No he callar, por más que con el dedo

ya señalando la boca o ya la frente,

silencio avises o amenaces miedo.

¿No ha de haber un espíritu valiente?

¿Siempre se ha de sentir lo que se dice?

¿Nunca se ha de decir lo que siente?

Gracias ante todo por respetar tanto mi forma de pensar como ex – numerario que solamente me llamas “perro”. Tiemblo al pensar en lo que ocurriría si no me respetaras tantísimo...

        Además de ser un respetado “perro” (o precisamente por eso) no logro entender todos los extremos de tu panfletillo, pues tiene una puntuación caótica, una sintaxis delirante,  una estructura confusa y para colmo está plagada de faltas de ortografía: ¿Cómo osas escribir “dios” así, sin mayúscula? ¡pecador!. No obstante, intentaré comentar breve y respetuosamente tu escrito.

        Eso de que te has leído la página casi entera es un cuento chino. Con todo respeto: mientes, Fernandito. Es imposible hacer eso en un pequeño lapso de tiempo. Además se ve, se nota, que tus hábitos de lectura (y de escritura) son más bien escasos. Claro que eso no descalifica a una persona en absoluto, sobre todo si no ha tenido oportunidad de formarse...pero si con tus notables carencias llamas (con todo respeto,claro) incultos a otros.....pues quedas  a la altura del zapato.

Por cierto, yo sí que me he leído esta web entera: la llevo siguiendo casi desde que nació. Si la hubieras leído verías que no hay insultos a los miembros del Opus Dei, y sí que hay críticas serias a la Institución. Te sugiero que en vez de llamar perros  (con todo respeto, eso sí ) a los que discrepan de tus opiniones, emplees tu tiempo en refutar con todo respeto las gravísimas y fundadas acusaciones que testigos de primera mano exponen con sencillez y dolor.

En cualquier caso, no me imagino a Jesús llamando “perro” a nadie. Aunque   a tu fundador sí, como aquel llamar “tontucia” a Sor Lucia, la vidente de Fátima recientemente fallecida . Se ve que has aprendido.

        Mira, Fernando: decir que nos alegramos de estar fuera no es insultar a los que están dentro, del mismo modo que no nos sentimos ofendidos porque tú digas que te alegras de estar dentro. A no ser que consideres que los  que nos fuimos no tenemos derecho a expresar lo que sentimos (pensándolo bien, donde no podíamos decir lo que sentíamos era cuando estábamos dentro). Para tu instrucción, te he copiado al comienzo unos famosos versos de Quevedo, que seguro no sabes que fue un famoso escritor del Siglo de Oro español.

       Acabo  “casi” como acabas tú (corrigiendo tus faltas de  ortografía, claro): “Si ustedes por cualquier razón decidieron quedarse (en la Cosa de ellos), déjennos  en paz; si no están de acuerdo no se metan”. Porque, bonito, ¿quién te ha forzado a ti a entrar en esta página?

Luis