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CORRESPONDENCIA
Miércoles, 17 de Agosto de 2016
Dejà vù.- Haenobarbo
Dejà vù
5. Si la acusada de semejantes culpas que estas, fuere convencida, luego se postre, demandando piadosamente perdón y desnudas las espaldas, porque reciba sentencia digna de sus méritos con una disciplina, cuanto a la madre priora le pareciere. Y mandada levantar, vaya a la celda diputada para ella por la madre priora; y ninguna sea osada a juntarse a ella, ni hablarla, ni enviarla nada; porque conozca así ser estada y apartada del convento y ser privada de la compañía de los ángeles. Y en tanto que está en penitencia, no comulgue, ni sea asignada para algún oficio, ni le sea cometida alguna obediencia, ni la manden nada. Antes, del oficio que tenía sea privada, ni tenga voz ni lugar en capítulo, salvo en su acusación; sea la postrera de todas, hasta la plenaria y cumplida satisfacción. En refectorio no se siente con las otras; mas en medio del refectorio, vestida con el manto, se siente y sobre el suelo desnudo coma pan y agua, salvo si por misericordia alguna cosa le sea dada por mandado de la madre Priora. Ella se haya piadosamente con ella y la envíe alguna hermana para consuelo. Si en ella hubiere humildad de corazón, ayúdenla a su intención, a las cuales asimismo den favor y ayuda todo el convento. Y la madre priora no contradiga a hacer misericordia, presto o tarde, más o menos, según que el delito requiere.
Santa Teresa de Jesús, Constituciones Cap XVI de mas grave culpa
No es inútil para comprender lo que quiero expresar la transcripción del texto de las Constituciones teresianas que he querido poner como introducción a este comentario. Intencionalmente he dejado pasar varias semanas para referirme a lo que ha querido contarnos Fueraborda, porque no es lo mismo saber que estas cosas pasan que oírlo en primera persona por quién lo ha padecido…
(Leer artículo completo...)
La Obra encubierta.- Agustina
Publicado en El País
La ‘Obra’ encubierta
El mensaje que me ha enviado el jefe de prensa en Cataluña del Opus Dei, Miquel Codolar, me ha dejado totalmente sorprendido
JORDI GRACIA
Barcelona 15 AGO 2016
La buena fe no es infalible y desde luego no equivale a una patente de corso. Igual que la paciencia es a veces una virtud, la santa paciencia se convierte en un vicio o una estrategia de conducta comodona y finalmente cobardemente inhibidora. Con la buena fe pasa lo mismo: el exceso de buena fe es una forma defectuosa de credulidad y egoísmo disfrazado de virtud.
No salía de mi asombro al abrir el mensaje enviado por el jefe de prensa en Cataluña del Opus Dei, Miquel Codolar. Amablemente me invitaba a recibir la respuesta en privado y en persona a las preguntas que formulé en público hace unos días en estas mismas páginas. Mis recelos nacen de mi formación histórica: el Opus Dei constituyó una fuerza política, financiera y mediática potentísima y visible, casi espectacular, durante al menos dos décadas, los años sesenta y setenta. Y sin embargo hoy parecía haber perdido fuelle y fuerza, como si fuera ya solo una institución residual y careciese del poder y la influencia que tuvo. Como historiador y receloso —el historiador o es receloso o no es historiador— sospechaba yo que había cambiado la estrategia de acción del Opus Dei, escarmentado por la evidencia de que la sobrexposición mediática había perjudicado su imagen pública y optaba ahora por la estrategia contraria para cumplir mejor su apostolado en la tierra del poder.
Pese a la radiante buena fe del mensaje del jefe de prensa, no salí de las dudas. Insistió en vernos personalmente, e insistí en pedirle los enlaces, los títulos, los reportajes o los informes que permitiesen conocer con alguna fiabilidad los ámbitos en los que el Opus tenía una presencia relevante, regular o solo testimonial. De ese modo, no solo saldría yo de dudas sino todos: el Opus Dei podría elegir la transparencia de buena fe y explicar dónde propaga sus convicciones, qué utiliza para difundirlas benéficamente y sobre qué pivotes materiales gira su apostolado espiritual.
No debió parecerle el mejor medio de santificar el trabajo porque el tercer mensaje del jefe de prensa era otra amable embestida contra mi buena fe: me proponía entrar en diversos enlaces de la web que me adjuntaba. Y ahí es donde se torció toda la buena fe mía, la suya y la del sursum corda porque esos enlaces enviaban a la página promocional del Opus —qui som, preguntes més freqüents (precisamente), etc—-. Codolar ejercía de jefe de ventas y de márketing en la misma figura. Pasé a estar entonces convenientemente informado de qué leer en verano, pude seguir los pasos del beato Josepmaria (que era aragonés) y aprender a crecer como familia para aprovechar el verano, todos muy juntos. Por supuesto, en ninguno de esos enlaces llegaba la menor noticia sobre la actividad institucional o empresarial o mediática del Opus Dei, de modo que no quedaba más remedio que pensar que Miquel Codolar se choteaba discretamente de mí o bien que fingía no haber entendido mi demanda de información.
La opacidad y el encubrimiento son la estrategia del Opus Dei en la sociedad de la comunicación y la transparencia, lo cual no deja de ser la mejor metáfora de la ética reaccionaria y ocultista que practica la secta. Los libros que mejor la cuentan son los de quienes abandonaron la disciplina del Opus y lograron escapar a ella con violencia moral y dolor personal. Cuando ya no seguía sus doctrinas, mi padre, Vicenç, escribió una novela con un retrato brillante de la personalidad de Escrivá, En nombre del padre, con un prólogo suculento de Vázquez Montalbán (y la editorial, Bruguera, se acabó al año siguiente). Algunos de los testimonios más espeluznantes sobre el rencor y la venganza que practica la Obra con sus desertores están en las palabras del arquitecto Miquel Fisac o en las de una mujer que abandonó una secta profundamente misógina y tuvo el coraje de contarlo incumpliendo la doctrina del encubrimiento y la opacidad, Mari Carmen Tapia, Tras el umbral. Una vida en el Opus.
De momento, ese libro y algunos de los trabajos de historiadores, han servido para saber qué fue el Opus Dei. Pero hoy la Obra sigue encubierta y yo, en cambio y de buena fe, sigo convencido de que debe de haber razones legítimas y públicas para defender la buena obra de la Obra, pero dónde están, señor, dónde están.
Jordi Gracia es profesor y ensayista.
Publicado en El País
Una opinión sobre Florencio Sanchez Bella.- Orange
"La soberbia nunca baja de donde sube, pero siempre cae de donde subió." (Francisco de Quevedo).
Vaya por delante que yo no lo conocí personalmente, salvo en algunas tertulias con mucha gente. Solo sé las cosas que me llegaban de él por los directores: fueron muchas y no se me han olvidado. Además, he leído en Opuslibros y en webs oficiales del Opus, escritos de otras personas sobre él. Con estos elementos me he formado una opinión que por supuesto está abierta a las matizaciones que queráis hacer y que serán bienvenidas.
Florencio Sánchez Bella, miembro de una influyente familia española en tiempos del franquismo, fue consiliario (hoy se llamaría vicario) de la región de España durante muchos años (1960-1984), nombrado y sostenido por Escriba, el cual, en aquellos años, decidió poner al mando de la región más importante del Opus a un hombre firme y fiable, después de las malas experiencias anteriores (Perez Tenessa). Lo puso para que pudiera meter a tanta gente en cintura (eran los años del boom del Opus ), para así poder él vivir en Roma sin sobresaltos, sabiendo que en España estaba todo bien controlado.
A Sánchez se le atribuye la frase: "que vengan uno y otro, y otro más… que piten… La mayoría se irá, pero con los que queden sacaremos adelante las labores”. Con un pragmatismo cínico, carente de alma y de corazón, dejaba pitar a muchos aunque él sabía perfectamente que perseverarían solo unos pocos (dos de cada diez), para usarlos como hormigas obreras el tiempo que duraran empleándolos en la construcción corporativa del Opus, que era el único objetivo que realmente le importaba. De esa forma podía presentarle a Escriba siempre resultados positivos y a veces espectaculares del desarrollo del Opus en España (La Universidad de Navarra, el IESE, Torreciudad, etc.). Eso era lo que a Escriba le gustaba y por eso lo mantenía en el cargo. A los que se marchaban, no les daba ni las gracias por la labor realizada y no volvía a mirarlos a la cara, aunque guardaba bien todos los informes biográficos y de conciencia de cada uno, por si acaso.
Era muy realista. Tenía en su mesa toda la información detallada de los informes de conciencia de los socios de España. De esa forma tenía en sus manos, de facto, el poder de más de la mitad del Opus Dei. Sabía muchas cosas intimas y muchos secretos de mucha gente -y de gente muy importante- , de dentro y de fuera del Opus. Ese era su gran poder. En aquella época este hombre mandaba mucho en España. Además, su hermano Alfredo fue ministro de un gobierno de Franco y su hermano Ismael fue rector de la Universidad de Navarra.
Cuando Escriba murió en 1975 perdió su principal valedor. En la elección del sucesor se produjo el famoso incidente del único voto que no fue para Portillo sino precisamente para Sánchez Bella, ante el cual dijo en voz alta algo malsonante. La versión oficiosa dice que Portillo voto por Sánchez por no votarse a sí mismo, pero el hecho hace sospechar que Sánchez era, en virtud de su fuerza, el número 3 del Opus.
Siguió como consiliario de España hasta 1984 en que fue cesado por Portillo y llamado a Roma, en donde estuvo unos 6 años. He buscado y he encontrado poca información sobre lo que hizo en Roma ese tiempo. Si alguien pudiera aportar datos, se lo agradecería. Al parecer, los del Consejo se las arreglaron para no permitir que fuera uno más de su camarilla de forma estable porque sabían que si se lo permitían arrasaría con todos, pues ellos no eran más que un grupo de mediocres corifeos, primero de Escriba y luego de Portillo. Echevarría no pintaba nada; era solo un apocado lacayo de Portillo. Lo cierto es que al final decidieron quitárselo de encima y en 1991 Portillo le dio el golpe de gracia mandándolo destinado a México, sin cargo relevante. Sin embargo, él dijo que se fue de Roma porque estaba harto de vivir entre papeles y que lo que él quería era acción apostólica y hacer proselitismo.
Los de México pronto acabaron hasta las narices de la actuación de Sánchez en su región, por su comportamiento errático y entrometido con los directores y su prepotencia. Allá estuvo desubicado, sin rumbo y poco a poco fue tomando consciencia de que había perdido su poder. Finalmente y como última etapa de su caída en desgracia, hacia 1995 lo trasladaron a la delegación de Granada, en el sur de España, para acabar siendo un cura del montón apartado de la estructura de poder (para confesar viejas, se decía),donde acabó oscuramente sus días. Sospecho que tras su muerte muchos respiraron aliviados. Únicamente Francisco Ponz, antiguo rector de la Universidad de Navarra escribió un artículo laudatorio aunque en un tono oficial en las noticias de la Universidad el 2-10-2008.
Fue hombre con carácter quizá más militar que religioso, pragmático, cínico, arrogante, sin escrúpulos, capaz de hacer cualquier cosa o maniobra por conseguir los fines corporativos de la Obra a los que se dedicaba con autentica pasión. Carente de empatía personal y ejemplo vivo de cómo, para los directores, las personas no cuentan para nada sino que lo único que cuenta es el progreso de la institución como organización, como ya comenté en otro momento (En el Opus Dei las personas son objetos de usar y tirar).
Fue un hombre con garra, un torbellino que controló a mucha gente y que nunca se dejó controlar por nadie salvo por Escriba. Fue, sin duda, el hombre más útil y eficaz que el Opus ha tenido en España y sin embargo nadie se atreve a hacer una biografía detallada de él porque saldrían muchas cosas de las cloacas de la institución. Si hubiera vivido siglos atrás podría haber sido un gran inquisidor. Me gustaría saber en qué lugar de la Divina Comedia lo hubiera colocado Dante de haberlo conocido.
Orange
Escritos recomendados.-Agustina
El Opus Dei. Apuntes y documentos para una historia. Giancarlo Rocca
La vocación sacerdotal en la Obra. E.B.E.
La voluntad de Dios. Gervasio
En homenaje a Antonio Petit. Libero
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