LA PRODIGIOSA AVENTURA EL
OPUS DEI.
GÉNESIS Y DESARROLLO DE LA SANTA MAFIA
Jesús Ynfante
CAPÍTULO III
2. El Opus Dei y la Compañía de Jesús
En 1963, un año antes de la polémica de Signo,
el jesuita belga Padre Boone publicó, con el seudónimo
de Hans de Vriese, una serie de tres artículos en el
semanario "De Linie", lo cual le valió una
agria respuesta por parte de socios del Opus Dei como José
Luis Soria y el especialista en cuestiones de defensa, John
F. Coverdale. La polémica no era un hecho aislado y
los ataques por parte de la Compañía de Jesús
contra el Opus Dei se han repetido con alguna intermitencia.
En la polémica de Signo, por ejemplo, jesuitas habían
participado directamente (José María de Llanos)
o de manera anónima (Andrés M. Axpe). Ninguna
orden o congregación religiosa ha mantenido una relación
tan hostil y continuada como los jesuitas cara al Opus Dei.
Vicente M. Encinas, en un artículo en el que sigue
los clásicos argumentos apologéticos de la Obra
de Dios, señala sin embargo que:
"[...] se habla hoy también cierto enfrentamiento
entre el Opus Dei y el resto del mundo clerical, y en especial
con respecto a los jesuitas. Es cierto que los ataques contra
el Opus Dei vienen a veces de los Padres de la Compañía
y de los que pertenecieron a ella. Por otra parte son también
numerosos los testimonios favorables provenientes de los jesuitas.
Se ha pretendido ver una cierta lucha entre las dos Instituciones
por la conquista del campo Intelectual [...] Creemos y opinamos
que la lucha aparente entre las dos instituciones no es pugna
entre institución e institución, ya que las
instituciones de la Iglesia están por encima de toda
disputa. Si hay oposición es entre elementos singulares
y particulares de ambas partes"
La rivalidad entre miembros de la Compañía
de Jesús y el Opus Dei no es un simple asunto entre
miembros de ambas organizaciones católicas. A nivel
global de organización, la causa de tan agresiva competencia
se debe fundamentalmente a los puntos comunes entre los aparatos,
campo de acción y estructuras de apostolado. Parece
como si el Opus Dei hubiera aprovechado la experiencia acumulada
por la Compañía de Jesús tras cuatro
siglos de existencia. Admitida esta hipótesis, se podría
afirmar que el Opus Dei ha tomado el relevo de la Compañía
de Jesús en la segunda mitad del siglo XX.
Ya en tiempos de la postguerra civil española, el
Padre Vergés, miembro influyente de la Compañía
de Jesús en Cataluña, mantuvo algunas escaramuzas
con los socios del Opus Dei en Cataluña. Cuenta Artigues
que el Padre Vergés no tardó en tener altercados
con el Opus Dei y denunció como "traidores"
los miembros de las Congregaciones Marianas que habían
adherido a la Obra. Esta no tardó en responder, y los
jesuitas pudieran comprobar que el Opus Dei, movimiento todavía
muy modesto y cuya situación material era por entonces
difícil, representaba para ellos un terrible concurrente.
Desde este momento, adoptaron una actitud crítica respecto
a la Obra, actitud que apenas se ha desmentido después.
Comenzaron a circular rumores a los que, verosímilmente,
la Compañía no era ajena. Se censuraba ya el
carácter secreto del Opus Dei se le acusaba de prácticas
más o menos heterodoxas se afirmaba, por ejemplo, que
sus miembros se negaban a tener cruces sobre las que figurase
una imagen de Cristo"
Al fin del curso académico 1963-1964, concretamente
en el verano de 1964, dos jesuitas que realizaban estudios
de periodismo fueron expulsados de la Universidad de Navarra.
La Universidad no hizo declaración pública alguna,
pero Ángel Benito Jaén, director de la Escuela
de Periodismo y socio numerario del Opus Dei, dejó
entender privadamente que los dos jesuitas, especialmente
uno de ellos apellidado Moreno Lara, habían calumniado
gravemente al Opus Dei. La "calumnia" consistió
en insinuar entre los estudiantes de la Universidad la posible
existencia de un "monitum" secreto proveniente de
la Santa Sede.
Con el "monitum", según los jesuitas expulsados,
el papa Pablo VI -que había lanzado previamente un
ultimátum al Opus Dei para que escogiese entre seguir
siendo Instituto secular de la Iglesia y los negocios-, privaba
al Opus Dei del privilegio que se le había concedido
con el estatuto jurídico de los Institutos seculares.
La existencia del "monitum" no está probada
e incluso el contenido denotaba una ausencia de los más
elementales principios con que se rige la burocracia vaticana.
La disyuntiva, si la hubo, estaba evidentemente falseada.
Meses más tarde, la revista "¿Qué
pasa?", que había recogido el rumor en el número
del 8 de abril de 1965, fue formalmente desmentida por medio
de una carta de Javier Ayesta, de la Secretaria del Opus Dei
en España donde señalaba, entre otros puntos,
que, el Opus Dei no ha recibido jamás ningún
"monitum" de la Santa Sede" y que "se
ha explicado hasta la saciedad que el Opus Dei continúa
siendo "de jure" un Instituto secular".
De fuentes bien informadas, se conoce asimismo la borrascosa
entrevista que tuvieron en aquel tiempo Urteaga, vicerrector
del Convictorio Sacerdotal de San Miguel en Madrid, y el provincial
de los jesuitas de Castilla que se negó rotundamente
a entregar la copia de las constituciones del Opus Dei que
éste poseía. Durante la entrevista, Urteaga
pasó del ruego diplomático a la amenaza descarada,
manteniéndose el jesuita firme en su actitud. El Opus
Dei no ha hecho luego ningún otro intento para rescatar
tan importante documento.
Yvon Le Vaillant relató sucintamente, en "Le
Nouvel Observateur", el proceso de las relaciones y la
evolución del Opus Dei con respecto a los jesuitas:
"Al principio la Compañía observó
con sonrisa indulgente esa evolución: los jesuitas
disfrutan de una inteligencia más fina, de una "espiritualidad"
más profunda que los ambiciosos neófitos del
Opus. Pero pronto esa sonrisa comenzó a helarse, y
más tarde se transformó en mueca. El Opus, en
efecto, empezó a cortejar a una clientela tradicionalmente
reservada a la Compañía: la alta burguesía.
Se desencadenó la competencia en el mercado de las
almas de élite. Y como cada vez el Opus lanza sus redes
con más eficacia, los recelos se multiplican, y también
las escaramuzas [...] Cuando el Padre Arrupe fue nombrado
general de los jesuitas, procuró durante el concilio,
visitar en Roma a monseñor [Escrivá] de Balaguer,
con vistas a lograr un acuerdo. El Padre Arrupe solicitó
una entrevista. Monseñor [Escrivá] de Balaguer
anduvo con rodeos, pero finalmente se realizó el encuentro:
monseñor vino a almorzar con algunos amigos a la del
jesuita. Pero el almuerzo terminó mal. Rehuyendo la
discusión, Escrivá de Balaguer se puso a gritar:
"¿Pero por qué la Compañía
nos persigue?" Desde ese día el Padre Arrupe piensa
que el caso de monseñor se inscribe pura y simplemente
en el reino del psicoanálisis."
La cuestión quedó zanjada con la audiencia
que Pablo VI concedió al fundador del Opus Dei en octubre
de 1964. Pablo VI entregó entonces a Escrivá
un cáliz de marfil y metales preciosos como regalo
y una carta manuscrita quirógrafo, según la
jerga vaticana- donde el Papa se erigía en árbitro
absoluto de la contienda, reconociendo las aportaciones del
Opus Dei y considerándolas, al mismo tiempo, como una
inyección de vitalidad para la Santa Madre Iglesia.
He aquí uno de los párrafos más importantes
del quirógrafo de Pablo VI:
"Colocados por la voluntad del Señor al timón
de la nave de Pedro, desde la que escrutamos con vigilante
solicitud los signos anticipadores de los tiempos, el ansia
de las almas que esperan la llegada de los operarios del Señor,
las necesidades antiguas y siempre renovadas que entraña
la difusión del Evangelio de Cristo, consideramos con
paterna satisfacción cuanto el Opus Dei ha realizado
y realiza por el Reino de Dios el deseo de hacer bien, que
lo guía; el ferviente amor a la Iglesia y a su Cabeza
visible, que lo distingue; el celo ardiente por las almas,
que lo empuja hacia los arduos y difíciles caminos
del apostolado de presencia y de testimonio en todos los sectores
de la vida contemporánea."
Para algunos observadores, la Obra de Dios ha ganado por
puntos el match a la Compañía de Jesús.
El ejemplo más evidente ocurrió en el País
Vasco hace algunos años: José Luis de Oriol
Urquijo, marqués de Casa Oriol, donó a la Compañía
de Jesús una gran casa de campo en Izarra (Alava),
la cual fue vendida más tarde al Opus Dei por los jesuitas.
3. Las relaciones con el Vaticano
4. El Opus Dei y la jerarquía
católica española
5. El estatuto jurídico
del Opus Dei: los textos pontificios
6. La fictio juris
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