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CORRESPONDENCIA

 

Miércoles, 28 de Diciembre de 2016



Nos vemos el lunes próximo.- Agustina

En vísperas de cerrar un año y comenzar otro, son ya 14 los que lleva Opuslibros presente en Internet. Aprovecho para daros las gracias por seguir ahí y os deseo un muy feliz año nuevo.

La próxima actualización será el lunes 2 de enero de 2017

El presupuesto económico para el mantenimiento está cerca de cumplirse, falta muy poco. Gracias por el esfuerzo que estáis haciendo.

Un abrazo,

Agustina L. de los Mozos
Coordinadora de Opuslibros.org





Vino nuevo y odres viejos.- CuG

Muy interesante el informe interno que nos trae Agustina. Tengo para mí que, por el tono tan negativo, es un borrador y será estudiado en alguna de las delegaciones o en la comisión. Al menos en mis tiempos, cada frase se habría matizado antes de la redacción final. La autora debe estar francamente frustrada y desbordada por las “millennials”.

Este angustioso cortocircuito conecta con una exclamación ("¡Cuánto envejece el Opus Dei!") que Gervasio deja escapar en su notable "Por favor, no embaucar", aunque él se refiera a cuestiones distintas. El problema me parece que es semejante y ya fue previsto por Nuestro Señor en la parábola que da título a mi escrito. Me ha gustado mucho también el comentario de Sitatunga y ojalá haya más aportes, porque el informe tiene mucha miga.

En medio del desastre ferroviario que describe el informe, me ha impresionado la exhortación “hay que comenzar desde abajo (¡Kinder!)” - ¿Harán las listas de San José con niñas de 5 años?-. “Dadme a la recién nacida y os devolveré una alumna del centro de estudios como Dios manda”, podría ser el nuevo lema.

Recuerdo ahora una anécdota que puede ilustrar lo que está ocurriendo y ojalá sirva para quienes elegirán al nuevo prelado.

Es una vieja historia sobre una empresa de alimento para perros que enfrentó tiempos difíciles. El gerente general fue quien inició la compañía y estaba muy apegado a su desempeño. Cuando las cosas iban mal, estaba preocupado. Como era de tomar decisiones, se dispuso a actuar. De modo que rescindió el contrato con la empresa que se ocupaba de la publicidad y que organizaba las campañas.

La empresa se orientó hacia una nueva línea, con nueva presentación de envoltorio, un cambio de fisonomías e incluso un nuevo modelo de bolsa. Pusieron mucho en juego. Sin embargo, al analizar los números, no hubo mucho cambio. El gerente general se enojó aún más. Otra empresa de publicidad inepta lo había defraudado. ¿Qué hacer? “¡Desháganse de ellos y esta vez consigan una buena!”, le ordenó a su equipo: “¡No quiero más perdedores!”

Se movieron con rapidez, contrataron a la mejor empresa e hicieron un lanzamiento con enormes expectativas. Seguro que esta vez funcionaría. Pusieron nuevos exhibidores, dejaron muestras gratis en los negocios para mascotas y casa por casa, también repartieron en los parques donde los dueños paseaban a sus perros. No dejaron libre ningún resquicio del mundo canino. Todos conocerían ese alimento. Ningún perro se dejó de lado.

Cuando llegaron los informes, no se habían producido ganancias. Las ventas habían sido las mismas. Entonces el gerente general tomó una decisión drástica: despidió a todo el equipo de marketing y lo reemplazó con los mejores y más brillantes. Por fin había eliminado la incompetencia. Ya no habría más perdedores ni dentro ni fuera de la empresa. Sería un nuevo comienzo.

El nuevo equipo armó un nuevo plan y lo llevó a la práctica. Cuando se analizaron las primeras cifras, nadie se alegró. Eran prácticamente las mismas de los últimos años. No hubo ganancias. El gerente general convocó a una reunión. Quería saber quién era el responsable de esto. Alguien no estaba haciendo su trabajo, les dijo, y quería saber quién era. Encuéntrenlo y consigan a alguien que pueda hacer el trabajo, fue el mensaje.

Justo en medio de la reunión, cuando estaba desmenuzando la agenda de entregas, el alquiler de espacios y anaqueles en las tiendas, analizando la demografía y los precios de publicidades y otras cuestiones operativas, un joven y tranquilo gerente levantó la mano.

_ Señor, ¿puedo decir algo?

_ ¿Qué quiere, Pérez? _ le respondió el gerente general, un tanto molesto por la interrupción.

_Señor…la verdad es que… a los perros no les agrada el alimento.

La sala permaneció en silencio por lo que parecieron horas, mientras el gerente miraba fijamente a Pérez.

CuG





Para Nacho.- Ex_Apéndice

Hola Nacho:

                Acabo de enterarme de lo que te ha pasado. Quiero decirte, sin estar obligado por el “buen espíritu que se debe manifestar en estos casos”, sino expresándome  espontáneamente, que me he sentido muy cercano a ti y enseguida he pensado que algo te alegrarían unas breves líneas portadoras de un soplo de afecto.

                No nos hemos conocido personalmente, o eso creo, pero sí he tenido oportunidad de conocer algo de tu particular odisea, en “san opus”, que es, en parte, paralela a la mía.

                Eres un luchador nato. Estoy seguro de que la batalla de tu recuperación la vas a ganar, porque como decía no sé qué torero –creo que Lagartijo-: “En peores plazas hemos toreado”.

                Desde este rincón de paz, de sentido común y de común afecto que nos proporciona Opuslibros, recibe mi sincero apoyo, que intenta aportarte una pizca de ánimo en estos momentos de tu vida.

Ex_Apéndice





Sobre las Reflexiones sobre la labor del Centro de estudios.- Merchelo

Hola a todos:

Mari Paz, que tantos ratos emocionantes nos has regalado, te deseo que disfrutes de esta otra nueva etapa de tu vida. A Nachof para que siga recuperándose, le mando mucho cariño y a todos los amigos de Opuslibros un fuerte abrazo.  

Al leer las "Reflexiones sobre la labor del Centro de estudios” me sorprende y divierte que por fin tengan en la “obra” a chicas normales, con la adolescencia algo atrasada sí, pero dando un poquito por saco, como es lo corriente: jóvenes de su tiempo con espíritu crítico, con intereses a corto plazo… ¡qué bien! No son sumisas e inocentes como fuimos nosotras…  Con este superficial análisis (el mío), saco esta sencilla conclusión: que con su pan se lo coman y que al final de qué poco sirve ir "anti natura” con la cantera de hijos de supernumerarios educados en sus colegios, en sus clubs, en definitiva, fuera del mundo real… ¡Si es que todo cae por su propio peso!

Merchelo




 

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