Querido Alde:

Lo primero es que tienes que ser muy honrado contigo mismo y con Jesucristo, y no esperar que en la web te contesten lo que tu esperabas o deseabas oir.

Algunos te pueden decir que te vayas, y eso es muy fácil de decir pero tu eres para ti mismo insustituible y debes pechar con la responsabilidad de tu decisión.

Yo estoy en trámite de irme de la Prelatura, por eso tampoco es honesto que te aconseje "quédate, por fidelidad, contra viento y marea".

Hay una solución intermedia que es la que estoy siguiendo yo. Pedir una dispensa para pasar unos meses viviendo con tu familia. Si en el decurso de esos días, echas de menos el normativismo, la seguridad, los planes del Club... siempre puedes volver como hijo pródigo con gran alegría y felicidad por el retorno del hijo pródigo.

Sin embargo, puede ocurrirte lo que me está pasando a mi: que disfruto de cada segundo de libertad, de mi unión con Dios espontánea y libre, de hacer apostolado sin tener que dar "cuenta de resultados", que no hay que poner límites a la divina providencia con lo de las 500 vocaciones ¿y por qué no diez mil?

En un memorable discurso de San Agustín a los fieles de Hipona, les decía: "Para vosotros, sin duda, soy Obispo, pero con vosotros soy cristiano"

Lo importante no es ocupar un determinado papel en la Iglesia o pertenecer a una institución como la Obra, lo determinante es estar bautizado, ser cristiano y vivir heroicamente como tal.

Lo que no sería de recibo es irte de la Obra porque quieres una vida más cómoda, con más bienes materiales, a tu aire, sin ninguna exigencia ni responsabilidad. La Obra es una "partecica" de la Iglesia pero en absoluto agota toda la catolicidad-universalidad de ella.

Para terminar: ve donde te lleve el corazón, donde seas libre, muy libre y, por ende, feliz, muy feliz.

Rezo por ti y ya te tengo mucho cariño

Abelardo