LA PRODIGIOSA AVENTURA EL
OPUS DEI.
GÉNESIS Y DESARROLLO DE LA SANTA MAFIA
Jesús Ynfante
CAPÍTULO I
5. El culto al Fundador
En pocos años el Opus Dei, la organización
creada por Escrivá, se ha transformado en una mafia
poderosísima, cuyo personaje central sigue siendo el
hoy marqués de Peralta y ayer José María
Escrivá, sacerdote aragonés. El culto al Fundador
ha alcanzado, sin embargo, extremos inauditos dentro de la
Obra de Dios. Los miembros del Opus Dei, dado que actualmente
cuentan con fuerza financiera, quieren comprar todo objeto
o lugar que esté vinculado con el Fundador en cualquiera
de las etapas de su excelsa vida.
Así intentaron comprar la casa donde nació
Escrivá para convertirla en museo, tropezando hasta
ahora con la rotunda negativa de sus actuales propietarios.
También hicieron intento de adquirir la pila de agua
bendita de la iglesia de Barbastro, donde Escrivá fue
bautizado; pero ésta había sido destrozada durante
la guerra civil.
El lugar donde afirma Escrivá que solía ir
a rezar en su infancia, la pequeña ermita de Torreciudad,
cerca de Bolturina y no lejos de Barbastro, ha sufrido, en
cambio, grandes transformaciones. Allí, en el lugar
de devoción escogido por el Fundador durante sus más
tiernos años fue inaugurado, el 3 de mayo de 1964,
un gran santuario.
Con la ermita de Torreciudad, el Opus Dei ha iniciado una
operación de envergadura además del santuario
están construyendo una casa de retiros y un pabellón
añejo, varias hospederías, hoteles, etc. "Aquella
ermita encaramada en una peña será conocida
por cristianos de todo el mundo", escribió un
destacado socio del Opus Dei. [Javier Ayesta Díaz:
Mundo cristiano, n.º 18, julio de 1964].
Siguiendo su táctica habitual, la Obra de Dios constituyó
una sociedad anónima que compró inmediatamente
a la diócesis de Barbastro la ermita y el extenso monte
que la rodea, "para que en el futuro todo el monte que
se ve desde la ermita sea propiedad del santuario" [Javier
Ayesta Díaz, artículo citado] Incluso la
imagen deteriorada e irreconocible que estaba instalada en
la ermita ha sido totalmente remozada, ofreciéndose
hoy "la Virgen de Torreciudad" a los devotos que
acuden a adorarla en madera de carrasca de un estilo románico
"avanzado". Pero el Opus Dei no reconoce el culto
al Fundador como una de sus principales devociones y entonces
las causas de la presencia en Torreciudad y alrededores son
explicadas de la siguiente manera: "El amor a Nuestra
Señora ha llevado al Opus Dei a hacerse cargo ahora
del Santuario para establecer allí una intensa labor
espiritual, abierta a personas de todos los países,
que dará a Torreciudad un nuevo esplendor" [Javier
Ayesta Díaz, artículo citado]
Otro curioso ejemplo de este culto fascista al Fundador tuvo
lugar en la iglesia de San Cosme, en Burgos. Un buen día
aparece un equipo de expertos que reproduce, milímetro
por milímetro, la imagen y uno de los retablos que
allí existen. La copia exacta iba destinada a Roma
para que el Fundador pudiera rezar, en uno de los oratorios
de la Casa generalicia, sin hacer grandes esfuerzos de imaginación,
como lo hizo en la parroquia de San Cosme mientras estuvo
en Burgos durante la guerra civil.
Pero Escrivá hoy insiste, sobre todo, en que "sus
hijos tienen que ser como los patos, que tienen que aprender
a nadar, nadando"; es decir, hacer apostolado sin abandonar
su ambiente y profesión. Para reforzar aún más
esta imagen, el fundador del Opus Dei ha dibujado palmípedos
en todo género de materias y por todas partes. [Florentino
Pérez-Embid] Hay dibujos de patos realizados por
el propio Escrivá en cristal, madera, porcelana, papel...
Unos con la dedicatoria personal del "Padre" y otros
impresos pero que tienen gran difusión entre los íntimos
de la Obra de Dios. En Molino Viejo, una de las casas de retiros
del Opus Dei en la provincia de Segovia, se conserva grabado
en una de las paredes el dibujo de un pato atribuido, según
dicen, a la propia mano de Escrivá... Es una lástima,
sin embargo, que la secreción glandular que suelen
tener los palmípedos en otoño no coincide con
las fechas de admisión de nuevos socios al Opus Dei
(19 de marzo; 15 de agosto) porque ayudaría, sin duda,
a completar la imagen palmipediana que utiliza como recurso
Escrivá para sus "hijos" e "hijas"
de la Obra de Dios.
Refiriéndose a Escrivá, Florentino Pérez-Embid
-hoy director general de Bellas Artes- afirma en su biografía
que "[...] ahora se le puede encontrar con frecuencia
en el silencio de su cuarto de trabajo, o bien rodeado por
un grupo de esos estudiantes, en el rincón de un patio,
junto a una mesa cargada de planos y proyectos, o junto al
Sagrario de uno de los muchos oratorios, que en aquella casa
hay por todas partes" La mesa cargada de planos y proyectos
en el cuartel general del Fundador en Roma, no forma parte
de la decoración: Escrivá supervisa personalmente
los proyectos de envergadura para los edificios que el Opus
Dei construye hoy por todo en mundo. En Camino, ya había
escrito: "Deja tu afición a las primeras piedras
y pon la última en uno solo de tus proyectos"
(máxima 42); "Si no levantarías sin un
arquitecto una buena casa para vivir en la tierra, ¿cómo
quieres levantar sin Director el alcázar de tu santificación
para vivir eternamente en el cielo?" (máxima 60);
"¿Has visto como levantaron aquel edificio de
grandeza imponente? -Un ladrillo, y otro. Miles. Pero, uno
a uno. -Y sacos de cemento, uno a uno. Y sillares, que suponen
poco, ante la mole del conjunto. -Y trozos de hierro. -Y obreros
que trabajan, día a día, las mismas horas...
¿Viste como alzaron aquel edificio de grandeza imponente?...
¡A fuerza de cosas pequeñas!" (máxima
823); "¡Galopar, galopar!... ¡Hacer, hacer!...
Fiebre, locura de moverse... Maravillosos edificios materiales...
Espiritualmente: tablas de cajón, percalinas, cartones
repintados... ¡ galopar!, ¡hacer! -Y mucha gente
corriendo: ir y venir [...] " (máxima 837). La
máxima 844, citada anteriormente, hace también
referencia a la arquitectura y a los edificios.
Es importante señalar la vocación de arquitecto
de José María Escrivá. Ya su madre, hoy
"abuela" de todo el Opus Dei, había afirmado
que "una vez tuvo la ilusión de que José
María llegara a ser arquitecto". Ha sido, sin
embargo, a partir de los años sesenta cuando Escrivá
se ha dedicado verdaderamente a la arquitectura, coincidiendo
con la expansión internacional de la Obra de Dios.
Evidentemente, el aparato del Opus Dei, verdadera fortaleza
burocrática, ha sido la mejor obra arquitectónica
de José María Escrivá. La primera piedra
data, en consecuencia, de 1928.
No hay que olvidar tampoco que la España de Franco,
bajo la influencia arquitectónica nazi y fascista,
ha producido edificios de un falso monumentalismo neoclásico,
como el Valle de los Caídos, el Ministerio del Aire
y la Universidad laboral de Gijón. Con el deshielo
iniciado en la década de los cincuenta, algunos arquitectos
clerical-autoritarios españoles se abrieron a nuevos
horizontes. Así, en Madrid -señala Oriol Bohigas-
arquitectos monumentalistas siguen un camino de simplificación
que les va aproximando, casi sin darse cuenta, a las soluciones
do los empiristas nórdicos. Miguel Fisac, por ejemplo,
se encuentra en esta línea con el Instituto de Óptica
en Madrid o el Colegio de los dominicos en Valladolid. [Gillo
Dorfles: Arquitectura moderna. Traducción de
Oriol Martell. Revisión y apéndice por Oriol
Bohigas. Seix Barral, Barcelona, 1967]
La actitud de apertura de Miguel Fisac, personaje que evolucionó
mucho con relación a su medio -su matrimonio y degradación
dentro del Opus Dei son prueba suficiente-, no ha tenido grandes
repercusiones en el seno de la Obra de Dios. La fiebre constructora
del Opus Dei, consecuencia directa de su expansión,
se mantiene dentro de las coordenadas arquitectónicas
de una ortodoxia clerical-autoritaria. El edificio central
de la Universidad de Navarra es una muestra reciente de este
género arquitectónico que ha encontrado en José
María Escrivá un firme adepto.
Una vez analizados los sueños de arquitecto del Fundador
y, en líneas generales, el diseño de la Obra
de Dios, pasemos a ver "las bases de reclutamiento";
es decir, las plataformas utilizadas por los primeros seguidores
de Escrivá y desde donde se lanzaron a la construcción
de un imperio, "el imperio de la Obra de Dios".
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