RECUERDOS
ALREDEDOR DEL 19 DE MARZO
ISABEL NATH, 14 de marzo de 2005
Como el 19 de marzo está al caer, veo que se suceden
en la Web correos acerca de la renovación, la fidelidad,
y etc, que me parecen de lo más oportunas y de lo más
útiles, sobre todo para contrarrestar en la medida
de lo posible la avalancha de ´voluntad divina´,
´visión sobrenatural´, y ´generosidad
extrema´ con que se bombardea a los de san Rafael en
estas fechas.
Como sabéis yo no me fui del opus dei, me echaron.
Pero cuando esa ´gracia de estado´ que les había
llevado a afirmar que yo sin duda alguna tenía vocación
de numeraria del opus dei les hizo ´ver´ que realmente
no la tenía, ya habían pasado 5 años
y medio. Quiere esto decir que habían pasado unos cuantos
19 de Marzo...
Como bien han señalado otros antes que yo, hasta que
no se hace la fidelidad, no se es miembro ´de pleno
derecho´ del opus dei, y en cualquier 19 de marzo puede
uno no ´renovar el contrato´ y marcharse sin más
problemas. En mi caso, nunca nadie me informó de
ello durante mi pertenencia al opus dei. Nunca. Nadie.
De haberlo sabido, es más que probable que en algún
momento hubiese considerado marcharme. Eso es engañar,
utilizando para ello las verdades a medias, que según
ellos dicen son peores que las mentiras (y en esto sí
tengo que darles la razón). Por eso me parece importante
que alguien de esta Web con más conocimientos jurídicos
que yo, escriba por favor algo breve y sobre todo claro acerca
de qué grado de pertenencia al opus dei se tiene después
de escribir la carta pidiendo la admisión, después
de hacer la admisión, después de hacer la oblación,
y después de hacer la fidelidad. Y aclarando también
cuál es la situación de los ´miembros
de la perlatura´ en cada caso suponiendo que quieran
dejarlo, así como qué deben hacer. Y cuando
digo ´qué deben hacer´ me refiero a lo
que jurídicamente deben hacer para romper el compromiso
adquirido hasta entonces con la prelatura, y no lo que los
directores de turno les pueden decir que deben hacer. Como
sabéis los que habéis pasado por esa tesitura,
estas dos cosas generalmente tienen poco que ver.
Otra cosa que me gustaría contar aquí es el
proceso detallado de mi salida del opus dei, porque el correo
de Nacho del
11-III me lo ha recordado y porque aunque yo no saliese el
19 de marzo, también salí, y al final toda salida
es ´opuesta´ al 19 de marzo, fiesta de la fidelidad...
Pues agarraros que allá vamos
Ya he contado en alguna ocasión que yo no me caracterizaba
por ser muy corderita, sino que más bien iba diciendo
lo que me parecía más oportuno en cada momento
(siempre ´a través del cauce reglamentario´,
eso sí). A mediados de mayo de 1985, yo acababa de
comentar a la directora de mi centro con la que además
hacía la charla, una circunstancia que venía
observando y que me parecía muy grave. Además
del hecho en sí me parecía grave que todo el
mundo lo veía como normal, puesto que llevaba ocurriendo
durante tanto tiempo que se habían habituado a ello.
La directora lo escuchó y no dijo nada, pero evidentemente
reportó a la delegación (conviene aclarar que
lo que se denunciaba hacía referencia a la delegación
misma; y conviene remarcar que mi estrategia fue completamente
equivocada, y únicamente atribuible a mi ignorancia
en materia de tejemanejes dentro del opus dei; lo suyo habría
sido reportar a la Asesoría Regional en todo caso,
pero yo entonces todavía no me podía imaginar
siquiera el trasiego de información confidencial que
se producía dentro del opus dei y la carencia de la
ética más básica por parte de algunos
para tratar según qué temas
).
A los 2 ó 3 días empezaron a presionarme a
la par la directora del centro y el sacerdote, con que si
no habría algo de pureza que no hubiese contado todavía
Yo estupefacta. Por dos razones: primero porque no, yo no
me caracterizaba precisamente por no decir las cosas; y segundo
porque ´a qué demonios venía esa pregunta
?´.
Contesto que ´no´ pensando que aquí se
acaba el tema, porque la palabra de cualquiera de nuestras
hermanas tenía más peso que la no-sé-cuantos-notarios
(
no?).
Pobre ingenua, solo acababa de empezar. Estuve 2 semanas
literalmente perseguida por la directora del centro y por
el sacerdote (con el que me hacían entrar a hablar
cada día, con la consiguiente llamada de atención
frente al resto de las del centro
). Las conversaciones
tanto con uno como con la otra eran demenciales, porque me
intentaban sacar cosas que no existían, y al prolongarse
durante más de una hora la mayoría de las veces,
me crearon en ocasiones la sensación de que quizás
realmente había algo que no había contado y
no podía acordarme de ello
. Recuerdo que yo solo
repetía que ´si había algo que no había
contado, no podía recordarlo y por lo tanto no podía
decirlo, pero que si con el tiempo lo recordaba que no se
preocupasen que se lo diría´. Todo en un intento
por acabar con aquel interrogatorio al más puro estilo
GESTAPO. Imaginaros qué fuerte. En ocasiones las conversaciones
se producían andando por la calle, exactamente dando
vueltas a la manzana donde estaba el centro (sí, como
haciendo un surco), ante la mirada perpleja de los porteros,
tenderos desocupados,
.y en ocasiones delante de la
mirada crítica de las directoras de la delegación
o de los sacerdotes de la delegación, que invariablemente
te lanzaban miradas de severidad y acusación implícita,
haciéndote sentir culpable y avergonzada de haber hecho
nada
. Guay!. (Aclaro que en la zona donde estaba ese
centro de universitarias había un centro de bachilleres
de chicos, un centro de san Gabriel de chicas, la delegación
de la sección de mujeres, y el centro de estudios de
ellos, por lo que era muy fácil que muchos se cruzasen
contigo por la calle).
Así las cosas paran los interrogatorios de repente,
y a la siguiente charla me suelta la directora (sin anestesia)
que ´me lo lleve a la oración pero que las directoras
piensan que yo no tengo vocación al opus dei´.
Y yo, con mis 20 años y una fulminante iluminación
del Espíritu Santo que me hizo de repente verlo todo
más claro que el agua, le dije: ´si en el opus
dei la voluntad de Dios para cada uno de nosotros la ven las
directoras, ¿qué es exactamente lo que me tengo
que llevar a la oración?´. Cara de estupefacción
de la directora y silencio cortante. Y yo: ´porque lo
que me estás diciendo, así para que yo me aclare,
es que hace 5 años tenía vocación de
numeraria del opus dei y ahora no la tengo, y que por lo tanto
no hay ningún hecho que justifique el que viva en un
centro del opus dei, y que coja la maleta y me vaya cuanto
antes,
¿no?´. Respuesta: ´hija
Isabel, qué bruta eres, así tan a lo bestia
suena fatal
.´. Estoy dispuesta a jurar ante una
Biblia que fue lo que me dijo, casi-casi-casi literal, tanto
lo suyo como lo mío.
Así que Isabel (que en ese momento ya gozaba de una
paz indescriptible y que tocó a Dios casi con las manos,
de lo cerca que estaba), se levantó, y dejó
sobre la mesa de la directora las preces, y el velo. Cinco
minutos después entró otra vez a dirección
y dejó, ante la cara medio perpleja medio envidiosa
de la directora, las disciplinas y el cilicio. A continuación
le dije a la directora que iba a llamar a mi padre (gran error
ese de decirlo, debería haberlo hecho directamente
),
y me dijo que ella vendría conmigo. Estaba asustada
porque no se esperaba para nada que mi reacción fuese
lo rápida y pragmática que estaba siendo, y
veía que el guión previsto no coincidía
nada con el guión real, y eso para muchos en el opus
dei es el empezase del acabose. Así que llamé
a mi padre delante de ella y le repetí lo que ella
me había dicho y lo que yo le había contestado.
Mi padre entonces ya hacía 2 ó 3 años
que era del opus dei, y primero se quedó como un segundo
callado, y luego me dijo que al día siguiente venía
a por mí. La directora estaba sentada a mi lado preguntándome
que qué decía mi padre, y cuando mi padre se
dio cuenta le molestó muchísimo. Cuando supo
que mi padre quería venir al día siguiente me
dijo que quería hablar con él y me quitó
en milésimas de segundo el teléfono de la mano.
Habló con mi padre y le dijo que ella me acompañaría
a Valencia en unos días porque la obra era una familia
.(aquí
se aceptan silbidos, chuflas y carcajadas del público
que lo lee, o sea, vosotros
Qué cinismo, macho
).
Mi padre insistía, y ella insistía y no llegaban
a nada. Entonces mi padre pidió hablar conmigo y me
preguntó si yo estaba de acuerdo en lo que sugería
la directora. Y yo, que ya os he dicho que en aquel momento
gozaba de la más absoluta paz y brutal visión
sobrenatural (de la de verdad, quiero decir
), le dije
que sí, que no se preocupase. Realmente en aquel momento
yo estaba más preocupada por él que por mí
Qué bonico mi padre, no me digais
Esa misma tarde los acontecimientos se desarrollaron con
mucha rapidez, porque me obligaron a hacer la oración
meditando acerca de si yo tenía o no vocación.
Yo dije ´sí, sí, claro, claro
´,
y me pase la oración haciendo planes con Dios acerca
de mi vida que ahora empezaba. Tenía la clara sensación
de que aunque de hecho estuviese allí, aunque de hecho
me tuviesen que dar ´la dispensa´, que no sabía
que demonios era ni qué suponía, y etc, etc,
yo ya no tenía nada que ver con el opus dei, era dueña
y señora de mi vida y nadie podía decirme absolutamente
nada acerca de lo que debía o no hacer con ella, ni
que se atreviesen. Tenía mucha paz y a la vez la seguridad
y la tranquilidad que te da el saber que eres tú la
que lo has hecho bien y que ellos han metido una pata tremenda
que ya Dios les pedirá cuenta de ella. He de decir
que me sentía feliz y deseando marcharme.
Cuando salí del oratorio después de hacer la
oración la directora estaba en la puerta esperándome
(todo muy discreto
) y me cogió del brazo y me
llevó a dirección. Allí me preguntó
sobre qué había visto, y yo le dije que lo mismo
que hacía 5 años, o sea, nada. Pero que si las
directoras veían que yo no tenía vocación,
yo no podía hacer otra cosa que obedecerlas y marcharme.
Supongo que habéis entendido que esa actitud mía
tenía su qué
: era cierto que yo no veía
nada, ni lo había visto 5 años atrás,
pero aferrándome a ´yo obedezco´ seguía
al pie de la letra el buen espíritu y ellos se quedaban
con la responsabilidad moral de haberme tirado. Que parece
que como institución les podía dar igual, pero
de hecho les molestaba muchísimo, porque me insistían
una vez detrás de otra en que ´no, pero tú
tienes que ver
´. Entendéis que en el fondo
Dios me estaba dando una fiesta, no?. Menuda tarde les hice
pasar a todos ellos.
Luego me mandaron a hablar con el sacerdote. Sí, con
ese mismo que se había pasado dos semanas gritándome
en el confesionario que tenía que haber algo de pureza
que no hubiese contado, de forma que todas las que estaban
en el oratorio se enteraban y a la salida del confesionario
me miraban con cara de María Magdalena
(Me estoy
acordando ahora que algunos días el sacerdote venía
a la Misa de la mañana un poco antes por si alguien
tenía algo que confesar antes de comulgar
.. Y
me hacían pasar a la fuerza, convencidas de que estaría
en pecado mortal si comulgaba sin confesarme de algo gordísimo
que había hecho
Visto desde aquí me parece
del todo inhumano y contrario al más mínimo
respeto a la honra y la fama de las personas, vamos
).
Pero en aquella tarde gloriosa (en el sentido literal de la
palabra) la sartén por el mango la tenía yo,
así que entré encantada en el confesionario
y con mis 20 añitos me arremangué y le hice
sudar tinta al curita aquel. Eso sí, como yo ya entonces
era una señora, se lo dije con un tono de voz bajo,
pausado y sereno, porque pensé que si Dios le iba a
juzgar, no había ninguna necesidad de que le juzgasen
los demás oyendo lo que yo decía
Creedme
que disfruté. Fui un poquito mala con él, pero
consciente de ello lo hice, porque pensé (y sigo pensando)
que fue un regalazo de Dios aquella oportunidad
.
Así las cosas, la directora se permitió el
lujo de irse a Madrid 3 días a acompañar a otra
del centro a ver a su padre que estaba enfermo, con lo cual
Isabel se tuvo que esperar
Tres días en el centro
haciendo nada. Ante la imposibilidad de hacer los dos exámenes
que me quedaban del curso IIIº de biológicas,
me dediqué a gestionar mi traslado de expediente a
Valencia con la sana intención de no necesitar pedirles
favores una vez estuviese allí, y por lo tanto no necesitar
contactar con ellas para nada. Pero tuvo narices que tuviese
que esperarme tres días cuando mi padre quería
venir a por mí el día siguiente, solo (subrayado)
para ´salvaguardar´ muy farisaicamente los modos
del opus dei
Recuerdo que esa misma noche entré
en el despacho de la directora y le dije: ´mañana
voy a cambiar mi expediente a Valencia; porque ahora ya podré
por fin estudiar lo que me dé la gana, no?: pues voy
a empezar Historia´ (el porqué de esta frase
ya lo explicaré otro día). Y cerré la
puerta. Y la dejé con dos palmos de narices, todavía
recuerdo la expresión de su cara. La verdad es que
durante esos días Dios me dio la oportunidad de reírme
un montón de muchas personas que me habían hecho
la vida muy difícil; tuvo mucha gracia.
A la vuelta de la directora de Madrid, inmediatamente se
compraron 2 billetes de tren a Valencia (atención,
que la secretaria me dio el dinero y me hizo ir a sacarlos
yo
), y allá que nos fuimos. Recuerdo que al hacer
la maleta con la ropa tanto de invierno como de verano (para
los que no sois españoles, en Granada en verano hace
mucho calor y en invierno bastante frío, porque está
al pie de la sierra, así que necesitas ropas muy distintas
para ambas estaciones
), me sobraba espacio por todos
lados en una maleta mediana. La directora me preguntó
si no me iba a llevar toda esa ropa (que yo había puesto
en un montón con un cartelito de ´no me llevo´).
Yo le dije que mi madre nunca me permitiría ponerme
esos vestidos
Cara de pasmo y vergüenza de la directora
y subdirectora (
y yo disfrutando).
La carta de dimisión la escribí por primera
vez la tarde de gloria, poniendo exactamente lo que la directora
me dijo, o sea, tres líneas mal contadas. No le gustó,
tenía que poner ´más´
Añadí
alguna chorrada. A la delegación no le gustó
Cambié la chorrada por otra
La directora en Madrid
y la carta sin visar
En el tren de Valencia me hace
re-escribirla. Me intenta convencer de que ponga que yo he
visto que no tengo vocación. Me resisto y no lo escribo.
Llegamos a Valencia y vamos a mi casa. Mi madre como loca
de contenta, pero conteniendo su alegría delante de
la directora, a la que por cierto habían preparado
una merienda con horchata de Alboraia y ´fartons´(si
pasáis por Valencia por favor no os lo perdáis
)
que no se la salta un torero. Allí estuvimos en el
salón de mi casa hablando de pájaros y flores
más de una hora. Esa tarde comprobé una vez
más lo SEÑORES (perdonad las mayúsculas,
pero son estrictamente necesarias para hacer justicia
)
que son mis padres.
De aquella merienda tengo un recuerdo muy gráfico.
El salón de casa de mis padres es grande y muuuy luminoso.
Los sofás estaban tapizados en blanco con la idea de
reforzar la luminosidad. ¿Os podéis imaginar
una tarde del mes de junio en Valencia, lo radiante que podía
estar aquella habitación?. ¿Y la sensación
de ´sí, vamos!´. que tuve yo al entrar
allí?. Todo un adelanto de lo que estaba por venir
La directora durmió en lo que entonces era la delegación
de Valencia f, que estaba a 300 m. de mi casa. Al día
siguiente por la mañana fui a por ella y en un taxi
que pagó mi padre (faltaría
) la acompañé
a la estación a que cogiese el tren de vuelta (reconoceréis
que por aquel entonces yo era muuy buena persona, eh?). La
estación del Norte de Valencia aun no había
sido remodelada, y la cafetería estaba dentro de la
misma estación, a unos escasos 20 m de los andenes.
Mientras esperábamos la invité ($$%%&&&&)
a un cortado y sobre la misma barra de la cafetería
me hizo re-escribir la carta
. AAAAAAAggggggg!!!. No
me lo podía creer. Era como la 5ª vez que la repetía
Resulta que la que apañé en el tren de ida,
en la delegación de Valencia no les pareció
oportuna o algo así, y me insistía en que tenía
que dejar claro que era yo la que quería irme. Así
que ante semejante tesitura, el Espíritu Santo movió
las alitas y me dijo: ´querida, sé práctica
y sufrirás menos´. Y como me habían enseñado
a seguir la voz de Dios, con dos narices repetí la
carta y puse que quería dejar el opus dei. Seguramente
algunos pensareis que debía haberme mantenido en mis
trece y no haberlo escrito, porque si yo algún día
quisiese reclamar algo, ellos tienen una carta escrita de
mi puño y letra y firmada por mí, en la que
dice que yo me quiero ir del opus dei. Pero yo en aquel momento
recuerdo que ya pensé esto mismo que escribo, y a pesar
de ello lo escribí porque pensé: ´me da
igual, aquí lo que importa es que Dios y yo sabemos
lo que ha pasado, independientemente de lo que ponga en esa
carta´. Y ya está. Al cabo de los años
tengo la certeza de que hice muy bien.
Al cabo de unas semanas (o un mes, no recuerdo bien), vino
expresamente desde Granada la misma directora, para confirmarme
´de palabra´, que el ´perla´ me había
concedido la dispensa. La cara que le debí poner yo
de ´Y
?´, le fastidió muchísimo,
porque de hecho yo como he dicho dejé de ser del opus
dei el día que la gloriosa diresstora me dijo que bye-bye,
así que la dispensa y su tía la del pueblo me
daban exactamente lo mismo
(Por si ha pasado desapercibido,
me gustaría remarcar el dinero que se gastó
en el billete del tren Granada-Valencia con lo pobres
que son
-, con tal de no dejar huellas por escrito
).
Pienso que debió contribuir también a su mosqueo
el hecho de no verme deprimida y echa polvo sino llena de
alegría, guapa, pija-guaymente vestida y con muchos
planes de futuro. Aaaahhh
., se siente
.
Bien queridos, este rollo infernal que acabáis de
leer me ha parecido que venía muy al caso en la gran
fiesta de la fidelidad del opus dei, para que los que lo leáis
estando en circunstancias difíciles dentro de la ´perlatura´,
sepáis que la salida no tiene por qué ser larga,
tediosa y angustiosa
En un país libre, a una
persona mayor de edad no se la puede retener contra su voluntad,
porque está tipificado en el Código de Derecho
Penal como ´secuestro´. No se la puede obligar
a hablar con nadie, y menos con nadie cuyo único respaldo
moral sea el de ser director-a del opus dei. Qué es
el opus dei para la sociedad civil?. Qué importancia
tiene en la sociedad civil ser director de la Asesoría/Comisión
del opus dei?. Ninguna. Qué os pueden hacer?. Nada.
Na-da. Hay una cosa que se llama juzgado de guardia, y donde
se pueden poner denuncias por acoso. Y por amenazas. Los directores
del opus dei no os pueden hacer nada
si vosotros no
les dejáis. Pues no les dejéis.
Confío que este rollo sirva también para los
que todavía pensaban que mi paso por el opus dei fue
un camino de rosas y por eso suelo escribir en positivo con
sol radiante de fondo. Un beso para ellos.
Para todos los demás, excusas por el rollo (me ha
parecido necesario) y un afectuoso abrazo,
Isabel
PD: A mi amiga Emeve,
gracias además por la serie de correos acerca del 19
de marzo que ha escrito en los últimos días.
Seguro que a muchos les van a ayudar.
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