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 Libros silenciados: Opus Dei y desinformación.- E.B.E.

070. Costumbres y Praxis
ebe :

Opus Dei y desinformación

2 de Mayo de 2022 - E.B.E.

 

«hizo lo que es malo a los ojos del Señor»
(2 Reyes. 17,2)

Se ha acusado muchas veces al Opus Dei de mentir y de engañar. Tal vez sea más correcto decir que el Opus Dei recurre a la desinformación. Y esto sucede de manera tan habitual que podríamos hablar de uno de los vicios principales de la organización. Por eso cuesta tanto saber la verdad acerca del Opus Dei.

El modo de dar a conocer la restructuración regional que señalaba Gervasio en "Noticias o lo que sea", no sin razón con cierta perplejidad, es un modo de desinformar. En lugar de decir cómo son las cosas, se las presenta como lo que no son. Presentar como "un equipo" –como algo unificado- a la Comisión y a la Asesoría (los cuales deberían, según el fundador, estar a 5000 km de distancia entre sí), es desinformar)….  



Es muy posible que las cosas estén tan mal dentro del Opus Dei que ya no sepan en dónde están parados ni cómo atajar el derrumbe. Pero una cosa es la crisis interna y otra muy distinta desinformar para ocultar la crisis. La rígida disciplina del pasado –como la separación de 5000 km- ya no es aceptable –no es buena prensa- entonces hay que "modernizarse". No está mal maquillar un poco las cosas para presentarlas algo mejor, pero muy distinto es desinformar. Desde luego, como bien señala Gervasio al final de su artículo, el encogimiento organizativo responde a un encogimiento más grave: el de la disciplina interna.

Lo peor de todo esto es que detrás de ese hábito a desinformar hay una firme creencia en un fin ético, es decir, creer que desinformar es legítimo porque responde a "un fin superior" y por lo tanto ni es desinformar ni es mentir sino un modo de defenderse, de hacer proselitismo (de tener éxito apostólico) y de convivir en medio de una sociedad que "no nos entiende" si se le explican las cosas tal cual son. Esto también es desinformación, pero de puertas para adentro. Forma parte del auto-engaño.

¿Por qué el Opus Dei lo hace? ¿Por qué el Opus Dei ha venido desinformando desde tiempos fundacionales?

En última instancia habría que preguntarle a su fundador, por qué le infundió esa segunda naturaleza a su institución. Probablemente se trate de una táctica para triunfar, para tener éxito, objetivo que tanto anhelaba Escrivá (cfr. Llamados al éxito) pero también tenga relación con un tema de inseguridad del mismo fundador (si se sabe la verdad, todo se viene abajo). La pillería, que tanto alaba el fundador en su predicación, va en la misma línea.

En este sentido, uno podría comparar al Opus Dei con un loro, pero en lugar de repetir lo que uno dice, en este caso desinforma, desorienta, de manera constante.

Es lógico entonces que también se acuse al Opus Dei de ser una organización poco transparente o directamente opaca. Su opacidad es una consecuencia de su hábito de desinformar.

Lo paradójico del asunto es que uno mismo es víctima de la misma desinformación que viene desde arriba. Uno cree saber lo que es el Opus Dei hasta que se da cuenta de que en realidad no lo sabe, hasta que se marcha.

La desinformación llega a casos realmente chocantes, como es el dar cifras escandalosamente falsas acerca de la cantidad de miembros (cfr. Stoner) o datar confusa e incorrectamente documentos históricos, para dar a entender que son contemporáneos al momento de la fundación.

***

Pero hay una desinformación más sutil y peligrosa, como ha sido el haberle hecho creer a los laicos que formaban parte de la prelatura de la misma forma que los sacerdotes (y por lo tanto, sujetos a un prelado que los cuidaría a todos por igual, a clérigos y laicos).

Desinformación es enseñar que en una prelatura personal los laicos han de someter su fuero interno a la jurisdicción del prelado («someterse, así someterse», como decía Escrivá en su carta del 14-II-1974, nro.3) y que para permanecer en la prelatura (en «la barca») hay que rendirse al gobierno de las conciencias que ejerce el prelado sin ningún respaldo jurídico y en todo caso en contra de lo que manda el Código de Derecho Canónico (que si bien el canon 630, § 5. se refiere a los religiosos, es evidente que menos aún se puede dar en los laicos una situación de este tipo: «se prohíbe a los Superiores inducir de cualquier modo a los miembros para que les manifiesten su conciencia»).

Tal vez habría sido así –en realidad, ni siquiera- si hubiera sido aprobado el Opus Dei bajo la figura de la prelatura "cum proprio populo" pero no fue así. Sin embargo el Opus Dei actuó como si de hecho hubiera sido aprobado de esa forma, al mismo tiempo que A. del Portillo negaba completamente que hubiera pedido esa aprobación y luego hubiera sido rechazada: la entrevista que le hizo Navarro Vals (futuro vocero de Juan Pablo II) en 1982 fue una tremenda operación de desinformación (cfr. Haenobarbo: "No mentía, pero tampoco decía la verdad").

En este sentido, vale recordar la carta de Echevarría de 2011, escandalosamente regada de desinformación y que por ello produjo tantas reacciones en contra (véase archivo de OL).

Muchos comunicados de prensa del Opus Dei –incluyo aquí los mensajes del prelado- están sembrados desinformación: desde el último de Ocariz que habla del "cambio de interlocutor", desinformando de esta manera a los cooperadores orgánicos del Opus Dei acerca del alcance del cambio de Dicasterio hasta los comunicados de prensa sobre la denuncia de las ex numerarias auxiliares, diciendo en el primero que «siempre se obró conforme a la legislación vigente»  y «con el propósito genuino de promover el desarrollo humano». No digamos ya cuando recurren a la vieja muletilla de decir que el Opus Dei sólo presta atención espiritual y no tiene nada que ver ni con las asociaciones civiles ni con las mismas escuelas para empleadas domésticas, como el caso del ICES. Desinformación pura.

Es significativo que al Opus Dei, a lo largo de su historia, le haya interesado especialmente crear escuelas de negocios y facultades de ciencias de la información. Pero volvamos al tema.

Desinformar es decir durante décadas, por diestra y siniestra, que el Opus Dei era parte de la estructura jerárquica de la Iglesia, hasta que finalmente la Iglesia dijo que pertenece a los fenómenos asociativos (cfr. Gervasio, "Ya era hora").

¿Cuánto del proceso de canonización de Escrivá consistió en desinformar?

Desinformar es enseñar que el Opus Dei es algo más que una prelatura personal, es «la Obra de Dios» que tiene alcances (otorgados por Escrivá) mucho mayores a los aprobados jurídicamente y que lejos de ser cooperadores orgánicos, los laicos célibes (agregad@s y numerari@s) han de ser personas sometidas completamente a sus superiores, y en definitiva, al prelado.

Lejos de ser un traje a medida, la figura de prelatura personal es una diminuta prenda que deja sin cubrir -sin respaldar- gran parte de los modos de hacer del Opus Dei.

***

Toda esa labor de desinformación está desintegrándose gracias, entre otras cosas, al trabajo de años de Opuslibros: sí, gracias a los innumerables testimonios y críticas de Opuslibros es que al Opus Dei se le ha ido acabando la fiesta de la desinformación (aunque todavía tiene para un tiempo más, esto no termina de un día para el otro).

El cambio de dicasterio hay que entenderlo –aunque más no sea tangencialmente- como una acción de la Iglesia en sentido contrario al de la desinformación ejercida por el Opus Dei durante años: como el Opus Dei consiste de curas, no de laicos, van a pasar a depender del Dicasterio de los clérigos. Más claro imposible.

Pero para contrarrestar esa acción clarificadora, Ocariz declara: acá no ha pasado nada, todo sigue igual, el ministerio de la desinformación del Opus Dei desinforma que sólo ha cambiado de interlocutor. Esto me recuerda al libro de los Reyes, donde uno tras otro merecía el mismo elogio: vino un nuevo rey e hizo lo que no era agradable a Dios. Viene un prelado y hace lo mismo que el anterior: seguir desinformando.

La desinformación como algo palpable se empieza a fraguar en realidades tan tristes como la comentada por Antonio Moya: «desde las delegaciones se les está diciendo abiertamente [a numerarios] que se busquen medios de protección social para el futuro porque el Opus Dei ya no les va a poder mantener ni cuidar ni atender en la enfermedad o en la vejez». Claro, porque el prelado no tiene por qué hacerse cargo de los laicos, sólo de los clérigos, como bien dice el Código de Derecho Canónico (295 § 1).

Otra desinformación ha sido haberle dicho a l@s numerari@s que iban a santificarse en su trabajo profesional, cuando en realidad la mayoría terminaría en tareas internas.

Otra desinformación ha sido decirles a las numerarias auxiliares que iban a capacitarse o recibir una formación superior cuando en realidad sucedería algo muy distinto.

Otras desinformación es afirmar que jamás seriamos religiosos y al mismo tiempo hacernos vivir como tales (aquí además de desinformación hay disociación, algo tan peligroso como la desinformación o más, porque de alguna forma uno pierde contacto con la realidad al disociar lo que hace con lo que cree que hace).

Conclusiones

Se podría resumir que cuando el Opus Dei desinforma en realidad está mintiendo. Pero la gran diferencia está en que mientras la mentira tiene patas cortas, la desinformación tiene gran alcance e incluso crea un nivel de confusión que impide detectar o señalar la falta de verdad.

La mentira está teñida de intencionalidad. En cambio la desinformación es algo sistémico, que podría interpretarse como patológico, impersonal y sin ninguna intencionalidad sino más bien como una herramienta estratégica.

Que el Opus Dei desinforme es mucho peor a decir que miente, porque la acusación de mentir da pie a ataques personales, y por lo tanto inconducentes, mientras que la acusación de desinformar lleva a preguntarse por hechos concretos: ¿en qué cosas el Opus Dei desinforma? ¿Por qué desinforma?

Mentir puede ser un hecho aislado, desinformar tiene que ver con una estrategia institucional de largo plazo.

E.B.E.




Publicado el Monday, 02 May 2022



 
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