LA PRODIGIOSA AVENTURA EL
OPUS DEI.
GÉNESIS Y DESARROLLO DE LA SANTA MAFIA
Jesús Ynfante
CAPÍTULO II: Las bases de
reclutamiento
2. Los tentáculos del CSIC
Ni la universidad, ni la ciencia, ni la cultura figuraban
entre los propósitos inconfesados de los intelectuales
que formaron el primer núcleo de socios del Opus Dei.
Los tentáculos se extendieron pronto desde Madrid a
las ciudades universitarias de provincias y con especial predilección
hacia Sevilla y Barcelona.
El hombre-clave, el principal animador del núcleo
intelectual del Opus Dei en Sevilla, que comenzó a
desarrollarse a partir de la guerra y hacia 1942, fue Vicente
Rodríguez Casado. Su biografía es, en cierto
modo, clásica: hijo de militar (nació en Ceuta
en 1918), obtuvo muy joven, a los 24 años, la cátedra
de Historia universal moderna y contemporánea de la
Facultad de Filosofía y Letras de Sevilla. Ha viajado
por Francia, Italia e Inglaterra y ha escrito varios libros
- uno, lo cual es significativo, sobre Carlos III - y algunas
decenas de artículos de investigación histórica.
Ha desempeñado cerca de cinco años el cargo
de decano y algunos más el de vicedecano de su propia
Facultad. También ha sido director general en el Ministerio
de Información y desde 1963 ocupa en Madrid un cargo
político (director del Instituto Social de la Marina),
pasando a ser entonces catedrático excedente de Sevilla.
En 1967 obtiene por traslado una cátedra equivalente
en Madrid. Hasta entonces la actividad universitaria y apostólica
en Sevilla de Vicente Rodríguez Casado había
sido grande. Seis meses después de haber ganado las
oposiciones a cátedra, funda la Escuela de Estudios
Hispanoamericanos, en la que desde entonces, es decir desde
1943, permanece como director.
La lista de colaboradores de la Escuela de Estudios Hispanoamericanos
fue muy extensa: Pérez-Embid, Calderón Quijano,
Muro Orejón, Javier Ayala, Gil Munilla, Céspedes
del Castillo, Giménez Fernández, Alfonso de
Cossío, Manzano, Marco Dorta, Lojendio, Arellano, Gutiérrez
Alviz, Hernández Díaz, Florales Padrón,
Peñalver Simó, Armas Medina, Sánchez
Pedrote, Meneos Guajardo-Fajardo y Bermúdez Plata,
éste último director del Archivo de Indias.
En esta Escuela de Estudios Hispanoamericanos se planteó,
en los años cincuenta, una monumental "Historia
Moderna" bajo el patrocinio científico del Consejo
Superior de Investigaciones Científicas. "Era,
para Vicente Rodríguez Casado, la primera vez que una
generación de historiadores se dedicaba a una labor
común".
Paralelamente a ello, Vicente Rodríguez Casado proseguía
sin descanso su labor de captación apostólica.
Florentino Pérez-Embid, José Antonio Calderón
Quijano Guillermo Céspedes y Octavio Gil Munilla "pasaron"
por su cátedra como adjuntos; los dos últimos,
Céspedes y Gil Munilla habían sido anteriormente
alumnos suyos; dirigió asimismo la tesis doctoral de
Vicente Palacio Atard, etc.
J. A. Calderón Quijano es hoy rector de la Universidad
de Sevilla; Guillermo Céspedes abandonaría el
Opus Dei años más tarde yéndose a América;
Octavio Munilla seguirá en Sevilla con fuertes responsabilidades
dentro del Opus Dei y mangoneando en la Facultad de Filosofía
y Letras, y Florentino Pérez-Embid, el más ambicioso
del grupo, trasladaría su centro de actividad a Madrid
en enero de 1947, aunque sus contactos y visitas a Sevilla
siguieran siendo muy frecuentes. En 1949 los cuatro habían
ganado oposiciones a cátedra en la Universidad de Sevilla.
A partir de la Escuela de Estudios Hispanoamericanos, con
Vicente Rodríguez Casado al frente, el grupo de Sevilla
organizó la Universidad Hispanoamericana de la Rábida,
las Asambleas de Americanistas, con su inevitable visita al
Archivo de Indias, el Colegio Mayor Santamaría del
Buen Aire, una Residencia de Investigadores situada en la
plaza de Doña Elvira y el club "La Rábida".
Los fondos del CSIC y del Estado fueron invertidos con cierta
generosidad en estas obras, verdaderos escaparates donde se
puede admirar en perpetua exhibición la castradera
labor que estos intelectuales afirman hacer "en defensa
de la Cultura". Cultura con mayúscula, por supuesto.
La Universidad Hispanoamericana, levantada cerca del monasterio
de La Rábida, en la confluencia de los ríos
Odiel y Tinto, será ampliamente utilizada para fines
de captación del Opus Dei. De igual modo el club La
Rábida, la Residencia de Investigadores y el Colegio
Mayor Santamaría del Buen Aire, situados en Sevilla
y su periferia. [Recientemente, el Opus Dei dirige en Sevilla
una escuela de arte y decoración, una residencia femenina,
un instituto de enseñanza media, el Colegio Mayor Guadaira
(masculino) y la Academia IFAR para la preparación
del curso preuniversitario].
Pero no todos los socios del Opus pertenecían a la
Facultad de Filosofía y Letras; en la Facultad de Medicina
ya militaba, por ejemplo, Díaz Domínguez, catedrático
de oftalmología; y, en la Facultad de Ciencias, Eduardo
Alastrúe. También en la Facultad de Ciencias
estaba por aquellos tiempos como catedrático Lora Tamayo
que nunca adquirió un compromiso firme con el Opus.
Designado luego ministro de Educación, llamó
a su lado compañeros de cátedra de su época
Sevillana como Martínez Moreno, (miembro éste
del Opus Dei), Hernández Díaz, etc., señal
evidente de sus limitaciones en la selección de un
equipo amplío de colaboradores para su ministerio.
Acusado, en las esferas del gobierno, de innumerables errores,
de debilidad, por un lado, y excesiva intransigencia, por
otro, su indecisa carrera política se vio truncada
con el despertar del movimiento universitario y la aparición
de una oposición política organizada en el seno
de la universidad española. Los restantes aspectos
de la política educativa durante su ministerio han
sido también un fracaso; pero ha sido sin duda "la
escasa coordinación" de su departamento con el
equipo del Plan de Desarrollo, preponderante entonces en el
gobierno, lo que precipitó su caída.
Otro puntal básico además de Vicente Rodríguez
Casado, fue en el grupo de Sevilla Jesús Arellano.
De la Rioja Navarra, de Corella exactamente, afincado en Sevilla
desde 1946 - fecha en que ganó la cátedra -,
Jesús Arellano ayudó a la promoción de
muchos jovencitos en aquella época. Antonio del Toro
ha sido uno de los discípulos más agradecidos
a su maestro y, aunque luego abandonaría el Opus Dei,
su labor no dejó de ser eficacísima en las filas
de la Obra.
De Sevilla proceden también los hermanos Fontán,
Antonio y Eugenio. Hijos de médico, Eugenio por su
matrimonio con una Oñate se dedicaría a los
negocios; Antonio, en cambio, a su cátedra y al Opus
Dei por completo. Patricio Peñalver Simó y Alfonso
Candau Parías, este último procedente de una
rica familia terrateniente de El Coronil (Sevilla), también
destacarían más tarde conquistando ambos oscuras
cátedras en universidades de provincias.
Recién terminada la guerra, un suceso pintoresco les
ocurriría a Jiménez Vargas, a Balcells, a López
Rodó y a los otros miembros del núcleo inicial
de fundadores del Opus Dei en Barcelona. Vivían en
un pisito en comunidad y algunos de entre ellos apenas sobrepasaban
los veintiún años. Esto hizo que tropezasen
con algunas dificultades para alquilar el piso y que se pusiera
a nombre de Alfonso Balcells Gorina, hoy exrector de la Universidad
de Salamanca, que entonces contaba veinticuatro años
cumplidos y era, por tanto, mayor de edad.
Llegó a oídos de los falangistas la historia
del piso y sospecharon de aquellos señoritos burgueses
que querían hacer vida "en comunidad" sin
ingresar en el seminario. En toda España estaba abierta
la veda del hombre y la especialidad de caza de los falangistas
era el homosexual y el judío, aparte, claro está,
de las especies comunes: masones, comunistas o demócratas
de cualquier signo o tendencia. Un día apareció
un piquete de falangistas: el piso fue registrado, yendo a
la cárcel sus habitantes, acusados de homosexualidad
y vida en común. Movilizadas influencias y aclarado
el equívoco, fueron puestos en libertad a las pocas
horas. El celo depurador de los camaradas falangistas fue
excesivo y el suceso no tuvo más consecuencias; pero
sirvió, en cambio, para que se encontrasen por primera
vez dos de las fuerzas políticas decisivas con que
ha contado Franco para mantener su dictadura en España:
el Opus Dei y la Falange.
El padrino más importante con que contó el
Opus Dei en esta época en Barcelona fue Fernando Valls
Taberner, nacido en 1888 y fallecido en 1942. Primogénito
de una de las familias de la oligarquía que más
ha abastecido con sus miembros las listas de socios del Opus
Dei, fue, según Gonzalo Fernández de la Mora,
"una difícil y equilibrada simbiosis de apostolado
religioso, investigación científica, promoción
cultural y acción política y financiera".
Contribuyó decisivamente a la puesta en marcha de la
delegación barcelonesa del Consejo Superior de Investigaciones
Científicas y con su prestigio avaló las exiguas
actividades del Opus Dei en sus comienzos apostólicos
de Cataluña. No lo ha olvidado el Opus Dei que, años
más tarde, en 1963, dedica un libro a su memoria.[José
María Albereda y otros colaboradores: "A Fernando
Valls Taberner". Diputación de Barcelona. Barcelona,
1963]]
Fernando Valls Taberner ingresó muy joven en la "Lliga"
y fue diputado del parlamento regional catalán en 1932.
Con anterioridad había sido desterrado por la dictadura
de Primo de Rivera. En 1936, huyó de Barcelona refugiándose
en Italia cuando era Duce Mussolini. A los pocos meses volvió
a España y, en 1937, en compañía de Eugenio
Montes y otros clerical-autoritarios, recorrió América
del sur buscando apoyo político para el "Movimiento"
de Franco. Escribió "Palabras del momento"
(1930), "En las horas confusas" (1934), de título
revelador, y en 1939, "Reafirmación espiritual
de España", donde justificaba el levantamiento
contrarrepublicano y teorizaba sobre el fascismo y los problemas
regionales. Escribió además en catalán
monografías sobre la historia medieval de Cataluña.
Fue un protector de la música y llegó a poseer
una de las mejores bibliotecas privadas de España,
todo ello unido a gerencias de empresas y a consejos de administración.
Falleció prematuramente a los 54 años de edad.
El grupo opusdeista de Barcelona, del que ya algunos miembros
habían frecuentado en tiempos de la República
la universidad con alguna fortuna (Balcells, por ejemplo,
fue delegado escolar durante cuatro años), utilizó
como trampolín para su apostolado en Barcelona la delegación
del Consejo Superior de Investigaciones Científicas,
desde el cual era lentamente introducido en la burguesía
catalana Camino, libro entonces recién aparecido. La
burguesía catalana, como afirma Vicens Vives, había
logrado rápidos y sensacionales triunfos en el espacio
de un decenio, tanto en el terreno artístico como en
el de la construcción de "carreteras negras"
(o de asfalto). ¿Qué milagro ocurría
para que Camino, libro de espiritualidad, "entrara"
tan fácilmente? ¿Qué talismán
había encontrado la burguesía catalana en la
obra de Escrivá y en sus adeptos?
El deslumbramiento de la burguesía y sus retoños
cuando leían las máximas de Camino o comenzaban
a desvelar los secretos de la Obra de Dios aparece reflejado
en el siguiente testimonio: "Estos y otros conceptos
los de Caminos sonaban en los oídos de los jóvenes
formados en los colegios de religiosos o que habían
soportado la asignatura de "religión" en
los cursos de bachillerato y en la universidad, como algo
nuevo y liberador. Por esta misma razón el Opus Dei
constituyó una verdadera tentación para ciertos
jóvenes catalanes. Para aquellos que, ya sea directamente,
ya sea por el ambiente familiar, habían vivido antes
de la guerra civil la entrada del nuevo catolicismo en Cataluña
a través de la "Federación de Jóvenes
Cristianos de Catalunya", el escoltismo, las nuevas escuelas,
el movimiento intelectual expresado principalmente por "El
Mati", etc. Pero el desengaño se produjo muy pronto
en los espíritus capaces de crítica. Fácilmente
se admitió que lo que el Opus Dei ofrecía no
era más que un nuevo tinte exterior pegado encima del
más típico y anacrónico "catolicismo
español", que venía, además, doblado
de espíritu y disciplina fascistas". ["Significación
religiosa, económica y política del Opus Dei".
Horizonte español 1966, tomo I, p. 232]
Por supuesto, que ese desengaño se produjo tan sólo
en ocasiones excepcionales porque los espíritus capaces
de crítica no abundaban entre los católicos
de la burguesía catalana. Así esos burgueses
que habían vivido directamente o en familia la entrada
del nuevo catolicismo en Cataluña antes de la guerra
y que habían encontrado en el alzamiento de los militares
en 1936 la salvaguardia de sus intereses y privilegios, leían
Camino con aprovechamiento porque encontraban en su lectura
algo que les era vagamente familiar y que les había
ayudado en su lucha contra el pueblo: una ideología
fascista. Fernando Valls Taberner, el marqués de Comillas,
Cambó, Félix Millet Maristany, son algunos de
estos prohombres catalanes. Juan March -financiero de calibre
internacional- merece ser citado aunque sólo de paso:
tuvo la clarividencia de apoyar con todos sus recursos el
alzamiento antirrepublicano. Algunos grandes industriales
vascos participaron de esta clarividencia autosalvadora. Entre
todos estos capitalistas católicos catalanes, la peripecia
biográfica de Félix Millet Maristany ilustra
ejemplarmente nuestra historia. En su juventud había
participado en la fundación de la "Federació
de Joves Cristians de Catalunya" y colaborador en el
diario "El Mati". Hacia los años cuarenta
aparece como presidente del consejo de administración
del que luego sería Banco Popular Español, sirviendo
Millet Maristany de cabeza de puente de la penetración
y control de este banco por el Opus Dei.
3. El Opus Dei en la enseñanza
superior
4. El Opus Dei en la enseñanza
media
5. Los Colegios Mayores y la
Universidad de Navarra
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