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CORRESPONDENCIA
Miércoles, 20 de Diciembre de 2017
Escrivá: además de las mentiras, ahora se suma un plagio.- Stoner
Escrivá: además de las mentiras, ahora se suma un plagio
Cuanto más alta se alza la estatua, tanto más duro y peligroso es después el golpe en la caída.
(Surco, 269)
El punto para mí más completo de san Josemaría sobre la humildad es el 259 de Surco. Con ese número comienza justamente el capítulo dedicado a esta virtud. La consideración que realiza san Josemaría se utiliza habitualmente en meditaciones y círculos, ya que proporciona un buen guion.
En el libro Una vida para Dios: Reflexiones en torno a la figura de Monseñor Josemaría Escrivá de Balaguer, el beato Alvaro del Portillo introduce este punto de la siguiente forma:
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La pullita ascética.- Entregado
Qué manía con la ”pullita ascética” que lo único que hace es enterrarnos vivos (y no hablo del “estar muertos al pecado” de san Pablo; hablo del no querer gustar las cosas buenas que Dios nos da).
El punto de camino, surco o forja en el que dice “cuando te lleguen los aplausos en el triunfo no te olvides de la hiel de tus fracasos”. O sea, no degustes ni saborees lo bueno de tus triunfos, son malos, mejor húndete a ti mismo y a tu autoestima en la miseria pensando que eres un pobre gusano… Cuando triunfes (y si hay aplausos, genial…) lo que tienes que hacer es degustar eso y saborearlo, porque en mayor o menor medida, te lo has ganado. Otra cosa es que te quedes allí y no quieras seguir avanzando, pero si no lo saboreas no vas a sacar energías de ello para continuar…
Así que degusta tus triunfos y aprende de tus fracasos, pero en ninguna medida te autoinculpes cuando te has merecido algo bueno. Al revés, hay que recordar de vez en cuando esos triunfos que nos dio la vida, para que nos acordemos de lo que somos capaces y lo que podemos hacer cuando Dios y las circunstancias nos lo permiten; y coger ganas de allí para seguir!!
El ascetismo mal entendido solo nos entierra vivos, y ya hay demasiados muertos en este mundo…
Entregado
Nunca es demasiado tarde.- Luciana
A principios de noviembre he escrito una carta a quien firmó en esta web como Brain y le he solicitado a Agustina el favor de hacérsela llegar en privado. Pasado el tiempo tengo la sospecha de que dicha cuenta no está activa, por lo que mi carta nunca llegó a su destinatario. Aquí la publico con la esperanza de que la pueda leer (he modificado algunas pequeñas cosas pero en esencia es el mismo mensaje).
Un gran saludo.
Estimado Brain,
He leído hace dos días el documento “Lo que ha matado al Opus Dei” que has publicado en Opuslibros en junio pasado y por motivos que no logro entender me cuesta olvidarlo. Me gustaría agradecerte el haber escrito tus apreciaciones y haberlas publicado. Luego de 3 décadas en la Obra tienes autoridad suficiente como para que tus palabras sean tomadas con seriedad. Dios quiera que hayan provocado propósitos de rectificación en quienes siendo de la Obra te hayan leído.
Yo he sido supernumeraria por lo cual no he vivido tan intensamente ninguna de las experiencias que has contado. Sí he notado, como tú comentas, una absoluta falta de caridad en muchas de las numerarias que a lo largo de mi vida he conocido. Es casi una conducta generalizada el considerar a las personas como escalones para cumplir algunas metas, olvidando que detrás de esos escalones hay un ser humano que, por definición, tiene sentimientos y puede llegar a sufrir mucho. A fuerza de aplacar los sentimientos (confundiéndolos con sentimentalismo) uno se va robotizando, al punto de desnaturalizarse. Es muy triste e injusto para el que lo padece y es muy cruel por parte de quien conscientemente lo hace posible.
Me ha dolido sinceramente leer: Vivir eso que se llama “espíritu” del Opus Dei me llevó a una vida privada de sentido. Con todo el corazón deseo que hayas utilizado el tiempo verbal correcto y que esa “falta de sentido” solo sea una apreciación del pasado y no se refiera a la actualidad. También dices casi al final: me queda la esperanza de que al rendir cuentas al Señor me acoja por haber actuado en todo ese tiempo de buena fe, a pesar de que mi entrega al Opus Dei, humanamente, me ha destruido.
Desconozco las circunstancias particulares de tu vida, pero creo que mientras estés en este mundo aún te quedan cosas por delante que puedes hacer para redireccionar el rumbo de tu vida. Tienes amigos que han estado en la Obra como tú, por lo cual no estás completamente solo. Tienes hermanos con quienes, si bien no tuviste relación fluida por muchos años, aún puedes vincularte. La ventaja de la madurez es que uno se vuelve más sabio a medida que pasan los años. Seguramente habrá muchos temas para compartir, cosas que tú has vivido que es justo que ellos sepan, por lo menos para que escuchen la otra campana y la tengan en cuenta al momento de juzgar tu actitud hacia ellos durante tanto tiempo. ¿Quién te dice que alguno de tus sobrinos esté necesitando un consejo, y que casualmente tú conozcas la materia? Si yo fuera tu sobrina estaría encantada de compartir tiempo contigo. Tal vez haya otra Luciana entre ellos con quien puedas cada tanto tener una conversación o inclusive un encuentro. Verás que la generación de quienes rondamos los 40 estamos ansiosos de encontrar referentes confiables con los que orientar nuestra agitada vida. La post-modernidad nos tiene a mal traer y tú cuentas con algo que hoy en día es un bien muy preciado: experiencia y algo más de tiempo para reflexionar. Si tu familia biológica no te conoce en profundidad, pues tal vez tú puedes revertir eso y hacerte conocido.
He notado un denominador común en quienes abandonan la Obra luego de varios años dentro: salen con el convencimiento de que es demasiado tarde para retomar la relación con su familia. Les cuesta hablar de sus vidas pues no saben bien cómo encarar el tema (sobre todo frente a personas ajenas al Opus Dei), y la pregunta ¿Qué has hecho todos estos años? Los aterroriza. Lo entiendo perfectamente. Sin embargo, la gente es menos cruel de lo que uno se imagina y en la mayoría de los casos tampoco les importa mucho. Uno le da más valor al presente. Y si bien no te harán una fiesta como el Padre al hijo pródigo, tampoco se me ocurre que te echen a patadas. Y en cualquier caso, bien vale el intento, creo yo.
En fin, que con lo que te queda de vida, tú decides en qué invertir tu tiempo y energía. Fue muy bueno que hayas escrito en Opuslibros y te animaría a que lo sigas haciendo siempre que te haga bien. Piensa además que eres una persona muy valiosa y que mientras el Señor te de vida siempre puedes hacer bien a alguien. Mira a tu alrededor y te darás cuenta de que hay mucha gente que te puede necesitar. Sin ir más lejos aquí en la web con tus palabras has aportado mucho, y ni te imaginas hasta dónde puede llegar tu mensaje ni lo que puede provocar.
Te envío un fuerte abrazo, esperando que te encuentres bien al momento de leer estas líneas (si te apetece puedes sugerirle a Agustina que las publique, fueron escritas para ti y puedes disponer de ellas :- )
Cariños cordiales,
Luciana
Correos
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