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CORRESPONDENCIA

 

Miércoles, 30 de Enero de 2008



Secreto y secretismo.- E.B.E.

Secreto y secretismo – E.B.E.

Cuando estaba en «la Obra», había muchas «cosas que no podía contar». Sin embargo, ni se me pasaba por la cabeza que se trataran de secretos. Ya había dicho el fundador que no los había y por lo tanto estaba claro el asunto en teoría.

Sin embargo, había muchas cosas que no podía contar.

Pero si me preguntaban si en el Opus Dei había secretos, decía que «para nada». Sin embargo, había muchas cosas que no podía contar.

En un examen, un profesor me dijo por qué no había leído el texto del autor X si era entendible hasta para los oligofrénicos. Una situación humillante, sabiendo que no era que no lo había querido leer sino que me habían prohibido leer ése y otros cuantos textos más. Me quedé en silencio y como un imbécil esperé con paciencia que me anunciara el aplazo, luego de que el profesor intentara por todos los medios entender cómo no había leído ese simple texto. Eso sí, me santifiqué porque obedecí al director que me dijo que fuera igual, aunque no supiera la materia. ¡A ofrecerlo, que me estaba ganando el Cielo!

Me hubiera gustado contarle por qué no lo había leído, pues en el Opus Dei no había secretos. ¿Hubiera entendido la razón que le habría presentado? Se habría quedado con los ojos más que bien abiertos.

Se lo hubiera podido contar, pero «no lo hubiera entendido». Era por su bien (¿o por el mío?) que no se lo contaba, ya que secretos no había. Secretos no, pero sí muchas cosas que no podía contar.

***

Llegado al punto, el hecho de que la doctrina oficial afirmara que no había secretos, no me servía para nada. Yo quería contar muchas cosas, pero no podía contarlas. Ese era el problema, no el que hubiera o no secretos. ¡Qué me importaban los secretos! Que se los guardaran los directores, en todo caso.

Se los guardaban, en realidad, a muchos. Me enteraba de ellos por casualidad, por los «trabajos internos» o porque algún soldado raso me compartía su descubrimiento. Jamás vino un director y me dijo «te voy a contar un secreto». En cambio, muchas veces diferentes directores me dijeron: «esto no lo cuentes». Qué sabor parecido.

Otros, en realidad, no eran secretos, pues se trataba de cosas que yo hubiera contado sin problemas. Los directores creaban el problema, hacían de cosas normales, un secreto. Bueno, normales para mí en ese momento. Ahora, desde afuera, de normales nada.

Claro, si yo hubiera vestido el hábito de monje y le hubiera dicho al profesor que en nombre de la santa obediencia no había leído sus libros, todo quedaba claro y sin ningún secreto. Pero el secreto, en realidad, no era hacia el profesor, sino hacia mí: que no me diera cuenta de que en lugar de ser un «cristiano corriente» era un monje viviendo la santa obediencia hasta el límite del absurdo (pero no por razones santas sino por intereses corporativos del Opus Dei: que el hombre trabaje como hormiga, aunque con conciencia de hombre, no sea que se pregunte ¿acaso soy una hormiga?). Ahí hubiera habido problemas, sobre todo de identidad. Crisis vocacional.

Había muchas cosas que no podía contar porque no me las podía contar. Y un modo de contárselas a uno mismo es contarlas en voz alta (o por ejemplo en esta Web, al dejarlas por escrito). Ahí se pone a prueba y se toma consciencia de muchas cosas que, pensadas en voz baja, no alcanzan su verdadera dimensión. Contarle al profesor, en vivo y en directo, que no había leído sus libros por obediencia a los directores hubiera sido un descubrimiento para mí, de quién era yo.

El no contar permite no contrastar. Y de esa forma se prolonga la ignorancia en el tiempo. Cuando surge el contraste, comienza la verdadera crisis vocacional.

Es la disociación entre el pensar y el hacer. Una disociación tremenda, que crea verdaderos problemas de identidad, personas necesitadas de terapia profunda. Sólo cuando se deja de disociar se comienza a entender la naturaleza dañina del Opus Dei.

«Con rigideces nada se consigue: se pierde la espontaneidad y la iniciativa y se da lugar a que surjan espíritus retorcidos: hombres que, por no formarse en la verdad, acaban yendo contra su conciencia con pecados, que podríamos llamar barrocos, complicados, poco naturales. Libertad, hijos míos, libertad, que es la clave de esa mentalidad laical que todos tenemos en el Opus Dei» (Escrivá, Carta, 29-IX-1957, n. 55., citado en Meditaciones IV, págs. 272-273).

Doctrina admirable. Pero por otro lado, palabras preocupantes, porque surgen de la misma persona que fundó al monstruo. ¿Dr Jeckyll y Mr. Hyde? Como leer el Emilio de Rousseau y comprobar luego cómo terminó educando a sus hijos. Si tan sólo hubieran sido escritores...

***

Una vez afuera de la Opus Dei, puede repetirse el fenómeno. Por razones totalmente opuestas, pero con el mismo resultado: reprimirse interiormente. Vivir ocultando cosas, vivir con secretos, vivir sin poder contar, sin poder hablar.

Antes la razón era la dignidad de la Obra: «no nos van a entender». Ahora las razones podrían ser de lo más variadas: no dar una imagen equivocada de la Iglesia, evitar que parientes se escandalicen o sorprendan desagradablemente, etc., y también razones propias: borrar definitivamente ese pasado vergonzoso. Decirle hoy a ese profesor por qué no leí sus libros es sumamente humillante, sobre todo porque no es católico y por lo tanto la fe no es para él una razón que explique nada. Si le hablara de santa obediencia me preguntaría si soy Robin, el compañero de Batman. Pero prefiero pasar por idiota a recurrir al secreto.

No, no más secretos acerca del Opus Dei aunque esos secretos me involucren. Hoy no quiero conservar ninguna de esas cosas que ayer el Opus Dei me impedía contar. Hoy no quiero ser yo el que impida que esas cosas puedan ser contadas. No quiero custodiar más ningún secreto del Opus Dei.

Ahora me resulta tan liberador contarlo todo acerca de la Opus Dei. Y si a ese profesor me lo cruzo de nuevo, se lo cuento todo, y de paso me entero a ver qué cara pone.

En el Opus Dei no hay secretos. Simplemente hay millones de cosas que no se pueden contar. Que en los hechos, para el común de los mortales, es lo mismo.

E.B.E.





Opus y fiscalidad.- U2

Opus y fiscalidad

U2, 30 de enero de 2008

 

 

Seguro que a muchos-as cuando estabais dentro os explicaron que la Obra no tiene inmuebles, excepto tal y cual obra corporativa, etc. Los centros se alquilan a una inmobiliaria que lleva gente afín. La explicación puede variar, pero más o menos es esta. Para pagar el alquiler y que esa entidad que tiene los centros pueda funcionar se crean unas empresas misteriosas.

 

Muy a menudo, a la gente que cobra sin problemas su nómina a final de mes, le piden que firme un papel donde dice que vende o compra determinadas acciones a esa empresa. Es una firma prácticamente de un papel en blanco. Cuando me lo explicaron, me dijeron que no me preocupara, que todo era superlegal y que estaba todo ok, puesto que en la Delegación, como era lógico, no querían meterse en líos con el fisco y que firmase sin problemas. Así lo hacía, pero diciendo siempre que no quería, que me daba miedo, que algún día tendría problemas fiscales, y... efectivamente, así fue.

 

El año anterior a irme le dije a la de la Delegación que llevaba el tema económico, así como a la directora del centro donde yo vivía que por lo que más quisiesen, me dejaran “a cero” el tema. Me aseguraron varias veces que ya no tenía las famosas acciones. No me quedé tranquila, pero ante su insistencia, acepté la explicación. Craso error; pero, ¿qué podía hacer yo para saber si era verdad?.

 

A los dos años más o menos de irme, me llega una carta de Hacienda diciendo que no les cuadran mis números, que me pase por allí a hablar con ellos. Ni podía sospechar qué era, así que fui a ver qué pasaba.

 

-“Usted ha vendido unas acciones sin declararlo”

-¿Cómo dice?

 

Me enseñan la documentación, y, efectivamente, había sido así. Ellas, sin mi permiso, lo habían hecho. Se puede decir que yo era mayor de edad y que firmé libremente la compra y la venta. Eso, alguien que no conozca la Obra. Los que saben sus métodos, pueden intuir que esto se hizo con medias verdades, con mentiras, con explicaciones extrañas y, como casi todo, bajo coacción, puesto que yo siempre siempre lo hice con miedo y a regañadientes, y con su promesa de que era la última vez.

 

Llamé inmediatamente a la Delegación, les conté el caso, me dijeron que me mandarían la documentación y que me darían el dinero que me iba a cobrar Hacienda. Me dieron bastante la lata, pagué y me acordé de todas las mentiras que me habían contado...

 

Esto relatado aquí va muy resumido, pero la esencia es ésta. Ya veis que siempre se habló de los negocios del Opus Dei; yo he tenido esta experiencia negativa, que quiero contar para que no le suceda a nadie y toméis medidas al respecto, especialmente si estáis pensando en dejarlo.

 

La verdad es que ya me había olvidado del mal trago que tuve que pasar, pero leyendo los líos de México y otros similares, lo recordé y lo quise compartir con vosotros para evitaros en lo posible algo parecido y mostrar otra faceta de la Obra. Los hijos de la luz, son, al parecer, más astutos que los de las tinieblas. Vale, allá ellos, pero con mi dinero, no.

 

Saludos a todos.

U2





Aportando al tema que Yolovi nos presenta.- copinol

En el año 98 tuve oportunidad de entablar amistad con un miembro del ICU en Roma. No era opusino. Le tocaba viajar por el mundo.

Cuando le expuse mi experiencia personal (lo que tan bien ha plasmado Yolovi en "el cuentito del miercoles") su asombro fue mayusculo. Lo que a distancia de 10 años estamos planteando en esta web de "denunciar" a Unión Europea me lo insinuo en aquel momento.

Yo, al igual que tu, asumí "que la Comunidad Económica Europea era consciente de esto."

Interesantes piezas de rompecabezas esta permitiendo unir esta web... ¿De qué estaremos platicando dentro de 10 años?

copinol





La familia.- Supo

La familia es el único sitio en el que uno es amado por lo que es

Queridos todos:

Resulta que hace unos días acudí a una misa de domingo en una parroquia que está encomendada al Opus Dei. Resulta que conocía el cura de vista, así que no me cupo la menor duda de que efectivamente estábamos en un sitio vinculado al Opus Dei. El sacerdote dedicó la predicación a hablar de la familia. Ya sabrán los de España por los medios de comunicación, y a los de otros países se lo cuento, que hay la consideración de que se está atacando a la familia tradicional, por lo que la Jerarquía está predicando especialmente sobre este tema, tanto los del Opus como los que no lo son. Volvamos a la homilía. El cura, numerario como ya he dicho, en un momento determinado dijo: "La familia es el único sitio en el que uno es amado por lo que es". Para mis adentros pensé: "Qué razón tienes porque eso no pasa ni en el Opus Dei" y desde luego no le engañó el subconsciente porque el Opus Dei no es una familia, por lo que no forma parte de su espíritu amar a las personas por lo que son, sino por lo que pueden aportar de apostolado, de liderazgo, de dinero... qué se yo. O sí le engañó el subconsciente porque si en el Opus Dei piensan que son una familia y él no dijo que lo fueran... en fin que cada cual saque la conclusión que quiera. Lamento no saber sacar chispa al tema como haría Satur, lamento no saber dar una buen explicación antropológica como ha hecho Jacinto Choza en sus Apuntes de Antropología, lamento que esto no sea una anécdota de Antrax, esto es verdad.

Moraleja: hasta los del Opus Dei saben que no son una familia. Si el cura numerario hubiera dicho: "En la familia y en las instituciones de la Iglesia las personas son queriadas por lo que son"... sería distinto, pero no, dijo lo que dijo, que por otro lado es verdad (menos en algunas familias desestructuradas, es decir, pobres, con problemas de trabajo, alcohol, drogas, rechazo social por sus condicones, vaya lo que entra en una sola palabreja). Esto no es un insulto porque lo que son es una Prelatura Personal, que es lo que pidieron a la Jerarquía y ésta se lo entregó. No es un insulto porque ninguno de los religiosos que conozco hablan de su familia, sino de su Orden, aunque entre ellos se denominen "hermanos", también lo hacen los miembros de sectas y de pandillas callejeras.

Supo





Mr. Towers.- Cooperata

Leo el texto de alancourt sobre Mr. Towers y la verdad es que a pesar de estar sorprendido, pues tenía muy buena consideración de él, me he divertido mucho leyéndolo.

Yo residía en Torrebruno (Torre I) y Mr. Towers, como alancourt, vivía en Torre II. Tenía el título de "Director del C.M. Belagua" Casi nada... Él era el diirector de directores.

Por eso no era de extrañar que tuviera un cochecito (ahora me entero que confiscado) para él sólo. En Torrebruno se creía que el vehículo se lo había comprado su papá y que la Cosa, le permitía disponer de él en exclusiva dado su cargo y sus altas "ocupaciones". No se sabía en qué trabajaba, sólo se sabía que siempre iba vestido con corbata y sólo aparecía en Torre II para comer y dormir.

Era un pez gordo. Alguien que estaba por encima de todos. Lo que no dice alancourt es que Mr. Towers tenía un equipo de limpieza, que cada domingo le limpiaba el coche. Cuando era su cumpleaños, postre especial, incluído en Torre I. Aquél tío apuntaba alto. Estaba claro que a él no pensaban enviarlo a Roma.

Es este tipo de numerarios que por alguna razón hacían lo que les entraba en gana, y todas sus actos estaban justificados. En la Cosa, esto es algo muy típico. Los hay matadillos abedientes que tienen que pedir dinero hasta para irse a comprar desodorante lo hay que tienen barra libre. Iban a Faustino (bar del Edificio Central) cuando les venía en gana. Algunos domingos incluso a desayunar a Rumbos (cafetería próxima al Campus). Si se dormían en la tertulia era "porque está trabajando mucho" Si no rezaban el rosario en familia era "porque tiene asuntos importantes que resolver" Si llegaban tarde a la oración de la mañana era "por alguna razón" Si a la hora de la cena fría llegaba y por la cara se hacía con una bandejita repleta con bebida incluída y se iba a cenar con los recomendadetes no pasaba nada.

En aquella época se hacía llegar a la una de la noche, pero si ibas con un recomendadete de estos llegabas a la hora que te daba la gana. Si te ibas a esquiar eras "un mareador de perdiz" pero si al grupo se apuntaba el recomendadete era una simple "convivencia"

Lo que no me extraña es que Mister Towers se haya salido. Estos recomendadetes pueden dejar la Cosa cuando quieren y no mueren civilmente. Al contrario, a estos se les mete de supenumerarios y a vivir bien que son dos días.


Espero tener tiempo escribir acerca de los coches de los centros. Ahora lo que deber ser divertido es el tema de las políticas de telefónos móviles y ordenadores portátiles. hace tiempo que no tengo contacto con la Cosa y no sé cómo deben ir en esta materia. Supongo que Mr Towers iría con un handheld, último modelo, 3G, bluetooth, MP3, cámara...

Cooperata



Preguntas sobre pecados mortales.- Jacinta Unzue

Hoy llego hasta la web a plantear una pregunta.. En su momento no lo plantee a las autoridades de la Obra porque estaba un poco aturdida, y pasado el evento, lo olvidé. Ahora, a raíz de algunas anécdotas leídas en la web, lo recordé y acudo a los expertos de esta página y a los visitantes que aún están dentro de la Prelatura para que me aclaren un poco este tema (Morgana abstenerse, por favor! esta es una pregunta en serio)

 

Tiempo atrás yo estaba terminando mi carrera y ocupaba un cargo en el consejo local del Centro de Estudios. Me disponía a partir rumbo a clase cuando al pasar por el despacho de mi grupo encontré sobre el escritorio una nota de Fulanita. En ella decía que dejaba las preces, el despertador (era la encargada de levantar a todo el piso) y que se iba. Nos avisaba también que su madre pasaría a buscar la maleta que había dejado preparada en el ropero de su habitación. Fui corriendo a ver a la subdirectora, porque la directora estaba de retiro, y le mostré la nota de Fulanita. Inmediatamente fue a consultar a la Asesoría que tenía sus edificios pegados a los nuestros (y obviamente tenían comunicación interna por túneles y pasillos que no se adivinaban desde el exterior) Volvió al rato y me preguntó si yo sabía dónde estaba Fulanita en ese momento: "tenemos que encontrarla porque si duerme fuera del centro esta noche está en pecado mortal!" Sentí un desconcierto madre, pero no tuve tiempo de articular mis emociones en preguntas internas y mucho menos de manifestárselo a la subdirectora, quien partió rauda a buscar a Fulanita a su clase de la Universidad. No se cómo la convenció de volver a dormir esa noche en el centro, y su madre pasó a buscarla al día siguiente para que se fuera a su casa... Esa noche la subdirectora pudo dormir tranquila: había evitado que se cometiera un pecado mortal.

 

Alguien me puede explicar cuál es la materia moral grave en este asunto? materia absolutamente imprescindible para que haya un pecado mortal? Cómo es que yo que llevaba muchos años en al Obra no sabía que si abandonaba el centro sin autorización de las directoras cometía un pecado grave? (las de la Asesoría fueron muy claras en este punto) No es necesaria la plena advertencia para que la ofensa grave se cometa? De dónde sale eso de "cometer pecado mortal" si un@ se va del centro al que está adscrita? Esto solo corre para los numerarios? bajo qué título? qué obligación de cristianos corrientes que viven en medio del mundo y que simplemente se ofrecen libremente para las tareas de formación y gobierno de los demás miembros se viola al no dormir en el centro sin autorización de los directores? QUE CUERNOS TIENE QUE VER??? y desde cuándo este es un tema grave???

 

Fulanita se fue, obviamente, y hoy debe llevar una vida normal en algún lugar del mundo. Seguramente es felíz. Que la mujer tenía agallas no me queda la menor duda!

 

Y al recordar esto, no pude dejar de comparar su salida con la mia... jajajajaja... cuando había decidido irme les plantee que me cambiaran de centro para no escandalizar a las más jóvenes. En ese momento vivía en un centro de gente joven y pedí el traslado a uno de mayores (qué deprimente!!! si hubiera necesitado algún empujoncito para terminar de decidirme les garantizo que esa temporadita en ese centro me lo habría dado!) Mi razonamiento era que si me veían de vez en cuando en otro centro, las más chicas se iban a ir olvidando y no les iba a llamar la atención que un buen día no me vieran más... yo había visto partir a demasiada gente en mis años de centro de estudios como para ignorar cuánto duele el silencio y la falta de información ante la desaparición de personas a las que una llegó a querer. Y no quise exponer a las más chicas a ese silencio demoledor... Tres meses más tarde de haberme mudado, la directora de ese centro me llevó a la casa de mis padres. Por fin era libre de la vida que venía llevando en los últimos 13 años. Gracias a Dios me fui!!!

 

Jacinta Unzue

 

Nota de Agustina.- Es en el Catecismo de la Obra, Capítulo IV: Salida de la Obra, página 54, punto 83 donde dice:

 

83.          –¿En qué situación quedaría un miembro incorporado a la Obra que abandonase su vocación, sin haber obtenido previamente la dispensa necesaria?

Según la moral cristiana, el miembro incorporado a la Obra que abandonase su vocación, sin haber obtenido la dispensa necesaria, pecaría mortalmente, como cualquier persona que incumpliera un compromiso en materia grave.

 

¿Será mi “rejalgar” haber escaneado, editado y casi saberme de memoria los documentos y escritos internos? Yo creo que sí J. Un abrazo, Agustina.





Ya me puse a trabajar. Para Renacido.- Mercy

 
Ya me pusiste a trabajar. Espero hacerlo bien.
 
Con lo que dices de las cuotas me salta una duda. Si no mal recuerdo en alguna parte de tantos escritos: catecismo, glosas o lo que sea, yo recuerdo que hay algo como "los fieles de la prelatura que dejan de pertenecer a ella no podrán reclamar ningún tipo de indemnización o algo por el estilo, etc" algo así, palabras mas palabras menos pero si mi memoria no me falla existe. Entonces? que se hace con eso?
 
Que conste que no estoy tratando de sacarle la vuelta al asunto, ni de broma, mas bien quiero prepararme lo mejor posible para lo que se me puede venir encima.
 
 
Y sí, la administración de la comisión fue una de las tantas en la que estuve, acaso me conoces???!!!! 
 
Y Agustina, aprovecho para preguntarte si hay alguna otra ex-nax que escriba desde México, me gustaría contactarlas si las hay.
 
Saludos,
 
Mercy
 
Nota de Agustina.- Querida Mercy, es en el Catecismo de la Obra, edición 7ª última edición, Capítulo IV: Salida de la Obra, página 54, punto 84, donde se dice:

84. -Si un fiel sale de la Obra, ¿tiene derecho a pedir alguna compensación económica? 

Si un fiel sale de la Obra no tiene derecho a pedir compensación económica alguna por los servicios que en la Obra haya prestado, ni por las donaciones o limosnas que haya hecho. 

En cuanto a las ex numerarias auxiliares mexicanas que se quieran poner en contacto contigo, sólo tienen que enviar un email a la dirección de la web: oreja_de_guardia@opuslibros.org dirigido a mi nombre y yo te lo remito en privado. Un abrazo, Agustina.





Epidemia de familia.- Nacho Fernández

EPIDEMIA DE FAMILIA

El futuro del Opus Dei pasa por sus colegios --se llamen o no obras corporativas--, los clubs juveniles de la prelatura y las familias de supernumerarios y supernumerarias, ante la fuerte descristianizacíón que viven los países europeos y latinoamericanos. Pero me voy a referir fundamentalmente a las de las familias, siguiendo las palabras de su fundador, San Josemaría Escrivá de Balaguer y Albás, que aseguraba que la vocación a la Obra era una enfermedad contagiosa que, cuando llega, se transmite a todos los que componen la institución familiar. Parece una frase muy bonita, pero los hechos están demostrando que solo una pequeña parte es la que persevera en la institución. Por ello prefiero hablar de epidemia.
 
En alguna de las películas que existen sobre las tertulias del hoy santo puede verse a éste cómo insiste en lo de la enfermedad contagiosa, a la vez que se dirige a un supernumerario y le pone como ejemplo de una familia en la que todos los hijos son del Opus Dei. No he tenido que indagar mucho para descubrir  en una esquela mortuoria que esos todos los hijos, puesto que algunos dejaron la Obra y aparecen con sus respectivos cónyuges. Eso no obsta que algunos de ellos sigan profesando una gran simpatía a la institución a la que se incorporaron durante un tiempo de sus vidas.
 
Santiago Escrivá de Balaguer y Albás, sucesor de su hermano Josemaría en el marquesado de Peralta, tuvo muchos hijos. Los llamados Josemaría y Álvaro, los mismos nombres de su tio y su principal ayudante pitaron, pero, pasado un tiempo, no quisieron saber nada de pertenecer al Opus Dei, y eso que sus directores les pusieron personas a su disposición para ayudarlas. La disculpa fácil es decir que no tenían vocación, pero sea lo que sea ahí está el hecho.
 
No porque sea una familia formada por un hombre y una mujer del Opus Dei los hijos pitan o se acercan a la Obra. Tiene que ser horrible ir a un colegio del Opus, después ir a un club juvenil de la prelatura y cuando llegas a casa tus padre te están hablando de lo mismo. Un chaval joven que viva esta situación es para que acabe de los nervios. Es como una barca en medio del océano. Menos mal que existen "barcos" que pasan de vez en cuando. Me refiero a otra conversación o personas que no tengan que ver con lo mismo. Si no quieres caldo toma tres tazas.

Uno de los numerarios de los primeros tiempos de la Obra se fue, pasado un tiempo. Tuvo ocho hijos, y todos ellos pitaron, pero ninguno ha continuado. En cambio, el padre volvió a pitar como supernumerario en los últimos años de su vida. En cambio sus hijos se fueron. ¿Qué es lo que pudo pasar? Es uno de los casos más fuertes que he oido sobre familias del Opus Dei. No quiero dar nombres. Cada uno tiene derecho a su intimidad.

Cuando yo me hice de la Obra había un oblato (lo que hoy se denomina agregado) que, pasados unos cuatro años, pasó a ser supernumerario y se casó con otra supernumeraria. No cabe duda que el ambiente familiar era propicio. Eran hijos queridos y deseados por sus padres. Como no había obstáculos, desde muy pequeños participaron de las actividades de la Obra y, cumplidos los catorce años y medio, escribieron la carta solicitando la admisión. Pero ninguno de ellos ha perseverado. Se han ido en pleno centro de estudios de numerarios o poco después. Cuando yo pertenecía a los seguidores del Santo Marqués de Peralta oí comentarios sobre esta familia en el sentido de que todos los hijos eran muy flojos.

Lo mismo se podría decir de otras familias que conozco. La enfermedad de la supuesta vocación que se transmitía a toda la familia ha terminado destruyéndole. Se de maridos que han dejado la Obra y lo que ha provocado ha sido una quiebra en el matrimonio, que, en algún caso, ha terminado rompiéndole. Y los rompía el Opus Dei, lo mismo que la marcha de un hermano ha influido en los otros, quedando al final la familia dividida entre los que se quedan en la prelatura y los que se van. Hace años oí a un cooperador que cuando el trabajo no servía para unirse a su mujer --no tenían hijos-- se convertía en una querida. En este caso el Opus Dei se ha metido entre el marido y la mujer o entre los padres y los hijos. Vamos, una intrusa.

                                                    NACHO FERNÁNDEZ 





Mi historia (III).- Ingenua

MI HISTORIA (III)

Ingenua, 30 de enero de 2008


Siguiendo con el relato, les contaba que a los 17 años conocí a mi actual marido. Comenzamos a "salir juntos" y sobre todas las cosas, a compartir todo lo referente a lo espiritual. Ibamos juntos a misa todos los días, rezábamos mucho y hablábamos sobre nuestros ideales y proyectos. No pasó mucho tiempo para que esos proyectos estuvieran en común y tengamos los dos muchas ansias de concretarlos.

Mi novio en ese momento se convirtió en el nuevo conflicto con mi familia. Era el blanco de todos los dardos. Nadie lo quería. Todos me decían que era orgulloso, con aire de asqueroso, agrandado... pero yo retrucaba que era el mejor hombre del mundo, aun con los defectos que  le veía. Hay algo muy curioso... hace unos días mi hermana me dijo: "¿Te acordás cuando nosotros no lo queríamos a mmmmmm y vos lo defendías diciendo que era el hombre más maravilloso?" Cuando me formuló esta pregunta, fue como si se me viniera a la mente un balde de agua fría, porque de repente me acordé de cómo lo defendía y de cómo hablaba de él, era como si en mi mente esto se hubiera borrado hasta que me hermana me lo trajo a alusión. Esta es una de las razones por las que decidí empezar a escribir en esta web, porque empecé a hacer memoria de esos tiempos, y me acordé de muchas cosas que pareciera quise borrar, o tapar, o que no quería recordar por algún motivo. Es para analizar...



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Un video que me ha conmovido. Para Spiderman.- Madreselva

Querido Spiderman,
 
Solamente, agradecerte tu versión con imágenes y música de “La recomposición de la crisma” de Satur. El primer vídeo de los tres que están colgados en youtube me ha conmovido profundamente (lágrimas incluidas): una dosis mucho más sana para el espíritu que la del correspondiente “Prozac”, para los que nos quedan asuntos pendientes de nuestro paso por la Obra, y nos resistimos a tragar el rejargar de marras.
 
Un vídeo muy recomendable para cualquiera que no esté en racha, toda una inyección de vida.
 
Gracias por el gustazo que me has proporcionado y te envío un fuerte abrazo,
 
Madreselva




Cuando el río suena algo lleva, aunque sea rejalgar.- Zartan

Querido Jacinto, ha quedado claro que la famosa maldición rejalgárica no es tal (a lo mas es una auto-maldición que funciona si uno mismo se la aplica) o, al extremo, sabemos que no es eficaz en todos los casos ya que, todos los que hemos escrito, afirmamos desconocer sus efectos o que con nosotros no ha funcionado la maldición.

 

Aunque la totalidad de las intervenciones afirme que no funciona esa maldición, la mayor parte de los fieles de la prelatura personal seguirá diciendo que existe y que funciona. Si alguien ha creído que muchos de ellos –ante los testimonios presentados- pondrán en tela de juicio la efectividad de la maldición está totalmente equivocado: para una posición voluntarista no hay demostración suficiente y seguirán en sus trece. 

 

Otra parte, los mas racionalistas, podrán argumentar y con razón que la muestra de testimonios es pequeña y, por tanto, no fiable a fines estadísticos.

 

Estoy de acuerdo con estos últimos y si queremos hacer un trabajo serio tendremos que estudiar los casos en los que si se ha producido el efecto rejalgárico en forma mas o menos permanente, cuales fueron las causas y –al final- podremos saber si lo que magistralmente escribieron Aquilina y Otaluto es aplicable en forma general y así tendremos herramientas útiles para ayudar a los que estén pasando un momento rejalgariano que es lo que todos queremos.

 

Cuando decidí irme de la barca tenía muy presentes las palabras del autor de la “Videns eos” donde decía que si alguno de nosotros decidía marcharse que lo hiciera, que se fuese a su portaviones … (EBE lo siento, no da para mas ahora). Yo no sé de nadie que haya dejado la barca por marcharse a un portaviones. Quienes nos salimos de la dichosa barca nos fuimos simplemente a la …, ejem, mejor digamos que  nos fuimos a la disolución básica de rejalgar, sin barca, sin portaviones, sin salvavidas, sin nada. Los barqueros hicieron en su mayor parte como si no hubiesen escuchado el chapoteo. Uno solo de mis hermanos de ayer y casi a escondidas me tendió una mano para ayudarme en mis primeras brazadas (gracias JR) pero otros –incluso- me dieron como por descuido con sus remos para ver si me hundía pronto. Esta, más o menos, ha sido la situación de todos nosotros y es posible que alguno tenga todavía su cabeza por debajo de la superficie del agua y en esas condiciones no se puede decir casi nada.

 

¿Cuáles son -a mi juicio- los errores posibles al dejar la barca y que creen efecto rejalgárico?

 

Uno consiste en seguir dependiendo de la barca, tal como nos dice Aquilina, necesitando su aprobación en todo lo que hacemos. En el fondo es imaginarse que se sigue en la barca cuando en realidad se está tragando rejalgar a borbotones. La obra sigue condicionando al naufrago.

 

Otro, lo contrario del anterior, es  eliminar de nuestra vida cualquier cosa que nos recuerde la barca, no queremos saber nada, ni recordar nada y todo lo que de alguna manera tenga olorcillo a barca…zas, hay que extirparlo sin pensarlo dos veces. El riesgo está en que esa extirpación, así en caliente, puede llevarse por delante muchas cosas que sean nuestras (incluso esenciales o necesarias), recibidas de nuestros padres, adquiridas por nosotros mismo en el uso de nuestros gustos personales o circunstancias de nuestra vida. Es el rebote por el rebote, el grito de “ahora tengo que hacer todo lo contrario”. Sin darnos cuenta la obra nos sigue condicionando aunque sea en forma negativa y “tenemos” que ser el anti-numerario o la anti-agregada o …

 

El último mecanismo de autorejalgaramiento es la urgencia que puede tener el recién salido por hacer todo lo que antes no pudo hacer.  Ahora tiene que ir a las discotecas aunque la música a todo volumen y la luz cambiante le produzcan unas jaquecas de tres mil pares de narices.  Se tendrá que casar (mejor incluso si no es casarse y así se cumple también con el punto anterior) con “lo” primero que se ponga a tiro. Tendrá que destapar el botellón hasta en las fiestas Q.

 

En definitiva, creo que si hay efecto rejalgárico mientras la obra siga condicionando la libertad del naufrago y la víctima se deje.

 

¿Alguien tiene mas causas?

 

Zartán

 





¿Podriamos ayudar a los Visitadores Vaticanos?.- copinol

Satur como siempre ha hecho una exposicion magistral de lo que a estos señores les espera.
¿Podriamos contribuir desde aca y hacer llegar de alguna forma nuestra "humilde" aportacion?
Gracias Satur por la chispa que nos das en cada uno de tus escritos,

copinol



Más orientación.- Eduard

Me gustaría  obtener un mayor conocimiento de la forma en que funciona esta llamada "obra".

He tenido la ocasión de tratar a algunos miembros del Opus Dei, y la verdad que me dieron la impresión de ser miembros de un grupo Elitista, y  fieles cumplidores de las formas, y todo esto para relacionarse entre sí y vincularse de la mejor manera, pero al final de cuentas, el deber Cristiano les pasa por encima, y se quedan en la practiconería.

Esta es mi opinión, pero podría estar equivocado?

Eduard





El contrato canónico de dedicación de los laicos...- Bienvenido

EL CONTRATO CANÓNICO DE DEDICACIÓN DE LOS LAICOS A LAS OBRAS APOSTÓLICAS DE LA PRELATURA PERSONAL

Bienvenido, 30 de enero de 2008

 

 

Últimamente estamos leyendo algunos escritos publicados en la web sobre un tipo de CONTRATO CANÓNICO como es el de LA DEDICACIÓN DE LOS LAICOS A LAS OBRAS APOSTÓLICAS DE LA PRELATURA PERSONAL.

 

La celebración de pactos, convenciones o contrato ha funcionado corrientemente desde antiguo como fuente de derechos y obligaciones en el ámbito canónico. En el Código de Derecho Canónico se mencionan diversas figuras que responden a la noción canónica de contrato y mediante las cuales se atiende a fines y necesidades relacionadas con la misión de la Iglesia. En ellas aparece como parte en muchas ocasiones la autoridad ejecutiva.

 

En efecto, las autoridades eclesiásticas no solo actúan en el ejercicio de sus funciones mediante actos unilaterales, sino que frecuentemente establecen con otros sujetos contratos, convenios, acuerdos o conciertos, por medio de los cuales persiguen, de común acuerdo, fines públicos. Cuando la Administración celebra un contrato en materias de su competencia, es obvio que no está legislando ni juzgando, sino administrando, es decir, aplicando los medios que el derecho le otorga ( en este caso, a través de la capacidad de contratar ) a la satisfacción de necesidades públicas que tiene encomendadas. Desde ese punto de vista, no cabe duda de que la actividad contractual de la Administración eclesiástica forma parte de la función administrativa.

 

La noción de contrato se extiende, en nuestro ámbito, a todo acuerdo de voluntades con eficacia jurídica. Se llama contrato, pues, al consentimiento de dos o más sujetos sobre un mismo objeto (“duorum vel plurium in idem placitum consensus”, según la clásica definición de ULPIANO), que vincula jurídicamente a las partes, dando lugar a derechos y obligaciones entre ellas.

 

En este sentido son perfectamente sinónimos en derecho canónico los términos que hemos utilizado hasta ahora para eludir a esta actividad: contrato, acuerdo, convenio, pacto; y otros con los que pueda designarse una realidad jurídica que presente estos rasgos sustanciales...

 

Mediante el contrato, las partes intercambian determinadas prestaciones (bienes, servicios, actividades ) sobre la base de un vínculo de justicia ( es decir, jurídico) con el que han quedado ligadas en virtud del acuerdo de sus voluntades y, al mismo tiempo, fijan –dentro del marco general del ordenamiento, y en mayor o menos medida según los casos- los términos de su relación jurídica. Por esto se dice clásicamente que el contrato es la ley primaria por la que se rige la relación jurídica entablada entre las partes...



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