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CORRESPONDENCIA

Lunes, 29 de Septiembre de 2014

Siempre he dado vueltas a un tema que me parece interesante: cómo los carismas se rompen cuando aparecen instituciones concebidas para custodiarlos. 

Pasó a la Iglesia, que tras ser una Iglesia de mártires, pasó a ambicionar purpurados, mitras y carguetes. Pasó a los mendicantes, que de pedir pan pasaron sin solución de continuidad a vivir como rajás entre banquetes y cortesanas. Pasó, al fin, con la Obra. Si bien, embalados. En tiempo récord. Porque ya en los años cuarenta, recién terminada la guerra, ya ambicionaba todo lo ambicionable. Casas de retiros, puestos políticos, apellidos compuestos, etcétera. Vanidad de vanidades, todo es vanidad. Y profundamente ridículo. Todo ello, por supuesto, camuflado en "razonadas sinrazones" que pudiese hacer parecer que todo era ad maiorem Dei gloriam. Porque el apellido compuesto "de Balaguer" todos sabemos que fue la segunda edición de la ciudadanía romana de Saulo. Igualico...

Escribo mientras se desarrolla el acto operístico (tal es el adjetivo que corresponde a opus; nada de opusino ni solecismos parecidos) en el que sus devotos celebran la beatificación de don Álvaro Portillo (al parecer, el “del” es un añadido sobrevenido, para subrayar su “limpio linaje”, como diría el simpático Pérez Embid de nuestro santo preferido, dando por sentado que en él no había ni moros ni judíos ni barraganas).

Alcancé a ver –no digo a conocer- a Mons. Portillo en varias ocasiones, cuando aún era segundón y custos de Escrivá. La verdad es que con su discreción, su recato y su elegancia natural daba una imagen mejor –menos montuna y pirenaica- que la de su maestro. Ni tenía ni pretendía tener el carisma de grand meneur que aquel tenía o se arrogaba; pero en todo caso a muchos nos parecía encarnar la imagen del hombre que, de tejas abajo, había dado mucho más que ganado con su entrega al Opus. Más adelante ya no pude seguir su trayectoria, que según algunos colaboradores de la página, fue una obsesiva insistencia en preservar intacto el frasco de las esencias. Con todo, sí recuerdo que, según contaba Mª del Carmen Tapia, cuando el gran jefe la sometió a juicio sumarísimo, don Álvaro se permitió advertir a Escrivá: “Padre, esas ya son cosas de anteayer”.

En fin, que Dios lo tenga en su gloria, cosa que sin duda creo que merecía; aunque quede la gran cuestión pendiente: la del complejo, tan difícil de desmontar, que el de Barbastro montó para colocarnos a tantos y a tantas la vocación prefabricada que en nuestros años jóvenes nos sorbió el seso.

Pepito

Aún a riesgo de volver sobre cosas que ya han sido tratadas en este foro, y con más autoridad e información que las que yo tengo, me permito volver sobre el concepto de “vocación prefabricada” empleada en mi anterior mensaje, por considerarlo de especial interés para cuantos la hemos sufrido.

En la tradición teológica más o menos moderna de la Iglesia –la que yo mamé en mis años jóvenes- estaba bien tipificado el concepto de vocación, al respecto de las posibilidades de una mayor entrega que entonces se ofrecían a todo fiel cristiano: sacerdocio, vida religiosa o monástica y otras variantes secundarias. Y en ese concepto estaba meridianamente claro que la vocación consistía en algo activo: en una llamada que el fiel cristiano sentía o creía sentir hacia los mencionados estados canónicos y a partir de la cual procedía en consecuencia.

¡Ay!, pero en esto llegó Monseñor, con su “llamada universal a la santidad”, por lo demás un precepto evangélico bien conocido del cual se apropió a su manera. En esa apropiación estaba en primer término el principio de “no mover a nadie del lugar en que Dios lo había colocado”, o cosa parecida (con lo que venía a decir, en su chungo y atrasado Madrid de los años 1920, que la criada y el albañil debían seguir siendo tales por siempre, porque esa era la voluntad de Dios). Pero -más importante aún- se percató del escaso atractivo que la vida religiosa ofrecía para los jóvenes cristianos de entonces, con lo que diseñó su particular tinglado, frailes sin hábito, que en sus orígenes no dejaba de tener extravagantes semejanzas con las antiguas órdenes militares (recuérdense las famosas capas blancas para uso privado y la sostenida devoción por el Salmo 2, el salmo de los Templarios antes de entrar en batalla).

Ahora bien –y aquí llega el punto capital- aquel hombre, con su invento de la vocación pasiva, subvirtió por entero el concepto de vocación que la Iglesia mantenía y enseñaba: se erigió, suplantando a Dios, en el gran vocator, el facultado para llamar, aunque el llamado no se hubiera enterado de nada al respecto. Y en el colmo de su osadía, delegó en sus mandados por todo el mundo esa capacidad de discernimiento vocacional y la capacidad para provocar la correspondiente crisis en el primer adolescente que se les pusiera a tiro pensando que aquella gente solo buscaba hacerlo mejor cristiano (el apostolado era mero proselitismo). Ahí está al gran fraude inicial, del que todavía esperamos explicaciones.

Pepito

En lo poco que he visto de la ceremonia de beatificación de D. Alvaro del Portillo, me han llamado la atención algunas cosillas. Una de ellas es las referencias del celebrante de la Misa (perdonadme pero no recuerdo su nombre) a las muchas visitas del nuevo beato a los barrios marginales de Madrid para atender a enfermos y ancianos. No digo yo que no fuera de cuando en cuando, de visitas a pobres, pero desde luego oyendo al celebrante y al Cardenal Rouco después, da la impresión de que se pasaba la vida allí y de eso nada de nada, lo sabemos todos.

Otra cosa han sido los comentarios de Paloma Gómez Borrero. Repito que he visto la ceremonia a salto de mata y por tiempos cortísimos por eso sólo puedo hablar de lo que he cogido al vuelo. Pues bien, Paloma, se descuelga diciendo que se les ha pedido a los asistentes una aportación económica generosa para ayudar al Tercer Mundo en especial a los países que tienen ébola. ¿Qué me he perdido? ¿Desde cuando la obra ayuda a los demás? ¿Desde cuando les interesa el tercer mundo? Nunca jamás de los jamases, en los 23 años que pertenecí a la obra, les oí hablar de estos temas, eran como ajenos a ellos, para eso estaba la Iglesia con sus misioneros y misioneras, pero ellos no, ellos son un mundo aparte, lo suyo es la élite la aristocracia y las clases altas, no los pobres de otros mundos. Y ahora resulta que piden dinero para ellos, para los más necesitados. No doy crédito. ¿Será verdad que están cambiando? Ojalá sea así, pero me cuesta creerlo. Ojalá, con ese dinero y con la cooperación de sus muchos e ilustres médicos de Navarra, (esto lo digo sin coña porque sé que son excelentes profesionales salvo, claro está, en psiquiatría con sus hermanos opusinos), ayudaran a encontrar una vacuna contra el ébola, ojalá, esa aportación extraordinaria solicitada hoy diera muchos frutos y fuera a parar a donde ellos dicen, pero no sé por qué, me cuesta mucho creerlo.

Por último como son tan previsores me figuro que ya tendrán preparados todos los documentos para la nueva beatificación. Me refiero a la de D. Javier, quiera Dios que aún viva muchos años, pobrín, pero como está ya tan viejecito conviene ir adelantando. No hay que perder el compás para que en el futuro no se diga que el mayor record de santos los tiene el Opus Dei.

En fin, nada más puedo decir pues repito, he visto poco, pero ¿sabéis? parece por sus caras que muchos de los asistentes estaban muy contentos y eso tiene bastante mérito después de haberse gastado el pastón que se han gastado en acudir a la ceremonia, sobre todo los que han venido de Latino América, con lo cual si son felices pues que con su pan se lo coman y por supuesto que contribuyan mucho, muchísimo, porque pueden, porque ellos son lo más de lo más, porque tienen todo el poderío porque entre ellos no hay mindunguis sino grandes adinerados, a erradicar el ébola, el hambre, la miseria y todo lo que se les ponga por delante en el Tercer Mundo y en éste en el que vivimos, es decir España, en donde tantas familias pasan necesidad. Que esas 60.000 toneladas de alimentos recogidos en nombre del nuevo beato, lleguen íntegras a Caritas y a las parroquias pues sólo así tendrá sentido la ceremonia celebrada hoy y sobre todo, harán muy feliz al nuevo beato que ya desde donde está ha comprendido que lo único que nos pide a todos ese Dios al que intentamos amar aunque no seamos del opus, es que amemos de verdad con el corazón, con la misma vida, a nuestro prójimo como lo han hecho los dos misioneros españoles que han fallecido de ébola.

¿Por qué será que no me puedo creer tantas cosas...? Ojalá estos señores, estas señoras, estén cambiando, ojalá desde esta web, que todos ellos leen, se haya contribuido a que se hagan más humanos y vayan comprendiendo poquito a poco que sólo siendo muy humanos podrán llegar a ser muy divinos, al menos eso es lo que decía su amadísimo Fundador, ¿o era otra cosa? No sé, son tantos cambios que cuesta mucho creérselo.

La última de la fila

Ya ha terminado todo. Ya ha pasado la beatificación, la misa de acción de gracias, el trasiego de ir y venir, los centros de paso, los trenes, coches y aviones, cada quien ha vuelto a su casa y en todos los cb y charlas se hablará de recoger los frutos y de santificar la vida ordinaria y la rutina de todos los días. Quedan por delante muchas, muchas tertulias donde se contarán anécdotas que se repetirán hasta la saciedad, y menos mal porque de otra manera no hay quien llene esa media hora dos veces al día y tampoco hace falta que el/la que está de guardia tenga que dejarse la piel y la inteligencia para sacarlas adelante. 

Y esta es la razón por la que escribo hoy aquí: si esa vida ordinaria te hace bostezar, si ya no puedes más de ofrecer a Dios la soledad horrible que te empapa de pies a cabeza porque ves que a quienes viven contigo no puedes importarles menos, si en Madrid solo has visto más de lo mismo, si te has dado cuenta de que mucho saludar y mucha sonrisa pero a los dos minutos nadie se acuerda de si estás vivo/a o muerto/a, si te has encontrado con alguien que no te recuerda a pesar de haber vivido en el mismo centro durante años y eso te ha hecho daño, si esperabas ver a mucha gente que no ha asistido y de la que nadie ha sabido darte razón y te planteas cómo están y por qué dieron el paso que dieron, si crees que nada de nada de nada puede cambiar en tu vida y resignación es el único término que se te aplica... hablemos. No intentaré convencerte de nada, solo te escucharé con atención y más comprensión de la que puedes imaginar, por lo menos hablemos. Puedo asegurarte que te sentirás mejor y no solo no estarás haciendo nada malo sino que estarás cumpliendo la voluntad de Dios, que contrariamente a todo lo que te han hecho creer y a lo que te predican día sí y día también, te quiere FELIZ, muy, muy FELIZ.

mmctranslations@gmail.com

Parece que “ya mostré la ojota”, así es que les puedo contar que la semana pasada, a propósito de las fiestas de independencia y los muchos días feriados, andábamos todos de parranda. En mi caso, metimos a los niños y los bultos al auto, recorrimos las dos horas que nos separan del pueblo de mi infancia, y llegamos, sin novedad, a la casa de mi padre. ¡Bendito pueblo de infancia, mas apolillao que cantina de western! Nos esperaban con aticuchos y empanadas, fueguito, guitarra, puchos. La pasamos pésimo, como pueden imaginar. Me acordé de varios de acá cuando tocó canturrear a Serrat, que en mi país lo adoran…

Es lo que se pregunta Sitatunga. Quizás convenga un ejercicio de autocrítica.

Acabo de seguir un poco la beatificación de Alvaro del Portillo por televisión. Amén de otras consideraciones, es un acto que sorprende por la cantidad de gente presente procedente de los cinco continentes. Les preguntan. Se les ve contentos. Creen en lo que hacen o eso parece. Me pregunto cuanta gente escribe en esta web y cuantos lectores tiene. Seria un intento vano averiguarlo, pues algunos emplean diversos seudónimos. Si observo que su seguimiento es discontinuo, por períodos se reiteran determinadas firmas, luego desaparecen.

Si entro en la página de facebook existe un dato cierto: opuslibros tiene 312 seguidores. Comparados con los 150.000 publicitados del acto citado sonroja. La pregunta ya la habeis adivinado: ¿rasca algo esta página de internet en la sólida coraza del Opus Dei?, ¿tiene alguna relevancia?, ¿no son demasiado optimistas los presagios cataclísmicos que se aventuran en los escritos de algunos?

Creo sinceramente que esta web puede utilizarse con el mismo fin que el Opus muestra a sus obreros. En este caso como prueba de la libertad que defienden y practican, dirán ellos. He ahí una página de resentidos, que no han comprendido el mensaje de la Obra, y que escriben con total libertad lo que quieren. Aun así no pueda encontrase en la misma la denuncia de ningún escándalo, nada vergonzoso.

Estimado Antonio Esquivias: la parte de justicia de tu petición se ve oscurecida en la mentalidad de la gente por considerarla un ataque al Opus Dei de un exmiembro. Visto lo visto no creo los pronósticos que sobre el Opus deslizan algunos en esta página. Al contrario, cada vez lo veo más triunfante. No me alegro de ello.

JaraySedal

No puedo dejar de mandarle mi cariño a Satur.

He rezado mucho por ti y por La Piedra y lo seguiré haciendo. Ni te imaginas las carcajadas y los buenos momentos que me he pasado leyendo tus escritos... Mira Satur, aunque soy de la Obra hace mucho tiempo y no tengo intención de irme... siempre he sido patidari@ de tomarme las cosas con humor y no dramatizar situaciones... Si lo analizas desde fuera es para  morirse de la risa... por eso siempre me ha parecido normal que no nos entiendan...y me da la risa cuando alguien de dentro da su opinión ex cátedra... Es todo tan relativo... ¡si nos va a juzgad Dios!... y El sí que sabe muy bien el fondo de todo.

Gracias Satur... y espero que aunque con el lógico dolor, enfrentes esta nueva situación de tu vida con la fortaleza que desprenden tus escritos aunque nos tronchemos... pero hay que saber leer entre líneas...

Con todo mi cariño.

Alenadra

Querido Satur, me uno a los lamentos por la muerte de tu mujer y, además, quería decirte que para mí eres todo un ejemplo de hombre con un gran corazón y que saber querer de verdad, que en última instancia, es lo único que importa en esta vida.

Un abrazo,

E.B.E.

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