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CORRESPONDENCIA
Viernes, 12 de Abril de 2013
Les envío el comprobante de mis estudios internos.- Carlos Olivares
La validez de los estudios internos es un tema interesante para aquellos que se quieren dedicar a las humanidades. Para nosotros los técnicos, no lo es tanto, siempre que hayamos podido desarrollar nuestra vocación profesional una vez que hayamos podido salir de la cosa.
Yo siempre he tenido presente que "la historia se escribe, no se transmite". Por esta razón, conservé durante más de 30 años hasta los listines de teléfonos de los años en que estuve en el colegio romano, reproduje los planos de Cavabianca y conservé mis apuntes de clase de los estudios que realicé mientras estuve en Roma y en Pamplona, entre otras cosas. También conservaba mis agendas con mis propósitos de conciencia de los retiros así como las fichas para impartir, tanto los círculos de S. Rafael como los Círculos Breves. Tres grandes cajas de cartón llenas de papeles, de historia, hasta que un día me decidí tirarlos a la basura. Me cambié de casa...
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Los estudios internos: ¿públicos o privados?.- Daniel_M
Alude Nasius, al art. 104 de los Estatutos, que dice lo siguiente, traducido al español:
«Para todos aquellos que posteriormente sean destinados al sacerdocio, los estudios a que se refiere el nº 101, según establece el derecho y las instrucciones de la Santa Sede, deben considerarse públicos».
Y Nasius expone:
«Dicen los Estatutos que en el caso de los sacerdotes, los estudios internos DEBEN tomarse como públicos, pero en ningún momento dice que en el caso de los laicos estos estudios NO PUEDEN tomarse como públicos.
Ante la falta de negativa explícita en los Estatutos, podemos inferir que en el caso de los sacerdotes los estudios internos DEBEN tomarse como públicos, y en el caso de los laicos PUEDEN tomarse como tales, en este caso a pedido del interesado»
I. Nasius realiza lo que se llama una interpretación extensiva de la norma. Es decir, que él considera que su efecto se extiende a más casos de los que el precepto literalmente señala. Sin embargo, y con todo respeto, no me parece que la redacción del precepto permita considerar válida esa interpretación.
Tendríamos que tener en cuenta el antecedente que originó este artículo: el caso Mª del Carmen Tapia. Este antecedente apunta a una clara intención del redactor, por lo que efectuando una interpretación finalista, se ve cual es ese fin: otorgar la cualidad de públicos a los estudios realizados sólo por los sacerdotes.
Pero, por otra parte, la redacción del precepto es tan clara, que no permite discusión alguna. Lo reproduzco, suprimiendo la proposición que se insertó en el medio del mismo:
«Para todos aquellos que posteriormente sean destinados al sacerdocio, los estudios a que se refiere el nº 101 deben considerarse públicos».
No hay otra interpretación posible. La cualidad de públicos se asocia a los estudios sólo si se da una condición personal determinada en el estudiante: que sea destinado al sacerdocio.
En esta web se ha hablado del modo del Opus Dei para destinar a un miembro al sacerdocio. Sólo aquellos que escriben al Prelado tras decidir que su vocación es el sacerdocio y que reciben su aceptación explícita, son «destinados al sacerdocio».
Por tanto, no cabe aceptar una interpretación extensiva de la norma, adonde expresamente la voluntad de su redactor no ha querido, ni tampoco el legislador (que fue quien lo aprobó, publicó y con ello, le dio carta jurídica en la Iglesia: la Santa Sede).
II. Quiero mencionar el inciso «según establece el derecho y las instrucciones de la Santa Sede». Es tan clara la discriminación del precepto, que se ha insertado este inciso en medio de su redacción, con la evidente intención de ser una eximente de responsabilidad.
El inciso es engañoso, pues introduce la idea de que el precepto se ajusta al derecho de la Santa Sede o que, incluso, se ha redactado en cumplimiento de lo dispuesto por ese derecho. No es posible aceptar que una discriminación tan clara pueda estar amparada por el derecho de la Santa Sede.
Es un inciso que, indirectamente, por ser tan manipulador, por buscar una eximente del contenido del precepto, refuerza la interpretación restrictiva del mismo.
Por lo antes expuesto, parece claro que el precepto excluye del reconocimiento del carácter público –eclesial y estatal- a los estudios realizados por los miembros que no son destinados al sacerdocio. Que son la inmensa mayoría.
III. Ahora bien, el miércoles, algunos han comentado en este foro que muchos miembros, con el tiempo, van aprobando la carrera, a través de la Universidad de Navarra, que les convalida las asignaturas. Y recuerdo que eso hacía el numerario con el que tenía la charla. Poco a poco, se fue sacando la carrera de ese modo.
De ser así, sería una alternativa, ir aprobando las asignaturas por libre, en una Universidad, que todos sabemos es del Opus Dei. Y no digo que no haya una facilidad específica para que esos miembros obtengan la carrera de esa manera.
Ahora bien, la obtención de una carrera pública por esa vía no es a través de la vía regulada por los Estatutos del Opus Dei. Esas asignaturas aprobadas, son aprobadas por una Universidad que se guía por una legislación establecida por el Estado. Por eso, las asignaturas allí aprobadas tienen carácter oficial.
Atentamente,
Daniel_M
Se necesita un buen disfraz.- AlChile
Así se lee en un artículo de la revista TIME del 5 de marzo del año 2001, que muestra en su portada al entonces miembro supernumerario del opus, el tristemente célebre Robert Philip Hanssen.
El escrito dice que para ser un buen espía se necesita un buen disfraz y Robert lo tenía: hijo de familia, esposa, niños pequeños, un trabajo en el gobierno, un bonito hogar…, miembro del opus dei.
Al leer la entrega de Ibra de pasado 1 de abril (“Una aproximación a la crisis de la Iglesia y de la Obra”), recordé lo anterior pues la obra se comporta, como lo hizo en su momento, uno de los suyos que espiaba para los rusos los secretos que conocía lícita o ilícitamente dentro de su trabajo en el FBI...
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Esperanzas ante el nuevo pontificado del Papa Francisco.- Josef Knecht
Mucha razón tiene Dionisio en su última aportación (10.04.2013), en la que atempera con realismo las ilusiones que a algunos ha podido suscitar la elección del Papa Francisco. Digo que tiene razón en su realismo moderado porque hasta el momento presente el nuevo Papa se ha limitado a ofrecer palabras y gestos –elocuentes y esperanzadores ciertamente–, pero no ha tenido tiempo para más: sólo palabras y gestos (la única decisión de gobierno relevante que ha tomado en los primeros días de pontificado –que yo sepa– ha sido el nombramiento del arzobispo de Buenos Aires, Mario Poli). Hay que esperar a lo de veras importante, esto es, a decisiones de gobierno: 1) nombramientos en los puestos claves de la curia romana, 2) nombramientos de obispos en todo el mundo, 3) decisiones que marquen sus líneas de actuación pastoral y evangelizadora y 4) decisiones que impulsen la reforma de la Iglesia que tímidamente inició Benedicto XVI ante graves problemas como el asunto del IOR, las facciones entre los cardenales que desencadenaron el “caso Vatileaks”, las opacidades de algunas instituciones eclesiásticas como el Opus Dei, etc. Mientras estos nombramientos y decisiones no se hagan realidad, no tiene sentido cantar victoria a día de hoy basándose en la falacia emocional del “pensamiento ilusorio” (o “wishful thinking”).
Una vez dicho esto, tampoco está mal que la gente se haga buenas ilusiones cuando comienza una nueva etapa en alguna faceta de la vida. ¿Qué es mejor, ilusionarse o ser un cenizo aguafiestas? Prefiero la ilusión. Sin ir más lejos, Atomito ha escrito hace poco (5.04.2013): “Cuando yo estaba en el Opus, allá en los años 70-80, era impensable que un ex-miembro le hiciera un juicio al Opus. Los ex-miembros era gente floja que no había tenido la convicción y empuje suficiente para perseverar. Se habían perdido la oportunidad de seguir perteneciendo a la organización más fabulosa del mundo. Pero hoy día resulta que hay cantidad de ex-miembros que denuncian prácticas inmorales e ilegales de la organización, y que llegan a ganar juicios en tribunales civiles”. La historia da vueltas, y lo que hoy parece imposible se puede hacer realidad más adelante. La reciente sentencia a favor de Catherine Tissier, ex numeraria auxiliar, es una prueba esperanzadora: la cultura contemporánea –y la jerarquía católica debiera tomar nota seriamente de ello– exige absoluta transparencia en el gobierno de las instituciones y la abolición de privilegios anticuados.
La figura de “numeraria auxiliar” y la praxis que en el Opus Dei se hace de ella responden precisamente a un modo de operar más bien opaco, unido a una visión aristocrática (y obsoleta) de la vida: unos señores que, disponiendo para su servicio de unas mujeres que se dejan explotar en el trabajo, intentan ocultar o disimular con trapicheos jurídicos esa explotación laboral. Hasta hace pocos decenios, era normal tratar así a las mujeres; pero, a día de hoy, ese trato es inadmisible. Por tanto, la figura de “numeraria auxiliar” resulta contraproducente para la labor evangelizadora de la Iglesia en el mundo actual: seamos sensatos y reconozcámoslo sin paliativos. De ahí que la jerarquía católica debiera tomar nota de ello para aplicar las reformas pertinentes; lo que acaba de acaecer en la justicia parisina con Catherine Tissier no debería pasar inadvertido a los obispos católicos, sino que habrían de tomárselo en seria consideración. La eficacia de la “nueva evangelización” depende precisamente del acierto de medidas de gobierno como estas, para que quede claro que en nombre de Dios no se toma el pelo a nadie.
Josef Knecht
Por amor a la verdad y a mis raíces.- Pinsapo
Lamento el agresivo tono del correo de Ergaster, y aunque estoy en contra de disputas estériles que nada aportan a los lectores, me parece que no ha captado el mensaje que quise transmitir al escribir sobre aquel jiennense. Me agradó tu testimonio de 25 de abril de 2007, y debo confesarte que yo también llegué a esta web por los escritos de Jacinto Choza, a quien tuve la suerte de conocer en el centro de estudios de Sevilla. Creo que debemos superar el localismo y nos aportaría mucho que nos contases tu historia en la obra como hemos hecho otros aquí, por su provecho para tantos de distintas épocas y países. Me hubiese gustado aclararte mi artículo en correspondencia privada, pero como has tomado la iniciativa, quedo obligado a utilizar la misma vía…
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