RECORDANDO
MI PROCESO DE SALIDA
(del Opus Dei)
NORBERTITO, 29 de junio de 2005
Querida Marina:
Me imagino que no soy el único que contestará
a tu mensaje de este lunes. Aunque he estado en la otra sección
y en otro país (sé que es otro país porque
en el mío no hay centro de estudios), he tenido una
experiencia muy similar.
Primero querría aconsejarte leer un escrito que publiqué
el 11 de mayo de este año sobre mi
primera confesión fuera de la Obra. Creo que
te puede ayudar a aclarate en esos momentos en que tu alma
y tu conciencia estan pertubados con todas las barbaridades
que te cuentan y las presiones que estan haciendo sobre tu
conciencia. Si quieres, te puedo poner en contacto con el
sacerdote numerario con el que hablé (lo cito en el
escrito citado) y que me dejo mucho más tranquilo (puedes
pedir mi correo a los orejas). Me dijo claramente que si en
conciencia pienso estar haciendo lo que debo (irme de la Obra),
no era ni pecado mortal, ni siquiera una falta. Es una cosa
que parece evidente, pero cuando uno esta en ese trance y
con la presión de las directoras sobre tu conciencia,
ya no hay muchas cosas evidentes. Por lo que oir eso de la
boca de un sacerdote numerario fue muy importante para mi.
Me paso una situación muy parecida a la tuya hace un
año y medio cuando lo estaba pasando muy mal. Estaba
en plena crisis y me decían que a lo mejor estaba con
un poco de depresión. Por suerte, no me convencieron
nunca de tomar pastillas. Al contrario, como estaba totalmente
angustiado y ya no podía dormir más de 3-4 horas
por noche por esas angustias (duró unas tres semanas
por lo que realmente estaba hecho un zombí), pedi -y
logré- poder salir del centro unos días para
poder dormir normalmente. Decía que simplemente querría
estar más a gusto antes de tomar cualquier iniciativa
respecto a mi pertenencia a la Obra (eso era pura verdad,
aunque en el fondo no veía otro solución que
la salida). Antes de permitirme ir a casa de mis padres (viven
a unos 10 minutos de mi centro), me proposieron todo tipo
de planes complicados para tratar de evitar esa solución.
Pero tuvieron que reconocer que era lo más sencillo
y practico por lo que a los 4 días me permitieron irme
del centro.
La verdad es que también me costaba un poco irme del
centro y de la Obra porque eramos muy pocos en ese centro
(el director, 2 sacerdotes, 1 numerario joven y yo de consejo
local; así que el director se quedo sin cl durante
unos 6 meses...) y me llevaba muy bien con el director (nos
conociamos desde unos 20 años atras en el club y habíamos
vivido juntos en el mismo centro durante unos 11 años).
En realidad, a mi lo que más me costo era de dejar
a los otros de la Obra, ya que sabía que no iba a poder
verlos de la misma manera y eramos muy pocos en mi región
por lo que las relaciones son más fuertes y amistosas.
Al mismo tiempo, ya era una vida que no tenía ningún
sentido y si bien tenía un poco de temor de salir a
la vida real después de 16 de numerario, no veía
otra solución porque, como te pasa ahora, me aborrecía
la perspectiva de envejecer en la Obra y me sentía
muy muy solo.
Creo que lo más urgente para ti ahora es de tomar un
poco de distancia porque bien dices que no estas en lo mejor
para tomar una decisión cuando estas bajo pastillas.
Pide irte del centro. Cambiate de psiquiatra (normalmente,
no se puede dejar las pastillas de golpe, hay que hacerlo
poco a poco, por eso necesitas verlo con otro medico). Yo
tuve suerte, porque después de tres semanas de vivir
con mis padres y de estar ya en mucho mejor forma, el Consiliaro
me dijo: "regresa al centro y puede ser que tendrás
que tomar pastillas durante una temporada". Esa idea
de tener que tomar algo porque la vida de numerario me provocaba
problemas, me convenció de manera definitiva que eran
los directores que estaban equivocados y acabo con la confianza
que tenía con ellos. Por lo que en vez de regresar
al centro, escribi la carta al Padre. Como ya no tenía
confianza con los directores, decidí enviar directamente
la carta a Roma (si quieres hacerlo, puedes escribir a Javier
Echevarría, Viale Bruno Buozzi 75, 00197 ROMA, ITALIA)
y al mes tenía la dispensa (a pesar de que era el periodo
de las fiestas de Navidad). De hecho, todo sintoma de posible
depresión desaparecieron directamente al irme de la
Obra, lo que me confirmó que lo de las pastillas es
un estafa tremenda y solo sirve para tratar de evitar que
la gente se vaya de la Obra (como lo han contado otros en
esa web últimamente).
Otra cosa respecto a la dispensa. A uno de los directores
de la comisión de mi país, se le escapo que
la respuesta del Padre a una carta de pedida de dispensa siempre
es positiva, dejando a los directores de la delegación
o comiión regional la facultad de dar la dispensa o
de denegarla, por lo que el poder de otorgarla se deja en
manos de la delegación. Te digo eso por lo que contaba
Minerva
este domingo que el Padre le había denegado la dispensa.
Dicen eso en algunos casos para demorar la respuesta y tratar
de hacer cambiar de idea a la persona, estafandola una vez
más.
Por lo demás, tienes toda la razón, no puedes
dejar pasar mucho más el tiempo. No hay una edad para
rehacer la vida, pero si sigues así 10 ó 20
años más, lo peor que te puede pasar es que
después de tanto tiempo de pastillas y tratamientos
(que seguirán si no te vas ahora) te será mucho
más dificil y costoso recuperar una vida normal. Además
que imagino que siendo subdirectora del ce y directora de
centro, tampoco habrás podido desarrollar normalmente
tu vida profesional.
Hace poco, estuve con un amigo que se acaba de salir de la
Obra (también de numerario, pero después de
unos 20 años) y me contó que fue a hablar con
un antiguo Consiliario de otro país que conocía
muy bien y que le había tranquilizado muchísimo.
Claro que se puede seguir amando a Dios. Es más, este
antiguo Consiliario (que sigue en la Obra!) le dijo que a
lo mejor fuera de la Obra podría hacer mucho más
apostolado! El problema al que te enfrentas es lo de siempre,
estas hablando con directoras que interpretan su papel y no
se atreven a decir que Dios nos quiere con cualquier cosa
que hagamos. Que si nos equivocamos, siempre podemos rectificar
y pedirle perdón. Para mi, eso es justamente lo que
indica claramente que estan jugando con las conciencas de
los fieles de la Prelatura. Porque uno que se va de la Obra,
es una falta que la Obra nunca va a 'perdonar'. Me imagino
que sabes que un numerari@ que se va después de la
fidelidad, ya no puede volver a la Obra (ahora, ni siquiera
como super; esta previsto así en la nueva edición
del Vademecum de los conselos locales). La Obra, nunca perdona.
Eso no me parece nada evangelico.
No quiero hablar solo de manera negativa. He oido una vez
a un ex-numerario decir que la vida te devuelve todo lo que
te ha quitado, después de irte de la Obra. Te puedo
asegurar que a solo año y medio de irme de la Obra,
nunca he sido tan feliz que ahora. Es verdad que he tenido
la suerte de encontrarme con una chica magnifica -ahora es
mi mujer- al poco de irme de la Obra y cada día es
una gozada como nunca había podido imaginar que era
posible.
Como decía Juan Pablo II, "¡No temas!"
o "¡Duc in altum!" No te quedes en la orilla
de la vida verdadera, en las cupulas de cristal que rodean
la vida de los numerari@s. La vida vale la pena ser vivida
plenamente. No dejes que te encierran en miedos de infelicidad,
¡cuando la infelicidad es la vida que llevas ahora!
Recuerda que el unico pecado que Dios no puede perdonar es
el pecado contra el espiritu, es decir justamente pensar que
El ya no puede nada para nosotros. El nos quiere como somos,
no como quieren que seamos los directores.
Mucho animo y valentia y ya verás que este mal sueño
se acabará más pronto de lo que piensas.
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