La anunciada venta del Castello di Urio me ha dejado de piedra y me ha traído a la memoria las dos veces que pasé por ese magnífico castillo con vistas inigualables al lago de Como y rodeado por suntuosos palacetes donde se aloja la creme de la creme, desde actores famosos a narcotraficantes menos famosos. Mis estancias allí fueron cortas, ya me hubiera gustado que hubiesen durado algo más, pero íbamos de camino a un UNIV desde la pérfida Albión, viaje que se hacía a finales de los setenta en minibuses que causaban furor entre los univeros de otros países. Recuerdo muy bien la suntuosidad del lugar y la cara de “mi no comprender” que ponían los ingleses “de San Rafael” contemplando las bellezas del lugar después de haber escuchado en alguna charla que somos "pobres de pedir".

Había hasta un embarcadero que dio lugar a que un grupo se propusiera cruzar el lago remando en una de las barcas. La aventura por poco acaba en tragedia porque la barca comenzó a hacer agua a mitad de travesía y de los siete u ocho remeros, la mitad tuvieron que dedicarse a achicar agua, con lo que el horario previsto de llegada a la otra orilla y vuelta sufrió un retraso importante. Se hizo de noche y, para colmo, se perdió la referencia de la vuelta. Por fortuna, lograron tocar tierra, si bien a cierta distancia del Castello y con un frío bastante notable que aliviaron con un carajillo en el único bar abierto que encontraron. Ni que decir tiene que al día siguiente llovían las correcciones fraternas por la inconsciencia de los improvisados navegantes, por no haber consultado la hazaña y cómo no, también por los carajillos. (Para los de otros países, y para los jóvenes, un carajillo era un café con leche bien cargado de Coñac, bebida hoy considerada viejuna). Hasta aquí la anécdota de abuelo cebolleta.

La venta del Castello, hasta ahora buque insignia de la región de Italia, se puede interpretar de varias maneras: 1. La pérdida de vocaciones en Italia hace inviable seguir manteniendo semejante lujazo en un lugar paradisiaco y, por tanto, la continuidad del Castello se hace económicamente imposible, sobre todo cuando existen otros proyectos como Saxum que requieren cuantiosas inversiones y que son más lucidos desde el punto de vista propagandístico. 2. El Opu$ ha decidido por fin que tiene que reconducir su actitud ante la pobreza y los signos externos de opulencia ya no son lo suyo, siguiendo el ejemplo que el Papa Francisco viene dando desde el Vaticano. El dinero resultante de la operación se destinará a promover labores en favor de los pobres en la propia Italia y en otras regiones del mundo. No sé por qué pero sospecho que va a ser la primera.

Jotaemeeme