Estoy muy impresionada por el último artículo de Giancarlo Rocca sobre nuestro fundador. Explica muchas cosas.

Desde estas páginas quiero darle las gracias al autor y asegurarle mi oración, pues me imagino las persecuciones de que será objeto por haber destapado tantas mentiras.

Otro día comentaré algún aspecto del artículo. Hoy quiero responder a una de las preguntas de Adriano. Comenta que le parece extraño el confinamiento de D. R. R., desde hace años, en Pamplona, fuera de su región uruguaya. Y pregunta: «¿Alguien sabe por qué lo mandaron a un destino institucionalmente tan seguro?»

Es evidente que no tengo acceso a la mente de sus Directores. Pero sí me consta que ese sacerdote era una persona que fue adquiriendo cada vez más consideración en los ambientes eclesiásticos de su país. Y me malicio que ésa fue su perdición. Pues en la Obra, en cuanto alguien destaca y l@s directores/as empiezan a ver que vuela con impulso propio y cabe el peligro de no controlarl@, l@ trasladan para quitarle sus méritos.

Así estamos con los centros llenos de enferm@s psíquic@s, como consecuencia de haber cercenado toda posibilidad de desarrollo personal.

Trinity