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 Correos: Seguro social de un numerario.- Gómez

120. Aspectos económicos
Gómez :

Por supuesto que leí todo lo que escribió Nocompensa sobre los trabajos internos. Me pareció muy interesante y me causó mucha rabia que le pasara lo que le pasó con aquel director de consejo local que le pedía más ingresos y era el mismo que en un colegio, obra corporativa, le negaba el aumento. ¡Qué director tan sinvergüenza!

Estuve dedicado a trabajos internos, medio tiempo por la mañana en la Comisión Regional de Colombia y medio tiempo por la tarde en un centro de San Rafael en Bogotá. Yo era secretario del consejo local de ese centro, y me preocupaba por conseguir el dinero necesario para pagar las cuentas, el mercado, etc. A veces tenía que recordarles a los numerarios que vivían ahí y que tenían trabajos externos que llevaran el dinero de sus trabajos, que para algunos no eran sueldo fijo, sino el producto de su trabajo como profesionales independientes.

En cuanto a mí, como no tenía ingresos, me ponía un sueldo teórico equivalente a la parte de gastos que me correspondía, en unas fichas preimpresas que había que llenar cada mes. Como nadie podía ser deficitario, no figuraba con ingresos en cero, sino con ingresos equivalentes a los gastos, lo mismo que el director, que tenía la misma dedicación que yo. Después de 12 años de numerario me fui de la Obra, porque, según me dijeron los directores, yo «no tenía vocación».

Cuando muchos años después me llegó el momento de pensionarme, consulté mis semanas de cotización a la empresa de pensiones del Estado, y vi que en esos años de trabajos internos alguien había cotizado por mí. No logré identificar quién, pues eran nombres desconocidos para mí, pero estaba pagado semana por semana todo el tiempo de trabajos internos. Hoy estoy pensionado. Supongo que para otros numerarios dedicados de tiempo completo a trabajos internos sucedía lo mismo. Imagino que algún cooperador o supernumarario rico hacía esos pagos. También debo decir, en justicia, que el Opus Dei le daba una pensión a mi mamá, que había quedado viuda, sin más ingresos que un arriendo y con gastos de familia de clase media venida a menos, en la que los menores todavía no habían completado sus estudios. Recuerdo entre otras cosas que después de haberme ido, todavía le llegó a mi mamá alguna mesada de ñapa de parte de la Obra. Y me consta, porque eso sí lo vi en documentos escritos, que varias mamás de numerarios recibían la misma pensión que la mía. No sé si en otras regiones pasó o pasa lo mismo, no sé si en Colombia actualmente pasa lo mismo, pero en mi época de numerario, años 70, fue así.

Quiero decir también que por esos años, dos de mis hermanos fueron becados para estudiar en el Gimnasio de los Cerros, obra coprorativa, donde hicieron todo el bachillerato. No fue fácil para ellos convivir con compañeros de familia rica, de Marcedes Benz y BMW y con vacaciones en Miami y Disney World, cuando el carro de mi familia era un viejo Morris Oxford, y mis hermanos apenas podían ir de vacaciones a San Francisco, no California, sino Cundinamarca, Colombia. Sin embargo, tuvieron su beca y resistieron el ambiente, uno como excelente futbolista y el otro como excelente matemático. Sin goles y sin aritmética no hubieran aguantado. Para ser justos, yo tengo que agradecer también esas becas que les dieron por ser yo numerario.

Gómez




Publicado el Wednesday, 02 August 2023



 
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