Escribo este mensaje aquí, porque no me cabe duda de que, por un lado o por otro, alguien se lo hará llegar a la Santa Sede, ya sea al presidente del Dicasterio del Clero ꟷde quien depende el Opus Deiꟷ cardenal Lazzaro You Heung-Sik, o al cardenal Ghirlanda.

Hace unos días tuve una conversación sobre el fuero externo con un grupo que nada tenía que ver con el Opus Dei. Y un amigo mío dijo algo de lo que yo no era consciente. Era algo así como: “El gobierno se ejerce sobre el fuero externo”. Yo nunca había asociado fuero externo y gobierno, así que me quedé pensando esa frase.

Y ayer, de pronto, la asocié a la “corrección fraterna en la Obra”. Y digo “corrección fraterna en la Obra” porque en la Obra la corrección fraterna no se lleva a cabo tal y como se indica en los evangelios, sino siguiendo un protocolo bien distinto, que es el siguiente. Cuando un miembro de la Obra ve algo que corregir en otro de la Obra, en lugar de ir a hablar con él, tal y como indica el Evangelio, lo que está ordenado por parte de la Obra es que con quien tiene que hablar es con el director del centro, y entonces le cuenta el hecho que ha visto, y le consulta si es adecuado hacerle la correspondiente corrección fraterna. A continuación, si el director dice que sí, la persona reza algo por él, y lo busca. Y le dice el famoso: “¿Tienes un momento?”. Y quien la recibe tiene obligación de decirle que sí, y de escuchar en silencio, con humildad (es decir, no es momento de hablar con tu hermano, de contarle tu dificultad, de ver juntos cómo acompañarse en la vida…), sin poder decir ni replicar nada, ya que está prohibido hablar ni decir nada mientras te están haciendo una corrección fraterna. Cuando el que corrige ha terminado de hablar, el corregido le da las gracias amablemente, y se separan. A continuación, el que corrige busca al director para comunicarle que ya ha hecho la corrección fraterna, y si ha habido algún tipo de reacción en la persona al decírselo, se la cuenta.

Siempre me llamó la atención la obsesión por que hiciéramos correcciones fraternas, y la insistencia por parte de los directores en “hace mucho que no haces ninguna corrección fraterna”, cuando es algo ligado a la vida: si lo ves lo haces, y si no lo ves, no lo haces. Incluso, más de una vez, alguna directora me sugirió que hiciera alguna corrección fraterna que yo ni siquiera había visto.

Y de pronto me he dado cuenta de que, por un lado, lo que es la corrección fraterna del evangelio, en la Obra se instrumentaliza y se la convierte en actos de gobierno por parte de los directores. Además, de ese modo, se aseguran que todo acto de fuero externo de cualquier miembro les llegue a ellos: todos son espías de todos.

De cara a la reforma de los Estatutos, este es un tema en el que la Santa Sede tiene que estar advertida, ya que, al leer “corrección fraterna”, pueden pensar que se trata de lo que dicen los evangelios, y nada más lejos de la realidad.

Un saludo y buen verano a todos los de este lado del planeta.

Ananaru