gracias también por el escrito sobre el sigilo y la
confianza).
No voy a contestar a todo lo que se me plantea. No porque
no tenga nada que decir, sino por falta de tiempo y por los
motivos que me han movido a escribiros. No voy a enzarzarme
en interminables discusiones sobre puntos de vista, ni hacer
exégesis de otros escritos o cartas, ni he venido a
presentaros una versión que vosotros llamaríais
"oficial", ni a redactar exámenes de conciencia,
ni a convenceros de nada, ni a defender el modo de actuar
de miembros o directores que no conozco en situaciones que
tampoco conozco.
Tampoco voy a entretenerme en elucubraciones intelectuales,
pues el tema de que hablamos es serio, incluso grave: tanto
por referirse a la Fe como por el hecho de que haya tantas
personas que hayan sufrido y sufran (o aunque fuera sólo
una).
Lo que quería decir lo dije en mi primer mensaje.
Ahora quiero solo agradecer vuestras amables y francas respuestas
y contestar a la carta de Aquilina,
por ser la más larga y por tratar un tema muy importante
(los otros también lo son). Sólo puedo argumentar
con mi testimonio, que al parecer es tan diferente de los
de otras personas.
Aquilina: gracias
por el tono de la carta y por tu paciencia. Conozco tu escrito
y los demás de "Libros silenciados": la misma
persona que he dio el nombre de esta Web tiene la bondad de
pasarme todo lo que encuentra sobre o contra la Obra. Me ha
extrañado el argumento "excluyente" que utilizas.
Según tú, por estar dentro de la Obra y haber
sido "adiestrado" (atribuyo la elección de
esta palabra al hecho de que escribes en un idioma que no
es tu lengua materna), me falta "capacidad crítica"
-que se equipara en tu discurso a "distancia"- para
reflexionar o juzgar sobre el espíritu de la institución,
o sobre cómo se vive en casos concretos.
Sé que no me lo dices a mí como individuo (desgraciadamente,
no nos conocemos), sino en calidad de Numerario que, como
tal, vive supuestamente en un mundo virtual, que se rige por
una lógica basada en tautologías, en donde todo
tiene un orden (criterios), un dinamismo frenético
que no deja tiempo para pensar (lucha y metas en todos los
campo, con éxitos y fracasos, que se interpretan siempre
como éxitos) y una explicación sencilla del
mundo (buenos y malos, como en las películas del Oeste,
salvo que aquí hay buenos que se vuelven malos y malos
que se pueden volver buenos).
Pues no, me parece que no es así.
Yo me hice de la Obra unos días antes de cumplir los
18 años, y el ambiente humano del centro que conocía
no me atrajo especialmente (era un club para bachilleres,
y casi todos eran más jóvenes que yo). Quiero
decir con ello que he ido conociendo el espíritu "de
fuera hacia dentro", y he tenido suficientes oportunidades
para estudiarlo y reflexionar sobre todos sus aspectos. Además,
la vida me ha enseñado a no confiar en esquemas simplistas.
He trabajado muchos años en una Comisión, he
sido testigo y parte en una campaña mediática
alucinante contra la Obra en Alemania (esta sí que
era "contra" y no "sobre"), me he visto
enfrentado a muchas situaciones imposibles de solucionar mediante
la mera aplicación de unas recetas, he tenido que rectificar
y que pedir perdón muchas veces, he sufrido con la
marcha de personas de la Obra, a los que sigo queriendo mucho,
he visto que las cosas no "salen" siempre como lo
esperamos, y me siguen temblando las piernas como el primer
día cada vez que tengo que escuchar en confidencia
(no me ha gustado nunca lo de "hacer la charla")
a un padre de familia que me da cien vueltas en calidad humana
y sobrenatural, y darle consejos que le ayuden a ser mejor
cristiano, mejor esposo y padre y, por tanto, mejor persona
en el mundo. Y sé que en esto no soy ninguna excepción
en la Obra.
Me estoy refiriendo al "espíritu crítico".
Me he planteado y he escuchado muchas veces preguntas, desde
dentro y desde fuera de la Obra, del tipo de ¿porqué
tiene que ser así?, ¿cómo es posible,
en pleno Siglo XXI, que ...? o ¿no ves que es absurdo
e ineficiente proceder de ese modo? En mi familia (a pesar
de tener tres tíos numerarios/as, uno de ellos falleció
en Roma en 1975) me siguen preguntando en ton de guasa, que
cuándo pienso "colgar la corbata" (Edu:
no va contigo, pero, si no llevamos hábito, ¿qué
se puede "colgar" al irse ...?).
Ante estas preguntas, y una vez superada la reacción
espontánea de autodefensa, que incita a llevar la contraria
"porque sí", cualquier persona razonable
piensa (y/o reza), y saca sus conclusiones. Yo las he sacado,
y sigo aquí. No me considero por ello mejor ni peor
que otros, pero sí afortunado.
Es evidente que hay cosas en la Obra que van cambiando, y
otras que cambiarán. Desde los pantalones de las mujeres,
las tarjetas de crédito o leer la epístola en
la Misa (no pretendo ofender la inteligencia de ninguno pensando
que alguien se puede ir de la Obra para dormir una siesta,
o para ponerse pantalones), hasta temas de más peso,
como el de la Seguridad Social de los numerarios/as que se
dedican a labores internas y temas más profundos relacionados
con la formación. Algunos cambios van ligados a la
condición de Prelatura, que permite explicar mejor
muchos aspectos. Ya no es necesario repetir continuamente
que "no somos religiosos", se eliminaron incongruencias
como los votos privados, y queda más clara la cooperación
de la Obra con el obispo de cada diócesis (sí,
ya se leen las cartas pastorales, incluso en las Misas a las
que asisten sólo numerarios). No habrá cambios
en lo esencial (ya sé, me preguntaréis: ¿quién
dice qué es lo esencial?) ni tampoco en la plenitud
de la entrega de todos los miembros que, precisamente por
tener validez para todos, célibes o casados, intelectuales
o no, no se expresa en aspectos o detalles externos, sino
en la identificación con Cristo y en el intento de
vivir las virtudes. Tampoco cambiará el verdadero afán
apostólico: ese "aumentar el tono humano y la
temperatura sobrenatural" a nuestro alrededor, aunque
no pueda medirse la "eficacia".
No quiero decir con ello que vuestros testimonios serían
impensables en la Obra dentro de unos años. En muchos
se acusan modos de actuar equivocados por parte de miembros
"de a pie" o directores; yo no puedo ni quiero juzgar
estos casos sin conocer la situación. Otros imputan
ese comportamiento al "sistema" mismo; y aquí
difiero, respetando vuestra opinión.
¿Por qué difiere tanto esta visión de
la vuestra?
No creo que se deba a la idiosincrasia de la gente de la
Obra en Alemania como admite benévolamente Alfredo,
aunque sí que es verdad que en este país tuve
la suerte de conocer al profesor de filosofía Fernando
Inciarte, al ingeniero y sacerdote D. Alfonso Par y al abogado
Stephan Puhl (los tres ya fallecidos). Me es difícil
imaginar a tres personas de carácter más diferentes
que estos tres. Y cada uno de ellos me ha enseñado
con su vida y con sus palabras a vivir y a defender la libertad
en el Opus Dei, tanto la mía como la de los demás,
y a intentar combinar (difícil arte, lo confieso, y
sigo sin lograrlo muchas veces), la fidelidad a un mensaje
que considero divino -si no, no estaría aquí-
con la autonomía intelectual que necesita cualquier
ser humano -y sin la que es imposible la entrega por un ideal-,
y con una libertad de espíritu en todos los campos
de mi actuar, que no excluye asumir voluntariamente criterios
de otras personas, anteponiéndolos a los míos,
siempre que no se opongan a la Ley de Dios.
Después de esta torpe explicación (soy ingeniero,
no filósofo; por suerte, pues según el testimonio
de Fede, los filósofos lo tienen crudo en la Obra),
pensarás que no tengo remedio y que, en mi caso, además
de saltar los fusibles del cerebro, se me han quemado los
cables del transformador.
¿Que se han cometido errores? Sí. ¿Que
no se aprende de esos errores? No. Se aprende, aunque estoy
de acuerdo contigo en que eso no le sirve de nada a la "víctima".
Precisamente uno de los motivos por los que no quería
entrar activamente en esta Web hasta ahora era el carácter
de testimonio personal de la mayoría de las narraciones
(por cierto, Cabernet
(15-II-2004): en mi ordenador no hay ningún filtro,
salvo los antivirus, y cuando le consulté al encargado
de la Oficina de Información del Opus Dei si conocía
la Web, y qué le parecía mi intención
de escribiros, me dijo que hiciera lo que quisiera.). Y temo,
como el proverbial elefante en la tienda de porcelana, herir
sin querer con mi argumentación a algunos de los firmantes.
Como dije en mi primer mail, estoy seguro de que también
yo he cometido "barbaridades" y he herido a otros,
tanto de la Obra como a mis amigos, o a mi familia. Pero estoy
convencido de que, en esos casos y en los que llegarán,
no ha sido por la "maldad" implícita de unos
criterios inhumanos, ni por los mecanismos inexorables de
un "sistema", sino por mi culpa: casi siempre, por
la comodidad de no pensar.
Quiero acabar, y me voy un poco por las ramas para contestar
a otros. Gustavo:
saludaré a Agustín, que sigue en la Obra y hablando
alemán con su acento porteño.
Alfredo: no hay
ninguna indicación que prohíba tratar a miembros
que han dejado la Obra, ni ir a sus bodas, ni ser amigos suyos
de verdad; lo que se recomienda es no dar la impresión
de que la vida sigue igual -tú ahí, yo aquí-
como si "no hubiera pasado nada": sí ha pasado,
y si no, no habría esta Web. Aunque sea repetirse:
admito que se hayan podido cometer errores o incluso injusticias,
y permitidme que os pida de nuevo perdón en nombre
propio a todos los que sufristeis al salir. Por cierto, Alfredo,
ya que estamos: me han sorprendido tus respuestas, pero no
te preocupes: no voy a preguntarte ¿de qué vas?
ni ¿de qué lado estás?, ni nada por el
estilo. A tí, y a José
Carlos (me llevaré o no bofetadas, pero serán
por dar mi opinión, no por la tuya: ¡de compartir,
nada!), os recuerdo el lema de los orejas: ¡que cada
palo aguante su vela!
Seguiré rezando y, esta vez, me permito enviaros un
abrazo.
Javier Canals
(Amigo, sólo unos comentarios
respecto a la web porque al resto ya te contestarán
los citados si es que lo consideran oportuno.
a) Das las gracias por publicar tu e-mail. Yo te pregunto:
¿y por qué no habríamos de publicarlo?
Nosotros ya des-aprendimos los criterios que nos inculcaron
en el Opus. Ahora que hemos regresado al mundo y somos personas
e incluso cristianos corrientes, no estamos sometidos a ninguna
censura, ni a ninguna consigna, ni a ninguna nota de la delegación,
ni a ninguna praxis, ni a ningún "buen espíritu"...
Te extraña que lo hayamos publicado porque quizá
te has imaginado lo que habría hecho con un email nuestro
una web del Opus (opusdei-marca comercial, es decir, las oficiales
y las otras, las que dicen "no somos del Opus pero el
Opus es lo mejor y aquí podéis leer todos los
libros de Monseñor, y sus biografías, y sus
milagros, y podéis pedirnos una estampa en 3 dimensiones")
b) Si tú no conoces la existencia de los filtros que
las empresas del Opus han puesto en marcha a través
de programas "para ayudar a los padres a controlar a
sus hijos para que no entren en webs peligrosas" -a nosotros
nos habéis calificado como web de violencia/sexo...
y que se llaman educanet, canguronet (hay más pero
sólo me acuerdo ahora de esas)-, ¿te reenviamos
los emails que diariamente recibimos de webs pornográficas
para que conozcas esos filtros? Si quieres ser consecuente,
tienes que tener datos y si estás dispuesto, nosotros
te reenviaremos todo.
c) Nuestro lema es "Gracias a Dios, ¡nos fuimos!".
Lo de "que cada palo aguante su vela" es una frase
de Escrivá (copiada del argot marinero) que utilizó
para que cada uno asumiera sus responsabilidades. Y parafraseándolo,
lo utilizamos también nosotros para devolverle/devolveros
el mensaje.
Y nada más. Un saludo)
No tengo mucho tiempo para contestar
exhaustivamente pero no quiero acostarme sin aclarar un punto,
por las nuevas dudas que arroja sobre mi persona. A Gustavo
(15-I) le ha sorprendido que me haya declarado ex-numerario
y actual cooperador, y a José
Antonio (15-I) también le ha extrañado
enterarse de que soy cooperador, e insinúa que lo he
estado ocultando. Los dos ironizan sobre si soy el Rector
del Colegio Romano, el primero, y sobre si voy a ser supernumerario,
el segundo.
A Gustavo: quizá
es que no has leído todos mis correos, porque tuve
una pausa un poco alargada y a lo mejor te incorporaste a
la web durante ese periodo. En mi primer
escrito (30-IX-03) hablé de mi salida de la
Obra y de que he tenido cargos; pocos
días después (15-X-03) dije claramente
"Pedí la admisión como numerario en España
a los quince años..." Así que eso no lo
he ocultado. Entiendo que tu lapsus puede haber ocurrido por
no haber leído todo lo que he escrito, y espero que
pueda ser evitado cuando los pobres orejas que tanto trabajan
para mantener esta web puedan catalogar los correos por autor
y fecha. Claro que si mi primer correo lo hubieran puesto
en "Vuestros Escritos" también lo podrías
haber visto... :)
Lo de que soy cooperador: sinceramente, me sorprende que
lo veáis como la gran revelación. Os digo de
verdad que ni se me había pasado por la cabeza mencionarlo,
pues no veo que añada nada a lo que ya conocéis
sobre mí. No es que me haya costado decirlo, es que
ni se me había ocurrido como algo pertinente. Si los
que os habéis ido del Opus Dei sabéis que a
la salida se nos
ofrece seguir como cooperadores; si habéis leído
que yo tengo cariño a la Obra (30-IX-03),
que intento seguir viviendo las líneas maestras de
su espíritu (12-XI-03),
que voy a algún retiro (20-X-03)
y que me confieso con un sacerdote numerario (9-I-04);
si me parece que he dejado claro que tengo fe, y rezo, y pido
por las instituciones de la Iglesia (como pido por todos los
que frecuentan esta web), ¡pues ya me diréis
qué esperabais que respondiera a la propuesta de ser
cooperador! A ver, que levanten la mano los fieles lectores
asiduos de esta web que no creían que lo fuera. Lo
único que no os he dicho es cuánto doy al mes
(algo, como doy a la parroquia), pero también sabéis
que para ser cooperador sólo hace falta rezar por la
Obra o asistir a medios de formación.
En cuanto a lo de volver como supernumerario, nos comunicó
Alfredo
una vez
(perdona pero ya ni me acuerdo en qué fechas era, antes
de Navidad) que una indicación había llegado
de Roma haciendo todavía más difícil
que un ex numerario volviera como super, sobre todo si había
hecho la fidelidad: nunca, a no ser que fuera previa dispensa
y por razones muy especiales (antes era después de
muchos años). Así que lo tengo chungo :). Y
a decir verdad, no siento ninguna inclinación que me
lo pida Dios, y también estoy muy contento felizmente
casado y siendo un cristiano "sin etiqueta". Pero
no te preocupes, José
Antonio, que en cuanto escriba la carta te llamo.
Un abrazo,
José Carlos
(Amigo, si hubiera sabido que el oreja de guardia de hoy
tendría que hacer tantos links -reconoce que has aprovechado
para recopilar tus "obras completas"-, hubiera pedido
a otro que me cambiase la guardia y yo me hubiera ido al cine.
Eso ha sido una "venganza" por no haberte colocado
tu primer correo -no tengo fuerzas para buscarlo otra vez
y hacer el link- en "nuestros escritos". Y de tanto
buscar en los correos anteriores y releyendo tu abundante
correspondencia, deberías solicitar al "Auriculum
Maximum" de la web, como tú llamas en tu correo
del día 14
al mandamás de esta página, o sea, al orejón
máximo -al que hay que invocar bajo ritual secreto
para que se nos aparezca cada vez que le necesitamos-, que
nos ordene reajuntar todos tus correos y hacer un libro con
ellos y colocarlo en los libros silenciados.
Claro, que tú eres capaz de pedirle que te incluya
en los Recursos para seguir adelante... ¿Te imaginas
que pusiéramos "Surco" en los libros silenciados,
o "El hombre de Villa Tévere" en "vuestros
escritos" o, sin ir más lejos "Los milagros
que le pedimos a los santos" de Capucci -¿tú
sabes por qué se titula "a los santos" si
sólo se refiere al santo Escrivá?- en los Recursos
para seguir adelante?... Pues lo mismo.)
No hay dos sin tres
A José Carlos, en respuesta a su mensaje
del 15/01.
José Carlos:
Decís bien en tu correo de ayer, que las dos veces
que te he contestado directamente, he lanzado "invectivas"
contra vos.
La razón es simple, desde que escribís en la
WEB, sólo puedo leer en tus textos dos actitudes:
- la primera es tu reiterada "sordera" respecto
de lo que aquí se expone. Es muy simple decir que "respetás
el dolor y sufrimiento de los demás", y al mismo
tiempo, efectuar apologías más o menos encubiertas,
de la institución que ha sido fuente de ese dolor,
sin que te rocen los cuestionamientos que a ella se dirigen.
- la segunda es la permanencia, contra todo tipo de intervenciones
y respuestas a tus textos, de un modo de participar en la
WEB que evade problemas serios que se dan estructuralmente
en el Opus Dei: la manipulación vocacional de los jóvenes
(he de decir mejor: adolescentes), la violencia sistemática
contra la conciencia de las personas, el irracionalismo y
el verticalismo cerriles de la vida interna y sus criterios,
la deformación de la afectividad, entre otros; llevándolos
al plano de lo individual, pretendiendo reducir tales problemas
y otros, a la anécdota, evitando así cuestionar
usos, costumbres, doctrinas, que son esenciales a la vida
en el Opus Dei, no meras excepciones.
Estos modos ordinarios de existencia y de adoctrinamiento
de la Obra, han dañado y dañan seriamente a
las personas, y también a la dignidad del mensaje cristiano,
de la tradición católica, que es bimilenaria,
no comenzó en 1928, ni su portaestandarte es el Opus
Dei, aunque ahora haga mucho ruido.
Hoy en día es difícil cuestionar a fondo a
una institución que se apoya en el poder económico
y su "largo brazo", que ha sido aprobada, escandalosamente,
a mi criterio, por la Iglesia Católica; pero el tiempo
es muy "democrático", todo lo somete a juicio,
como dice un cantor de mi tierra: "la distancia no es
amiga de quien no sabe esperar, ignora que el tiempo filtra
las cosas que han de durar". Hay circunstancias que han
de ser miradas con distancia, para poder valorarlas con justeza,
el problema no es el triunfo o las apariencias, es la lucha
por las propias convicciones, la fidelidad a la voz de la
conciencia, sin venderle el alma a ninguna "obediencia
debida". Todos los fanatismos y todos los conformismos
tienen un límite preciso: la justicia y la verdad,
lo cual se aplica también la Obra.
Entonces, me resulta imposible, y no veo por el momento elementos
que me permitan cambiar de opinión, ingresar en el
debate con una persona que actúa como vos: perseverando
en la insensibilidad, apuntando a minimizar lo que de la Obra
es negativo estructuralmente, y sigue siéndolo, mientras
pretende hablarle a las víctimas, en el lenguaje del
victimario.
Yo a eso lo llamo cinismo, y tu propuesta de examen de conciencia
me ha parecido el colmo de tal actitud, poniéndonos
a los lectores de la WEB en el injusto trance de "examinarnos"
de acuerdo a tus personales parámetros, como si fueras
Dios, o el obispo de nuestra diócesis o el Santo Padre,
o peor, la voz de nuestra conciencia, sin que falte el "Acto
de presencia de Dios". Esos modos de operar, ya los he
conocido en su momento, por desgracia, y no los pienso dejar
pasar, sin expresar mi indignación.
En fin, estimado cooperador, que si sólo te he contestado
indignada, es porque no he leído hasta ahora nada que
invite a una contestación en otros términos:
he leído evasivas, o la "anécdota infinita",
o medias verdades, o provocaciones. Cuando te dignes escribir
con un mínimo de lealtad hacia lo vivido por otros,
dado que según tus dichos has pertenecido a una versión
"naive" del Opus Dei, entonces te podré contestar
de otra manera, mientras tanto, no pienso enredarme en las
"redes" de tu modo de intervenir en la WEB.
Por otra parte, ciertamente puedo pasar de largo tus mails,
y no leerlos, pero no creo que ese sea el sentido de participar
con nuestras opiniones en este espacio, quién te dice,
un día me das una sorpresa... mientras tanto, voy a
reaccionar como deba, cuando me sienta insultada. Es cierto
que a veces tus mails son un poco largos, pero tengo la costumbre
de confiar en la racionalidad humana, y por eso suelo enojarme
cuando veo que se juega con ella, como vos solés hacerlo.
Si tu objetivo al participar de esta WEB es distraer la atención,
poner trabas al desarrollo de debates reales, entonces, vas
bien... así son las cosas, el amor a la libertad y
a la verdad tiene riesgos, que hay que saber aceptar, por
ejemplo, las consecuencias de dar lugar a todas las opiniones...
cosa que no experimenté jamás en la Obra, que
ya se sabe, no quiere riesgos, sino todo "bien atado",
cuesto lo que cueste.
Si tu objetivo es compartir tus opiniones en esta WEB con
quienes la frecuentan, desde mi perspectiva, no lo estás
cumpliendo: vos no opinás, provocás, tomás
un tema que ha sido planteado, lo ponés supuestamente
en discusión, con profusión de anécdotas
y razonamientos débiles o torcidos, y procedés
a descalificar lo que los demás dicen, eso sí,
con "delicadeza" opusina, aunque lo que se discute
sea una verdad grande como una casa, pues parece que para
vos "verdad" es lo que decís que viviste
como socio de la Obra, todo lo que se dice en esta WEB queda
sujeto a esas, tus "medidas".
Sugerencia, ya que no examen: ¿qué tal si abandonás
un momento tu insistencia en el carácter "diferencial"
de tu experiencia en la Obra, que esgrimís como tu
carta de identidad, y pensás en la experiencia de otros
y otras aquí narrada?. ¿Qué tal un poco
de respeto a los demás, que tanto reclamás,
reduciéndolo a las "buenas formas", y no
a la escucha real de lo vivido por muchísimas personas?.
Vos sabrás.
La verdad no es fácil José Carlos, pero uno
la va eligiendo a cada momento... y yo no te creo, no porque
descrea de los menguados datos personales que has compartido
en la WEB, simplemente no creo en tus palabras... no creo
en el lugar desde el que hablás.
Bueno, aquí tenés una larga respuesta, que
aunque no sea gran cosa, pretende aclarar un poco los tantos,
sin maneras melifluas, sin infantilismos... algunos ya crecimos,
o tratamos de no dejarnos tratar como infantes... eso ya pasó,
gracias a Dios.
Es todo, y que te vaya bien
Flavia
Estimado Javier
Canals:
Creo que tus comentarios son sencillamente desde la barrera
y no el ruedo. Muchos de nosotros en esta web expresamos nuestras
experiencias personales y lo dificil que ha sido el ir tomando
un nuevo rumbo en nuestra vida. No son rencores ni rabia hacia
la Obra sino la incongruencia en el actuar de algunos directores
que han hecho un daño muy profundo en la mayoría
de nosotros y desdicen en verdad del espíritu Cristiano.
Tu mismo lo confirmas al firmar tu carta que entiendes el
anonimato de varios de nosotros. No es cobradía sino
sencillamente que hay represalias hacia nuestras personas.
En mi país hay un verdadero control de la opinión
pública y las consecuencias se reflejan en nuestras
fuentes de trabajo. Es una vergüenza ver a varias gentes
de la Obra que aprovechan su status de miembro para el tráfico
de influencias en provecho de ellos mismos y en desprestigio
de otros. ¿Acaso eso no es una actitud sectaria y mafiosa?
Lo que aquí expresamos es el sentir de cada uno de
nosotros, no con el afan de atacar o difamar. Varios miembros
del Opus Dei estan actuando de forma sectaria hasta el grado
de dogmatizar tanto la figura del Fundador que parece un semi
Dios encima de la autoridad del Papa o de la misma doctrina
de Jesucristo.
En fin, nadie es perfecto pero esa es la lucha de cada día
de ser mejores con la ayuda y gracia de Dios.
Israel Zepeda
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