LA PRODIGIOSA AVENTURA EL
OPUS DEI.
GÉNESIS Y DESARROLLO DE LA SANTA MAFIA
Jesús Ynfante
CAPITULO I
Capítulo I.3. Los modelos organizativos: la Liga
de San Pío V y la institución Libre de Enseñanza:
la Asociación Católica Nacional de Propagandistas
y la Compañía de Jesús
Los modelos organizativos que conformaron en principio el
Opus Dei fueron la Liga de San Pío V y la Institución
Libre de Enseñanza.
La Liga de San Pío V, en latín Sodalitium Pianum
(S.P.) que se conoció más corrientemente en
Francia, donde tuvo fuerza, con el nombre de "La Sapiniere"
porque su distintivo era un abeto (en francés, "sapin"),
fue una organización secreta nacida en el seno de la
Iglesia católica para combatir el progreso y la democracia.
Estos católicos integristas, que gozaron de una completa
tolerancia e incluso complicidad del Vaticano, eran acérrimos
defensores de la integridad de la doctrina católica
y de la autoridad y jerarquías romanas. Eugenio Pacelli,
luego Papa Pío XII, mantuvo estrechos contactos con
la Liga de San Pío V durante el pontificado de Pío
X y todos los jerarcas de la Iglesia veían con mayor
o menor agrado su existencia [El fundador de La Sapiniére
era monseñor Umberto Benigni que, a partir de 1909,
monta una red de confidentes especializada en la denuncia
de los elementos progresistas dentro de la Iglesia católica.
En una carta de protesta al Vaticano (octubre de 1914), alguien
indicó un poder irresponsable, anónimo y oculto,
al margen de la jerarquía legítima"; pero
no se conoció la existencia de La Sapiniére
hasta 1915, cuando los alemanes, ocupando Bélgica,
descubrieron en casa de uno de los miembros del Sodalitlum
Planum, numerosos documentos comprometedores que, tras diversas
peripecias, acaban de ser íntegramente publicados en
Francia por Emile Poulat en "Intérgrisme et cathollcisme
Integral" (Casterman, París, 1969). Pío
X era, según el código secreto de los agentes
de La Sapiniére, "Lady Micheline"; el cardenal
Merry del Val, secretario de Estado, "Ramé "
o "Jorge"; los obispos eran llamados "aparceros"
o "directores de sucursal"; la policía, "Foucheau";
etc.]
En tiempos de Benedicto XV (1914-1922), estalló el
escándalo y los defensores de la doctrina católica
-los integristas- recibieron una cuasi amonestación
de este pontífice. En la ya citada entrevista a la
revista sacerdotal "Palabra", José María
Escrivá sitúa en esta época los orígenes
del Opus Dei cuando reconoce textualmente "que el Amor
de Dios me hacía barruntar desde 1917" lo que
luego vino a ser la Obra de Dios.
El conocido teólogo católico Urs von Balthazar
vincula directamente al Opus Dei con La Sapiniére en
su famoso artículo sobre el integrismo"
El número 12 de "Der Spiegel" de 1965 señalaba,
por su parte, que la idea inicial que tenía el padre
Escrivá al fundar el Opus Dei era principalmente de
constituir un movimiento de jóvenes intelectuales católicos
que pudiera oponerse a la acción de la Institución
Libre de Enseñanza. Tomando ejemplo de la eficaz labor
secreta de la masonería, quiso organizar también
en secreto su obra para combatir a los enemigos con sus propias
armas." [Der Splegel, n.º 12 (1965), p. 71-72.
(Citado en Horizonte español 1966, tomo 1. Ruedo ibérico,
París, 1966, p. 228, nota 2.)]
Si no la masonería, al menos las sociedades secretas
aparecen claramente en las referencias del fundador del Opus
Dei. En Camino, máxima 833, llega a escribir: "¿No
ves cómo proceden las malditas sociedades secretas?
Nunca han ganado a las masas. -En sus antros forman unos cuantos
hombres-demonios que se agitan y resuelven a las muchedumbres,
alocándolas, para hacerlas ir tras ellos, al precipicio
de todos los desórdenes... y al infierno. -Ellos llevan
una simiente maldecida."
En la máxima 849 hace también una ligera referencia
a "volterianismos de peluca empolvada, o liberalismos
desacreditados del XIX". Los designios oscuros que reflejaba
la máxima 844 han llegado a tener en el trascurso de
los años una claridad meridiana: "¿Levantar
magníficos edificios?... ¿Construir palacios
suntuosos?... Que los levanten... Que los construyan... ¡Almas!
-¡Vivificar almas..., para aquellos edificios y para
estos palacios! ¡Qué hermosas casas nos preparan!"
Para muchos comentaristas esta máxima escrita antes
de 1934 es una alusión neta a los organismos científicos
de la Institución Libre de Enseñanza [José
Luis Aranguren: "El futuro de la universidad". Cuadernos
Taurus, n.º 56, Madrid, 1962, p. 12].
Antonio Tovar ha afirmado en un artículo reciente,
publicado en "Ibérica", que el Opus Dei en
sus comienzos estaba pensado sin duda como organización
secreta. Empezaba por imponérselo la copia que se habían
propuesto de los métodos supuestamente masónicos
de la e Institución" [Libre de Enseñanza].
Para Aranguren, la historia universitaria del Opus Dei es,
en muchos aspectos, una parodia de la Institución"
Sabiendo que los primeros veinte años de la vida del
Opus Dei discurrieron entre los organismos científicos
y la universidad se comprende fácilmente al alcance
de esta frase. Refiriéndose a la fundación por
iniciativa del Opus Dei de la Universidad de Navarra, Aranguren
precisa aun más esta influencia: Antonio Tovar señala
en el diario La República de Caracas que "en Roma,
en ambientes no alejados de la Curia y de las dos embajadas
de España, nos informaron personas bien enteradas de
que monseñor Escrivá había bebido para
su fundación en las doctrinas de un grupo, precisamente
sacerdotal, que fue una filial de Action Francaise [...] y
tuvo por emblema un abeto, por lo que se llamaba la Sapiniére
[...] Y así, desde sus comienzos, el Opus Dei, con
su primera savia bastante integrista, se encontró ante
ese mundo cambiante en que le ha tocado cumplir "su destino".
Es sintomático además que en el segundo número
de "Nuestro Tiempo", editado por la Obra de Dios,
apareciera un artículo laudatorio de J. Sampere Castillejo,
notorio socio del Opus Dei, sobre Pío X y el integrismo".
Sus "patterns" extrañamente mezclados son
dos, y ya los conocemos: la Institución Libre de Enseñanza
y el Requeté. El Opus Dei -continúa Aranguren-al
frustrarse su empeño de adueñamiento espiritual
de la Universidad, se separa de ella, se traslada a Navarra,
sede del carlismo, y se fortifica allí para, a modo
de "intelectual requeté" (términos
que, tal vez por primera vez, se juntan aquí) iniciar
desde Pamplona la reconquista espiritual de España."
En este propósito no debe olvidarse que en el siglo
XIX -como señala Gerald Brenan- "los enemigos
de los carlistas eran [...] los liberales. Y así como
los carlistas tenían una sociedad internacional de
jesuitas, que dirigía su política y ampliaba
sus fines, así también los liberales contaban
con los masones" [Gerald Brenan: "El laberinto español".
Ruedo ibérico, París, 1962, p. 157. El mismo
Brenan señala que el partido liberal fue el regalo
que hizo España al mundo y que la masonería
se había convertido en la internacional de la revolucionaria
clase media en su lucha contra las instituciones feudales
y religiosas. Veamos como se llegó a la fundación
del partido liberal por parte de la masonería en España:
la masonería fue introducida en España por los
ingleses. El duque de Wharton fundó la primera logia
en Madrid, en 1728, y, aunque prohibida por la Inquisición,
se extendió entre la aristocracia ilustrada y los ministros
de Carlos III. En 1780, los ritos más exóticos
del Gran Oriente, fundado siete años antes por el duque
de Chartres, substituyeron a los ritos escoceses y, en 1789,
el conde de Aranda, primer ministro, que había sido
amigo de Voltaire, llegó al grado de gran maestre.
Algunos miembros del círculo del rey se sumaron. Las
logias propagaban las ideas humanitarias, que constituían
la doctrina de moda de la época y que inspiraban la
actitud del gobierno y de la pequeña clase dirigente.
Los masones adquirieron, pues, gran poder y durante veinte
años la logia de Madrid fue una especie de consejo
de Estado, a través de la cual pasaba el camino de
toda influencia. La guerra de la Independencia, dividió
las logias, algunas de las cuales se inclinaron hacia José
Bonaparte, mientras otras se ponían al lado de la causa
nacional. No obstante, el número de sus miembros aumentó
considerablemente con la inclusión de muchos oficiales,
y cuando las famosas Cortes Constituyentes se reunieron en
Cádiz, en 1810, se fundó una nueva rama patriótica,
el Gran Oriente de España, la cual procedió
al instante a la fundación del partido liberal.] La
relación que señala Gerald Brenan entre los
carlistas y la Compañía de Jesús no tiene
fundamento el Opus Dei, en cambio, tras su instalación
en Pamplona (Navarra) intenta, aunque con poca fortuna, ocupar
ese puesto.
El Opus Dei ha venido a ocupar, en la Iglesia católica
española, el papel que la masonería ocupó
entre los liberales españoles. El arraigo que ha tenido
el Opus Dei entre los clerical-autoritarios se explica parcialmente
gracias a esto: si la Iglesia planteó denodadamente
la lucha contra el liberalismo y la masonería, el Opus
Dei como espuria Ave Fénix nacida de las cenizas de
una institución masónica ha sido el banderín
de enganche de todos los clerical-autoritarios españoles,
para más tarde llegar a serlo entre los del mundo entero.
A principios de siglo, dos fuerzas intelectuales opuestas
se encontraron en el seno de la sociedad española:
por un lado, la Institución Libre de Enseñanza,
con raíces en el krausismo, enarbolando ideológicamente
el racionalismo y en el campo de la política un progresismo
demócrata y republicano. Enfrente, la Iglesia católica,
con una tradición reaccionaria de siglos, respaldando
a las clases poseedoras, que por nacimiento y por derecho
eran dueñas de España, y profesando un monarquismo
político en un grado más o menos desaforado.
Herbert Marcuse, comentando a este propósito la actitud
de Freud, [en "El porvenir de la ilusión",
Freud subrayó el papel de la religión en la
desviación histórica de la energía del
verdadero mejoramiento de la condición humana a un
imaginario mundo de salvación eterna, y pensó
que la desaparición de esta ilusión aceleraría
mucho el progreso material e intelectual de la humanidad.
(Herbert Marcuse: "Eros y civilización".
Era, México, p. 53.)] mantiene en "Eros y
civilización" que la actitud científica
ha dejado de ser hace mucho la antagonista militante de la
religión y que incluso las funciones de la ciencia
y la religión tienden a llegar a ser complementarias.
Este no ha sido cl caso de España.
En España la corriente ilustradora, que llevaba en
su seno una actitud laica, científica y positivista,
surge con fuerza tomando formas sociales concretas en tiempos
de la Restauración. La Institución Libre de
Enseñanza, que influyó poderosamente en el último
cuarto del siglo XIX y en el primer tercio del siglo XX, significa
una cristalización genuina de esta corriente. Enfrente,
como corriente antagónica, estaba la Iglesia.
Luego, con el triunfo de la contrarrevolución en 1939,
se intentó aniquilar todas las organizaciones políticas
e ideológicas de la clase obrera, así como de
la burguesía liberal (por ejemplo, la Institución
Libre de Enseñanza) en España.
Conviene analizar algunas muestras de literatura clerical-autoritaria
de este periodo. El libro más representativo fue publicado
en San Sebastián en 1940, en el epílogo de "la
cruzada", bajo el titulo de "Una poderosa fuerza
secreta: la Institución Libre de Enseñanza".
Sus autores, muchos de ellos bajo seudónimo, pretendían
mostrar la conexión que existió entre la masonería
y la Institución Libre de Enseñanza, para atacar
a ambas. El libro estaba editado por la Confederación
Nacional de Padres de Familia.
Anteriormente, Vicente Gay, catedrático que dirigió
la delegación de Prensa y Propaganda del Estado en
los albores del régimen de Franco, había ya
escrito unas sabrosas reflexiones sobre la Institución
Libre de Enseñanza:
"Un Ghetto barrio y refugio judaico, era la Institución
Libre de Enseñanza. Como el Ghetto que a orillas del
Tíber servía de refugio a los judíos
el Ghetto institucionista busco a orillas del Manzanares su
barrio también, apartado de la risa goyesca del Madrid
bullicioso, alegre y confiado (Obelisco, 8) Judío era
su fundador, por su apellido (Ríos, ¿hay nombre
más judío?), por su cara y sus maneras. Judía
la familia, dio ejemplares tan curiosos como don Fernando
de los idem, que siendo ministro de Instrucción pública
quitó las subvenciones a las escuelas católicas
y las acordó a las hebreas del Protectorado español
en Marruecos, en las que, rodeado de sus compadres, declaraba
su Excelencia que "se sentía como en su propia
casa". ¡Ya lo creo! ¡Y después dirán
que los judíos disimulan! Tenían los del Ghetto
la misma unión que suelen establecer las comunidades
hebreas. Cultivaban hasta la barba, aún en días
en que la limpieza y el aseo puso de moda el rasurado a la
americana." [Vicente Gay: "Estampas rojas y caballeros
blancos", p. 37. (Citado por H.R. Southworth en "Antifalange",
Ruedo Ibérico, París, 1967, p. 177.)]
Para los clerical-autoritarios españoles como para
los nazis en Alemania y los fascistas en Italia, el etnocentrismo
fue una baza importante el marxismo era una doctrina al servicio
del judaísmo y la masonería, a su vez, un aliado
potente del judaísmo. Alcázar de Velasco, por
ejemplo, señala en uno de sus libros que "el comunismo
puesto al servicio del judaísmo amenaza invadir a Europa"
(p. 27); que "el judaísmo, y su aliado la masonería,
penetran en todas partes" y que "el pueblo judío
[...] tiene la misión de dominar la tierra" (p.
3l) [Ángel Alcázar de Velasco: "Serrano
Suñer en la Falange". (Citado por R.R. Southworth
en "Antifalange", p. 55.)]
En esta campaña antimarxista, antimasónica
y antijudía participaron activamente Carrero Blanco
-hoy vicepresidente del gobierno-, Enrique Suñer, J.
Tusquets, Mauricio Carlavilla, Julián Cortés
Cavanillas, N. González Ruiz, el Padre Carreras y el
Padre Bayle, Castro Albarrán, Cossío, Sancho
Izquierdo, el marqués de Lozoya, Martín Sánchez-Jubá,
etc., que escribieron inflamados artículos y libros
para borrar la huella ideológica de las sociedades
secretas. Toda esta literatura -como reconoce Antonio Fontán,
destacado socio del Opus Dei "aporta, indudablemente,
cierta documentación de hechos; y algunos de los escritores
y profesores que contribuyen a ella aparecerán personalmente
vinculados a los movimientos activos que han ido incorporando
después elementos católicos a la vida universitaria
y a las cátedras de las Facultades españolas.
[Antonio Fontán: "Los católicos en la
Universidad española actual". Rialp, Madrid, 1961,
p. 34] Sin comentarios.
El Opus Dei, que arraigó primeramente en individuos
y núcleos intelectuales de la pequeña burguesía
provinciana, necesitó el aniquilamiento, en 1939, de
las sociedades secretas españolas -que tradicionalmente
tenían un arraigo pequeño burgués -para
fortalecerse él mismo. En esta campaña aniquiladora,
el Opus Dei, organización embrionaria, participó
indirectamente junto con la Iglesia y los diversos grupos
clerical-autoritarios: fue la Falange directamente, o el incipiente
aparato de Estado, los brazos ejecutores de la sangrienta
represión que sirvió de colofón a "la
cruzada". Hoy día la burguesía española
no tiene necesidad para sobrevivir de sanguinarias cruzadas
ni de aniquilamientos en masa.
El núcleo originario de miembros del Opus Dei, durante
su periodo embrionario, acumuló una experiencia organizativa
sobre las sociedades secretas que luego utilizó cuando
la cruzada de Franco cambió radicalmente la orientación
ideológica de clase en España. La acogida favorable
que siempre encontraron las sociedades secretas en las capas
semi burguesas, en la tan controvertida clase media española,
explica también el impacto posterior del Opus Dei en
la sociedad española. G Brenan comenta esta acogida
en el siglo XIX, cuando tras el alzamiento de Riego en 1820:
"Las logias se extendieron hasta penetrar toda la vida
de la clase media. Se convirtieron en una de esas instituciones
típicamente españolas como la Inquisición,
el ejército, y los escalafones oficiales, que, como
tienen empleos que ofrecer, alcanzan en un abrir y cerrar
de ojos enormes proporciones pues cuando controlaban al gobierno
tenían en sus manos todos los puestos militares y burocráticos
del país. Por esta razón sin duda, representaban
a un liberalismo moderado y los radicales o exaltados, que
también anhelaban ocupar puestos, crearon sociedades
rivales." [Gerald Brenan Op. ctt,, p. 158. En este
auge masónico en España, durante el siglo XIX,
tuvo lugar un interesante conflicto que Cuenta Ramos-Oliveira,
entre los burgueses que aceptaban ciegamente la jerarquía
y los dogmas masónicos y, por otra parte, los que eran
partidarios de su hispanización: [...] el estado llano
dc la Masonería, el sector más próximo
al pueblo, consideró no tardando que el rito carecía
de tradición en España e invocando románticamente
la tradición liberal fundó "Los Comuneros"
"o hijos de Padilla", Los Comuneros adoptaron otra
liturgia en vez de la escuadra y el cumpas y demás
símbolos masónicos pusieron en uso otros signos
el castillo como pieza central de la ceremonia [...] No tiene
duda que, al separarse de la Masonería, las gentes
que fundaron, "Los Comuneros" aspiraban a constituir
una organización democrática. La secta madre,
rígidamente jerárquica, con su dogmatismo a
escala de categorías el carácter monárquico
absoluto dc la jefatura y el compromiso jurado de obediencia
ciega al Gran Oriente se compadecía dificultosamente
con las aspiraciones del pueblo." También en el
siglo XIX el babouvisme (Babeuf y sus partidarios) introdujo
la sociedad secreta en los medios revolucionarios el blaquismo
en Francia y la Liga de Comunistas en Alemania, fueron los
herederos directos de este tipo de organización revolucionaria.
Posteriormente, las sociedades revolucionarias secretas han
proliferado bajo diversas variantes que van desde los "revolucionarios
profesionales" de la iskra en Rusia hasta los miembros
de la Federación Anarquista Ibérica (FAI) en
España.]
Hay quienes rastrean en todo esto, y con razón, una
de las pretendidas claves del crecimiento espectacular del
Opus Dei. Ya se sabe que el Opus Dei es una celosa organización
que respeta íntegramente la doctrina católica
y que como tal ha sido el banderín de enganche o más
bien el imán -y no sólo en España- de
todas las élites clerical-autoritarias pero es menos
sabido que este atractivo que se pretende original reposa
en definitiva en su calidad de sociedad misteriosa y burocrática:
misteriosa por el procedimiento de iniciación que utiliza
para sus miembros y burocrática porque reúne
las características para serlo. [Para los masones
el secreto es la consecuencia natural de la iniciación:
"Alcanzado ese estado es casi imposible a un ser humano
-aducen los masones- de hacer conocer plenamente su experiencia
interna, que llega a ser entonces por naturaleza un verdadero
secreto. Es en este sentido que la francmasonería es
calificada de sociedad secreta para iniciados."Causerie
de la Grande Loge de France. RTF París, 17 de junio
de 1951.) Según Marx, en cambio el secreto fue siempre
una de las características de toda organización
burocrática. (Véase la crítica de la
Filosofía del Derecho de Hegel, Dietz Verlag, Berlín,
1961.)] En la actual sociedad burocrática y clasista,
no es sorprendente que el Opus Dei, con su ideología
clerical autoritaria, haya crecido espectacularmente, sobre
todo en un país como España. [Este fuerte
atractivo, del Opus Dei, consiste para algunos cristianos
en que ha empujado el catolicismo hasta los límites
posibles que éste puede alcanzar en la vida cotidiana.
Si, la vida cotidiana es -como dice H. Lefevre- lo que queda
cuando se ha extraído de lo vivido todas las actividades
especializadas" esta pretensión es ridícula;
porque el Opus Dei, representa en este sentido, una regresión
total. Basta consultar el capítulo "cosas pequeñas"
(máximas 813 a 830) de Camino para advertir que las
preocupaciones de Escrivá apuntan a otra dirección
(relación burocrática del individuo con el aparato
y expansión de esto último, fundamentalmente).
Considerar la actividad que alude el fundador del Opus Dei
cuando habla de "cosas pequeñas" como una
valoración -aunque sea cristiana- de la vida cotidiana,
es ignorar el universo de éxito y esplendor en que
se baña continuamente la mente de Escrivá; es,
en definitiva, hacer un elogio obtuso de una mente paranoica.
El mismo ha escrito: "Porque fuiste in pauca fidelis
-fiel en lo poco- entra en el gozo de tu Señor. -Son
palabras de Cristo.-In pauca fidelis!...-¿Desdeñarás
ahora las cosas pequeñas si se promete la gloria a
quienes las guardan? (Camino, máxima 819.)]
El 15 de agosto de 1534, Ignacio de Loyola y sus compañeros
pronunciaron, en París, en la Basílica de Montmartre,
los tres votos de pobreza, obediencia, castidad, y uno especial
de obediencia al Papa. Los siete estudiantes, que se juramentaron
para ir asimismo a Tierra Santa a convertir infieles, habían
formado el embrión de lo que llegaría a ser
la Compañía de Jesús. Frente a la Reforma
religiosa de la Europa burguesa del siglo XVI, la España
absolutista y feudal realizaba la Contrarreforma, siendo los
jesuitas sus principales animadores. En el importante papel
histórico desempeñado por los jesuitas, influyó
de modo decisivo -como señala Mariano Granados, jurista
y exmagistrado del Tribunal Supremo de la República
española -el que la Compañía de Jesús
fuese la primera orden religiosa que decidió intervenir
en el "siglo" practicando su apostolado en las clases
sociales como milicia de Cristo, disciplinada y a las órdenes
de un general.
Cuatro siglos más tarde nace de forma parecida la
Obra de Dios. La imitación del modelo ignaciano por
el fundador del Opus Dei no es fruto del azar: José
María Escrivá de Balaguer alude repetidas veces
al ejemplo de Ignacio en Camino, el libro básico de
espiritualidad para los miembros de la Obra de Dios. La fuerza
y la duración de la Compañía debieron
impresionar a Escrivá más que las palabras y
los propósitos de los dirigentes de la Asociación
Católica Nacional de Propagandistas (ACNP), la organización
laica promocionada por los jesuitas, a cuya presencia, como
contrapunto -no es exagerado decirlo-, debe el Opus Dei una
razón de su propia existencia.
Un militar como Ignacio de Loyola tuvo por fuerza que escribir
sus "Ejercicios" como un ejercitamiento para una
batalla siguiendo la mejor tradición medieval. Los
"Ejercicios espirituales" de San Ignacio son, en
suma, una serie de meditaciones y alucinaciones voluntarias
que se realizan durante cuatro semanas y donde están
prescritas desde las posiciones del cuerpo y los movimientos
de los pulmones hasta sensaciones imaginables como el fuego
del infierno o los gritos de los condenados. La primera meditación
de los "Ejercicios" lleva, por ejemplo, el guerrero
título de "Las dos banderas"
Escrivá, cuatro siglos más tarde, utiliza diferentes
recursos formativos en el Opus Dei, pero su militarismo ya
no es medieval sino fascista y español, es decir, clerical-autoritario.[Lo
concerniente a esta ideología aparece en el capítulo
7 de este libro]
La máxima 238 de Camino dice "El examen general
parece defensa. -El particular, ataque. -El primero es la
armadura. El segundo, espada toledana. En la máxima
306 se remonta a los tiempos bíblicos dentro de la
mejor tradición cristiana: "Que la vida del hombre
sobre la tierra es milicia, lo dijo Job hace muchos siglos.
Todavía hay comodones que no se han enterado "Ese
modo sobrenatural de proceder es una verdadera táctica
militar" -afirma Escrivá en la máxima 307.
-Sostienes la guerra -las luchas diarias de tu vida interior-
en posiciones, que colocas lejos de los muros capitales de
tu fortaleza. Y el enemigo acude allí: a tu pequeña
mortificación, a tu oración habitual, a tu trabajo
ordenado, a tu plan de vida: y es difícil que llegue
a acercarse hasta los torreones, flacos para el asalto, de
tu castillo. -Y si llega, llega sin eficacia.
En otras máximas de Camino, Escrivá no disimula
la influencia del "espíritu de Loyola". Así
en la máxima 931 escribe: "El genio militar de
San Ignacio nos presenta al demonio que hace un llamamiento
de innumerables diablos y los esparce por Estados, provincias,
ciudades y lugares, tras de haberles hecho "un sermón",
en el que les amonesta para echar hierros y cadenas, no dejando
a nadie en particular sin atadura... Me dijiste que querías
ser caudillo y... ¿para qué sirve un caudillo
aherrojado?" En la máxima 470, Escrivá
trata con familiaridad seis santos de la Iglesia, dos de ellos
jesuitas: "Pero... ¿y los medios? -Son los mismos
de Pedro y de Pablo, de Domingo y Francisco, de Ignacio y
Javier: el Crucifijo y el Evangelio... -¿Acaso te parecen
pequeños?" Más adelante, en cambio, en
la máxima 474, se refiere tan sólo a Ignacio
de Loyola.
Cuando fue escrita esta máxima, Escrivá participaba
de la óptica que mantenían en los años
veinte y durante la segunda República los miembros
de la ACNP respecto a la Institución Libre de Enseñanza
y hallaba su consuelo en Ignacio de Loyola, fundador de la
Compañía de Jesús. [Los cuadros de
Valdés Leal no están inspirados en la trágica
anécdota del duque de Gandía sino en la vida
del caballero sevillano Miguel de Mañara]
Las máximas 741 y 742 de Camino son una prueba más
de la influencia de la Compañía de Jesús
sobre Escrivá. El fundador del Opus Dei se refiere
-sin lugar a dudas- a un jesuita aragonés, Francisco
de Borja. Máxima 741 ¿Ves cómo se deshace
materialmente, en humores que apestan, el cadáver de
la persona querida? -Pues, ¡eso es un cuerpo hermoso!
-Contémplalo y saca consecuencias. Máxima 742:
Aquellos cuadros de Valdés Leal, con tanta carroña
distinguida -obispos, calatravos- en viva podredumbre, me
parece imposible que no te mueva. Pero, ¿y el gemido
del duque de Gandía: no más servir a señor
que se me pueda morir?" En ambas máximas subyace
la anécdota que se cuenta vivió Francisco de
Borja, duque de Gandía, deudo del Papa Alejandro VI
Borgia y que fue de 1565 a 1572 capitán general de
la Compañía de Jesús.
¿Razones? -escribiría influenciado el fundador
del Opus Dei-... ¿Qué razones daría el
pobre Ignacio al sabio Xavier?" (Camino, máxima
798.)
Si "el Espíritu Santo sopla donde quiere, y a
quien quiere", en expresión de Escrivá,
¿qué es lo que el militante del Opus -desprovisto
de razones porque la razón es un don de Dios- está
obligado a adquirir?
Voluntad. -Energía. -Ejemplo. -Lo que hay que hacer,
se hace... Sin vacilar... Sin miramientos...
Sin esto, ni Cisneros; ni Teresa de Ahumada, Santa Teresa...;
ni Iñigo de Loyola, San Ignacio...
Dios y audacia! -"¡Regnare Christum volumus!"
(Camino, máxima 11.) También hay que conocer,
aunque sea brevemente, los objetivos de la ACNP respecto a
la universidad para ver cómo el Opus Dei los ha sobrepasado
largamente, utilizándolos como acicate al mismo tiempo.
En los artículos, libros y discursos de los dirigentes
de la ACNP, la conquista de la universidad -para ellos "presencia
de los católicos en la universidad" es una obsesión
permanente. Todo ello debió además influir sobre
el proyecto de Escrivá de un modo decisivo.
En 1925, Ángel Herrera Oria, después cardenal
Herrera, reconoce que la enseñanza "es un terreno
que los católicos tenemos casi abandonado". Para
él "Enseñanza y prensa son las dos grandes
fortalezas enemigas."
El régimen político de España era entonces
la dictadura de Primo de Rivera...
En "Recuerdos y criterios de un viejo", el Padre
Ayala al hacer un balance de los logros de la ACNP insiste
sobre "esas imposibilidades que se hacen posibles con
esfuerzo, con plan, con dirección, con un hombre para
cada cosa" ¡Cómo se parece este lenguaje
al que utiliza Escrivá en su libro Camino, escrito
algunos años más tarde!
En 1928, Herrera habla de "una serie de objetivos estratégicos
que conviene no perder de vista y hacia los cuales hay que
caminar resueltamente siempre que sea posible y las circunstancias
lo permitan" En 1935, dice que hacen falta "vocaciones
sacerdotales eminentes en ciencias eclesiásticas, profundamente
apostólicas, que puedan llegar a ejercer una potestad
espiritual eficacísima sobre esas eminencias de la
Medicina, de la Biología, de la Física, de las
Matemáticas. Esto es lo que yo entiendo por conquista
de la Universidad". "No os extrañe -dice
Ángel Herrera a los miembros de la ACNP- que yo levante
siempre mi pregón en favor de la enseñanza superior
[...] Aquél que dentro de una misma sociedad llegue
a alcanzar el dominio de las cumbres, al fin y a la postre,
es dueño de la sociedad entera" El día
que tengamos hecho el apostolado de la universidad, hemos
hecho todos los demás apostolados [...] Désenos
la universidad y todo lo demás se nos dará por
añadidura."
Un proyecto más ambicioso que el de la simple conquista
de la universidad figuraba también entre los designios
de la ACNP y que, sin duda alguna, también influyó
sobre Escrivá y lo que debería ser la Obra de
Dios. En 1940, Fernando Martín-Sánchez Juliá
dice a propósito de la ACNP que los católicos
tienen un derecho de presencia en todas partes y que los propagandistas
pueden y deben, por tanto, ir a las cátedras. En 1943
añade que esta es tarea principalmente de seglares:
"No tendría demasiado sentido un religioso o sacerdote
profesor de Anatomía Patológica o de Ginecología,
ni de Derecho Mercantil o Derecho Procesal," que son
materias de seglares [...] Dígase lo mismo -prosigue-
de una dirección de un Banco, de una jefatura de Empresa,
de una Presidencia de un Consejo de Administración,
de una Subsecretaría, de una Dirección General.
Esos son puestos típicos que los sacerdotes no deberían
desempeñar. En cambio, los Propagandistas católicos
estamos para servir a la Iglesia en esos puestos, propios
de los seglares apostólicos." [Discurso pronunciado
en la XXX Asamblea General de la ACNP. Santuario de Loyola,
4 de septiembre de 1943. (Citado por A. Fontán: Op.
cit., p. 48.)] Esta táctica de utilización de
seglares mediatizados por sacerdotes para puestos "incómodos",
como una cátedra de Ginecología, está
en la base y en la organización del Opus Dei, aunque
el pretendido carácter secular del Opus Dei se deba
-como veremos mas adelante- al simple hecho de que los sacerdotes
miembros del Opus Dei no forman parte del clero regular sino
del clero secular... "Des nuances du langage", dicen
los franceses.
4. Noble por la Iglesia, noble
por el estado
5. El culto al Fundador
Arriba
Capítulo
I - Capítulo II
Volver
a Libros Silenciados
Ir a la página
pincipal
|