Leyendo el escrito de Pez y el de Fer encontré algunas similitudes con mi vida en el Opus y me motivó a escribir en Opuslibros. Es la segunda vez que lo hago pero la primera vez que cuento algunos detalles de mi historia.

Durante mi adolescencia tenía muy claro que sentía atracción por otros chicos, cosa que con las chicas no pasaba. Esto nunca lo consideré una problemática, simplemente lo dejé como algo más que no había por qué indagar a profundidad en esa etapa de mi vida. Conocí el Opus durante esta época y finalmente pité a los 17 años como Numerario, con ese anhelo de entregarle la vida a Dios y buscar algo más grande.

Recuerdo mucho cuando llegamos los nuevos alumnos al centro de estudios, en la charla de bienvenida unos de los directores, no tan mayor, nos dijo que en el Opus no había lugares para homosexuales, que si alguno era así lo mejor era que se largara de una vez. Claramente fue una experiencia chocante, que la primera charla de esta etapa de formación fuera algo dicho tan duro y directo, posterior a eso decidí que ese aspecto no se tocaría en ningún momento dentro de la obra.

Viviendo en algunos de los centros llegó un Numerario un poco más joven que yo, compartíamos muchas cosas en común y desarrollamos una amistad muy cercana, lo que conllevó a que me hicieran varias correcciones fraternas por tener amistades particulares. En algún momento empecé a notar y él mismo me lo comentaba, que los directores lo trataban distinto, de una forma más dura, múltiples llamados a dirección y charlas con directores regionales donde le decían que fuera sincero y dijera lo que tenía que confesar para definir qué conducta tomar. Él siempre dijo que no sabía a qué se referían.

Un día uno de los directores regionales se acercó a hablar conmigo a preguntarme sobre esta persona, me dijo que estaban circulando rumores que era homosexual y que necesitaban corroborarlo, que como yo era tan cercano a él y si me había contado algo o si yo tenía información que la revelara. Dije que francamente no sabía nada. Con el tiempo me sorprende como me revelaron algo tan íntimo de un miembro activo de la Obra, como esperaban que les dijera algo que me hubiera dicho una persona en la confianza de una amistad, como a él nunca le preguntaron directamente sobre los rumores que habían llegado a la comisión y, muy probablemente por el “buen espíritu”, yo hubiera expresado lo que supiera además si era por solicitud de un director, cosa que hubiera sido un gran error claramente. Pasados algunas semanas a esta persona la enviaron a su ciudad de origen, posteriormente a vivir con sus padres y por último le dijeron que ya no era más miembro de la Obra sin darle mayores explicaciones. Aún mantengo contacto con él, un día le conté esto que me habían dicho y me dijo que ningún director, de los tantos con los que habló, le había preguntado o dado a conocer los rumores que estaban circulando.

En cuanto a mí mismo, muy similar a Pez, estuve en otro centro donde me sentía totalmente solo, aislado, ningún contacto cercano. Primeros planteamientos de salirme y cargado de trabajo, terminé teniendo encuentros sexuales con otros hombres. Muy de mal espíritu de mi parte me confesaba con curas de la parroquia ante el temor de que si me confesaba con un sacerdote de la Obra, quién sabe qué pudiera pasar, ya que tenía muy claro que lo que se dijera en confesión o en charla fraterna lo sabría todo el mundo. Pasado el tiempo, ya totalmente desilusionado de la Obra, con este aspecto que sabía que no podía hablarlo o, si era salvajemente sincero, quién sabe qué iban a hacer conmigo. Tal vez me mandarían donde un psicólogo, todos los directores regionales lo sabrían y quién sabe qué más sucedería por lo que decidí salirme sin dar explicaciones. Claramente sabía cómo era el proceso cuando alguien manifestaba querer irse y lo quise evitar, planeé irme donde mis papás aprovechando que estaban pasando por una situación difícil y ya nunca volver, pero el director me lo prohibió. Lo planteé varias veces pero siempre me dijeron que no, hasta que un día, en la madrugada, salí con mis cosas, me fui y nunca más volví. 

Actualmente ya más tranquilo, sin la presión de ser Numerario, he vivido libremente, tengo mi pareja que me apoya en todo. En algún momento más adelante podría contar lo que viví como Numerario en los 10 años que estuve en la Obra.

Amadeus