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CORRESPONDENCIA

 

Miércoles, 27 de Abril de 2016



La gran falacia del Opus Dei. El control total de la conciencia.- Pepgrass

LA GRAN FALACIA DEL OPUS DEI. EL CONTROL TOTAL DE LA CONCIENCIA (I)

Pepgrass, 27/04/2016

¿ESTÁS OPUSEÍDO?

Cuando pensaba en dejar la Opus, mi conciencia se resentía día y noche por la gran “barbaridad” que podría cometer, después de 30 años dentro y/o en su órbita de acción, estaba totalmente convencido de que YO estaba equivocado. Posteriormente me di cuenta de lo muy errado que andaba. Mis sentimientos iniciales eran de orfandad, traición a la Opus, desperdicio de mi vida entera, toda mi niñez, juventud y madurez, todo “tirado a la basura”. Me preguntaba qué iba a ser de mí después de dar ese paso tan horroroso, de dar el salto opuesto al que di a la tierna edad de 15 años...



(Leer artículo completo...)




Don Mariano Fazio nos quiere.- Inocencio

Estimados amigos,

Las declaraciones de don Mariano Fazio en noviembre de 2015, son un asombroso paso más en el habitual empeño de engañar (aunque no juzgo sus intenciones) a los de arriba y a los de abajo.

Al Sr. Fazio, con todo respeto a su dignidad sacerdotal, parece que lo han elegido por ser un buen comunicador. Eso tiene dos peligros: el de deslizarse hasta ser un farsante, o si lo preferís, un flautista de Hamelin; y el de alejarse de las armas tradicionales, la Cruz y el Evangelio, según por cierto nos enseñaron.

Por ceñirme a lo que más nos concierne, el Profesor Fazio responde a la siguiente pregunta:

- “Dijo en una entrevista en El País que `Rezo por todos los que se han ido y los quiero con toda mi alma’. En aquel momento yo le agradecí que alguien con responsabilidad en la Prelatura tuviera esas bellas palabras hacia tantas almas cuya vocación en la obra `no cuajó’. ¿Ha cambiado el discurso de la obra respecto a quienes se han ido?”

Con las siguientes palabras:

“Mi experiencia personal es que nunca ha faltado cariño por quienes han dejado la Obra. Pero lógicamente no basta con `tu experiencia'', sino que hay que tener en cuenta las experiencias ajenas, las heridas y dolores objetivos o subjetivos que dejan las relaciones rotas, de las que a veces puedo no haber sido suficientemente consciente. (…). La gente que deja la Obra también está llamada a ser santa, sean cuales sean sus circunstancias. (…) ha cambiado la sensibilidad, y el deseo de mantener las puertas abiertas para poder ayudar mejor a todos”.

Todos veis que podríamos escribir varios folios de atenta respuesta, como ya se hicieron aquí en su día. Me limitaré, por mi parte, a unas pocas consideraciones.

Una es recordar a don Mariano las palabras “Hijitos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de obra y de verdad” (I san Juan 3, 18).

Otra es traerle a la memoria aquello de “Si el hermano o la hermana están desnudos y carecen de alimento cotidiano, y alguno de vosotros le dijere: ‘Id en paz, que podáis calentaros y hartaros’, pero no les diereis con qué satisfacer la necesidad de su cuerpo, ¿qué provecho les vendría? (Santiago, 2, 15-16).

Ahora bien, hay que reconocer en el Sr. Fazio un don especial, que los políticos conocen y usan bien. La gente lo pasa con frecuencia tan mal, que no pide que le quieran, basta con que le digan que le quieren. Si hasta votan a esos políticos…

La frase “a veces puedo no haber sido suficientemente consciente” es conmovedora, aunque parece delatar su origen. Admitiendo que es muy difícil y pesado el gobierno de una institución, y más de una tan extensa, habría que decirle a su autor que la humildad es una gran virtud, pero que no puede servir de excusa para no arreglar los problemas. Uno pide consejo, reza, piensa… y actúa. Si no, luego vienen todos estos líos... y las vocaciones que no "cuajan".

Querría añadir: dice don Mariano que "La gente que deja la Obra también está llamada a ser santa". Y le sugiero amablemente: ¿tendría usted la gran bondad de predicar sólo donde tiene jurisdicción, o donde haya sido invitado? Ya que, gracias a Dios, nos hemos ido, ¿por qué quiere usted mantener su pusillus grex, si ya no lo somos? ¿No será para `controlar el daño''? Pero, hombre… ¿no le da a usted vergüenza?

Y finalmente, y hablo también en serio, os sugiero que recéis por el alma del Profesor Fazio y de todos los que aprobaron esa entrevista. El asunto es peligroso, para ellos, por lo que se dice en Apocalipsis en 2,5.

Inocencio





Relación con las mujeres.- Entregado

La relación con el sexo opuesto es algo que se me queda en la cabeza como totalmente prohibido (¿cómo iba un sacerdote o consagrado a mirar una película con escenas o tener pensamientos de algún tipo?). Creo que en este no tolerar ni siquiera el exponerse está el razonamiento del miedo a estar con el sexo opuesto.

En los centros del opus se omitían todas las escenas sexuales de las películas, se hacía literalmente una criba censora y solo se veía el resto de la película. No había nada de una renuncia real a las sensaciones que las películas con sus escenas pudieran generar. Lo que había o se entendía por renuncia era no mirar esas escenas, mirar hacia otro lado o no mostrarlas. “Alejarse del pecado por miedo”, no exponerse a las sensaciones, que algunos autores dicen que si no se hace, la sexualidad acaba por volverse contra uno mismo, precisamente porque no se le ha dejado tener su papel, que dentro de un marco es bueno y positivo.

Recuerdo, (y me doy cuenta de lo mucho que esto me ha influido) que a los numerarios les decían que “no podían tener amigas” y por eso rompí totalmente los vínculos con amigas de mi hermana, teniendo esa excusa (porque en el fondo lo que estaba haciendo era tener una excusa para no mostrarme como estaba, “cambiado, enrarecido”. Estar sin amigas era más cómodo, y si el opus lo predicaba, “genial”).

El precio que he pagado es el de no tener amigas (o mejor, no permitirme el sentir amistad hacia chicas) durante mucho tiempo, y sentir solo empatía por ellas. Con la ayuda de una terapia se han abierto otras sensaciones más positivas.

Entregado





Escritos recomendados.- Agustina

Con todo mi afecto. Heavy

Problemas de supernumerarios. Marypt

La historia amarga de una numeraria del Opus Dei. (Artículo publicado en la revista Marie Claire en 1988) Agustina L. de los Mozos

¿Por qué pité? Otaluto

Un martes peruano. Artesano




 

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