Hola Orejas:

 

a raíz de la cuestión jurídica que se plantea, creo que Estruch en el capítulo 8 de "Santos y pillos" con el estilo elegante que le caracteriza, analiza los manejos del fundador para salirse con la suya en el asunto de las aprobaciones. Estruch se ha empollado con minuciosidad la bibliografía y los documentos, es significativa la lata que dio Alvaro del Portillo con el asunto de las indulgencias. Y la cantidad de papel para pedir que la Santa Sede concediera determinados "beneficios espirituales" a los miembros de la Cosa.

 

Lo que parece concluirse es que hasta 1946 para Roma existía la Sociedad sacerdotal de la Santa Cruz, el Opus Dei era un anexo. Con todos los tejemanejes de las indulgencias se trataba de conseguir que emanara un documento de la Santa Sede concediendo dichas indulgencias y de rondón, como quien no quiere la cosa, apareciera que esas indulgencias eran para el Opus Dei. Con lo cual a partir de ahí, ya se podía presentar un documento vaticano con un reconocimiento explícito a esta organización. Es curioso comprobar como la congregación de religiosos se percató de que había gato encerrado, de que no había claridad por la variedad de denominaciones de la institución que pedía las indulgencias. No obstante al final como no podía ser menos ¡lo consiguieron!

 

Llama la atención la pertinacia del opus en todas sus batallas, y la poca o nula eficacia de quien debería haber hecho frente a sus pretensiones.

 

Como ya he dicho en otras ocasiones toda esta cuestión jurídica me parece alejarse de la "madre del cordero", la iglesia no soy leyes ni aprobaciones jurídicas. La iglesia es la comunión de los creyentes en Jesucristo, el catolicismo sociológico del que España es una buena muestra y el opus una inflamación, ha hecho mucho daño a esta verdad.

 

un saludo,

Ana Azanza