GUÍA PARA PADRES
SOBRE EL OPUS DEI
(Amplio extracto)
Autor: J. J. M. Garvey
La Guía completa se puede adquirir
en EEUU, en la dirección:
http://www.odan.org/spanish_information.htm
PARTE II.
Como hemos visto, el Documento del Vaticano ha descrito el
proselitismo planificado y los métodos de formación
(la manipulación social y psicológica) que usan
algunos de los nuevos movimientos religiosos. También
advierte que las sectas que utilizan estos métodos
pueden ser destructivas para la personalidad y desintegradoras
de las familias y de la sociedad (4.2). Entonces, debido a
que en las once características las acciones de formación
y proselitismo del Opus Dei encajan perfectamente con las
descripciones, nos vemos obligados, como padres católicos,
a hacer lo que podamos para "informar a los fieles, especialmente
a los jóvenes, y ponerlos en guardia" (4.3).
Estamos de acuerdo completamente en que "algunas mentalidades
y actitudes sectarias, es decir, actitudes de intolerancia
y proselitismo agresivo, no necesariamente 'constituyen una
secta', ni son suficientes para caracterizar a una secta"
(1.1.2). Sin embargo, a pesar de que los socios del Opus Dei
sí muestran ambas actitudes, NO caracterizamos a esta
institución como una secta o un culto. Dejamos esta
evaluación a las autoridades competentes de la Iglesia.
Pero, obviamente, el Opus Dei es un nuevo movimiento religioso
y, como tal, sí encaja en la definición de secta
dada por el Vaticano: "Un grupo religioso, con una visión
del mundo particular, derivada de su propia forma, pero no
idéntica con las enseñanzas de la religión
universal".
Estructura autoritaria. Pertenencia.
Yendo aún más lejos, el Opus Dei tiene las
otras características distintivas de una secta: es
"autoritario en su estructura", como hemos demostrado,
y "ejercita formas de control mental (de opiniones y
actitudes)", "cultiva la presión de grupo
e incita los sentimientos de culpabilidad y temor" (1.14).
A partir de la cabeza del Opus Dei se irradia en círculos
concéntricos una estructura totalmente autoritaria.
En la Obra no hay elecciones, excepto en la que se escoge
por designación al sucesor del Presidente General,
entre un círculo interno de socios, formado por los
llamados "inscripti" (inscritos) [Quienes son
escogidos desde Roma entre los numerarios que han hecho la
Fidelidad. Nota del Traductor]. El siguiente círculo
más grande hacia afuera lo forman los "numerarii"
(numerarios): sacerdotes o laicos célibes, de entrega
plena al Opus Dei, quienes dirigen los negocios de la Obra,
las casas, etc. [Estos socios de dedicación plena
tienen una profesión universitaria, ocupan los cargos
de formación y de gobierno de los demás socios
y constituyen la "columna vertebral del Opus Dei"
en palabras de su Fundador. Nota del Traductor]. Están
también los socios "aggregati" (agregados),
quienes viven, trabajan y hacen proselitismo fuera de las
casas de la Obra, pero quienes, de acuerdo a Thierry (por
lo menos en Francia), "no tienen grados universitarios,
ni posición social ni una profesión" [Al
igual que los socios numerarios, los agregados permanecen
célibes, pero su dedicación a la Obra no es
tan plena, debido a compromisos de familia ineludibles o a
una salud débil; generalmente no viven en centros de
la Obra y pueden o no tener una profesión intelectual.
Nota del Traductor]. Una organización paralela,
la "Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz", está
formada por sacerdotes seculares que, a pesar de estar bajo
la autoridad de su Obispo, reclutan para el Opus Dei a través
de sus actividades en la parroquia y en cada oportunidad que
pueden [Pertenecen a la Sociedad Sacerdotal de la Santa
Cruz tres tipos de socios: los sacerdotes numerarios, que
provienen de las filas de los socios laicos numerarios y que
se ordenan fundamentalmente para atenderlos; los sacerdotes
agregados y los supernumerarios que se forman en los seminarios
diocesanos y que se distinguen sólo por su dedicación
al Opus Dei y en que pueden pedir la admisión aun antes
de ordenarse, pero que nunca ocuparán cargos internos
de gobierno. Nota del Traductor].
Sirvientas de por vida en las casas de la Obra, las "numerarias
auxiliares", célibes, son mujeres reclutadas desde
que son adolescentes, formadas en escuelas de hostelería,
que provienen especialmente de áreas agrícolas
de Latinoamérica, España e Irlanda, donde existe
todavía una fuerte clase campesina u obrera. Una vez
que se las convence de que tienen vocación, se detiene
su desarrollo social y educativo, y ellas sirven a las asociadas
numerarias, que sí tienen grados universitarios, pero
no fraternizan con ellas [Las numerarias auxiliares atienden
las "administraciones" de las casas del Opus Dei
bajo la dirección de las numerarias que sí tienen
una formación intelectual; esto es, se encargan de
la limpieza de la casa, así como de la alimentación
y lavado de ropa de los que allí viven, sean de la
sección masculina o de la femenina. Nota del Traductor].
El siguiente círculo hacia afuera es el de los "supernumerarii",
o supernumerarios, que son personas, casadas o no, que dedican
sus esfuerzos a tiempo parcial a la Obra, y cuya principal
dedicación es la de luchar por alcanzar la santidad
bajo la dirección del Opus Dei y llevar a cabo una
búsqueda vigorosa de reclutas en sus ámbitos
familiares y profesionales. Ellos traen la mayor cantidad
posible de personas (adultas) a los atractivos centros de
la Obra. [Los Supernumerarios constituyen además,
de hecho, la principal fuente de recursos económicos
para la Obra, a través de sus aportaciones mensuales
y extraordinarias y, cada vez más, de sus herencias.
Nota del Traductor].
[El Opus Dei consta de dos secciones, una de varones y
otra de mujeres, con una estructura similar, pero totalmente
independientes, tanto en su régimen de gobierno como
en sus apostolados; los socios de una sección nunca
tratan a los de la otra, principalmente los numerarios y los
agregados. Nota del Traductor.]
A pesar de que el Código del Derecho Canónico
prohíbe admitir a alguien menor de dieciocho años,
el Opus Dei tiene una manera de sortear esa disposición:
ha creado la categoría de "aspirante". "Nada
prohíbe a un candidato (no importando su juventud)
ser considerado como un aspirante durante un tiempo, hasta
cumplir los diecisiete años", como se lee en el
Artículo 2, Párrafo 4, de los Estatutos de 1982.
Desde el punto de vista del Opus Dei, el mero hecho de expresar
el deseo de incorporarse puede hacer que jóvenes de
doce años sean miembros secretos de la Obra, sin que
sea necesaria alguna notificación a las autoridades
competentes ni a sus padres [En realidad, actualmente existe
dentro del Opus Dei la condición de "aspirante",
a la cual pueden acceder muchachos de catorce años
y medio sin conocimiento de sus padres. Nota del Traductor].
También los seminaristas pueden ser admitidos a la
Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz, aun antes de ordenarse
como diáconos.
Finalmente, en el círculo más externo están
los "cooperadores": amigos, simpatizantes, compañeros
de trabajo y aun aquellos que no están al tanto de
que, al asistir a días de retiro, serán considerados
como tales. Estos seguidores menos enterados son atraídos
principalmente por la espiritualidad ortodoxa católica,
y conocen poco de las prácticas del Opus Dei como tal
[La tarea fundamental de los cooperadores del Opus Dei
es aportar dinero; también se les piden oraciones,
pero por puro formulismo. En su afán de recaudar la
mayor cantidad de fondos, el Opus Dei solicitó -y le
fue concedida- autorización a la Santa Sede para nombrar
cooperadores aun a no católicos o no cristianos. Nota
del Traductor].
Ordinariamente estos niveles de militancia no son intercambiables,
y la formación se otorga a cada nivel según
lo que "se necesita saber" únicamente. Por
ejemplo, a los supernumerarios normalmente les choca oír
hablar de las prácticas comunes de los numerarios,
como la flagelación [Uso frecuente -por lo menos
semanalmente, los sábados, en honor a la Santísima
Virgen- de las "disciplinas", pequeño látigo
fabricado con cuerdas con el que se azotan en las posaderas
mientras rezan una oración vocal. Nota del Traductor],
la entrega total de su salario [O de cualquier cantidad de
dinero que reciban, inclusive de sus padres o familiares.
Nota del Traductor] y la práctica generalizada
de aconsejar a los jóvenes (incluso a los menores)
que no digan a sus padres que se han incorporado a la Obra.
Respuestas estereotipadas de los portavoces.
Como se hizo notar en la Introducción, los portavoces
de la Obra han desarrollado una serie de argumentos que coartan
el pensamiento, para responder verbalmente a los padres y
a otros que buscan información. Contra críticas
escritas, que podrían requerir de respuestas más
largas y más detalladas, han surgido las respuestas
estereotipadas. Algunos de los argumentos que a continuación
se enumeran forman parte de las respuestas del Opus Dei a
las críticas publicadas:
-La negación de todos los cargos, con la implicación
de que éstos son injustos, y que provienen de una
"fuente mal informada".
-El reclamo de que estos cargos no fueron sometidos a la
evaluación del Opus Dei antes de su publicación.
-El ataque a las credenciales y a la integridad personal
de la persona que critica.
-La afirmación de que el crítico está
equivocado, y de que ha rebajado los estándares de
la información al publicar tan terribles y anticatólicos
cargos.
-Cuando se presiona acerca de cosas específicas del
Opus Dei, su respuesta es repetir políticas y/o doctrinas
de la Iglesia, como si la Iglesia estuviera realmente bajo
ataque y no el Opus Dei (ejemplo: el Fundador dice en el
punto 399 de Camino que a los miembros se les permite usar
la coacción santa para reclutar. Y ante la posible
pregunta ¿es ésa una política del Opus
Dei?, una respuesta típica sería la siguiente:
"El Derecho Canónico de la Iglesia Católica
prohíbe cualquier coacción, proveniente de
la familia o de otras personas, en relación a las
vocaciones religiosas").
La última respuesta enunciada arriba, la de cubrirse
con la capa de la Iglesia para encubrir la política
del Opus Dei, ha sido efectiva hasta ahora con entrevistadores
católicos y seculares. Además, los portavoces
de la organización hacen mucho hincapié en nombrar
"la aprobación de la Iglesia" para esquivar
toda duda legítima.
Los padres en el ARA ya han experimentado que "generalmente
hay muy poca o ninguna posibilidad de diálogo"
con el Opus Dei, concerniente a sus métodos de proselitismo
o a sus Constituciones o Estatutos de Gobierno. Creemos profundamente
que la juventud católica debe tener sus legítimas
vocaciones de servir a Dios, protegidas del abuso. La política
de la Iglesia (es decir, de tener una conciencia con pleno
conocimiento y capacidad) debe ser la norma en todos los casos.
Estamos agradecidos al Documento Pastoral, que claramente
nos recuerda a los católicos que es censurable el uso
de "cualquier" método manipulador para lograr
una conversión o formar vocaciones.
El atractivo de las nuevas sectas.
Es importante que las familias se den cuenta de lo atractivos
que pueden llegar a ser los nuevos movimientos religiosos
como el Opus Dei. Incluso se puede llegar a decir "que
las sectas parecen vivir lo que creen", como lo estipula
el Documento vaticano (2.1.10), "con una fuerza (frecuentemente
magnética), con convicción, devoción
y compromiso, saliendo al encuentro de la persona donde ella
esté, afectuosa, personal y directamente, sacando al
individuo del anonimato, promoviendo la participación,
la espontaneidad, el compromiso...". En una palabra,
continúa el Documento, ellos "se presentan a sí
mismos como la única respuesta, como la 'buena nueva'
en un mundo caótico" (2.1.10).
Esa descripción le encaja perfectamente al Opus Dei.
Otros atractivos externos incluyen: lealtad aparente al Magisterio
y al Papa, doctrina ortodoxa, liturgia reverente, comunión
diaria, confesión semanal y penitencias y rezos supervisados
y dirigidos muy de cerca. Dentro de este contexto católico,
existe la promesa de llevar la vida propia al contacto con
Dios, día a día y en cada momento.
Para algunos, la atracción principal es la sugerencia
de que cada uno no debe vender todo lo que tiene y dar ese
dinero a los pobres: uno puede preocuparse legítimamente
de sí mismo con las trampas de la dignidad y del bienestar
y, al mismo tiempo, alcanzar una santidad personal por medio
del proselitismo. En este bendito matrimonio del César
(prestigio, poder y orgullo corporativo) con el ascetismo,
uno puede deducir que el Señor Crucificado, quien no
tuvo lugar donde reclinar su cabeza, puede vivir ahora en
un palacio. De hecho, en el punto 979 de Camino, el recomendado
"apostolado de no dar" parecería eliminar
por las buenas el compromiso hacia los de fuera de una vez
por todas. Es firmemente desalentado el servicio profesional
generoso y desapegado a aquellos que lo necesitan. En nuestro
mundo materialista de hoy, éste es un mensaje muy atractivo.
Primeras señales de manipulación.
El mensaje del Vaticano también debería ser
claro. Los padres y todos los miembros de la familia deben
vigilar el bienestar espiritual de ésta. Ellos deben
ver más allá de la apariencia superficial de
cualquier grupo y estar al tanto de cualquier señal
inicial de manipulación:
-Respuestas evasivas y cambiantes a preguntas directas.
-Falta de sentido del humor en relación al grupo
y un sutil desprecio de otros grupos católicos.
-Un rechazo constante a discutir el tema abiertamente.
-La insinuación gnóstica de que sólo
en este grupo se puede salvar a la Iglesia corrompida.
-El ataque personal y sin pensar sobre cualquier crítica,
como que es mala o maliciosa o como que es del diablo (señal
de mentalidad de culto).
-Clubes, programas y otras actividades que separan arbitrariamente
a esposos de esposas, a hijos de padres y a hermanos entre
sí.
-Adoctrinamiento religioso de los niños que hace
énfasis en la culpabilidad.
El cliché "el Papa lo aprueba".
Nunca debe sentirse uno satisfecho con el cliché anulador
del pensamiento en la afirmación "el Papa lo aprueba",
si es una forma de no responder a una pregunta crítica.
El Papa también aprueba a los carismáticos,
los jesuitas, los franciscanos y a una gran variedad de grupos
cuyas intenciones e ideales dicen ser católicos. Eso
no impide la posibilidad de hacer críticas o investigaciones
acerca de ellos.
En las palabras del padre Felzmann, "el Opus Dei hace
mucho bien a los de 'fuera', pero a qué costo: de la
verdad, de la vida y de la persona. Una vez más la
experiencia demuestra que cualquier cosa que sea distinta
de la verdad, de la honestidad desnuda, puede tener el tinte
de la corrupción en alguna parte de las sombras"
(carta al lrish Times del 11-111982).
Una práctica que no es genuinamente católica.
Podría alegarse que el adoctrinamiento del Opus Dei
puede beneficiar a algunas personas porque está, después
de todo, basado en el catolicismo. Pero el adoctrinamiento
más efectivo que uno pueda imaginarse, si se alcanza
o si se logra por medios engañosos, es aborrecible
a la doctrina y a la práctica católicas. Hasta
el mismo cielo como un fin no puede ser alcanzado por medios
corrompidos o inmorales.
Pero hay más: es radicalmente malo menospreciar el
cuarto Mandamiento con la sutil usurpación de la función
de los derechos paternos. Enseñar a los jóvenes
a dar falso testimonio a los padres y a la familia es violar
el octavo Mandamiento. Están profundamente equivocados
al distorsionar las citas bíblicas, y también
es rechazable presentar una visión falsa de la Iglesia.
Nuestro Señor advirtió a los fariseos:
Moisés dijo: "Honra a tu padre y a tu madre,
(...) pero vosotros decís: si un hombre dijera a
su padre o a su madre: Corbán, esto es, ofrenda,
sea todo lo de mí que pudiera serte útil,
ya no le permitís hacer nada por su padre o por su
madre, anulando la Palabra de Dios por vuestra tradición
que se os ha transmitido" (Mc. 7; 10-13).
y de nuevo, en Mt. 23; 15, Nuestro Señor amonesta
a los fariseos en relación a su reclutamiento agresivo
y que sirve a sus propios propósitos:
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas,
que recorréis mar y tierra para hacer un solo prosélito,
y luego de hecho, le hacéis hijo de la gehena dos
veces más que vosotros!
Primeros deseos de servir a Dios.
Nosotros reafirmamos la importancia de la orientación
papal en relación a la disposición temprana
de que los niños sirvan a Dios. Juan Pablo II ha establecido
claramente la interpretación constante de la Iglesia
del encuentro del Niño Jesús en el templo: "Aquí
está Jesús, quien regresa a Nazaret y es obediente
a ellos, a María y a José. Esa obediencia significa
obediencia filial, pero al mismo tiempo una apertura obediente
a la humanidad que siempre necesita aprender, sobre todo dentro
de la familia".
La formación espiritual de los niños es un
derecho y una obligación de los padres. Si son otros
los que la realizan, están efectuando esta función
en lugar de ellos, y sólo con su permiso.
Cuando los sacerdotes del Opus Dei aconsejan a los jóvenes
menores de edad que no les digan a sus padres acerca de su
decisión de entrar al Opus Dei, la suposición
falsa que ellos perpetúan es que los niños son
de alguna manera autónomos y blancos legítimos
("se levanta la veda") para proselitistas adultos.
El no dejar objetar a los padres, o /por lo menos saber, viola
sus derechos concedidos por Dios. Viola el cuarto Mandamiento
y, al enseñar a los niños a jurar en falso a
una autoridad legítima, viola el octavo Mandamiento.
Confusión deliberada de la notificación
a los padres con su aprobación.
Es de especial interés notar el empañamiento
de la diferencia entre la notificación a los padres
y la aprobación por parte de ellos. Los padres DEBEN
ser notificados, porque sin conocimiento ningún padre
puede hacer las elecciones requeridas para apoyar profunda
y responsablemente la crianza de los niños. El que
los padres APRUEBEN o no las elecciones de sus hijos es otro
asunto.
Hay muchos grupos que confunden deliberadamente estos dos
asuntos para poder efectuar mejor la "padrectomía",
según el término acuñado por el Doctor
Robert Mendelsohn para nombrar la separación planeada
de los niños y sus familias. Esto incluye a los así
llamados "educadores sexuales", el grupo norteamericano
"Planned Parenthood", buena parte de la burocracia
de asistencia social, toda secta religiosa agresiva y, desgraciadamente,
como se ha demostrado, el Opus Dei.
Distorsionando las Sagradas Escrituras para engañar.
Al utilizar los textos bíblicos seleccionados fuera
del contexto del mensaje cristiano global, el inescrupuloso
puede confundir y desorientar. Dos ejemplos: Mc. 13; 12 Y
13, que dice:
"El hermano entregará a la muerte al hermano,
y el padre al hijo, y se levantarán los hijos contra
los padres y les darán muerte, y seréis aborrecidos
de todos por mi nombre. El que perseverare hasta el fin
ése será salvo".
y en Lc. 14; 26, que dice en forma similar:
"Si alguno viene a mí y no aborrece a su padre,
a su madre, a su mujer, a sus hijos, a sus hermanos, a sus
hermanas y aun a su propia vida, no puede ser mi discípulo".
(Ambos ejemplos son utilizados por el Opus Dei en el manual
de proselitismo "Vocación" escrito por J.
L. Soria, antiguo director del Opus Dei en Canadá).
La Tradición católica.
Como la mayor parte de la verdad revelada, éstas son
palabras misteriosas, difíciles de asimilar directamente
dentro del contexto e imposibles fuera de él. La Tradición
católica sostiene algunos principios básicos
al tratar de entender lo que Nuestro Señor quería
decir: primero, no puede permitirse ninguna interpretación
de los pasajes de las Sagradas Escrituras en que parezca que
Cristo está negando algunos de los mandamientos de
su Padre o de Sus propias enseñanzas. Tampoco deberían
ser interpretados estos textos aislados para dividir a los
cristianos entre sí, pues son claramente mandamientos
de amor entre unos y otros.
Los Padres de la Iglesia.
En segundo lugar, aprendemos de los Padres de la Iglesia.
San Agustín resume de dos maneras el mensaje de la
Iglesia al mundo: "La plenitud y fin de la Escritura
es el amor a Dios y a nuestro prójimo". Y agregó:
"cualquiera entonces que piensa entender las Sagradas
Escrituras o alguna parte de ellas, pero hace la interpretación
de tal manera que no tiende a construir ese amor en dos partes:
a Dios y a nuestro prójimo, no las ha entendido todavía
como debería" (Sobre la Doctrina Cristiana, capítulo
36).
Y, ¿a quiénes debemos buscar primero para aprender
cómo amar mejor a nuestro prójimo? A nuestros
padres. Escuchemos una vez más a los Padres de la Iglesia:
Santo Tomás enseña que el orden de los diez
Mandamientos puede ser explicado por el orden de aquellas
personas con quienes los humanos estamos endeudados. Los primeros
tres Mandamientos se refieren al hombre en relación
a Dios. "Consecuentemente, entre los preceptos que dirigen
al hombre en sus relaciones con el prójimo, el primer
lugar es dado a aquel que se refiere a sus padres" (Summa
Theologica, q.100, a.6).
Cualquier interpretación que se dé a textos
aislados debe (para repetir a San Agustín) "construir
este amor de dos partes, amor a Dios y a nuestro prójimo",
con nuestros padres como ejemplo primario de "prójimo".
Enseñanzas del Magisterio sobre la familia.
Los padres católicos deben recordar el continuo e
inmutable énfasis de la Iglesia en la inviolabilidad
de la unidad familiar. Por ejemplo, el Papa León XIII,
en su Epístola "Humanum Genus", expone los
peligros de las sociedades secretas, especialmente los francmasones,
aconsejando a todos los católicos:
"Aquellos que instruyen a los jóvenes en sabiduría
religiosa actuarán sabiamente si inducen a todos
y cada uno para que nunca decidan unirse a cualquier sociedad
sin el previo conocimiento de sus padres" (H-G 36:
14-18).
Mientras los portavoces del Opus Dei insisten en que los
padres sí saben qué tipo de enseñanzas
reciben sus hijos cuando asisten a casas del Opus Dei, ["Obviamente,
los padres están al tanto cuando sus hijos o hijas
frecuentan los centros del Opus Dei y conocen la naturaleza
de las actividades formativas que allí se llevan a
cabo". (Dwight G. Duncan, Director de la Oficina de Información
del Opus Dei en Estados Unidos, Nueva York, carta al editor,
New Oxford Review, VII, 1984)], el testimonio de un increíble
número de padres es exactamente lo opuesto. Ciertamente,
al negárseles el conocimiento de los planes ocultos
del Opus Dei, los padres no pueden cumplir con la obligación
de educar a sus hijos. La Encíclica de Pío XII
"La Función del Estado en el Mundo Moderno"
contiene el siguiente pasaje en relación a los derechos
de conciencia de los padres:
"La carga impuesta por Dios a los padres, de proveer
el bien material y espiritual para sus hijos. .. no puede
serles negada sin violar gravemente sus derechos" ("Derechos
de Conciencia").
La importancia singular de los padres como educadores espirituales
primarios está bien documentada por el Concilio Vaticano
II:
"Es de tal importancia que es imposible proveer un
sustituto adecuado" ("Gravissimum Educationis",
3).
No es más que una de las expresiones formidables de
este principio.
La obligación de los padres de "educar"
a sus hijos.
Juan Pablo II ha aclarado lo que la Iglesia quiere decir
por la obligación de los padres de "educar"
a sus hijos:
"La formación en sus hijos de una personalidad
madura, fruto de su patrimonio y valores fundamentales en
relación a la vida, es una de las responsabilidades
específicas (de los padres)". (Discurso al Instituto
Pontificio Utriusque Iuris, del 26-4-1986).
Nuestro Santo Padre ha afianzado constantemente a los padres
en relación a este punto durante más de una
década con sus enseñanzas sobre la familia,
especialmente en su carta "Familiaris Consortio":
"El derecho y obligación de los padres de educar
es esencial, debido a que está conectado con la transmisión
de la vida; es original y primario en relación al
papel de educación de otros ... (e) irreemplazable
e inalienable y, por lo tanto, incapaz de ser enteramente
delegado a otros ni usurpado por otros" ("Fam.
Consort"., 36.2).
Importancia de la familia.
Los padres vigilantes encuentran apoyo constante y refuerzo
en las enseñanzas del Papa actual. Él enseña
claramente la percepción creciente de la Iglesia en
la centralidad de la "Iglesia doméstica",
la unidad familiar:
"Como en Nazaret, así en cada familia, Dios
está presente y toma Su lugar en los eventos humanos.
La familia es, por tanto, un lugar privilegiado y un santuario.
Es por eso que la familia es irreemplazable y, como tal,
debe ser defendida con fuerza y con todo. Se debe hacer
de todo para que la familia no sea reemplazada".
"Debemos hacer todo lo que pueda servir para proteger
a la familia y a la dignidad de una paternidad y maternidad
responsables, y a una confianza mutua entre generaciones".
"La familia era el refugio de Dios en la tierra. En
ella vivió su vida oculta. Pero en ella, Él
escondió tesoros de vida y santidad".
Una y otra vez el Santo Padre nos enseña que:
"¡Es triste pensar que algunas ideologías
quieren destruir a la familia, aumentando la alienación
y causando disputas! ¡Es preocupante pensar que tantas
personas jóvenes abandonan sus hogares, dejando a
sus padres en la amargura y en la desolación! ¡Ése
no es el camino! ["Osservatore Romano", l-III-1979,
12-X-1980, 22-IX1980,4-V-1981].
La experiencia ha convencido ya a muchas familias católicas
que el "Camino" de Mons. Escrivá, puesto
por obra en gran escala en las prácticas de proselitismo
y formación en el Opus Dei, ha alienado a sus hijos
mediante una manipulación encubierta.
La coacción de las vocaciones religiosas, aunque sea
piadosamente refinada y penitencialmente disciplinada, viola
las Sagradas Escrituras, la Sagrada Tradición y las
enseñanzas del Magisterio. Esto debe cesar. El único
método aceptable de "reclutar" es el de Nuestro
Señor Jesucristo. Él invitó abiertamente
a todos y luego observó cómo su invitación
fue rechazada algunas veces. Pero Él nunca escondió
el mensaje, Él nunca coaccionó, Él nunca
engañó, Él nunca manipuló.
Afectividad armoniosa para los "mejores amigos"
de uno.
Finalmente, Juan Pablo II nos enseña en un discurso
dado a los estudiantes universitarios de Roma y del Lacio:
"Hay una tercera cosa que tiene gran valor a la edad
de vosotros: la adhesión a vuestra familia, especialmente
a vuestros padres. Estableced y mantened siempre una relación
de grande y verdadero afecto con vuestros padres: ellos
son vuestros mejores amigos. En gran parte, vuestra vida
en el futuro depende de si hoy estáis en armonía
con ellos. Apreciad y respetad a aquellos que os engendraron
y os criaron. Ciertamente, el momento de la separación
podrá venir, y para esto también debéis
entrenaros, para tener un crecimiento personal responsable,
pero nunca cortéis vuestras raíces familiares
y humanas, pues arriesgáis el volveros áridos
o salvajes".
La Alianza Ad Hoc para la Defensa del cuarto Mandamiento
se une a nuestro Santo Padre, Juan Pablo II, en su oración
diaria por cada Iglesia doméstica. Que Nuestra Señora
y San José en busca del Niño Perdido nos guíen
constantemente.
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