Llevo mucho tiempo pensando en escribir algunas de mis experiencias en Opuslibros, pero no lo he hecho, en parte porque tengo miedo de que con los detalles de mi historia sepan quién soy. Sin embargo, el escrito de Azulmar: “Es mejor caer en las manos de Dios que es misericordioso, que en otras manos” me animó. Como ella va muy poco desde que salí del Opus después de casi una década como numeraria. Brevemente, los motivos que me llevaron a dejar la institución son:

·  - No podía ser yo misma,

·  - Era imposible madurar en ese ambiente (ser una persona adulta estable)

·  - No quería que mi futuro se pareciera al futuro de las numerarias que conocí (viví en varios centros, en varias ciudades y conocí a muchas).

Sin embargo, hoy en este escrito no quería centrarme en mi partida ni en los motivos por los que me fui, sino que quería hablar de la corrección fraterna, que tiene formas muy peculiares de vivirse en la obra. Resumen de la teoría: notaste algo en alguien que "no correspondía con el espíritu del Opus Dei", rezaste, consultaste a la directora sobre ese punto y si ella estaba de acuerdo, hablabas con la persona en cuestión, que tenía derecho a escuchar todo en silencio. No sé cómo fue en otros países, pero cuando alguien me dijera "puedo hablar contigo a solas un momento" ya sabías lo que vendría…

Creo que en todos estos años nunca he recibido una corrección fraterna que fuera útil. Recuerdo algunas que parecen bromas. Una vez en el centro de estudios recibí una corrección fraterna porque tarareaba en los pasillos del centro en el "tiempo de la tarde" (me entiendes cuando digo que era imposible estar relajado como en su propia casa). En otra ocasión, durante un curso de retiro, alguien me hizo una corrección fraterna para que dejara de morder las uñas en la meditación (a partir de ese día me quedó muy claro que morderse las uñas no es parte del camino hacia la santidad). Tuve que evitar reírme delante de ella, porque la persona que hizo esta corrección era una persona con mucha autoridad, era la directora de la delegación.

Esta práctica, además de ineficaz, es una forma de control... Tú observabas a los demás, los demás te observaban, y la directora lo sabía todo. Unas tres veces las directoras me pidieron que hiciera correcciones fraternas que yo no había consultado, lo cual tampoco era muy saludable... ¿Por qué no se lo dijo ella misma a esa persona? Había un incentivo para que la gente hiciera correcciones fraternas (a cualquier costo), lo que era señal de buen espíritu. En el centro de estudios una vez la directora me dijo que lo ideal es que en un centro hubiese al menos una corrección fraterna en la semana. Pero en la práctica todas las pasábamos mal en ese momento.

En los últimos tiempos, antes de irme, se insistió en el tema de la libertad, pero es imposible ser libre en un sistema con estas prácticas donde te vigilan todo el tiempo y no puedes ser natural. De nada sirven mil charlas sobre la libertad, meditaciones y convivencias si todo sigue igual.

A quienes aún permanecen en la institución: ¡usad el sentido común al hacer correcciones fraternas o no las hagáis!

Después de mucho tiempo sin hablar de mis experiencias, de mi vida en el Opus Dei, me doy cuenta de que la decisión que había tomado de no compartir lo que viví, no ha demostrado ser efectiva. Todavía tengo un dolor profundo y un problema interior que no sé cómo resolver. Es cierto que ya llevo algunos años alejada de la institución, pero vuelven a mi mente ideas, recuerdos y palabras. ¿Ustedes también tienen esta dificultad para contarles a otras personas sobre su vida? Para mí es muy difícil explicar los años en que viví en la obra. La gente no entiende lo que supone vivir en este ambiente.

Todavía siento que he fallado en algo. Y que podría haber soportado más y que al final tal vez pudiese haber vencido el sistema.

La lectura del Opuslibros y también los coloquios de Ágora están siendo un proceso de curación para mí. Espero todos los días los textos y vídeos publicados. ¡Gracias a todos, a pesar de no conocerlos físicamente los tengo como mis amigos!

Millennial