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 Tus escritos: Sigo encadenado a la Obra.- FranzJagerstatter

040. Después de marcharse
FranzJagerstatter :

Habiéndose publicado un par de escritos sobre el problema de la situación laboral de los que trabajan en obras corporativas o labores personales, voy a relatar mi experiencia. Espero que les sirva, especialmente a Sintomático.

Una vez fuera de la Obra te das cuenta de la mentira que has vivido. En mi caso, el proceso de toma de conciencia (ese shock que produce salir de la Matrix) tuvo lugar sobre todo una vez afuera. Yo atribuía la culpa sobre todo a un director específico, un narcisista torturador de psiques juveniles, abusador de conciencias de esos que manipula de modo sistemático. Pero la Obra misma no era para mí lo mismo que hoy. Veía muchos elementos negativos, pero también veía cambios dentro de la institución (sobre todo, respecto del modo de llevar las charlas fraternas). Hasta el último día dentro, confiaba en general en la institución y creía en la santidad del Fundador (aunque ya en ese momento veía  en algunos temas se  pasaba de lanza: que en ciertos puntos sus posturas eran indefendibles para cualquier cristiano)... Y, así las cosas, yo me salí "por las buenas" y "en buen plan". Quería mantener contacto con la institución, e incluso no descartaba la posibilidad de mantener como director espiritual a un cura del Opus.

Pero a poco andar me di cuenta de muchos elementos institucionales que son verdaderas estructuras de pecado. Y ahí comenzaron los problemas: cuando me di cuenta de que lo mejor para mi alma era alejarme todo lo posible del Opus (no de mi memoria, que es necesaria para procesar bien el trauma y es parte de mi vida, pero sí de mi presente).

¿Peligra tu trabajo si te sales? Depende de dónde trabajes. Si trabajas en una obra corporativa o labor personal, seguro que sí. Si tu jefe es del Opus, no necesariamente. Depende de su criterio. Todo depende del ambiente en el que te muevas.

Un ex numerario que conozco se fue a estudiar un máster al extranjero con la promesa de un contrato de trabajo en la Universidad opusina (obra corporativa). Se fue "en buen plan", pero a su regreso (cosa que él no esperaba) las cosas fueron feas. Un numerario "de las grandes ligas" (de los mayores, vieja guardia, director por años y con cargo importante en la Universidad) lo llamó para charlar al respecto. Sin anestesia le dijo: "qué lamentable tu caso... ibas a ser un gran profesor con nosotros, pero ya no hay nada que hacer" (no es textual, pero sí era con un tono más o menos así, con afirmaciones de este tenor). No esperaba llegar de vuelta a su país sin trabajo, no esperaba que la Obra lo dejara en la calle y, sobre todo, no esperaba que sea tan descarada la forma de desecharlo. Y esto fue reciente, no en los años 80, ni en los 2000.

Afortunadamente, yo sí trabajo en un lugar con más libertad de movimiento, sin prácticamente nadie que sea de la Obra... Pero sí me muevo en un ambiente muy opusino. Mi trabajo se relaciona directamente con el mundo de la política... Y el Opus en ese mundo (particularmente en el de mi país) tiene un peso no menor, al menos en la onda conservadora (como no podía ser de otro modo). Actualmente no trabajo en ninguna obra corporativa y en mi organización no hay gente de la Obra, pero sé que si un día llego a irme de mi trabajo, por cualquier motivo, no puedo cerrarle la puerta a todo el "mundo opusino": a todos esos académicos, a todas esas instituciones, e incluso a ciertos personajes políticos que pertenecen a la Obra. Simplemente no puedo aparecer como un "ex" de esos "combativos". Debo usar un pseudónimo. No puedo ser un Antonio Moya (a quien admiro y agradezco su enorme labor para mostrar las mentiras de la institución)... Y por eso, me veo obligado en la práctica a ser un hipócrita.

Sigo atado a la Obra. Una obligación es una cadena (vinculum iuris); y en mi caso, a pesar de no tener ninguna obligación canónica ni civil con el Opus, estoy encadenado: no puedo criticar públicamente a la Obra. Y por el contrario: me veo obligado no sólo a mantener una buena relación con la gente del Opus, sino también a no ser sincero con mis "amigos" que siguen dentro. Cada cierto tiempo trato de reunirme con ciertos personajes que están arriba en la cadena alimenticia opusina, trato de pasar a confesarme a algún centro, trato de sonreír, cuando sale el tema con terceros trato de mostrar que conozco a personas de ese mundo e incluso a alabar su trabajo y un largo etcétera. Con muchos de mis amigos soy sincero, pero con ciertos colegas simplemente no puedo, por ser cercanos a la Obra. Y con otras personas de la Obra quiero mantener una relación de amistad, pero hay temas en los que la relación la siento falsa, como de plástico.

Me siento hipócrita, pero primero estoy yo y está mi familia. Pienso en mis hijos y en mi mujer: ellos son lo más importante. Hay que comer (ojo que no hablo de mantener un "status", sino de tener lo necesario para vivir mes a mes, pues como todos, salí con una mano por delante y otra por detrás). No puedo, hoy en día, criticar abiertamente. La "discreción", el "conviene que esto no se sepa", sigue corriendo para mí.

Rezo para que se caigan todas las caretas, para que de una vez por todas pongan al Opus en su lugar, para que abiertamente reconozcan la verdad del pasado y del presente, y para que pidan perdón. Este pontificado ha sido, a pesar de todo, una luz de esperanza. Pero por ahora, debo vivir tomando una elegante distancia, manteniendo una relación diplomática y cordial con la Obra y con los numerarios de mi ambiente. Y, sobre todo, debo callar.

FranzJagerstatter




Publicado el Wednesday, 10 January 2024



 
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