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CORRESPONDENCIA
Lunes, 16 de Mayo de 2016
Las notas y el afecto condicionado.- Entregado
Que sacara buenas notas en la mayoría de las asignaturas en mi segundo curso, al entrar en el Opus, era lo que para mí tenía que ser un indicativo de estar en el “buen camino”, y como una prueba a mi familia de que estaba haciendo lo que Dios quería. También era un intento de hacer que mis superiores estuvieran contentos conmigo, y de hecho en la charla me lo hacían resaltar (“muy bien, has sacado buenas notas”).
El efecto que produjo en mí no era del todo positivo sin embargo, pues la misma persona que me había amenazado con sacarme de allí si no luchaba era la que me decía que ahora estaba contento, o sea el afecto era condicionado. Y al mismo tiempo me doy cuenta de que ni él ni yo podíamos estar contentos de verdad con esas notas, pues no decían nada de mí realmente, nada más que era mi forma de demandar un poco de amor de esas personas y aceptación de mi persona. No reflejaban el amor incondicional de Dios, solo un criterio humano de medir la santidad por obras externas.
Esas notas, no pasaban de ser un reflejo de que se habían dado las condiciones suficientes para que yo estudiara y me concentrara, nada más, no decían nada de mí o de mi santidad. Pero como santificar el trabajo era en parte sacar buenas notas, yo tenía que verlo como un buen índice que mostrar a mi familia con un cierto orgullo mezcla de fariseísmo con orgullo natural, no sé bien. Y mi madre me reprochó que no TODAS las notas fueran buenas, lo cual daba fundamento a un desaliento, de que a pesar de haber sacado una matrícula, mi madre se quejara de que alguna asignatura no estuviera igual de bien. Yo sé que ella quiere lo mejor para mí, pero debe serle difícil vivir con ese perfeccionismo… (Ella es supernumeraria)
Entregado
Reconciliación con Class.- Dionisio
Querido Class:
No era mi intención dejarte a la altura del betún. Sería imposible cuando soy tu más fiel lector. Estoy de acuerdo contigo en casi todo, y el casi va solamente como signo de moderación para no lucir como fanático. Discúlpame si te he molestado con lo que escribí.
Estar de acuerdo en que hay otros (los más oscuros entre los oscuros) que lo hacen mucho peor no es problema. No los conozco, pero supongo que si tú lo dices seguramente será así.
Con los colegios del lado oscuro pasa algo muy interesante. Yo he visto como cambiaba un colegio cuando los directores decidían que tenía que pitar más gente y ponían al frente a un prelatusaurio feroz. Era brutal. O lo recíproco, también he visto como cambiaba todo cuando se iba de la dirección de un colegio un prelatusaurio. Eso nos da una idea sobre las diferentes experiencias personales que pueden tener las personas tras su paso por un colegio del lado oscuro.
Incluso hasta los más rebotados de la “educación” dark tienen buenos recuerdos de su paso por aquella etapa. Faltaría más. Con catorce añitos, ganas de hacer el gamberro y rodeado de otros cien más en tu misma situación te lo pasas bien aunque estés en el orfanato de Oliver Twist. Todavía me acuerdo de las convivencias en las que entre dos “mayores” y un cura tratábamos de controlar una veintena de adolescentes con ganas de volvernos locos toda la noche. Estoy seguro de que se lo pasaban bomba.
Es natural que tú y yo, como muchos otros, guardemos en nuestra memoria una irrepetible mezcla de recuerdos en donde no faltan los buenos y aún los excelentes. Eso no es un mérito del lado oscuro. Si hubiéramos dedicado esos años a la Legión Extranjera o a Médicos sin Fronteras, tendríamos igualmente malos recuerdos, pero seguramente muchos más del tipo agradable.
Yo respeto a todos los que me encontré allí. Las personas somos así. En las mejores familias hay una oveja negra y hasta a Jesús le falló uno de los Doce. Sin embargo, le doy una gran responsabilidad a la institución, a todas y, por supuesto, al lado oscuro. Una buena organización hace que los que son buenos sean mejores, que los del montón sean realmente buenos, que los flojitos se porten bien muchas veces y que los malvados, que los hay, quieran irse, tengan más difícil hacer sus maldades y más fácil cambiar su negatividad. Una mala organización hace que los buenos quieran salir corriendo, que los del montón estén desorientados, los tibios se porten mal y los malvados florezcan. Ya me dirás cuál crees que es el lado oscuro.
Cuando en una organización los comportamientos miserables son tolerados y hasta recomendados, nunca faltarán los que tengan una conducta miserable aunque ellos no lo sean. En otro tipo de organización no habrían hecho esas cosas. Los seres humanos somos así. Ya está muy estudiado.
Volviendo a los colegios, está claro que te podrás encontrar excepciones. Muchísimas, pero siempre excepciones, ya que el lado oscuro, por naturaleza solo busca su propio beneficio. Te voy a contar una de esas excepciones, porque no la he podido olvidar después de tantos años. El numerarito recién salido del centro de estudios llega a su primer destino. Un colegio. Ni es profesor, ni tiene formación de profesor, pero eso da igual, a lo que va es a conseguir vocaciones, a cazar niños de catorce años, a saco. Le asignan la tarea de tutor de un curso de esa edad. Cuando le ponen al corriente de los antecedentes de cada chico, le mencionan a uno que es candidato a la expulsión. Un chaval por el que nadie daba un real. Era listo, pero rebelde. Su madre se había suicidado años antes. Su padre trabajaba y no estaba en condiciones de controlar al crío. Obviamente, un personaje así no iba a pitar nunca, por lo tanto, no valía la pena gastar tiempo con él. Cuando el numerarito conoció al personaje se dio cuenta que no defraudaba el diagnóstico previo. Era un cabroncete con potencial de convertirse en carne de tribunal de menores y luego de mayores. Sin embargo, contra todos los consejos y advertencias, el numerarito le dedicó una atención especial, la que merecía el caso, no menos. Y el muy bestia consiguió que el chaval dejara de ser candidato a la expulsión y se reintegrara en el mundo de los otros chicos, llegando a sacar buenas notas. El prelatusaurio a cargo del colegio era uno de la peor especie. Hizo todo lo que pudo para que el numerarito no perdiera el tiempo con alguien que no pitaría nunca, pero fracasó. Seguramente pensaría que el fracasado era el numerarito. No creo que te asombres si te digo que el numerarito se fue hace rato del lado oscuro.
Pues seguro que muchos pueden contar historias muy interesantes de como a veces gente del lado oscuro se ha comportado como si no fuera del lado oscuro. Sin embargo, eso no vuelve menos oscura a la organización. Cuando la organización que promueve los colegios no tiene una vocación para la santificación de la docencia, como la tuvo San José de Calasanz, sino lo que tiene es interés de pescar niños, para evitar la extinción de los prelatusaurios, la cosa ya está torcida y corrupta desde la base. Yo no creo que gente que miente hasta innecesariamente pueda hacer una educación decente. En el mejor de los casos, da una instrucción aceptable, pero con riesgos de contaminación. Porque cuando una mente infantil está aprendiendo geografía por medio de un maestro cínico, manipulador o amargado va a acabar aprendiendo algo más que geografía y eso no va a ser bueno. Y los colegios del lado oscuro están llenos de gente así. Relee a Satur. Yo también los he visto.
Es muy sencillo de entender. El colegio del lado oscuro contrata a un profesor majete. Al tío le caen a saco para que vaya a retiros, convivencias, charlas, meditaciones, dirección espiritual y todo el pack completo. Si no es tonto se va a dar cuenta rápidamente de que o entra por donde le dicen o va a quedar marginado. Si se queda marginado va a ver como otros que entraron después que él y no saben hacer la o con un canuto progresan porque son parte de “ellos”y él está más quemao que Juana de Arco. Ese no es el maestro que yo quiero en el aula con mis niños, aunque no sea un prelatusaurio voraz. De esos los hay a miles. Si en lugar de estancarse, el tío, que es listo, se da cuenta que tiene que seguir la corriente, e incluso llega a pitar, lo que vamos a tener es a un maestro acomodaticio, que sabe los trucos para promocionarse y hacer la pelota. Esa personalidad tampoco quiero que entre en el aula a enseñar geografía. De esos los hay a miles.
En fin, muchas palabras para decirte solamente que lo siento si te he molestado. Que te debo una cerveza, que me gustaría pagártela antes de que nos las sirvan las valkirias en Valhalla. Y que GRACIAS A DIOS NOS FUIMOS.
Un abrazo.
Dionisio, el Areopagita.
Colegios del Opus Dei.- Pepito
Aunque nunca estudié ni enseñé en ellos, me he permitido intervenir en este foro a cuento de los colegios de Fomento (léase del Opus Dei). No voy a negar que en bastantes casos pueden ser técnicamente buenos y, además, cumplir con las aspiraciones que las familias cristianas tengan, siempre que se lo puedan permitir, claro está.
Pero la cuestión capital, por lo que veo, sigue residiendo en la misión proselitista que a esos colegios se impone, lo que puede plantear a padres y, sobre todo, a chicos importantes problemas, de los que en esta web sobran testimonios. Mientras eso siga siendo así, no tiene sentido discutir más.
Pepito.
Colegios del Opus.- Ramón
Hola,
Como recordaréis, hace unos días escribí un mensaje en Opuslibros manifestando mi frustración porque un familiar mío muy cercano llevara a sus hijos a un colegio del Opus. Es una persona no creyente, uno de tantos que ha hecho la comunión y se ha casado por la iglesia, pero que pasa de todo, mientras que su pareja fue a ese colegio del Opus pero aparte de ir a misa, poco más. Sin embargo, llevan los hijos a ese colegio volviendo locos a toda la familia para el transporte escolar, porque encima les viene fatal, la educación es separada, etc.
Me respondieron Antiguo y Class, y creo que con los mismos argumentos para defender el llevar los hijos a estos colegios: educación religiosa tradicional y contexto de clase media alta.
Creo que lo que ha respondido Dionisio da en el clavo, yo lo no diría mejor, pero aun así doy mi opinión:
La educación no es sólo el adquirir conocimientos, es adquirir valores y actitudes. Si el estar en un colegio de esos supone "buena" educación académica (cosa que desconozco, pero que variará de unos a otros colegios del Opus) pero a la vez supone clasismo, elitismo, sexismo y similares que se os ocurran, es mejor no llevar a los hijos a esos colegios. Más vale que adquieran otras formas de ver la vida, aunque luego tengan que apretar en los estudios por otro lado si hace falta.
Antiguo: en cuanto a la "religiosidad tradicional", en la educación infantil y juvenil qué decir. La verdad es que no doy crédito a lo que leo. Antiguo parece pensar que maldecir a los homosexuales, y divorciados, marear a los chavales con razonamientos teológicos absurdos sobre la Eucaristía, y la Trinidad etc., puede ser productivo en el mundo de hoy, que mantendrá prietas las filas. Antiguo, hombre, sabes tan bien como yo que hasta los años 60 se educaba así en los colegios religiosos... ¿Ha evitado eso que España sea el país más descreído de Europa Occidental? ¿El más cínico, corrupto y que más desprecia los derechos humanos, junto con Italia? En mi colegio religioso, además de volvernos tarumbas con la transubstanciación, teníamos dos misas semanales, rezo al entrar y salir, clase de religión, los profesores laicos nos metían las correspondientes referencias religiosas... De mi curso (y éramos cientos) se cuentan con los dedos de la mano los que se confirmaron, y aún más los que van a misa o tienen relación regular con la Iglesia. ¿Quieres que siga dando datos? Pretender mantener el modelo de "guardería de adultos" en la educación no es sino ignorar la evolución secularista de Europa. Desde luego, los colegios del Opus y similares no lo van a mejorar. Antiguo: mucho de lo que propones es anti evangélico, por mucho que corresponda al pensamiento más reaccionario de nuestra iglesia, porque sólo busca condenar, no sanar, integrar o redimir.
Y qué decir, Class... Si estamos hablando de un colegio cristiano, ¿por qué seleccionan a los alumnos vengan de capas sociales más privilegiadas? Entiendo que haya padres que no quieran que sus hijos se junten con otros "cuyos padres no tienen dientes", como decía un amigo mío. Es una opción, pero desde luego no es una opción cristiana. Los educadores cristianos como San José de Calasanz, o Marcelino de Champagnat, trabajaron por acercar la educación de calidad a los pobres, redimirles y no todo lo contrario (y por cierto, Antiguo, Calasanz era amigo de Galileo, que no tenía religiosidad tradicional). No estoy loco y sé que la disciplina y el orden son necesarios para la educación, y seguro que en un colegio de gente top el nivel académico seguro que sube... pero también lo son la integración, la diversidad de las personas y la riqueza de ver otros puntos de vista. No es cierto que sólo los colegios del Opus (o cualquier otro colegio selecto) ofrezcan seriedad frente a la educación pública o privada concertada.
En el instituto de mis hijos hay gitanos, hijos de drogadictos, inmigrantes de trece países, chavales de integración que van en sillas de ruedas con su cuidador... Hay chavales gays que han salido del armario. Y hay cosas emocionantes: los chavales de una clase han votado delegado a uno en silla de ruedas, otros han conseguido que un gitano se apunte a un club de fútbol, han aprendido ver a su nivel que hay chavales muy desgraciados a quienes no hay que juzgar, sino compadecer y ayudar si es posible. Mi hija tiene amigas de alto nivel, pero también otras que sus madres son limpiadoras de oficinas o inmigrantes. Es la educación que yo creo que Jesús preferiría, no creo que dijera "dejad sólo que la gente top se acerque a mí" "dichosos los selectos porque ellos cortarán el bacalao". Él se juntaba con todos, que sepamos.
Bueno, que me caliento y no paro. En todo caso, me quedo aquí rumiando mis frustraciones Opusianas.
Que Dios os guarde.
Ramón
La burbuja del integrismo opusiano.- ramana
(A la memoria de Raimon Panikkar)
La fe es una condición del psiquismo humano lo suficientemente compleja como para no frivolizar sobre tamaño tema. Recordemos, de hecho, que en la antropología religiosa se diferencian tres estadios de vinculación con las realidades sobrenaturales, o mejor, transracionales (Ken Wilber, Panikkar): la creencia, la fe y la experiencia. Si la primera dice razón de sumisión acrítica y prerracional, basada en herencias culturales (los padres, la tribu), miedos o emocionalismos infantiles, la experiencia religiosa apela al encuentro no dual, al unimismarse con el objeto de la busca, eso que en todas las tradiciones místicas se llama iluminación, despertar de la conciencia o matrimonio espiritual (Taulero, Teresa de Jesús). En medio queda la fe, que apela a la confianza. La fe no es una creencia ciega e irracional, sino esa confianza, sostenida por un anhelo profundo y una intuición clara, de que al otro lado del recodo, ahora invisible por las revueltas del ascenso, está la cima del monte.
He escrito alguna vez que, en general, la gente del Opus no tiene fe y, si la tiene, no la vive, no la manifiesta, no la trasmite, jamás hablan espontáneamente de su vida interior, de sus anhelos, de su experiencia religiosa e íntima, solo sale de ellos como un acartonamiento envarado; es algo que siempre me ha inquietado: uno habla, y con pasión, de lo que vive, de lo que ama, ellos no, de hecho, cuando “hacen apostolado”, lo llevan todo al terreno de la moral y las costumbres (sobre todo en el ámbito de la moral sexual y familiar), cuando no directamente al de la política en su vertiente más reaccionaria y derechista que, imagino, solapan o confunden con el magisterio y su doctrina. Con este Papa, me malicio, se les habrán cruzado varios cables a ese respecto.
El Opus, muy claramente, ha sustituido la fe por la piedad, la verdadera experiencia religiosa (que nace del amor y del silencio) por un infantil y muy pelagiano acopio de “méritos”, basados casi exclusivamente en las múltiples prácticas acumuladas día a día, sancionado por la obediencia ciega al dictamen de los superiores, obediencia, en última instancia, que apela a un castrador apego a la figura omnipotente y sacrosanta del Padre. Esa mentalidad, en el fondo tan poco cristiana, arrastra a la institución y sus miembros casi necesariamente a un integrismo, ya denunciado por Von Balthasar hace medio siglo.
La eficacia del discurso opusiano de los primeros tiempos es suplantada luego, necesariamente, por un dogmatismo que sustituye y pervierte la coherencia fundacional (si la hubo). Ese integrismo se ve abocado, para sobrevivir, a propiciar la manipulación de los súbditos y la concentración burocrática del poder. En ese submundo oclusivo y cada vez más asfixiante, la incongruencia será, paradójicamente, la base de su fortaleza. Y es que existe un placer mórbido que impulsa a algunas personas a regodearse en la falla que termina surgiendo entre la teoría de aquello que profesan: ser cristianos en medio del mundo que, con su trabajo en la sociedad, apuestan por santificarse y transformarlo en pos del bien común, y su práctica: una vida recelosa y neurótica de continua simulación en que la experiencia de fe y el amor a los demás se ha sustituido por una piedad narcisista y egocentrada, lo cual fomenta un infantilismo y una incapacidad para la vida en sociedad que, a lo que parece, es bien visto por los directores de la Cosa.
Esa burbuja creciente, surgida de la grieta enorme entre la teoría y la práctica, provoca dos cosas: hacia atrás, una neurosis obsesiva de pseudoperfección que les lleva a reescribir constantemente la historia; y hacia delante, una huida megalomaniaca consistente en grandes proyectos institucionales de cara a la galería: canonizaciones exprés, propiciar que el Padre sea Doctor de la Iglesia (¿¿¿equiparable a Teresa de Jesús!!!), edificios y fundaciones (Saxum, etc.). Si el sueño de la razón produjo monstruos, el delirio baturro ha parido un ratón enfermo que se ha ido hinchando, como el sapo de la fábula. Que cuando reviente no nos pille cerca y a todos ellos confesados.
ramana
Graves acusaciones contra el agregado del Opus Dei Juan Cotino.- Aloevera
Juan Cotino es agregado del Opus Dei.
El fiscal pide 11 años de cárcel para Cotino por la visita del Papa a Valencia
Angeles Sanz 13/05/2016
La Fiscalía Anticorrupción solicita en su escrito de acusación provisional 11 años de cárcel para el ex vicepresidente de las Cortes valencianas Juan Cotino y 40 para Pedro García, ex director de la Radio Televisión Valenciana por los delitos cometidos en la contratación de las pantallas y megafonía con motivo de la visita del Papa a Valencia en 2006.
El juez ya calificó a Cotino como "factótum" y "elemento nuclear" de la Fundación V Encuentro Mundial de las Familias en el auto en el que dio por concluida la instrucción de la causa. Anticorrupción le acusa de los delitos de prevaricación, malversación de caudales públicos, fraude a la administración pública, cohecho pasivo y cinco fiscales.
La Fiscalía dice que Juan Cotino, "pese a no ostentar cargo alguno en el FVEMF ni formar parte de sus competencias como conseller" de Agricultura, Pesca y Alimentación "impulsó activamente y gestionó de facto la contratación objeto de investigación", y, en concreto, "La decisión de contratar la instalación de pantallas gigantes y servicios de vídeo y megafonía para que los asistentes al acto vieran al Papa en su recorrido".
Anticorrupción dirige su escrito contra un total de 23 personas que pide que sean juzgadas por los delitos de asociación ilícita, prevaricación, malversación, fraude a las administraciones públicas, falsedad documental, cohecho, contra la Hacienda Pública y blanqueo de capitales.
Entre ellos están también el cabecilla de la trama corrupta, Francisco Correa, para el que pide 38 años y tres meses, y su número 2, Pablo Crespo, y el responsable en Valencia, Álvaro Pérez, el Bigotes. El fiscal pide para cada uno de ellos 37 años y tres meses de cárcel.
Precio desorbitado
En su escrito, de 83 páginas, Anticorrupción afirma que Cotino activó "un grupo de naturaleza irregular denominado grupo de trabajo", que se reunió 16 veces antes de que lo que hiciera el patronato de la Fundación. Según el fiscal, Cotino, "en común acuerdo con Pedro García Álvaro Pérez, Pablo Crespo y Francisco Correa" decidieron "materializar" la contratación de los equipos necesarios para la visita del Papa "no a través de la Fundación, sino utilizando al Ente público RTVV a fin de realizar el pago con cargo a fondos públicos a través de un expediente de contratación que permitió a Pedro García aprobar un amplio sobrecoste del servicio con el que se enriquecieron personalmente miembros del grupo Correa".
Publicado en El Mundo
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