Muchas veces cuando leo mis escritos me da la impresión de que los ha escrito otra versión de “yo”. Mis sentimientos son sinceros y lo que escribo nace de mi experiencia y mi observación. Pero siento que no acabo de transmitir algo básico, esencial. Escribir estas cosas es relativamente nuevo para mí, y sospecho que tengo muchos atavismos literarios. En todo caso, me mueve el buscar dar un tris de luz a los demás, y por lo tanto me pongo en situación de yo mismo encontrar esa luz.

A pesar del progreso interior que he llegado a tener en los últimos años, sigo teniendo en mi vida un montón de vainas que me frustran, y que me tratan de amargar la existencia. Creo que proceden de esas mismas raíces de no saber qué carajo hacer con los sentimientos o cómo ejercer mi persona más fundamental. Demasiado “qué dirán” o una especie de inseguridad, miedo, o inmovilidad. Este año he podido pasar mucho tiempo sin la oscura depresión y angustia que me han acompañado permanentemente en los treinta años anteriores. Mis defectos procrastinatorios y otras pestes semejantes igual han hecho estragos, y ahora me contemplo frente a proyectos rotos y la repetición de mis errores. De algún modo pensé que este año, más libre de mi permanente oscuridad podría completar esto o aquello. Pero se llegó la fecha límite y no pude. Y me siento fatal.

La gran diferencia es que hoy sé que existe en mí ese otro espacio que no es un pozo séptico. Es más, tengo la memoria de haber estado en ese espacio positivo, y del camino recorrido para haber llegado allí. Por lo tanto, tengo más esperanza, y un cierto sentido del humor, que no es cínico. Para la mayoría de los que han sufrido los traumas de pasar por el opus dei, el retorno a una vida ‘normal’ ha sido posible gracias a sus dotes personales y a la ayuda de otros. Para algunos, como yo, ha sido un proceso doloroso, lleno de totazos, embarradas, y ha causado dolor a otras personas.

Vuelvo a agradecer a “las 43” por estar ahí a mi lado apoyándome, agradecer a los otros excombatientes que han compartido conmigo sus experiencias, sus sentimientos, agradecerles que me hayan escuchado pacientemente. Ustedes saben bien quienes son. A Agustina por este espacio, que ha sido mi salvación, y a Antonio y los de Ágora por el espacio donde nos hemos conocido tantos y tantas.

Para quienes, como yo, pasan por dificultades, puedo ofrecerles mi tiempo, mi sincero afecto, mis experiencias. Me consta que nos fortalecemos mediante ese apoyo de verdadera amistad, de verdadero cariño.

Aunque todo parezca tan difícil, tan oscuro, y los sentimientos desgarren el alma, espero que sepas que no estás solo o sola, que somos muchos los que estamos aquí caminando contigo. No somos mejores, ni superiores, ni pendejadas de esas. Somos otro tú, con compasión, afecto, y sinceridad.

Noob