Hace unas semanas, leía la cariñosa carta con la que Jacinto recordaba a Jorge. No he podido resistirme. Ahí va mi humilde (pequeño o grande) homenaje a Gorka.

 

Era 1987. Yo llegué a Pamplona para hacer la carrera de filosofía y el centro de estudios en Torre II.

 

He de reconocerlo... De octubre a diciembre, sólo estudié antropología (asignatura que impartía Gorka). Era la única materia que me llenaba,  y su objeto, era la única razón por la que estudié esta carrera.

 

De todas formas, independientemente de esto, estoy convencido que quién ME HIZO VIBRAR con el estudio del hombre, no fue el “contenido” sino el “continente”: ¡ESE GORKA...!

 

Mi homenaje es sencillo y corto, pero es verdad que lo que más llega a agradecer un filósofo docente es: CONSEGUIR HACER VIBRAR (PENSAR) A SUS ALUMNOS.

 

Termino ya.

 

¡Gorka...!, gracias por:

 

- Estar siempre disponible, aunque uno sea un “pín pín” de 1º de carrera.

- Comprenderme cuando te decía que el griego, el latín y –sobre todo- la lógica...  no eran lo mío.

- Esos seminarios y charlas en que nos hacías pensar. No salíamos contentos ni tristes, sino pensativos.

- Mi primera y última matricula en toda la carrera.

- Hacerme vibrar...

 

En definitiva, Gorka, ¡Gracias por todo!

 

¡Gorka...!, Cuando llegue al Cielo y nos veamos... Tan sólo grita en voz alta: ¡ESTE ES AMIGO MIO!

 

Rafas