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 Tus escritos: 14- La santidad en el trabajo, una obra por hacer.- Carlos F.

090. Espiritualidad y ascética
Carlos F. :

14 - La santidad en el trabajo, una obra por hacer
Carlos F., 16 de septiembre de 2009

 

 

Monseñor Josemaría Escrivá, sacerdote ambicioso y de acción, don Alvaro del Portillo, su brazo derecho y cerebro de la organización Opus Dei, junto con unos pocos sacerdotes numerarios y algún/a seglar, fieles y entregados discípulos, consiguieron en el primer lustro del siglo XX que la Iglesia católica, a regañadientes y como de pasada lograran aceptar, ¡por fin!, las tesis protestantes de Lutero y Calvino de que el trabajo ordinario bien hecho es camino de santidad universal*  para la otra vida y que, para esta vida, es fuente de progreso social y personal, así como de dinero, poder y bien estar, lo que Monseñor cifraba en “la felicidad en esta vida y la dicha en la vida eterna” (sic)...



 

* Nota: La Iglesia católica, en veinte siglos jamás había considerado esta posibilidad de santidad, sino que ésta, podríamos decir que de manera dogmática, solo era alcanzable por medios extraordinarios, ajenos al quehacer diario de las personas, como por ejemplo: el martirio, el monacato extremo, las dedicaciones heroicas a los demás, las vidas de contemplación religiosa extrema, la virginidad sin tacha, las muertes tras enfermedades soportadas de manera religiosamente ejemplar,  etc., en una palabra que un cura de base,  un profesional, un trabajador por cuenta ajena, una médica, una ama de casa, un político honrado (que ya es decir),  etc., o sea gente normal y corriente nunca había entrado en los esquemas santificadores de la Iglesia católica durante siglos y siglos. Los medios considerados por la Iglesia católica para tal fin habían sido y siguen siendo: preces, misas, jaculatorias, cilicios, disciplinas, mortificaciones, ayunos, oración, meditaciones, dirección espiritual, obediencia a los superiores, celibato, entrega de bienes, vida en comunidad, etc., etc., etc.

 

Monseñor Escrivá, como se sabe por los muchos testimonios y análisis que se pueden encontrar aquí en Opuslibros.org sobre sus hechos y dichos, tenía una doble personalidad, la del “santo “por un lado y la del “pillo” por otra. La Iglesia católica ha elevado a los altares al “santo”, soslayando al “pillo”,… pues… muy bien, sus motivos tendría, reconociendo sin lugar a dudas “sus esfuerzos por, no sólo en iluminar con luces nuevas la misión de los laicos en la Iglesia y en la sociedad humana, sino también en ponerla por obra; así como sus esfuerzos en llevar a la práctica la doctrina de la llamada universal a la santidad, y en promover entre todas las clases sociales la santificación del trabajo profesional y por medio del trabajo profesional. Además, mediante la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz, ha procurado ayudar a los sacerdotes diocesanos a vivir la misma doctrina, en el ejercicio de su sagrado ministerio” (Constitución Ut sit del papa Juan Pablo II, avalador de san Josemaría y de su Obra).

 

Bueno pues la Iglesia católica ha establecido ¡por fin! el principio dogmático de la “santificación del trabajo profesional y por medio del trabajo profesional entre todas las clases sociales” así como que monseñor Josemaría Escrivá lo descubrió “mediante inspiración divina” (curiosamente Lutero no necesitó la intervención divina sino el mero raciocinio religioso humano de algo evidente).

 

Pero… ¿cuál es el camino para conseguir esa santificación?, pues resulta que, como bien se enuncia en esta web de Opuslibros, el Opus Dei es un camino hacia ninguna parte… Duro y triste es decirlo, pero es así, ¿y cómo es eso?.

 

Pues porque ni monseñor Escrivá, ni monseñor del Portillo aunque descubrieron por “inspiración divina” que la gente se podía santificar en el trabajo corriente, la “inspiración” se les quedó corta, no les dio para más y no supieron o no se atrevieron a encontrar el “Camino” o sea el modo de cómo santificarse en el trabajo normal, o sea en la vida corriente y crearon el Opus Dei, una organización que ha terminado desembocando en secta que para nada, …nada,… nada, ayuda a santificar el “trabajo profesional y por medio del trabajo profesional” sino que más bien es un obstáculo para ello.

 

Resulta que el Opus Dei lo que busca no es santificar el trabajo sino llenar a sus miembros de normas piadosas agobiantes (toda persona asociada debe dedicar dos horas y media de practicas piadosas que restan tiempo a la perfección en el trabajo y que nada tienen que ver con el trabajo), debe dedicar tiempo a mortificaciones monacales que nada tienen que ver con su trabajo, tiene que dedicar tiempos de trabajo a intereses del Opus Dei que nada tienen que ver con su trabajo ordinario, tiene que entregar su dinero para intereses del Opus Dei de los que no da cuenta para nada, cuando la persona debería invertirlos en mejorar sus trabajos o en su seguridad laboral, etc. y lo que es peor, impide a los/las célibes que se integren en el Mundo, es decir hace que no vayan al cine, que sólo vean alguna televisión censurada, que sólo puedan entrar en una Internet fuertemente censurada y controlada por los directores, que solo puedan leer periódicos censurados incluso aunque sean profesionales, etc., etc. y ¿qué c..ñ.. tienen que ver los llamados “consejos evangélicos” del Opus Dei? (o sea los votos monacales de castidad, pobreza y obediencia) con la “santificación del trabajo profesional y por medio del trabajo profesional”?

 

Pero… ¿es qué el Opus Dei te da alguna idea de cómo santificar el trabajo ordinario?, en mi opinión no tiene ni idea. El Opus Dei dice que se debe de poner un crucifijo o una estampa de la Virgen en la mesa de trabajo, vale, ello será una practica piadosa digamos que buena, pero no me sirve. El que levantemos la vista en nuestro puesto de trabajo y digamos una jaculatoria al contemplar un cuadro de la Virgen, será una buena práctica piadosa, pero no me sirve, yo no entré en el Opus Dei para aprender prácticas piadosas ni monacales sino para “santificar el trabajo ordinario y por medio del trabajo” y para poner a Dios en las tareas ordinarias con toda caridad y humildad  sin pretender pertenecer a una élite.

 

¿Qué enseña el Opus Dei?, respecto a la santificación del trabajo profesional, yo diría que nada de nada de nada, es decir nunca me dijeron en el Opus Dei cosas como que:

 

  • Estudiase ética deontológica de mi profesión, por el contrario, en el Opus Dei. me hicieron aprender una ridícula e infantil ética tomista que nada tenía que ver con ella.
  • Tuviese paciencia “divina” frente a compañeros/as de trabajo trepas o jefes/as impertinentes.
  • Fuese honrado y pagase mis impuestos de trabajo con una sonrisa viendo en ello una manera de contribuir a bienestar social.
  • Trabajase un rato más cuando me apetecería no hacerlo.
  • Pusiese un poco de cariño (caridad cristiana) cuando no tenía ninguna gana de hacerlo.
  • Asistiese a un cuso profesional para mejorar mi formación restando tiempo a mi ocio o incluso pagando de mi dinero.

 

Y así podría seguir hasta 999 puntos, pero como no soy san Josemaría ni pretendo erigir otro Opus alternativo, pues… yo solo doy la idea y os dejo a vosotras/a la tarea de completarlos, jejeje.

 

Lo que quiero decir es que estoy convencido de que todos/as quienes me leéis hemos creído en la idea de la “santificación del trabajo profesional y por medio del trabajo profesional entre todas las clases sociales”, y que por eso entramos en el Opus Dei y que nos fuimos del Opus Dei porque esta organización con ese señuelo buscaba otros fines distintos, pero…¡ muy distintos!, por no decir extraños y por ese motivo, al sentirnos engañados y defraudados, nos fuimos, y bien idos que estamos.

 

Pero esa idea de “santificar el trabajo profesional” está ahí, lo que pasa es que está sin desarrollar, puede que nosotros/as tengamos algo que aportar a ella ya que aunque no hayamos recibido una “inspiración divina”, no cabe duda que sí hemos recibido un destello.

 

Todas las personas, seamos creyentes o no de una religión u otra o de ninguna, tenemos un haber, un debe y un saldo existencial como en la contabilidad del trabajo profesional y ese saldo seguro que tiende aumentar aportando algo cada día, algo que nuestra propia conciencia nos dice que es bueno, aportando lo que un profeta judío llamado Jesús, de hace veinte siglos llamaba “caridad” pero no solo al trabajo profesional (¡vaya rollo seria reducir nuestra vida solo a eso!) sino también a la vida familiar, a la vida de relación social, al ocio y también a cualquier persona humana necesitada que se cruza en nuestro camino y ¿por qué no? a un mundo llamado “Tierra” donde vivimos y que empieza a enfermarse, ¿en el Opus Dei se enseña  que es “santo” separar las basuras y echarlas en el contenedor adecuado? o ¿a no fumar y echar el humo en la barra de un bar de apetitosos pinchos? ,… pregunto.

 

Mi conclusión es que todas la personas que no hemos tenido “inspiración divina” pero si un “destello” acerca de “la santificación del trabajo profesional por el trabajo profesional” seguro, o sea no me cabe ninguna duda, de que somos personas altruista que aportamos nuestra pequeña parte al desarrollo de esa idea, no sé… ¿qué opináis?, … ¿es una obra por hacer, muy distinta a la extraña Obra que hemos conocido?

 

Carlos F.

 

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Publicado el Wednesday, 16 September 2009



 
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