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 Correos: El ego y la validación personal.- Noob

040. Después de marcharse
Noob :

Escuchando a Eckhart Tolle leer su libro “A new Earth”, que les recomiendo vivamente, mientras manejo por estas vías canadienses, repaso su explicación sobre cómo opera el “ego”, no en el sentido freudiano, sino en su enfoque práctico y realista de lo yo soy, aquí y ahora. Lo que yo soy, mis pensamientos, mis emociones, mis acciones que de ellos se derivan, forman al fin de cuentas esa billonésima minipartecita de la humanidad con la que yo contribuyo a ustedes y a los demás humanos.

Las preguntas que por docenas de siglos nos hemos hecho los seres humanos acerca de nosotros, del mundo, del universo, se reducen a unas pocas una vez que se aprende a descubrir los patrones o estructuras que son comunes a todas esas preguntas. Quiero compartir con ustedes estas experiencias pues me han sido de gran utilidad...



Para mí la iglesia, sus partes, y sus historias, son una institución 'bienintencionada', como lo pueden ser los baha'i o algunas estructuras budistas. Es todo un montaje de la mente de muchas personas para tratar de 'dar cuerpo' a una de las expresiones más bonitas del ser humano, que es nuestra capacidad de 'trascender'. Para mí es una manifestación psicológica/sociológica, no algo inspirado por una realidad supramaterial, dios o espíritu. También es una forma de expresar el afán por una moralidad que lleve a estructuras sociales ‘justas’. Y para muchos, una forma de manejar lo inexplicable de la consciencia y la muerte. No me refiero a la conciencia moral, sino a mi consciencia como capacidad de darme cuenta que me doy cuenta que existo, pienso, y siento de un modo abstracto, es decir trascendente.

Otro elemento importantísimo de esa trascendencia es el amor, que es el más sublime de todos los sentimientos. Esa voluntad, capacidad de amar, se distingue del intelecto ‘conceptual’ en las filosofías de origen aristotélico. Es espectacular el arte religioso en nuestra historia, desde los asirios y sumerios, pasando por Egipto, India y el sudeste asiático Hindú o Budista, hasta los griegos, y el cristianismo. El culto casi de dios al emperador en China o Japón ha tenido manifestaciones artísticas y arquitectónicas impresionantes. Nuestra capacidad de traducir esa belleza del ser ‘divino’ en algo tangible es maravillosa. Nada ni parecido han producido los monumentos marxistas o nazis u otras ideologías absolutistas. A su modo, también han buscado glorificar algo del ser humano, pero su puntería ha sido mucho más pobre que la de las religiones. Esa trascendencia es lo que la iglesia condena del evolucionismo, es decir, que de la materia haya surgido ‘el espíritu’. No el proceso de los fósiles, la geología, la astronomía que son observaciones sobre las que se construyen las teorías con las que al presente la ciencia trabaja. Lo que pasa es que, si no hay tal espíritu, la trascendencia no es la tal creación del espíritu desde la materia. Lo que hay es un comportamiento del universo, del cual yo formo parte, y el cual yo observo y estudio.

Es muy sorprendente para mí estar escribiendo estas cosas, observarme escribiéndolas, y saber que por lo menos algunos y algunas de los que me leen saben de qué diablos estoy hablando (son diablos verdes con olor a cilantro, por lo general). Es un misterio, pero es un misterio al que yo me puedo aproximar con confianza, sin necesidad de los mitos que me cuentan las religiones. Me aproximo a ese misterio al experimentarme a mi mismo, al percibir que mis ideas se forman antes de que se plasmen en pensamientos o en emociones. Se simplifica muchísimo el ser. Y se encuentra una raíz moral muy poderosa en el valor inmenso que tiene cada uno de los seres que son mis semejantes. No derivan su valor de ser imagen de un supuesto dios. Nada de esto que escribo es nuevo o novedoso, pero para mí ha sido un largo camino llegar a este lugar interior.

La filosofía y mi formación científica han tenido un papel importante en la parte conceptual. Pero el movimiento más importante ha sido la experiencia día a día de mi propia realidad, con sus misterios, dolores, alegrías, errores, aciertos. Nada puede superar esa experiencia libre de mi mismo una vez acepté que esos cuentos (culpa, vergüenza, miedo, cielo, infierno, pecado original, etc.) eran solamente eso, narrativas que me habían sido proveídas por mis padres, sus familias, mi historia cultural, y de modo muy importante mi paso por el opus. He de agradecer que tuve una formación filosófica, aunque haya sido dentro de los estrechos límites del Tomismo, que aún hoy son parte de mi “modus pensandi”. No hace mucho volví a repasar algunos de esos textos, ‘de ente et essentia’, y veo que se me ha ido oxidando el latín. Pero al menos puedo decir que he estudiado seriamente los argumentos de esa forma de ver la realidad. Y se han quedado cortos, desde el principio, cuando teníamos aquellas tertulias ontólogicas y sobre filosofía de la ciencia con el P. Carlos Augusto y el P. Jorge Mario. Se los agradezco de todo corazón. Me sirvió volver a la ética de Aristóteles (En inglés, lástima no poder leerlo en el griego retraducido del árabe) para confirmar mi perspectiva sobre lo que san Agustín resumía en “ama y haz lo que quieras”.

Sigo recordando muchas citas de los evangelios que han adquirido para mí un sabor hermoso, sin azufre, ceniza, y granizo brutal. “Veritas liberavit vos”, la verdad os hará libres. Qué lejos andan los directores del opus de esa simple enseñanza. Pero están atrapados por ese ‘cilicio mental’ de la ignorancia (sesgo cognitivo lo llaman ahora, creo), y “no saben lo que hacen”. Son victimarios que han sido víctimas, y se defienden como pueden su “ego”, el concepto que tienen de sí mismos como ejecutores directos de parte de dios para la salvación de la pobre Iglesia, tan jodida en nuestros días.

“Aprite le finestre al nuevo sole, é primavera”, cantábamos en un Univ a Juan Pablo II. Abre tus ventanas al nuevo sol que eres tú mismo, tú misma. No “tienes que” tirar esto o aquello a la basura, no “tienes que” ser así o asá. Descubre que es “el hecho de ser” el que te da un valor insuperable. No el “ser de éste o de aquel modo”, que se quiere conformar a las expectativas generadas consciente e inconscientemente por como viviste hasta el día de hoy, o por cómo te trataron, te entrenaron, o te hirieron. “No juzguéis, y no seréis juzgados” me lo aplico es a mí mismo, pues me metieron de contrabando en la cabeza un juez bruto e intransigente que no soy yo. Abre conmigo tus ventanas, y deja brillar el sol para que te ilumine e ilumine a otros y a otras. Deja correr la brisa fresca de la verdad, con su canción sencilla y alegre. Que ya han sido largas las horas que hemos pasado en el infierno, y es una pesadilla. Si aún te sientes bajo el peso de esos pensamientos oscuros, de esas emociones dolorosas, por las que yo pasé y paso aún de vez en cuando, estas palabras te pueden sonar a una nube inalcanzable, a un estado al que nunca podrías llegar. Acéptame como caminante amigo, o a quien quieras, porque no estás sola, no estás solo. Sí se puede, claro que sí (la tilde es importante).

”Et pax Dei, quæ exuperat omnem sensum, custodiat corda vestra, et intelligentias vestras in Christo Jesu.” Y la paz de Dios, que supera todo entendimiento, custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. (Carta a los Filipenses, 4:7)

Noob




Publicado el Monday, 27 November 2023



 
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