LA PRODIGIOSA AVENTURA EL
OPUS DEI.
GÉNESIS Y DESARROLLO DE LA SANTA MAFIA
Jesús Ynfante
CAPÍTULO I
4. Noble por la Iglesia, noble por el estado
Después de la promulgación de la ley canónica
sobre los Institutos Seculares y la obtención por parte
del Opus Dei del "decreto de alabanza" como primer
Instituto secular, en febrero de 1947, Escrivá debió
sentirse incómodo sin ningún título o
distintivo al frente del flamante Instituto secular. Dos meses
más tarde, el 22 de abril de 1947, Escrivá,
luego de dar una fuerte suma de dinero como limosna para obras
pontificias, fue nombrado "prelado doméstico de
Su Santidad", cargo honorífico que le daba derecho
al título de monseñor.
El 24 de enero de 1968 Escrivá solicitaba en Madrid
la rehabilitación del marquesado de Peralta que le
era concedido seis meses más tarde... El fundador del
Opus Dei que era desde 1947 noble por la Iglesia, también
lo es hoy por el Estado: monseñor se ha hecho también
marqués.
La rehabilitación es una autorización para
desempolvar un título nobiliario que se hallaba abandonado
no teniendo que ser el rehabilitado descendiente directo del
noble o ennoblecido que lo poseía; es decir, que el
título puede ser comprado por otro que no tiene nada
que ver con el antiguo propietario. Este abandono de títulos
nobiliarios, la caducidad como diría un experto, aparece
con la aplicación de los impuestos fiscales, es decir,
cuando algún noble encontraba dificultades para pagar
el impuesto a la Hacienda pública, abandonaba su titulo
y así disponía de algunas pesetas más
para su supervivencia. Algo parecido tuvo que ocurrirle a
Tomás de Peralta, primer marqués de Peralta
o a alguno de sus sucesores. [La información detallada
de este suceso procede del artículo "Monseñor
Escrivá quiere ser marqués". Revista
SP, 4 de febrero de 1968.]
El barón de Cobos de Belchite incluye en su "Nobiliario"
un apéndice donde figura una lista de "títulos
concedidos por el archiduque, y cuyos reales despachos se
conservan en el archivo de Estado, de Viena" [La lista
fue publicada en 1942 por Vicente Castañeda, entonces
secretario de la Academia de Historia. Entre los títulos
habla un principado, 17 grandezas de España; la mayoría,
sin embargo, eran marqueses sin grandeza (unos treinta y ocho).
Revista SP: art. citado]. Figuran en la lista un
centenar de títulos, entre ellos el de Tomás
de Peralta, en quien sin duda se premiaron méritos
bélicos o diplomáticos, pues la diplomacia también
se movió intensamente en aquella época. El archiduque
era Carlos de Austria y la época el primer tercio del
siglo XVIII.
La paz de Utrecht (1713) significó no sólo
la pérdida de Gibraltar y la desmembración del
Imperio español en Europa, sino la liquidación
de un pleito sucesorio entre Felipe de Anjou y Carlos de Austria,
que dio la corona a la casa de Borbón, finalizando
así la guerra de sucesión. El pretendiente austriaco
que inesperadamente se convirtió en emperador al morir
su hermano primogénito no reconoció como rey
de España a Felipe de Anjou hasta un tratado firmado
en Viena en 1725. A la hora de firmarlo, Carlos no olvidó
a sus partidarios, muchos de los cuales habían recibido
mercedes y títulos, y Felipe V no tuvo inconveniente
en darles reconocimiento legal. [Revista SP Artículo
citado]
Como la rehabilitación es una gracia, legalmente los
solicitantes deben "hallarse adornados de méritos
que les hacen dignos de obtenerla". A veces, estos méritos
han de ser "extraordinarios"; en todo caso, han
de ser "méritos que excedan del cumplimiento normal
de obligaciones propias del cargo, profesión o dignidad
social del pretendiente y no hayan sido objeto de recompensa
anterior". A la petición de Escrivá, que
tuvo que ir unida al árbol genealógico y la
relación de méritos, le siguió el plazo
de posible oposición y otro de prueba con los oponentes,
que no hubo; intervinieron luego la Diputación permanente
de la Grandeza de España y el Consejo de Estado, antes
de que el ministro de Justicia propusiera la resolución
a Franco, el jefe del Estado. [Revista SP, artículo
citado]
Escrivá ha obtenido el título, pero algunos
se preguntan qué hará con él. Que el
hermano Santiago haya pedido la rehabilitación de barón
de San Felipe, parece excluir la posibilidad de que existiera
un "compromiso doméstico" que, aprovechando
los méritos del fundador del Opus Dei, iría
seguido de una cesión a su hermano. El marquesado es
para él, para José María Escrivá;
a cuyo uso recurre para satisfacer su tremenda ambición
y hacer olvidar definitivamente a aquel hijo de un pequeño
comerciante arruinado de Barbastro. A menos que piense utilizarlo
para una operación política de envergadura.
Esta operación consistiría en la toma del poder
y consiguiente ocupación por parte de los socios "nobles"
del Opus Dei de todos los puestos directivos de la soberana
Orden de Malta. [Esta noticia procede de responsables de
la Orden extremadamente inquietos por las operaciones de sondeo
realizadas por algunos socios de la Obra de Dios en Roma y
en España. La Soberana Orden Militar de San Juan de
Jerusalén, llamada de Malta, es la única Orden
de Caballería existente en el mundo con un estatuto
jurídico equivalente al de Estado de Derecho internacional,
aunque sin territorio. El Vaticano, España, Senegal
y otros países mantienen relaciones diplomáticas
con la Orden de Malta]
Lo que es indudable, es que piensa utilizarlo con la monarquía
que se avecina en España. El título ha sido
a todas luces bien escogido; pues no compromete a Escrivá
ni frente a los partidarios de la familia Borbón, ni
frente a los carlistas, sus rivales dinásticos. [Aunque
las guerras carlistas -en 1833 comenzó la primera-
tuvieron lugar el siglo pasado, hay que remontarse más
de cien años antes, a la guerra de sucesión,
para conocer los orígenes de la querella dinástica
que ensangrentó el país durante el siglo XIX.
El duque de Anjou, hijo segundo del delfín de Francia
y nieto de Luis XIV, fue instalado en 1701 en el trono con
el nombre de Felipe V, rey de España. Así llegaron
al poder los Borbones. El conflicto sucesorio que estalló
tras la muerte de Fernando VII, en 1833, estaba pues larvado
desde el 10 de mayo de 1713 cuando Felipe V excluyó
de todo derecho de sucesión a las mujeres por medio
de la Ley sálica que, encima, había sido trasplantada
desde Francia. Las guerras carlistas fueron más bien
una guerra ideológica que una lucha dinástica.
Por un lado, los carlistas; por otro, los liberales. Como
telón de fondo, una España dividida en regiones
litorales en oposición al centralismo del Estado moderno
y laico, instalado en plena meseta castellana.]
Con la maniobra político nobiliaria que representa
la compra del título, Escrivá: 1) llega a ser
miembro -aunque advenedizo- de la aristocracia española;
2) entra a formar parte honoraria de la familia política
carlista (el marqués de Peralta fue uno de los fieles
del archiduque Carlos que se enfrentó al primer Borbón
de la dinastía en la guerra de sucesión; y no
se olvide, además, que el Opus Dei tiene ya instalada
su universidad y cuenta con fuerza hegemónica en Navarra,
feudo carlista); 3) gana asimismo la consideración
de los monárquicos partidarios de la familia Borbón,
bien sean de don Juan o del príncipe Juan Carlos.
Sin lugar a dudas, el hoy marqués de Peralta es una
pieza clave de la monarquía que está preparada
desde hace más de veinte años en España.
La entrevista que tuvo Escrivá con el pretendiente-padre
en Estoril, en mayo de 1967 y anteriormente en Roma con Carlos
Hugo, el pretendiente carlista, más los contactos directos
que mantiene con Carrero Blanco, el verdadero patrón"
del régimen franquista, así parecen confirmarlo.
[Según el diario Arriba (13 de mayo de 1967),
Escrivá mantuvo dos largas entrevistas con don Juan
de Borbón, conde de Barcelona y con Pedro Sáinz
Rodríguez, exministro franquista, que es consejero
y colaborador del pretendiente-padre. El Pensamiento Navarro
(17 de mayo de 1967) precisó que las entrevistas no
tuvieron ningún carácter político y que
recientemente Escrivá había recibido a Carlos
Hugo de Borbón Parma y a la princesa Irene, y que esperaba
recibir pronto a Xavier de Borbón Parma en una entrevista
privada, sin ningún carácter político
repetía sospechosamente el diario de Pamplona.]
No hay que olvidar, por último, que la mafia tecnocrática
en el poder, encabezada por socios de la Obra de Dios, ya
ha logrado entronizar a Juan Carlos de Borbón como
heredero oficial de la monarquía clerical-autoritaria
y el marqués de Peralta tendrá una influencia
decisiva en la corte de Madrid.
Puede calcularse en un cuarto de millón de pesetas
el coste de la última operación política-nobiliaria
del fundador del Opus Dei: a la rehabilitación de un
titulo de marqués, sin grandeza, que cuesta 175,000
pesetas hay que añadirle gastos adicionales como actas
notariales, certificaciones, etc. En España doscientas
cincuenta mil pesetas son una suma de dinero considerable;
aunque este capricho de Escrivá sea una bagatela para
la Obra de Dios.
5. El culto al Fundador
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