REPARTEN CULPAS Y SE LAVAN LAS MANOS

Buenas noches, 

Me gustaría contarles mi experiencia. Perdonen si me extiendo demasiado. 

Creo que en mi caso lo hicieron tan descoordinada y exageradamente mal que nunca llegué a pitar como numeraria auxiliar, pese a que todas mis amigas de aquella época lo hicieron. Nunca esperaron a que yo viera "algo" por mí misma en la oración al menos, y "atacaron" más de diez personas en menos de un año. Han pasado casi 25 años, no me acuerdo de todas ellas, pero sé que en su día las conté. Nunca llegué a pitar como numeraria auxiliar pero...

Tal día como hoy, que murió Lady Di, me viene el recuerdo de que estuve a punto de firmar la Carta y romperla sobre la marcha para que me dejaran ya en paz. Gracias a una amiga que me confesó una noche que también había pasado lo mismo, no lo hice. Fue en 1997... Hoy me he dado cuenta de lo niña que era. Llevaba tiempo ya agobiada con eso, sin poder apenas dormir, dándole vueltas a cómo escapar del mismo Dios, pensando que habían secuestrado a mi mejor amiga, mi casi hermana... De hecho, por este miedo caí en la anorexia. Hoy he recordado que me quedaba cuatro meses aún para los 15 y ya había pasado mucho de ese infierno...

Tras 4 años de chantaje, de una adolescencia perdida entre la anorexia y el acoso, de llamarme "egoísta ", de presionarme en cada viaje aprovechando que no tenía a la familia cerca, de ponerme frente a la Virgen del Rocío y retarme a decirle que no a lo que Dios me pedía y tantas cosas que ya sabéis... "logré" que me dejaran pitar como Supernumeraria. Ese día sentí muchísima paz. Al fin podía al menos decirle sí a Dios y no sentir esa culpa horrible que me atormentaba. Ya al menos era "de casa", sin tener que renunciar a la que creo que es mi verdadera vocación (ser madre, vocación que además me salvó en su día de la anorexia. Me curé y luché porque el no poder ser madre me aterraba más que la misma muerte). 

Estuve cuatro años "dentro" en la Obra (sin contar los cuatro de persecución a toda hora que no dejaban de hablar de vocación ni para ir a comer). Era relativamente feliz en aquella burbuja. Sé que como Supernumeraria no tienes las mismas "secuelas" que viviendo en un centro, entregándolo todo... Pero esa coacción de esos cuatro años y lo que pasó luego me han marcado más de lo que yo misma creo. 

Poco a poco fui viendo incoherencias que me fueron apartando algo de la obra. Pero quizá lo que me terminó de distanciar fue un comentario de la que entonces era mi "directora espiritual". 

Empecé a salir con el que a día de hoy es mi marido y padre de mis hijos. Y me preguntó que cómo iba a mantener a una familia con el sueldo de un camionero... "Familia numerosa y pobre", qué frase más hipócrita me pareció entonces... (Ironías de la vida, que desde octubre del año pasado tengo mi carné de familia numerosa y con un sueldo nos mantenemos hace buen tiempo...)

Aquel 19 de marzo, tanto mi madre como yo teníamos dudas de si hacer la llamada telefónica para renovar la fidelidad... Creo que finalmente ellas llamaron y casi les contestamos con un "bueno, vale, de acuerdo". Seguía con mis normas, con mi presencia de Dios, pero cada vez me cuadraban menos algunas cosas... Además, me habían apartado de todas las de mi edad. Como si dijeran... Vale, te dejamos ser Supernumeraria pero te comes los círculos con las más mayores para que te des cuenta de que lo tuyo era pitar como auxiliar e irte a Madrid con todas tus amigas, que han sido más generosas que tú. (Recuerdo que me llegaron a decir que yo era demasiado egoísta incluso para el matrimonio... Que ahora pensando… ahí no les quito la razón, que para el matrimonio y la maternidad hace falta mucho valor...) 

Tras aquel 19 de marzo no iba con tanta frecuencia a los círculos, ni siquiera les contestaba a veces las llamadas... Estaba muy desilusionada hacía tiempo. Había vuelto de Alemania de pasar 6 meses de Erasmus. Allí tuve una relación con un chico brasileño (una relación muy inocente).

Tras un gran desengaño amoroso con ese chico, empezaba con ilusión con el que hoy es mi marido. Además, tenía la idea de hacer unas prácticas en el extranjero, ya que o lo hacía en ese momento o ya era demasiado tarde si conseguía un trabajo estable, la relación con él se afianzaba, etc. etc. Supongo que me vieron como una "lujuriosa" o algo parecido, por haber tenido dos relaciones tan seguidas en tan poco tiempo, cuando realmente fueron relaciones muy inocentes. O fue el hecho de unirme a un "muerto de hambre"... Nunca lo sabré. 

El caso es que un día se presentó en el aeropuerto donde trabajaba la directora del centro y me llevó a casa. Quiso hablar conmigo y con mi madre, para decirme que como yo era demasiado "inestable emocionalmente" habían decidido que era mejor que me fuera, que se habían equivocado con mi vocación (después de cuatro años de adolescencia persiguiéndome ahora de repente, se daban cuenta y me echaban como agua sucia). Que, por supuesto podía seguir yendo a formarme (qué buenas que son...) Como podéis imaginar, y lo siento si no supe ver el lado sobrenatural al asunto, ni mi madre ni yo volvimos a pisar el centro. "Donde no cabe mi hija, yo tampoco".

Vivo en Canarias, en una isla pequeña y, cada vez que veo a alguien de la Obra, me rehúyen la mirada. Aún a día de hoy, tras veinte años, me siento como si algo malo hubiera hecho yo. Ni siquiera tuve valor de ir a la boda de una de mis mejores amigas porque sé que iba a haber gente de la Obra. He perdido a todas las amistades de ese momento por esa culpa. 

Incluso ni mi mejor amiga, que éramos uña y carne, ha querido saber de mí. Me llegó el rumor de que en su día intentó salir de la Obra y cayó en una depresión fuerte. No sé si me rehúye porque volvió a la Obra o porque no quiere nada que le recuerde todo aquello. Su madre era el mejor ejemplo de cristiana de verdad. A pesar de sus dolores, nunca lloró delante de su hija, murió de cáncer y no sé si por la Obra mi amiga no pudo estar allí como ella hubiera querido.

He tenido una vida más o menos normal, no dependía tanto de la Obra, al menos materialmente (aunque sí espiritualmente). He tenido mis trabajitos, mi pareja, mis dos hijos... Pero siempre me ha arrastrado esta sombra. Siempre he tenido esa inseguridad, esa falta de autoestima, la culpa de ser tan egoísta, tengo una especie de rechazo a lo que es la religión. Quiero acercarme a Dios, sigo teniéndole presente, pero viví aquello tan pequeñita que me es muy difícil separar la idea del Opus con la de Dios. Nunca admiré al Padre, la verdad, pero sí que sus enseñanzas dejan mella. Es verdad que tengo cierta predisposición genética a la depresión, pero me doy cuenta de que esta pirámide de naipes que se me cayó con 20 años, me ha dejado perdida en la vida. La Obra era mi guía en el caminar, y descubrir que todo era mentira te deja sin rumbo, sin saber distinguir el umbral entre el bien y el mal. Ya no sé si confiar en la Iglesia que ha permitido esto, y siendo sincera para mí fue una alegría el leer sobre el Motu Propio del Papa. Eso me ha acercado un poco más a esa Iglesia de la que me sentía tan lejos... 

Lo siento si me he liado demasiado. A veces creo que tengo esas secuelas ahí que nunca he curado. Que no decir que no en el momento me ha hecho sufrir más de la cuenta en muchos aspectos (terreno laboral, familia política...) y quizá todo el origen sea lo que pasé con 14 años... Esa huella sigue ahí. Necesito sacarla y no sabía con quién hacerlo. Hace tiempo que les leo pero no me había atrevido a hablar. Si conocen a alguien, psicólogo, sacerdote, ex-miembro, ya no sé ni quién, que pudiera hablar aquí en Gran Canaria, se lo agradecería de mil amores. 

Saludos,

Alma 101 (de cada 100 almas nos interesan las 100...)