Aloevera: “

Es del todo lógico –y se agradece que se viva así–, que normalmente no se tenga conexión directa con Internet desde el ordenador de uso habitual: es sabido que, por desgracia, la red está muy contaminada por la pornografía, etc., y es mucho más prudente acceder, cuando sea necesario, en un lugar abierto durante unas horas determinadas, y esto no es desconfianza o infantilismo, es sentido común y sentido sobrenatural, que desea sinceramente poner los medios –con la ayuda de las Directoras– para evitar cualquier ocasión de pecado”.(Experiencias Locales, Roma 2010, pág. 393).

He tenido que releer la fecha tres veces para convencerme de que es cierto: para esa peña, en el año 2010, internet y pornografía son sinónimos y no hay más pecado que aquel que atenta contra la castidad y la pureza. Estas líneas de las “Experiencias Locales” darían risa si no movieran a lástima por la gente que sigue dentro de la peña y para quienes esas “Experiencias” son la palabra de Dios. Aun el más ignorante sabe que en internet uno encuentra lo que busca, en el más amplio sentido de la palabra; las páginas pornográficas, a no ser que uno busque determinados temas, no aparecen porque sí. Lo patético de esas “Experiencias” es por una parte la ignorancia supina que demuestran, por otra la desconfianza absoluta (por más que se alegue lo contrario, dime de qué presumes...) en el criterio de quien utiliza internet y por una tercera la obsesión enfermiza, paranoica, por todo lo relacionado con el 6º mandamiento.

Que me perdonen quienes piensan que las cosas dentro de esa peña están cambiando: si en el año 2010 se escriben semejantes sandeces y se es capaz de poner por escrito una mamarrachada de este calibre, dentro de esa peña no ha cambiado NADA, bien al contrario. Sigue la inquisición, sigue el control férreo y sigue la manipulación de los seres humanos. Que después numeri@sy agregad@s intenten hacer de su capa un sayo en la medida que pueden, es otra cuestión; en la cabeza, en la cúpula más alta, no ha cambiado nada de nada de nada. Cuando he leído el post de "Aloevera" no sabía si reír o llorar, ahora ya lo sé. Quiero llorar por tanta gente engañada, por tantas mentiras, por el control obsesivo que sufre el ser humano ahí dentro, por la cobardía de la iglesia al no poner coto a una secta peligrosa.

Mediterráneo