Lo que paso a contarles, lo viví, lo oí y lo ví.

Cuando era universitaria, tuve una compañera de estudio de la cual aún hoy soy amiga, hija de una empleada doméstica. La patrona de la madre, era una supernumeraria de mucho dinero con varios hijos numerarios. Invité a mí compañera a estudiar al centro donde yo vivía, empezó a participar de las meditaciones, círculos y se confesaba con un cura de la obra. Llegando al 19 de marzo le propuse para la lista de San José... Me llamó la directora del centro y me dijo: "Tu compañera nunca va a pitar, es hija de una doméstica". Le pregunté cómo sabía ese dato del cual yo no había hablado sencillamente porque no lo consideraba importante. Me contestó que la supernumeraria en cuestión fue expresamente al centro a contarle ese detalle... Por suerte mí amiga dejó de ir al centro pues la entusiasmó más otra espiritualidad.

Otra. Una supernumeraria tiene una hija ciega, la cual comenzó a ir a la residencia universitaria a participar en las actividades espirituales, con constancia y fervor. También hacía apostolado entre sus amigas, la mayoría ciegas. Entonces me comenta una numeraria que hablando con la directora, decidieron decirles a las chicas no videntes que la obra no era para ellas. Así lo hicieron y debieron dejar de venir.

Sigo. En una tertulia con una numeraria que estuvo en Roma con Escriva, comentó que las mujeres de color, hablando sobre las numerarias de color con las que coincidió, tienen un olor desagradable... En el centro de estudios, nos decían que se hacía apostolado también con el porte...que no engordaramos y la directora te ponía a dieta cuando ella lo decidía. Podría seguir, pero creo que ya queda en evidencia que en la obra se discrimina.

Lo último para no aburrir. Estaban realizando unos arreglos de plomería en el lavadero del centro y la directora me pidió que me quedara con él. Cómo había una nax lavando, me retiré pues ya había alguien para vigilar. Luego me llama la directora y me dice: "Sos una bruta, nunca hay que dejar a las nax con esa gente"

Sinculpa