Un nuevo “dejá vue”

Patricia Lewis, 26/07/2923

Ante la repercusión mediática de la denuncia realizada ante la Santa Sede por FRAUDE NORMATIVO, el Opus Dei ha respondido con un comunicado que, a los que llevamos unas cuantas décadas en la institución y, algunos de los que escriben en esta web, nos tildan de infantilizados, electroencefalograma plano y otras lindezas, nos convence -cada día más- que la única solución para ad charisma tuendum (para proteger el carisma) es la intervención de la Iglesia.

Encontramos en dicha nota el siguiente párrafo...

En la noticia se afirma que existen “46 documentos de uso interno que van más allá de los Estatutos y son una regulación al margen de la normativa de la Santa Sede”. Aunque no se ofrecen los títulos de esos textos, es de suponer que se está hablando de documentos del pasado -también conocidos en la Santa Sede- que progresivamente han sido sustituidos por las versiones actuales: al tratarse de experiencias y no de textos normativos, esos documentos se actualizan periódicamente.

Los que aún permanecemos en el Opus Dei contra toda esperanza, sabemos muy bien que las Instrucciones, Cartas del Fundador, Meditaciones (con las que nos machacamos cada mañana), Cuadernos (cuya lectura aconsejamos, sobre todo a las vocaciones “recientes”) sabemos que han sido escritos en el pasado (un pasado muy difícil de fechar porque con el tiempo hemos descubierto que a nuestro Padre le gustaba “jugar” con las fechas y los hijos buenos emulan a sus padres) pero que no son del pasado, sino que están accesibles en las bibliotecas de todos los centros.

Llevar unas cuantas décadas en la institución también nos ha permitido pasar por diferentes lugares y cargos y conocemos de sobra cómo citar y recurrir a las “experiencias” como criterios para la toma de decisiones y cómo hemos sido rápidamente “alineados” por los directores superiores con un “cfr. xxxx” cuando no hemos actuado sin seguir esas “experiencias”.

Al leer esa nota, recordé la repercusión que tuvo en esta web la Carta del Padre del 2 de octubre de 2011, aunque no se puede comparar una nota de la Oficina de Información con una carta del Prelado, no me resisto a citar algunas de las intervenciones de esa época:

17 de octubre 2011

No Padre. Ya ni siquiera sé si debo llamarlo así. No sé si usted “conocía desde siempre” aquello que afirma, yo desde luego no lo conocía. He sido director casi 20 años y jamás he sabido una cosa semejante. Jamás lo oí en ninguna charla de formación, Circulo Breve, meditación, confidencia, ni lo leí en ningún Vademécum, Glosa, Praxis, escritos de Nuestro Padre, libros de meditaciones ni nada parecido.

Nunca, en los años que he sido director, le he trasmitido a nadie semejante criterio, es que no se me hubiera pasado por la cabeza algo semejante. Eso sí, he oído charlas, he participado de los consejos locales, he redactado informes o he leído los que han redactado otros, he hablado con los directores de la Comisión y aún con los centrales sobre situaciones concretas de aquellos cuyo gobierno y cuidado espiritual se me ha confiado. Unas veces he estado de acuerdo y otras no con las decisiones que se han tomado al respecto.

Pero esto no Padre, esto no. Hasta aquí he llegado. Mentiras no.

Yo no sé si esto es producto de alguna advertencia de instancias superiores. Pero no es este el modo de proceder que creo entender, corresponde al espíritu de la Obra.  Si durante años se ha actuado mal, lo razonable sería reconocerlo, teniendo la humildad de rectificar. Pero engañar a los miembros de la Obra o tratar de engañar a quien en la tierra representa a Cristo, no Padre, eso no. (Me he sentido defraudado. (Gales. cfr.)

19 de octubre 2011

Con lo fácil que es obedecer al Papa, rectificar y pedir perdón... El carisma fundacional de la Obra es sólo (y no es poco) promover la santidad en medio del mundo, en el trabajo profesional, con un mayor compromiso en la piedad y el apostolado. Todo lo demás, TODO, es accidental, fruto de decisiones tomadas, más o menos acertadamente, en momentos históricos concretos, por hombres que, como tales, pueden equivocarse, también San Josemaría.

Puedo comprender que la edad y la salud de Mons. Echeverria le impidan llevar el timón acertadamente, pero me desazona que a D. Fernando Ocáriz lo que le preocupe sean sus datos en esta web.

La santidad, grandeza y sacrificio de muchos miembros de la Obra, a algunos nos hace tener todavía esperanza. (Sobre la mentira no se edifica nada. Toco, cfr.)

21 de octubre 2011

Padre, una carta parecida a ésta le va a llegar a usted a través del conducto reglamentario. He leído con mucha atención el texto español de su carta del 2 de octubre pasado. La he leído en la presencia de Dios, más de una vez y estoy dispuesto a hacer lo que usted dice; voy a ejercitar mi libertad: a partir de este momento, no volveré a hacer la charla con Manuel, el director de mi centro; como los dos estamos en el consejo local, sé perfectamente cómo funcionamos.

Como somos libres y sobre todo responsables, voy a elegir confesor. No se aún a quién, pero igual voy al cura de la parroquia que es muy majo: total, la mayor parte de los días vamos a oír la Santa Misa ahí porque el cura del centro atiende otras labores.

En la carta que le escribo le digo también que si a consecuencia de mis decisiones libérrimas los que tienen “jurisdicción” sobre mí empiezan a perseguirme, voy a recurrir a la Santa Sede, para que haga respetar mis derechos. (He leído su carta en la presencia de Dios. Simón, cfr.)

A los que llevamos tantos años, no nos resultaría difícil adaptar estas intervenciones para responder a la comunicación del pasado 6 de julio.

Patricia Lewis